Capitulo 4

Pov Amaya

Mi respiración era entrecortada y los latidos de mi corazón prometían romperme el pecho.

Él está cubriendo mi cuerpo mientras me enjaulaba contra la pared.

—Señor Prescott le ruego que por favor me suelte. No soy ese tipo de damas de compañía.

—Quien dijo que lo eras Amaya— Toma mi cabello y lo huele.

—Por favor solo suelteme.

—Lo haré pero antes quiero algo de tí.

Lo miro ante eso pues que ni se crea que me voy a quitar la ropa o algo peor.

Él toma mi mentón fuerte antes de estrellar sus labios con los míos.

Abro mucho mis ojos mientras el explora con su lengua cada rincón de mi boca. Terminando por morderme el labio de una forma suave.

Él se retira pero me mantiene enjaulada con su cuerpo. Siento su respiración cerca de mi cuello mientras de forma descarada pasa su lengua por el.

Mi cuerpo por alguna razón no reacciona o al menos no de forma correcta. El muy traidor está sintiendo electricidad con su toque.

Cierro los ojos al sentir que muerde el lóbulo de mi oreja mientras su lengua juega con él.

—Se.. señ... señor Prescott dee.. debe parar.

—No Amaya, esa no es la forma correcta de llamarme.

—Por favor señ... Patrick por favor suelteme— digo apenas en su susurro abrumada por su boca.

—Acostumbrate pequeña. Porque no será la primera vez que nos veamos y decida tomar lo que por derecho es mío.

Me suelta por fín y sin esperar nada salgo corriendo de allí.

Entro al baño y cierro la puerta mientras mi mano trata de evitar que mi corazón salga volando de mi pecho.

Me lavo la cara muchas veces para despertarme. Tengo que salir y seguir con mi trabajo. Pero estoy tan alterada que estoy hasta sudando.

Termino mi día y quiero llegar a mi único lugar seguro. Mis manos siguen temblando. Cálmate Amaya cálmate.

Cierro los ojos y respiro hondo para continuar mi camino.

*****

En un lujoso coche Patrick observa a Amaya caminar.

En el otro extremo su subordinado lo observa. Viendo que sus ojos son como los de un cazador acechando a su presa.

—Alfa que piensa hacer con la chica?

—Es mía y ahora que la eh encontrado no la dejaré ir tan fácilmente.

—Pero es humana.

—Si bueno. La Diosa de la Luna debe estar muy aburrida para emparejarme con la especie mas débil.

—La rechazará?

—No! la tomaré para mí.

—Que piensa Rex de esto?

—Es su compañera y aunque a ambos no nos agrade la idea de que sea una humana débil y patética, el también la quiere tener.

—Ella no conoce nuestro mundo.

—Pues tendrá que conocerlo. Yo me encargaré de eso— Un sonrisa se dibuja en los labios de Patrick.

*****

Bueno agradezco que por fín mi día libre haya llegado. Tenía planes para este día y estaba segura que iba a ser un buen día.

Aunque pronto iba a saber que mis planes ya no eran mis planes.

Decido llamar a mi abuela para saber cómo está. En un mes debe operarse y ya casi termino de reunir el dinero.

—Hola abuela. Cuentame como sigues? que te ha dicho el doctor?

—Hola hija estoy bien, mejor que hace algunos días. El tratamiento es bueno aunque aún hay que operar.

—Está bien abuela, ya tengo casi todo el dinero. Prometo que todo saldrá bien. Te quiero

—Yo igual hija por favor cuídate y descansa.

Termino la llamada y me preparo para irme. Llevo un bonito vestido rosa claro. Pienso ir al centro comercial y despejar mi mente.

Pero como dije antes mis planes no son mis planes.

Me bajo del taxi al centro comercial y antes de siquiera avanzar un auto negro llega y de repente soy llevada adentro.

—Hola pequeña. Hoy te vez hermosa. Eso es bueno porque tengo planes.

Me quedo muy pegada a la puerta viendolo.

—Qu.. que es esto? acaso me está secuestrando?— bien solo debo abrir la puerta y lanzarme.

Él me jala sentándome en su regazo y sin permiso toma mi boca como aquel día. Está vez mi cuerpo traidor si está conmigo.

Forcejeo con él hasta liberarme y mi mano vuela hasta su cara. Todo en el auto es silencio.

—Yyo... yo lo siento mucho.

—Está bien, eso te saldrá caro pequeña.

De pronto me toma con fuerza del cuello y me besa de una forma salvaje. Chupa y muerde mis labios haciendo que jadee de dolor.

Pero esto solo parece excitarlo porque de la forma más descarada restriega su enorme bulto contra mí hasta que la tela se moja un poco y por fín me suelta.

—La próxima vez que me levantes la mano Amaya terminarás sin ropa.

—No lo haré lo juro— respondí casi que de forma automática.

El carro por fín se detiene es un restaurant más exclusivo al que trabajo.

Entramos y el se sienta mientras el camarero retira la silla para mí.

—Puedo preguntar que hacemos aquí?

—Comer mientras nos conocemos Amaya. Se lo básico de tí.

—Me has estado investigando?

—Por supuesto. Eres mía Amaya, de mi propiedad. Debo saber quién es exactamente la que será mi mujer.

Y eso es todo para atragantarme con el agua. Acaso está bromeando? esto debe ser parte de una apuesta o uno de eso programas de camara escondida.

Volteo a todos los lados pero no veo nada sospechoso.

—Esto es una broma verdad?

—No lo es Amaya, desde el día que te ví te reclamé como mía.

—Siempre eres así con todas?

—No! solo contigo, a las demás me las follo y listo.

Me quedé sin palabras ante eso

—Y esperas que me sienta alagada por eso?

—Espero que entiendas que serás mi mujer.

Salimos de allí y me llevó al cine. Luego al departamento.

Íbamos en silencio. Yo estaba procesando demasiado. No me sentía cómoda con todo esto. Pero mi cuerpo traidor anhelaba ser castigado. Aparte de traidor, masoquista y descarado me salió.

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