Luna I: Te amaré por siempre
Luna I: Te amaré por siempre
Por: Marc
1. Nuevo día

Narra Verónica

—Buenos días hija —saluda mi madre desde la puerta—. Ve a lavarte qué ya Carol debe estar por llegar.

—Ya voy mamá.

Me levanto de la cama y voy al baño de mi habitación. Me doy un baño y me pongo unos jeans de mezclilla, una chamarra gris y unos tenis deportivos. Me recojo el cabello en una coleta y me dispongo a empezar a empacar. Pues así soy, empacando a última hora.

Me considero una chica como cualquier otra. Mi pelo es negro como el carbón y largo hasta mi cadera. Tengo un buen trasero gracias a... a quien le tenga que agradecer. Mis ojos son verdes y mi mejor amiga dice que tengo los labios que cualquier chica desea, es decir en forma de corazón. Mi estatura está entre 1.65 y 1.70 y eso es todo sobre mi cuerpo.

Hoy es el día en que me voy a otro país con mi mejor amiga Carol. Allí viviremos un tiempo con mi hermano mayor. Al principio a mi madre no le pareció la idea ya que mi padre decidió vivir con esa familia y solo me mandaba regalos en días festivos, pero bueno, según él era para protegerme. Hace ya cuatro años que falleció en un accidente de auto según mamá. Ella nunca ha soportado a mi hermano, pero a mi padre, a él lo sigue amando hasta el día de hoy. En fin, cosas del ser humano.

Mi universidad queda un lejos de casa, es en Canadá, recuerdo haber ido de niña con mi padre pero solo recuerdo la nieve y el resto del viaje está en negro.

Siento el timbre y sé que ya mi mejor amiga está aquí. Abro la puerta y ella me recibe con una sonrisa.

—¡A partir de ahora somos independientes Roni!

—¡¡Lo sééé que felicidad!!

Mi mejor amiga es castaña y su pelo se lo cortó este año a la altura de la mitad de su espalda. Sus ojos son color miel, tiene un cuerpo definido y mide 1.70 ya que es un poco más alta que yo. Es una persona extrovertida, chistosa y una fiel amiga.

Mi madre se une en la puerta junto con mis dos maletas.

—¿Enserio se tienen que ir mis niñas? —se queja mamá apretujándonos a ambas.

Carol y yo nos conocemos desde niña y desde pequeña siempre viene a mi casa como yo voy a la de ella. A su mamá yo le digo mamá Rosa y ella a la mía mamá Elsa.

—Mamá Elsa le voy a cuidar muy bien a esta tonta.

—Si, por favor mi niña. Ya sabes cómo es Roni de despistada.

—Emm... hola. Noticias de última hora, sigo aquí —ironizo y me apresuro a llegar al taxi y meter las maletas.

Luego regreso a donde está mi madre para tener ese momento tan triste, la despedida.

—Hija, a partir de ahora tu vida dará un gran giro y cosas nuevas sucederán y no es lo que piensas de Universidad, chicos, trabajo y demás, para nada, son cosas mági... ¿sabes qué? Llámame siempre que tengas tiempo. —se queda observándome unos segundos.— Te amo tanto. Eres mi pequeña Verónica.— habla mi madre al borde del llanto.

—Te amo mamá. —le doy un abrazo y dejo atrás la que fue mi casa por casi dieciocho años.

#

En el avión junto a mi mejor amiga vemos cada una nuestros celulares.

—Roni, ¿alguna vez te has planteado que exista la magia?

—No, la verdad. O sea desde pequeños vemos a los magos en el circo y cosas así pero sabes que no es real y que son simples trucos.

—¿Y si fuera real? ¿Si tuvieras un poco de algo mágico y sobrenatural en tu vida?

Suelto una carcajada que despierta al que se encontraba delante de nosotras. Por suerte es que ya me molestaban sus ronquidos.

—Estás loca, esas cosas no existen, creo que el atractivo de Daemon te está afectando un poco.

#

Al llegar a Canadá en un viaje de cinco horas nos esperaba un auto fuera del aeropuerto, el hombre que nos recibió era alto, bastante apuesto y no aparentaba tener más de unos 32 años, pero demasiado rígido para mi gusto.

Cuando el auto se estacionó no me pude creer lo que v. Era una mansión, esto se supone que debería ser mío también, ósea, si mi padre al morir dejó esto, también me correspondía en parte. No estoy molesta porque mi madre siempre me dio todo y en cuanto estuve en la edad de tener móvil me regalo uno y cada año trabajó para poder conseguirme el último.

Hice intento de coger mis maletas pero el chofer las agarró y se las entrego a una chica en la entrada.

—Hola hermanita —me saluda mi hermano con una sonrisa y me abraza.

—Oh por dios que alto estás. ¿Cuántos años tienes ya? —mi hermano ha crecido demasiado desde la última vez que lo vi, es decir desde hace dos años que me fue a visitar a Estados Unidos.

Mi preciado hermano tiene el pelo de color marrón casi negro, sus ojos son verde y debe medir 1.80. A su lado soy una enana yo estoy en 1.65. Parece que hace ejercicios todos los días porque tiene el cuerpo bien conformado.

—Tengo 20, solo soy dos años mayor que tu hermanita. —revuelve mi cabello.— ¡Carol cuanto tiempo! ¿Hará como un año no? —mi dulce amiga se queda paralizada por unos segundos pero luego lo abraza con demasiado cariño.

—Brandon te he extrañado... —no sabía que se llevaran tan bien, siquiera sabía que se conocían. A lo mejor se la presenté aquella vez y establecieron contacto, que sé yo.

—jm... jm... —carraspea una chica detrás de mi hermano.

Es muy bonita su pelo es castaño el cual tiene recogido en un moño y wow tiene muy buen cuerpo mucho mejor que el mío. Debe medir 1.70 al igual que mi mejor amiga.

—Ah, esta es Janet. Si necesitan algo se lo pueden pedir sin problemas. —dice y le pone una mano en el hombro.

—Venía a informarle que ya todo está listo señor. —habla la chica.

—Si es así, entremos a casa.

La casa es hermosa y enorme. Subimos al segundo piso y hay cuatro puertas.

—Esta es mi habitación, la de al frente es la tuya, siguiente a la tuya está la de Carol.

—Ooook comprendí. —Carol va a su respectiva habitación y cuando voy a entrar a la mía mi hermano me detiene.

—Roni, esta casa la dejó nuestro padre al morir, —me tenso al escuchar eso, aun no acepto su muerte aunque solo lo vi cuatro veces en mi vida y ni siquiera me acuerdo de cuando fue,— por lo tanto esta casa es tanto tuya como mía. Siéntete cómoda y con la libertad de confiar en mí para lo que quieras.

Hago un asentimiento de cabeza y él entra a su habitación.

Al entrar a la habitación que me correspondía, no me lo creía. Era maravillosa. Todo era de color blanco y carmelita crema excepto un peluche que había sobre la gran cama que era rosa y la tele frente a la cama que era un pantalla plana negro. Tenía un gran espejo que al correrlo era un gran closet, al lado había una puerta, era el baño. Este no era tan grande pero si lo suficiente para tener una bañera climatizada con una ducha, lo demás era lo normal, el sanitario, el lavabo con su espejo en la pared y un botiquín con algunas medicinas.

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