Luna de Sangre el inicio de una era
Luna de Sangre el inicio de una era
Por: Fénix Vm
Capitulo 1

Pov Amaya

Miro a través de la pequeña ventana, las nubes blancas en el cielo.

Cómo podría saber que este viaje me llevaría a conocer un mundo para el que no estaba preparada.

Un mundo que me recibiría de una forma muy cruel y despiadada.

Jamás en mis 19 años de vida, me hubiese imaginado que una Diosa que no sabía que existía, me elegiría para una misión.

Una que podría destruirme a mí también.

Y así es como comienza mi historia, llegando a la ciudad en busca de un mejor futuro, uno dónde realmente pueda encajar.

Esa sensación de no pertenecer a ningún lado, la he sentido desde pequeña, talvez por el hecho de que mi padre nos abandonó o por algo que desconozco.

Camino por la bulliciosa sala del aeropuerto dirigiéndome a la salida.

Andaba tan absorta en mis pensamientos que por error choqué con alguien.

—Lo siento, no me fijé.

Me agaché rápido a recoger las cosas que se desparramaron por el suelo, aquella presencia seguía allí parada hasta que alguien más se paró a su lado informándole de algo.

Alcé mi mirada al desconocido y unos ojos grises intensos me atraparon de inmediato.

Me miraba fijamente con una mirada penetrante, pude sentir escalofríos en la espalda, él claramente era un hombre poderoso.

Agaché la mirada, terminé de recoger las cosas rápido y me levanté.

—Lo siento, perdone...

Su mano se levantó y me asusté, por instinto di un paso atrás, pero él solo rozó mi mejilla.

Temblé un poco al sentir extrañamente como chispas en mi piel explotando, ¿cómo puede pasar algo así?

Su mirada se volvió oscura, intensa y con un brillo que desconozco.

—Tenía algo allí, perdone, yo tampoco la vi, así que estamos igual.

—Ssí... sí, no... no se preocupe.

Él me sonrió y por un segundo me quedé atontada en su sonrisa.

Pero sus ojos de depredador a punto de atacar me sacaron de ese trance y rápido apreté mi bolso y mi maleta y salí a toda prisa de allí.

—¿Pero qué fue eso?

Paré un taxi y me dirigí a la dirección que mi amiga Cris me mandó, ahí era donde iba a quedarme, un pequeño apartamento cerca de la ciudad y de mi trabajo también.

Llevo mi mano a mi mejilla donde aquella sensación de hormigueo, persiste.

Eso fue extraño, demasiado, y su presencia se sentía fuerte y poderosa, al punto de hacerme erizar todos los bellos del cuerpo.

—Señorita, ya llegamos.

—Sí, disculpe.

Otra de las cosas de mí, es que soy algo distraída y a veces torpe, me siento nerviosa, por eso, Cris logró conseguirme un trabajo de mesera en un restauran exclusivo y espero no arruinarlo.

Abro la puerta de lo que será mi refugio por los próximos, no sé... 30 años de vida talvez.

Tomo mi teléfono y llamo a mi abuela para saber como sigue.

Su condición es delicada y necesita una operación pronto, una de las cosas por la que estoy aquí; es por eso.

Después de hablar un rato, cuelgo y me quedo viendo fijamente al techo, llevo de nuevo mi mano a mi mejilla y aquellos ojos grises regresan a mi mente.

¿Quién será él?

*****

Me preparo para irme a mi trabajo, es mi primer día, así que debo hacerlo bien, por mí, por mi futuro, por mi familia.

A pesar de que el día transcurrió bien y tranquilo, no puedo decir lo mismo de la noche.

Es más agitada, pero estoy acostumbrada a trabajar bajo presión.

Sin embargo, esa sensación de ser observada desde el área de arriba persiste, he intentado mirar de forma disimulada hacia arriba, pero los vidrios opacos solo permiten ver siluetas.

¡Debo estar volviéndome loca!

Nota mental: pedir cita con un psicólogo.

Salgo del trabajo tarde, camino por las calles solitarias para ir a tomar el bus.

La noche es fría y gotas de lluvia empiezan a caer, aceleró el paso para que no me tome de sorpresa en la calle.

Al girar la esquina me detengo cuando dos hombres comienzan a rodearme.

—Por favor no... no me lastimen, les daré todo.

Tomé mi bolso y se los entregué sin embargo, lo lanzaron a un lado y uno de ellos sacó una navaja.

Mis ojos se abrieron con miedo y no pensaba quedarme ahí para saber que harían con eso.

Comencé a correr en dirección opuesta, buscando la forma de llegar a la vía principal, pero apenas conocía las calles.

Uno de ellos logró alcanzarme agarrándome con fuerza del cabello.

—¿A dónde pensabas ir preciosa?, solo queríamos conocerte y pasarla bien contigo.

Me aferraba con fuerza a su muñeca intentando soltarme mientras mis lágrimas comenzaban a caer.

—Por favor... no me hagan daño, si quieren dinero...

—Ya nos entregaste tu bolso, pero esos hermosos pechos se ven suculentos.

El otro abrió mi camisa, rompiendo los botones, dejando expuesto mi brasier negro.

Su mano comenzó a apretar mi seno con fuerza, un gemido de dolor escapó de mis labios y eso solo pareció excitarlos.

Saqué algo de coraje y con fuerza golpeé al que tenía al frente en su entrepierna, el otro me lanzó al suelo para ir a ayudar a su compañero y esa fue mi señal.

Me levanté y comencé a correr, metiéndome por callejones oscuros.

—Perra, cuando te alcance voy a matarte.

Escuché como venían, sentí que estaba perdida hasta que vi una salida, podía escuchar los carros cerca.

Corrí en esa dirección y al salir, me estrellé contra un muro o eso creí.

Me alejé cuando noté que era un pecho fuerte, alcé la mirada y me sorprendió saber quién era.

—Allí estás perra, me la vas a pagar.

Se detuvieron al ver al hombre a mi lado, Pero aun así lo amenazaron con la pequeña navaja.

—Si no le molesta, tenemos cosas que arreglar con ella.

Justo antes de que me alcanzaran, él dio un paso adelante y sin esfuerzo le agarró el brazo a aquel hombre y lo sacó de su lugar.

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