Capitulo 5

Pov Patrick

Después de que dejé a mi bella compañera en su departamento decidí salir a beber un poco con mi beta Thadeus.

Llegamos al club de siempre mientras pasábamos a la sala privada. Una chica llegó rápido con los tragos habituales.

—Esta noche quieren compañía?

—Por supuesto que si Mendi, pero que está vez estén más que dispuestas.

—Thadeus— gruño en respuesta.

—Patrick tu y yo sabemos que ella no te reconoce porque no sabe quienes somos. Da igual con quién te acuestes ahora. No le harás daño.

No le quitó la razón. Pero pronto lo sabrá porque debo partir a mi manada y la llevaré conmigo quiera o no.

—Deberías instruirla al menos Patrick. Que se vaya haciendo ideas de lo que somos.

En eso entran varias chicas. Una rubia muy coqueta se sienta en mis piernas. Su toque no causa nada en mí porque gracias a mi compañera ya siento todo muy simple.

Pensando en ella decido arrastrar a la chica a un cuarto privado. Le arranco la poca ropa que trae. La pongo de espaldas mientras me hundo en ella.

Pienso en mi querida compañera. Su cabello castaño oscuro. Esos ojos color café. Su piel blanca y suave. Sus labios rosados.

Mis embestidas se vuelven más salvajes al pensar en ella. Pienso en como será sentirla cuando me hunda ella por primera vez y eso es todo para llegar a mi climax.

La zorra que tengo al frente a penas puede sostenerse pero yo aún no termino y su noche apenas empieza.

Pasan los días y decido ir a verla al restaurant. Pido de nuevo por ella. Pero me dicen que no fue a trabajar porque estaba enferma.

Mi lobo gruñe —débil, no quiero una mate débil. Debería ser fuerte y capaz como nosotros, no una niñita.

—Lo se Rex pero reclámaselo a la Diosa.

Termino de almorzar y decido ir a verla. Toco su puerta y al abrirla la veo muy abrigada y con sus mejillas rojas.

Me mira con sus grandes ojos muy sorprendida.

—Me dijeron en tu trabajo que estabas enferma.

—No es nada grave.

Le tocó la piel y literalmente arde.

Sin importar que diga paso a su lado con una bolsa de medicamentos. Se la entrego y ella espera unos segundos antes de tomarla.

—No tenia que molestars....

—No es molestia Amaya, es mi deber.

Ella me mira y realmente no se ve bien. Diosa porque de todas ella?. Solo mírala! ni siquiera puede no enfermarse.

—Que hacen ustedes los humanos para bajarse la fiebre?

Veo que me mira raro antes de responder.

—Bueno la bajamos con paños húmedos de agua fría o si es muy fuerte en la regadera.

Me dirijo hacia el baño y empiezo a llenar la tina. Ella solo me observa desde lo lejos.

Por favor! como si guardar la distancia la salvara de mí.

Cuando el agua está lista me acerco a ella. Retrocede un poco y no me importa igual la tomo y la arrastro hasta el baño.

Empiezo a quitarle la ropa mientras forcejea conmigo.

—Amaya si yo hubiese querido, ya te hubiese follado de todas las formas posibles desde el primer día.

Escucho su corazón acelerarse y termino de sacar todas sus prendas quedando solo con la de abajo.

Tiene unos senos hermosos.

La meto en la tina y la dejo sola en lo que voy a quitarme toda mi ropa quedando solo con el calzoncillo.

Ella se tensa al verme pero me muevo rápido y me meto a la tina con ella. Su temperatura es alta.

La arrecuesto en mi pecho y dejo que el agua la cubra hasta el cuello. Ella es realmente pequeña. Pero tiene un cuerpo muy bonito.

Tomo uno de sus senos en mis manos y ella da un pequeño salto.

—Son hermosos Amaya y lo mejor es que son míos.

Ella no dice nada pero se que debe estar presa del pánico. No la tomaré porque eso lo pienso hacer en mi manada, en mi cama.

—Dime algo pequeña—la volteo que quedé a ahorcadas sobre mí.

—Has estado con alguien?.

—Eso no te importa.

—Si me importa. Necesito saber cuantas cabezas debo arrancar—. Veo que se asusta y luego un pequeño rubor sube hasta sus orejas.

—Bien!

Llevo uno de sus pechos a mi boca. Tomo sus manos y las coloco atrás de su espalda para que no se le ocurra moverse.

—Me alegra saber que seré el primero— y sin titubear tomo el otro en mi boca mientras mi dura erección rosa su pequeña entrada a través de la tela.

Sus pequeños gemidos ahogados me excitan demasiado. Tomo sus caderas para guiarla mientras mi erección explota entre la tela.

Ella me ve algo asustada y yo solo la beso con pasión.

Ha pasado una semana y ya por fín se recuperó. Estaba molesto. Cómo puede durar tanto enferma.

Pero saque ventaja de esto. Hice que sus barreras contra mí se derrumbaran. Ya no me ve con tanta desconfianza.

Está vez accede a sentarse en mis piernas y deja que mis manos vaguen por su piel todo lo que yo quiera.

—Amaya has leído historias del mundo sobrenatural?

—De vampiros, hombres lobos, hadas y esas cosas?

—Asi es.

—No. No me gustan las historias fantasiosas.

Esto hace que Rex gruña en desaprobación. Sin mencionar que se que mi aura cambió totalmente al sentir que ella se encogía a mi lado.

La tomo por la barbilla y la obligó a mirarme.

—Pues quiero que a partir de ahora lo hagas Amaya. Sobre todo las que tienen que ver con la Luna.....

—Porque no son solo historias Amaya, es una realidad que pronto descubrirás.

Ella solo me observa y se que está molesta por la forma en que siempre demando. Pero se debe acostumbrar a ser sumisa.

Me levanto para irme, no sin antes besarla. Antes de salir por la puerta me detengo.

—Tienes un mes Amaya.

—Para que?

—Para adaptarte a tu nueva realidad.

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