Pov Amaya
Bajé del auto y de nuevo, su mano me jaló por la escalera, entramos a mi apartamento y el miedo volvió a llegarme cuando me sentí como una oveja atrapada con él, un lobo feroz. Vi que solo se sentó como si nada mirando mi pequeño apartamento. —¿Te gusta vivir aquí? —Es cómodo, ¿puedo saber porque sigues aquí? —Porque eres mía, te lo dije. —¿Acaso vas por la vida reclamando a las mujeres que te gusten así no más? —No, solo a ti, porque por derecho eres mía. Aquel corrientazo volvió a recorrerme llegando a mi centro, tuve que moverme algo incómoda al sentir esa sensación. —Ven pequeña. Obedecí, apenas me habló, no sabía cómo lo hacía, me paré frente a él que solo me miraba con detalle. Él de pronto me jaló y volvió a besarme, esta vez con más calma, dándose su tiempo de saborearme y de yo saborearlo. Estaba cayendo en su tentación, una de la que no podía zafarme. Sus manos rompieron mi camisa y desabrochó mi brasier. Mis manos cubrieron mis pechos y él las apartó sosteniéndolas detrás de mi espalda. Su boca caliente tomó con desespero mi pezón, jugando con él, mordiéndolo con suavidad. Su lengua rozaba la aureola rosada antes de meterla toda en su boca, chupando y mordiendo. Mi centro comenzaba a mojarse, mi piel se erizaba por la sensación. Jamás había sentido esto antes y se sentía bien. Cerré los ojos dejándome llevar por él, talvez si estaba loca, pero su posesividad me atraía, algo en él me llamaba y al mismo tiempo me advertía. Me hubiese gustado escuchar esa advertencia, me hubiese gustado alejarme a tiempo, pero ya era tarde, había caído en su trampa sin conocerla. Mis manos aún eran sostenidas sobre mi espalda, su boca devoraba con urgencia mis senos. De pronto me vi debajo de él, su boca chupaba mi cuello con fuerza en el mismo punto de siempre, sé que dejará marca que después veré como tapar. —Nada de manos pequeña, te quiero siempre sumisa ante tu macho. Bajó sus manos y deslizo la falda fuera de mí con todo y ropa interior. Me alarmé cuando me sentí expuesta y cerré las piernas que él volvió a abrir como si nada. Su boca tomó sin aviso mi clítoris, haciéndome jadear de sorpresa y placer. Estaba asustada, pero también excitada, el placer me cosquilleaba la piel mientras él torturaba mi clítoris, chupándolos, mordiéndolo, acariciándolo con su lengua. La presión comenzaba a acumularse en mi interior, mis manos tomaron su cabeza empujándolo más, queriendo alcanzar algo que desconocía, pero sabía que se sentiría bien. Su lengua baja por mis pliegues introduciéndolo mientras sus labios mamaban con hambre mis labios vaginales. De pronto sentí aquella presión, quise apartarlo, pero me sujeto con fuerza, devorando sin piedad mi feminidad. Hasta que no lo aguante más, un gemido escapó de mis labios, mi cuerpo se tensó y el clímax llegó con fuerza, escurriendo mis jugos en su boca. Cuando la sensación pasó de mi cuerpo, me sentí agotada con sueño, pero él seguía allí y no podía dormirme. Aunque me hizo sentir bien, no estaba segura de querer ir más lejos. Vi como él lamía sus labios, deleitándose con mi sabor antes de besarme, dejándome probarme a mí misma. —Lo hiciste bien pequeña, demasiado bien, ahora ten en cuenta—, me agarró con firmeza del mentón, —que a partir de ahora eres completamente mía. Ahí estaba de nuevo esa advertencia gritándome en mi cabeza. Tenía miedo de él, pero algo también me hacía sentir segura. ***** Desde aquel día, él siempre iba a mi trabajo y luego siempre me esperaba en la salida. No puedo decir que tengamos una "relación" como cualquier otra, esta es diferente, es posesiva y asfixiante a veces. Pero no lo he vuelto a ver desde hace unos días, tuvimos una discusión porque descubrí que él me mantenía vigilada 24/7, odio eso. Mi libertad se esfumó cuando él llegó, lo peor es que me estoy enamorando de alguna forma de él, aunque todas las señales me gritan alejarme. Cómo puedo explicar que a su lado me siento completa, pero insegura a la vez, como si perteneciera y no perteneciera al mismo tiempo. —Amaya, sigues ahí. —Si Cris, te escucho, sabes que no me gustan las fiestas, tú siempre me presentas a chicos... —Prometo que esta vez no habrá chicos, solo nosotras, nadie más. Acepté de mala gana ir a esa fiesta, ¿pero porque no?, él no tiene ningún derecho sobre mi vida y lo que hago. Cuando Cris llegó para arreglarnos, ella se colocó un vestido rojo que solo se sostenía con dos finas tiras en los hombros, le llegaba a mitad del muslo y su espalda quedaba descubierta. Yo, por otro lado, utilicé uno plateado de lentejuelas, escote cuadrado y suelto al cuerpo. Al llegar al club entramos y comenzamos a beber una copa tras otra, nos fuimos a bailar a la pista de baile rozando nuestros cuerpos de forma sensual. Atrapamos muchas miradas y varios vinieron a acompañarnos, pero Cris los apartó. Luego de un rato me fui al baño para salpicarme agua en la cara y quitarme un poco el mareo. Al salir ya Cris estaba con un hombre coqueteando y estaba sumamente borracha. Llegué rápido a ella y la tomé del brazo. —Disculpa, yo me encargo desde aquí. —Pero preciosa, nos íbamos a divertir, si quieres también puedes unirte. —No, lo siento, pero ya debemos irnos. Me dirigí a la salida como pude con el peso extra. Pero de nuevo la mala suerte de mi lado. Salimos por el callejón oscuro donde se encuentra el club y el mismo hombre de adentro se aparece con otros más. —Te dije muñequita, que quería pasarla bien hoy. Otro hombre me agarró por detrás y jalaron a Cris de mí. La comenzaron a desnudar y a manosear mientras a mí me acorralan contra la pared, siendo amenazada con un cuchillo en mi cuello.Pov Amaya Intenté gritar que se detuvieran cuando aquellos asquerosos intentaban quitarle la ropa interior a Cris. Jamás me perdonaría que le pasara algo. Una mano comenzó a meterse debajo de mi vestido, mientras la otra me sostenía con firmeza por el cuello, otro hombre me apuntaba con el cuchillo pasando su lengua por mi cuello. Cuando aquel hombre fue a besarme, le mordí con fuerza el labio haciéndolo sangrar. Me jaló con fuerza para estrellarme de cara a la pared mientras levantaba mi vestido. —Vas a pagar caro lo que hiciste. Cerré los ojos esperando lo peor hasta que su cuerpo dejó de presionar el mío. Comencé a escuchar una pelea y cuando volteé ya todos estaban en el suelo, sangrando y talvez muertos. Mis ojos miraban en shock todo eso hasta que sentí algo cubrirme. Alcé mi mirada para ver a Patrick frente a mí con una expresión dura. —Hablaremos de esto después Amaya. Me arrastró hasta el auto y vi como subían a Cris a otro. No sabía a dó
Pov Amaya Los días pasaban y yo solo podía caminar por el jardín sin hacer nada. La comida era llevada a mi habitación y de resto no podía hacer nada. Era frustrante. Demasiado frustrante. Sentada en la cama, volví a tomar mi teléfono para seguir leyendo cosas sin sentido común. Todo lo referente a la Luna equivalía a las criaturas de la noche. Leí sobre las manadas de los hombres lobos, sus parejas destinadas, el vínculo que tienen con la Diosa de la Luna. A cada hombre y mujer se le otorgaba el espíritu de un lobo que despertaba a los 18 años, con su despertar se definía su rango. La guerra constante entre hombres lobos y vampiros por definir quién era el más fuerte. Seguí leyendo y cada vez más esto me parecía más absurdo, hasta que me detuve en algo que llamo por completo mi atención. Había una imagen ilustrada de una Luna de sangre sobre la copa de los árboles. Una mujer en el medio, vestida de blanco, con un halo en la parte de atrás de su cabeza en fo
Pov Amaya Pasaron los días y pudimos reunir la mitad del dinero, mi familia logró vender algunas cosas y con eso más lo que tenía cubrimos la mitad. Aun así, el hospital sigue presionando para que paguemos el resto, pero mi abuela está bien y eso es lo que importa. Miro el teléfono cada tanto esperando que ver un mensaje o una llamada suya, pero ya no llega. Resignada, salgo a mi nuevo trabajo, es un pequeño bar, aquí los clientes no son tan groseros, pero siempre hay uno que busca molestar. Después de servir un par de rondas me gritan que vaya a la mesa 10 para atender un nuevo pedido. Cuando llego mis pies se detienen por completo al ver quién es. Sus ojos grises mirándome con frialdad, sus dedos golpeando rítmicamente sobre la madera de la mesa, no dice nada, solo me observa. —Simplemente, huiste sin decir nada Amaya, te llamé varias veces y tampoco respondiste, ¿dime qué fue lo que hice mal para que huyeras de mi lado? —Necesitaba salir de ahí Patrick, odio el en
Pov Amaya Comenzamos a avanzar, cruzando el portón que cerro a nuestra espalda. Los autos avanzaban sin prisa por el camino hasta que comencé a ver las pequeñas edificaciones a los lejos. Lo primero que veo son campos de entrenamiento, todos llenos de lobos, nada comunes. Son grandes y fuertes, demostrándolo en una lucha mientras un hombre les da instrucciones. Pasamos por otro donde veo como se transforman de su cuerpo humano a uno de lobo. Comienzo a respirar de forma agitada observando todo esto. Esas leyendas... Dios... esas leyendas no pueden ser ciertas. Llegamos a la entrada de una mansión más grande que la otra donde veo a varias personas paradas. Me giro a ver a Patrick que solo me observa con detenimiento. —Por esto te mandé a leer leyendas Amaya que más que leyendas es nuestra historia, ahora sabes lo que somos... —Soy un Alfa y tú eres mi compañera destinada por la Diosa, esta será la vida que conocerás a partir de ahora. Mi cuerpo tembló al oír aquel
Pov Amaya Los primeros rayos de sol se asomaban por la ventana mientras abría mis ojos lentamente. Los recuerdos de la noche anterior me hacen sentir feliz y una pequeña sonrisa se dibuja en mi rostro. Luego de hacer el amor por primera vez me dejó dormir por un rato, pero no por el resto de la noche. Siento que mi cuerpo me duele por todas las formas en la que me hizo ponerme, jamás pensé que mi cuerpo fuera así de flexible. Termino de despertarme y al voltear y posar mi mano en dónde se supone debería estar mi amado compañero; no está. La cama estaba fría, eso me sacó toda la alegría y sentí un vacío enorme en mí. Me levanté a pesar de que mi cuerpo protestó y camine lo mejor que pude a pesar del dolor que sentía en mi zona delicada. Me arreglé y me vestí, decidí salir para ver en dónde estaba Patrick, pero solo veía puertas interminables que no se a donde llevaban. Bajé las escaleras y justo veo a su madre. —Buenos días señora Prescott—, le doy un cálido saludo con una s
Pov de Amaya Respiro hondo antes de enfrentarlo, —sabes qué eso no hará, que la molestia que siento ahora se vaya como si nada. —Lo sé pequeña. —Me sentí tan humillada Patrick, me hablaste de esa forma, sin importarte que había un tercero entre nosotros, y peor aún, cuando me sacaste de allí y vi como ella se burlaba de mí. —Amaya estaba estresado por tanto papeleo que hacer, en cuanto a Melissa no tienes que prestarle atención ni a ella ni a sus comentarios, es la hija de uno de nuestros aliados. Veo que deja la bandeja en la mesita a mi lado y se siente junto a mí. —Mi pequeña, jamás quise humillarte, por favor perdóname, sé que fui un idiota con lo que te dije, pero estaba bajo presión en algunas cosas. —Que hay de ella, vi como te coqueteaba. —Siempre lo hace, pero yo decido respetarte—, retira un mechón de cabello de mi rostro y me da un beso suave. —Ella no estará aquí por mucho, así que mejor ven, comamos y luego vamos a bañarnos— veo la sinceridad en sus palabras y dec
Pov narrador Entran al campo de entrenamiento donde ya hay muchos lobos allí. Todos se presentan, desde adolescentes hasta más adultos. El entrenamiento empieza y es bastante exigente. Al otro lado, Amaya escucha un par de chicas riéndose, dirige su atención hacia allá y ve a Melissa con otras chicas que la miran de vez en cuando. De pronto, escucha gruñidos y ve como los chicos que estaban entrenando, empiezan a transformarse en lobos frente a ella. Amaya, asustada, retrocede un poco viendo esto, pensando en como eso era posible. De pronto, ve como uno de los lobos gris con manchas marrones muerde al otro en el cuello y con eso, Amaya suelta un grito aterrada por la escena. Todo se detiene, incluso los lobos que estaban peleando. Melissa divertida camina hacia ella con una risa burlona. —Está bien, Amaya, parece que esto es mucho para ti—, esto llama la atención de Amaya que voltea y solo la ve mientras sigue en estado de shock. Por otro lado, Sofía ve muy divertida la escen
Pov narrador En el hospital, los doctores limpian su herida y la cosen. Ella soportaba el dolor en silencio, pues se negaron a ponerle anestesia. Pero su dolor más grande fue ver los ojos de Patrick y ver su decepción. Le dolía ver qué por primera vez su mirada; era de total rechazo. Le dan una pomada para los moretones y unos analgésicos y eso es todo. Amaya es llevada a la habitación del Alfa donde es encerrada. Ella se deja caer en la cama y deja que sus lágrimas caigan libremente. Recuerda las palabras de Melissa. "¿Por qué crees que no se refiere a ti como su luna?", y tiene razón, nunca se ha referido a ella de esa forma. Recuerda todos los acontecimientos de los últimos días y se da de cuenta de que todo fue un error. Toma el teléfono y llama a su mejor amiga. Le cuenta todo a detalle, incluso de que ellos son hombres lobos. Su amiga al principio se ve divertida y no le cree, pero cuando nota la seriedad de las palabras de Amaya y su llanto, rápidamente investiga sobre e