VICTORIASus ojos me miran con desdén, como si yo fuera la peor o la más insignificante criatura del mundo. El desprecio en su mirada es un puñal que se clava en mi pecho, y no puedo evitar sentirme vulnerable ante su juicio implacable. ¿Qué he hecho para merecer esa condena silenciosa?Me muevo incomoda en la silla, ya nuestros padres decidieron nuestro destino. Quiera o no, debemos casarnos, el me odia, aunque estamos destinados me desprecia porque ya eligió amar a otra y aunque siento todo por el, debo tragarme mis sentimientos porque ya me lo dijo. Zarco permanecía allí, sus ojos tan fríos como el viento invernal que se cuela entre los pinos. Estamos unidos por el deber, por la tradición y por la necesidad desesperada de unir nuestras manadas fracturadas. Pero el amor... eso era un lujo que no podíamos permitirnos.La oficina es un espacio frío y aséptico, con paredes de color beige y una luz fluorescente que parpadea intermitentemente. El aire huele a papel y a café recalentado.
ZARCONo la amo.No la deseo.No la quiero.Yo solo quiero a…Mi lobo interior desde que inicie mi relacion con Morganna no me hablo nunca y ahora que hemos encontrado a nuestra mate, lo hace, pero la mayor parte del tiempo yo lo ignoro porque sabe bien a quien le pertenece mi amor, mis sentimientos. No hay amor en mi corazón por Victoria, ninguna chispa ni deseo. Ella es un deber, una responsabilidad que me ha sido impuesta, no una elección. Y sin embargo, cada vez que cierro los ojos, es ella quien aparece en mi mente, la mujer que he elegido amar, la que me hace sentir vivo.Me consume la rabia, la frustración de estar atado a un destino que no quiero. ¿Por qué debo sacrificar mi felicidad por el bien de la manada? ¿Por qué debo unirme a alguien que no puedo amar?Suspiro, Pero en lo más profundo de mi ser, sé que Victoria y yo estamos entrelazados, destinados a estar juntos por alguna razón más allá de nuestra comprensión. Es una ironía cruel, un juego del destino que me obliga a
ZARCO—¿Quieras o no lo haras? —amenaza mi padre—y esperamos que a los cuatro meses de estar casados, ella quede embarazada.Eso me toma por sorpresa porque no me lo espero y además de casarme con Victoria, tener un hijo con ella, no está en mis planes.—Están locos—me pongo de pie, las ganas de desayunar se me quitaron.—Hijo espera—pide mama, pero sacudo mi cabeza, esto ya es demasiado.—Me voy mama.Respiro hondo, sintiendo cómo el aire frío llena mis pulmones. Estoy parado frente a la puerta, la mano en el pomo, listo para dejar todo atrás. La ira hierve dentro de mí, una tormenta que amenaza con estallar. Pero entonces, su voz me detiene.—Zarco espera—la voz de mi madre, Amanda, es un ancla que me arrastra de vuelta a la realidad.Me giro para enfrentarla, la frustración palpable en cada palabra que escapo de mis labios. —¿Qué pasa, mamá?"Ella se acerca, sus ojos llenos de una súplica silenciosa. —No puedes irte así, enojado y sin escuchar. Victoria es una mujer maravillosa,
VICTORIA—Usa este vestido, te queda bien y es mejor que el que tiene puesto—respiro profundo porque hasta eso me quiere controlar.—Mama, me siento bien con este vestido—insisto y le digo con tranquilidad.Me mantengo firme frente al espejo, la imagen de mi vestido sencillo reflejándose en él. Mi madre, con esa mirada que entrelaza preocupación y esperanza, sostiene ante mí un vestido mucho más llamativo—Victoria, hija mía—comienza ella—este vestido podría cambiar nuestro destino. Zarco... él debe verte deslumbrante, debe desearte por esposa."Respiro hondo, sintiendo la presión de generaciones pesando sobre mis hombros.—Madre—le digo volteándome para verla—mi valor no está en las lentejuelas ni en los brillos. Si Zarco ha de quererme, será por lo que soy, no por una fachada que no me representa.Ella suspira, su desilusión es palpable.—Pero piensa en la manada, en el legado que debemos proteger. Un casamiento fallido sería devastador para todos."—Lo sé, madre—respondo, mi voz no
ZARCORecorro los pasillos de la empresa vinícola que pronto será parte de mi legado si me llego a casar con Victoria. Tiene que ser ella quien lo rompa, que me de el indicio y mi diga, no quiero casarme contigo para tomar acciones y rechazarla como mate y como mi luna.Cada paso que doy resuena con la autoridad que me ha sido conferida, no solo por mi posición, sino también por la tradición. A mi lado, Victoria intenta mantenerse al día con las operaciones, pero sus ojos revelan su desconexión con este mundo de negocios y vinos.Observo las estructuras y las máquinas con un ojo crítico. —Y tus padres donde estan—le pregunto con voz gélida.—No quisieron venir—me dice ella, estando a mi lado—pensaron que era un buen momento para que nosotros dos habláramos y pasar un rato juntos.—¿Qué mala idea? —le digo—contigo jamás me sentiría a gusto.No la veo directamente pero siento como su cuerpo se tensa con mis palabras.—Solo quiere que nos conozcamos mejor—me dice despacio.—¿En verdad q
VICTORIA—Alan por favor—me interpongo cuando mi mejor amigo le pide que me suelte.—¿Y tu quien diablos eres? —le dice Zarco muy enojado pero no me suelta el brazo haciéndome daño.—Un hombre el cual no va a permitir que traten a su mejor amiga como tú la estas tratando en estos momentos—le dice serio mi amigo—así que suéltala ya animal.Lo hace, Zarco me suelta, pero da un paso dejándome detrás de el, para enfrentar a mi amigo Alan que no le baja la mirada, por el contrario, siento que esto en cualquier momento se puede salir de control.—No te metas que ella es mi prometida—su espalda ancha, no me permite ver y tengo que hacerme a un lado.—Alan no pasa nada, solo estamos discutiendo algo sin importancia.—Te trataba mal y en mi presencia eso no va a pasar.—Largate de aquí—le dice Zarco de manera despectiva—no se quien eres, pero no debes meterte en donde nadie te ha llamado.—Alan es ginecologo y mano derecha de mi padre—le aclaro—es un amigo.Sudo frio con la mirada que se dedic
VICTORIA—¿Todo bien por aquí? —pregunta Zarco, su voz baja y controlada, pero sus ojos revelan una tormenta de emociones. Alan responde con calma, asegurándole que simplemente estamos disfrutando de la velada. Pero la mirada que Zarco me dirige es intensa, buscando una verdad que no está dispuesto a preguntar en voz alta. En ese momento, sé que hemos logrado nuestro objetivo, pero también me pregunto si este juego de celos nos llevará a un final feliz o si solo complicará más las cosas.—¿Pasa algo? —le pregunta Alan siguiendo el juego —no sabía que estabas aquí.—No me creas estúpido —dice Zarco con la mandíbula apretada y siento que este juego se torno peligroso.Sarko me toma del brazo con una firmeza que me sorprende, cortando abruptamente mi charla con Alan. Me levanta de la mesa y me lleva hacia un corredor sombrío, donde las sombras del restaurante se entrelazan con nuestras figuras. Su mirada es un remolino de emociones que no alcanzo a interpretar.—¿Qué estás haciendo, Vict
ZARCOReparo el apartamento de Victoria, mi lobo me insiste que fui muy duro con ella y en cierta medida creo que tiene algo de razón. Por eso me apresuro a su habitación, la puerta esta abierta y lo que veo me deja sin respiración.Voltea y la boca se me seca al notar sus senos, son hermosos, tiene una pequeña cintura y su piel se ve muy sedosa. La hombría me palpita con lo veo y se cubre apenada el torso.Maldición, se ve muy hermosa y tiene un cuerpo espectacular.—Ya me voy—Le digo—nos vemos.—Esta bien—dice cubriéndose el cuerpo que quiero tocar.Mi lobo me dice que me acerque, que es hermosa, que la toque, que quiere sentirla, pero me niego hacerlo, porque amo a una sola mujer y es normal admirar la belleza de otra, nada más.Salgo de su apartamento y llego al mío, donde sostengo una conversación con Morganna que esta preocupada por nuestra situación pero le insisto que ya lo voy resolver.—Solo quiero estar contigo amor—le digo—cree en mi.Cuelgo la llamada antes de irme al bañ