Capitulo 2

Pov Amaya

—Estás loco— le gritó con dolor mientras se levantaba sosteniendo su brazo.

El otro se abalanzó sobre él con el cuchillo y solo dejé escapar un jadeo, pero a él también lo neutralizó sin problema.

Salieron corriendo y luego se volteó hacia mí.

Su mirada oscura cayó en mi pecho expuesto que rápidamente cubrí con la camisa toda dañada.

—¿Por qué estabas sola a estas horas aquí?

Su voz era algo gruesa y rasposa, se escuchó como melodía en mis oídos, una melodía peligrosa.

—Salí de mi trabajo hace poco y no conozco bien las calles.

Él se quitó la chaqueta y la puso sobre mis hombros.

Me guío hacia su auto que estaba estacionado no muy lejos.

Al subir, solo me senté cerca de la puerta, volteaba a verlo de vez en cuando, pero logré detallarlo un poco.

Cabello castaño claro, ojos grises oscuros, un mentón perfilado con una barba sutilmente cortada a la perfección.

Brazos fuertes y espalda ancha, su pecho y su abdomen estaban bien definidos, se parece mucho a la clase de hombre que le gustan a Cris.

Estilo dioses griegos.

—¿Estás bien?

—Sí, lo estoy— volteé mi mirada hacia las luces de la calle que pasaban rápido.

Mi cuerpo se sentía extraño en su presencia, se sentía cálido, pero al mismo tiempo peligroso.

En efecto, no puedo tener más mala suerte, me lo llevé por delante en el aeropuerto y ahora escapando de unos violadores.

No me percaté de que ya estábamos cerca de donde vivía hasta que el auto se detuvo.

Parpadee un par de veces para notar que estábamos frente a mi edificio. ¿En qué momento le di mi dirección?

Él salió y antes de abrir la puerta, él ya estaba del otro lado.

Extendió su mano y dudé un poco antes tomarla, cuando lo hice, aquellas chispas brotaron de nuevo, iba a apartar mi mano, pero él no me dejó.

Caminamos hasta adentro, subiendo las escaleras, parecía que él ya conocía dónde vivía, ¿será que me estoy volviendo loca?

—Aquí… aquí es.

Saqué las llaves y temblaba demasiado, su mano seguía aferrada a la mía y no entendía el por qué.

Logré abrir la puerta y entré respirando aliviada, porque me soltó la mano y se quedó allí parado.

—¿Quieres pasar?

Le pregunté a modo de cortesía, era lo mínimo que podía hacer después de salvarme.

Él dio un paso adelante y yo lo di hacia atrás cuando sus ojos oscuros y peligrosos me miraban, es como un león a poco de lanzarse sobre su presa.

Solo que este hombre era algo más, algo que pronto iba a descubrir.

—No, ya debo marcharme.

Su voz sonaba más ronca que antes y solo se dio la vuelta y se fue.

Cerré la puerta y me apoyé en ella sintiendo como todo mi cuerpo se estremecía.

Aquella sensación de electricidad seguía saltando en mi piel, enviando escalofríos a mi parte baja.

Creo que necesito un baño de agua fría.

*****

Pov Patrick

Me subí al auto y le dije a Thadeus que avanzara, me siento frustrado, lleno de resentimiento hacia la Diosa.

¿En qué demonios estaba pensando cuando me emparejó con una humana?

—¿Qué piensas hacer con ella Patrick?

—Por ahora, no lo sé, jamás pensé que algo como esto pasaría, Rex no está contento con la compañera que tiene, pero al igual que yo, no deja de pensar en ella.

Eso es cierto, desde que la vi en el aeropuerto no la saco de mi mente y ese toque, ese simple toque en la mejilla para asegurarme de que no eran ilusiones.

Ella es mi compañera y el vínculo entre nosotros se siente fuerte, como se supone que debe ser, pero ella es una simple humana débil.

¿Qué puede saber ella de ser una Luna?, como Alfa, no puedo permitirme tenerla, aunque el vínculo nos llame a la fuerza, debo resistirlo.

—Al club Thadeus, necesito desestresarme.

Al poco tiempo llegamos y nos dan una sala privada. Tomo la botella que dejaron para nosotros y comienzo a tomar intento aliviar mi malestar.

—Oye preciosa, manda a unas hermosuras para nosotros, que estén más que dispuestas.

La chica sale y apenas lo hace, le gruño.

—Vamos Patrick, ella no te reconoce, no debe ni saber que somos, así que dudo que sienta tu traición.

Me aflojo la corbata y sé que eso es cierto, talvez después de todo si pueda divertirme un rato y olvidarla a ella.

En eso, entra un grupo de mujeres, todas con sus formas coquetas y su ropa que apenas les cubre algo.

Mis ojos se posan en una rubia, paso mis ojos por su cuerpo y en definitiva, ella va a servirme.

La tomo y salgo de la sala para dirigirme a una habitación privada.

—Sobre la cama en cuatro ahora.

Ella lo hace sin decir nada mientras yo me desvisto.

Llegó a ella, arranco su ropa y como la puta que es la follo sin juegos previos. No necesito nada de eso ahora. Necesito liberarme.

Ella me está volviendo maldit4mente loco, cierro los ojos imaginando que es ella a la que estoy embistiendo.

Esos labios rosados jugosos, su cabello castaño oscuro, esos ojos cafés grandes y hermosos.

Su piel blanca tan fina y delicada. Sus hermosas curvas.

Gruño de satisfacción, sintiendo que es a ella a quien estoy metiéndoselo hasta el fondo, que penetró su pequeño coño virgen haciéndola mía.

Tomo de forma salvaje y violenta a la mujer que tengo abajo, aprieto con fuerza sus pechos grandes y flojos.

Cuando termino, ella cae en la cama sin fuerza y jadeando, pero su noche apenas empieza porque yo aún no termino.

Esto es tu culpa Amaya Miller, tú me tienes así, no sé porque caraj0 tuviste que llegar a mi vida, pero si de algo estoy seguro, es que jamás te aceptaré como mi compañera.

Yo necesito una Luna fuerte, no a alguien débil que tenga que proteger.

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