—Permiso, voy de salida —le informo a ambos hombres pero cuando quiero salir no me lo permiten.
—No puede salir Luna. Tengo ordenes estrictas del Al…—¡Que me llamo Verónica! —lo interrumpo.— Y puedo salir si me apetece.—El señor no dijo eso.—¡¡Me importa un pepino lo que diga tu señor!! —grito ya histérica intentando salir, pero es en vano.—¡¿Quién ha dicho que está permitido gritar en mi casa?! —escucho la voz del imbecil detrás de mi.—Señor, ella quiere salir.Aproveché que ambos guardias estaban distraído y empecé a echar una carrera fuera de la mansión, por suerte la verja estaba abierta porque si no me hubiese estrellado.—¡¡Verónica vuelve aquí!! —me grita Dayron, desesperado.Yo sigo corriendo como loca en dirección al bosque pero antes de poner un pie en este él me atrapa.—¿No entiendes lo que es que vuelvas?—A ver, si entiendo el español pero no sigo órdenes de idiotas.Él me mira con diversión pero al pasar su vista de arriba abajo su rostro se convierte en uno furioso.—¿Qué haces afuera con tan poca ropa? No vuelvas a mostrarte así Verónica. ¿No ves cuántos hombres hay en la mansión? —Dayron sin darme cuenta ya me tenía sobre su hombro.—¡Oye! ¿Quién te crees? ¡Bájame! ¡Puedo denunciarte por esto! —pataleo y le doy en la espalda pero es inútil hacerlo.—Eres demasiado irritante. —me palmea el trasero logrando que me calle.Nos demoramos dos minutos en llegar a la mansión. Antes de entrar a la habitación se detiene.—¿Podrías dejar de pasearte con tus ligues? —por lo que veo la voz es de una chica.—No es uno de mis ligues Adelaide y por favor préstale algo de ropa, mira cómo salió. —el imbecil me baja y veo a una chica pelirroja de ojos azules, aparentaba tener diecinueve años.—Cuando termine de resolver algunas cosas, vendré a ponerte tu castigo.—Inténtalo. —sonrío falsamente y lo veo marcharse.Cuando sé que ya no está cerca, me giro y vuelvo a ver a la chica.—¿Quién eres? —indago un poco.—Soy hermana menor de Dayron, mi nombre es Adelaide, si quieres puedo prestarte ropa.—No necesito que me prestes nada. —suelto con brusquedad.— ¡No necesito nada de ustedes! ¡Solo quiero que me dejen en paz!—Siento mucho si mi hermano te ha tratado mal pero… —la interrumpo con el ruido que causo al tirar la puerta y cierro con llave.Han pasado dos días desde que estoy en la mansión de Dayron. Me he limitado a no salir del cuarto para nada y bueno, digamos que ese fue el castigo de Dayron, me tenía encerrada en la habitación, bajo llave. Unas chicas que son las sirvientas son las que me traen todas las comidas del día y cuando Dayron viene a verme me limito a escuchar música y no saber nada de él.—Verónica hoy hay una cena muy especial y necesito que vallas. —Dayron entra a la habitación.— Te traerán varios vestidos para que escojas el que más te gusta.—El vestido que quiero nadie lo tiene. —le lanzo una almohada pero la atrapa antes de que dé en su cara.—Dime cuál es el vestido y lo compraré o lo mandaré a hacer. —saca su celular y me mira, esperando mi respuesta.Este chico es imbécil.Niego un par de veces con la cabeza y me acuesto boca abajo para no tener que mirar su atractivo rostro y perderme.Siento como él se acuesta a mi lado y comienza a acariciar mi cabello.—Princesa. —deja un beso en mi cabello.— No me alejes Roni, te quiero.—¿Qué me vas a querer? —me incorporo y me apoyo de mis hombros para mirarlo.— No siquiera me conoces Dayron —esta vez no tengo ganas de discutir, en parte es porque me está masajeando la cabeza y eso me relaja demasiado.—Entonces dame la oportunidad de conocerte Verónica.—Mira, eres un hombre lindo, apuesto y que al parecer ha conseguido bastante siendo tan joven —sonríe—, pero si en un principio no me hubieras secuestrado y no me hubieras encerrado en este cuarto, las cosas fueran diferentes.—Lo siento.—Me gusta ser libre Dayron, tomar mis decisiones, no estar cuarenta y ocho horas mirando el mismo punto imperfecto de la pared. —le señalo el lugar y él sonríe al verlo.—Bueno, hoy en la noche saldremos a dar una vuelta en el bosque pero tiene que ser conmigo —dudo un segundo pero asiento.—¿Puedo saber para que es la cena?—Queremos presentarte a alguien. —sonríe y acaricia mi mejilla.¿Por qué a pesar de que lo quiero tener lejos a la vez lo quiero tene cerca?¿Un dilema verdad?Esa soy yo. El dilema Smith. Es que así de bipolar soy.—¿Queremos?—Tu hermano estará aquí también.Saber que veré a Brad me pone feliz, aunque el accedió a que me trajeran, lo quiero muchísimo.Tocan la puerta, sacándome así de mis pensamientos y Dayron la abre. Entran dos muchachas con veinte vestidos en cada mano y lo ponen sobre la cama.—Si quieres más de uno o si quieres todos los puedes coger.—Muchas gracias Dayron. —el mencionado me regala una linda sonrisa y se va, dejándome con las dos chicas.En dos horas no he parado de buscar vestidos y ninguno me gusta para esta noche. Sigo rebuscando hasta que encuentro uno perfecto.Es rojo, de la cintura para arriba pegado a mi cuerpo y de una tela un poco transparente. De la cintura para abajo era un poco más suelto y tenía una abertura en mi pierna izquierda.Elegí unos cuantos vestidos más para tenerlos guardados para otro ocasión y entré al baño para darme una ducha.Al salir me puse el vestido y vi diez pares de zapatos distintos, todos eran rojos. Elegí unos que me hacían lucir bastante alta y en lo que me los estoy poniendo entra alguien por la puerta.—Ya casi estoy Dayron.—¿Qué te hace pensar que soy él hermanita? ¿Acaso te gusta? —me sonrojo ante su pregunta, en otras circunstancias si, pero no, no me gusta.Al salir del caos de mis pensamientos lo abrazo.—Te odio. —me cruzo de brazos y él me da una sonrisa ladeada.— Pero lo dejaré pasar porque te he extrañado tanto.—Yo a ti igual hermanita —deposita un beso en mi frente.— Madame Verónica yo seré el que la escoltará a la mesa esta noche. —sonrío.— Te encantaba que te dijera eso de pequeña.—Nunca vivimos juntos Brad.—Cuando venias de visita boba.—Bueno, espérame allá afuera que me falta arreglarme un poco. —este se dirige a la puerta.— Brad —lo llamo antes de que se vall— ¿Le puedes decir a las chicas que traigan algo de maquillaje y perfume?Pasan diez minutos y entran las chicas.—Luna sentimos el retraso aquí tiene todo.—No me digan Luna. Mi nombre es Verónica.—El señor… —las interrumpo.—No importa lo que diga el señor. —les dice una voz femenina que reconozco.—Me pueden dejar a solas con Verónica.Las chicas asienten y salen de la habitación sin protestar.—¿Qué quieres? —pregunto sin ánimos de tener una conversación con ella.—A ver Verónica. Sé que no soportas a mi hermano dadas las circunstancias, ni yo lo soporto de vez en cuando, pero te prometo que no somos malas personas.Me detengo a pensar lo que me dice. La verdad es que cuando nos conocimos la que salió en mala forma muy yo, solo porque estaba estresada con Dayron.—Está bien, te pido perdón por cómo te traté al principio. Si quieres podemos volver a presentarnos. —le regalo una sonrisa sincera.— Hola, soy Verónica Smith y estoy aquí secuestrara por tu hermano. —ella sonríe negando varias veces.—Hola, soy Adelaide Wolff y soy la hermana menor de tu secuestrador. —dice lo último haciendo comillas.Como el ambiente está un poco más relajado, le pido a Adelaide que me ayude a maquillarme y esta lo hace perfectamente.—¿Sabes? Tú y yo podemos llegar a ser muy amigas.—Me encantaría.—Bueno, creo que ya estás lista. Te esperamos en la mesa.Adelaide sale de la habitación y yo me cepillo un poco el cabello. Hoy lo dejaré suelto.Al salir ahí se encuentra mi hermano y me ofrece su mano.—Gracias a Dios no soy mujer. —sonrío ante lo que ha dicho y bajamos.No me había fijado pero esta casa es hermosa y muy grande, mucho más grande que la de mi hermano.Entramos al comedor y todas las miradas están en mí. En quien más me fijo es en Dayron, prácticamente se le cae la baba y eso me hace sonreír. Luego me doy cuenta de que aquí se encuentran Carol y el chico rubio que se parece a mi hermano.Mi hermano me acerca al rubio el cual ahora que me fijo tiene los ojos miel.—Verónica, él es nuestro primo. —esto me ha dejado en un pequeño shock. Nunca me han dicho que tengo más familia aparte de mi hermano y mis padres. Me dijeron que mi padre era hijo único.—Eso es imposible Brad, nuestro padre era hijo único.—Hermanita por favor siéntate —me siento intentando procesar todo y mi hermano en la silla a la derecha mia ya que estoy de cabecera en la mesa. Mi hermano me toma las manos y mi primo está parado detrás de él.—Por favor explícame esto ahora mismo Brandon Smith.—Roni, como ves nosotros dos nos parecemos mucho, la razón es que padre era gemelo de su padre y por eso nos parecemos tanto. Solo que él es rubio por su madre y yo soy de pelo por nuestro padre y ojos verdes por... mi madre.—¿Por que nunca me dijeron nada?—Porque quería que lo conocieras tú misma.—Y es mi novio —notifica Adelaide.—Y yo soy pareja de Carol. —me revela mi hermano dándole un beso en los nudill
—¿Tú lo sabías Carolina? —pregunto al borde del llanto, ella intenta tocarme pero retrocedo.—No tenías que haberte enterado así.—Pero me enteré. —subo a la habitación y ella detrás de mí.—¿Tú también eres una de ellos?—En cierto modo lo soy —responde—. Tú también lo eres, pero te convertirás cuando cumplas dieciocho. —mi boca se abre en forma de; ¿qué?—Yo no puedo ser un bestia. No lo seré, no, primero me mato.—Roni, creo que tú hermano te explicará mejor esto. —el mencionado hace presencia en el lugar y mi supuesta mejor amiga, que me oculta demasiadas cosas, se va.Aunque estoy muy molesta con él lo abrazo y comienzo a llorar en su pecho. Cuando me calmo comienza a hablar.—Hermanita, cuando éramos pequeños papá habló con un brujo para que retrasara tu transformación y…—¿Y qué Brandon? ¿Cuántas cosas más me ocultan?—Y te convertirás en tu cumpleaños dieciocho. —sé que no es eso lo que me quería decir pero asiento.—¿Qué era lo que atacó a Dayron?—Un vampiro —¿WTF?—¿Algo má
Despierto un poco incómoda, pues Dayron ya no estaba a mi lado y yo que seguía aferrándome a la almohada pensando que sí. A ver qué no se forme alboroto, aún sigo enfadada con él pero me encantó cuando me abrazaba toda la noche con miedo a que me escapara.Tocan la puerta y doy permiso para que pasen un poco adormilada aún. Por la puerta entra Adelaide con bastante ropa en sus manos y la ayudo. Luego sigue entrando más y más ropa hasta que la cama y los asientos se llenan de montones de estas.—Por Dios, cuando Dayron dijo que traerían ropa no me imaginé esto.—Mi hermano es un poquitín bastante impulsivo a veces. —bromea esta sonriendo.—Bueno, ¿me puedes ayudar? Es que no soy muy buena eligiendo la ropa. —Ade sonríe emocionada de que por fin nos estemos entendiendo.— Aquí se encuentran los pijamas, creo que sólo necesitaré dos pares. —señalo el montón de ropa pequeño que está en una silla.Después de un rato sabiendo un poco de la vida de Adelaide junto a mi primo, los cuales llev
Verónica.Cuando Dayron sale de la habitación, enseguida una empleada me trae el desayuno.Unas horas más tarde me doy un baño, me pongo un vestido blanco con unas plataformas del mismo color. Cepillo mi cabello para que se seque y lo coloco a ambos lados de mi cara. Me pongo la pulsera que me regaló mi hermano, mis pendientes favoritos desde que soy pequeña y un collar de perlas que me regaló mamá al cumplir los quince. Sintiendo que la temperatura estará un poquito baja me pongo una capa blanca.Bajo al living y Dayron se queda maravillado al verme.—Se te va a caer la baba. —hago como que me limpio.—Razón no me faltaría. Eres la mujer más hermosa del mindo.Eso me hizo sonrojar y no pude ocultarlo.—Ya podemos irnos —le digo cuando llego a su lado.—Si, vamos. Él me carga a caballito y corre a su velocidad sobrenatural hasta que llegamos al pueblo. Es tan diferente del área de la mansión. Se escucha a los niños jugando en las calles, las vecinas chismeando por nuestra llegada y
Al despertar pensaba encontrarme a Dayron a mi lado pero no estaba. La verdad me molestó que no se quedara a pasar la noche conmigo.Saco la absurda idea de mi mente.¡Ni siquiera somos nada! Aún. Y se despidió de ti anoche estúpida. Sí, así es como me trata mi asquerosa mente.Me levanto y aseo. Me pongo ropa deportiva y cojo una toalla para el sudor. Al entrar en el gym, todo estaba arreglado, había pesas, caminadora y todo tipo de equipo para ejercitar. Decido la caminadora.Al terminar me moría de hambre ya que hice ejercicios en ayuna. Fui a la cocina y no había nadie.Me metí en mi propio mundo y pensé en todo lo sucedido hasta ahora.Mi madre me ocultó esto por bastante tiempo. Carol tenía una relación de año y medio, hablando de eso, hace días que no la veo, seguramente anda de melosa con mi hermano.—¿En que tanto piensas? —la voz de Dayron me sobresalta un poco y me corto con el cuchillo.— Lo siento. —el chico se para detrás de mi, toma mi mano y chupa el dedo cortado.—Gr
Eran las cinco de la tarde cuando llegamos a casa. Dayron se quedó en su despacho y yo fui directo a la habitacion, donde se encontraba mi mejor amiga.—¡Carol! —corro hacia ella y la abrazo.—Siento no haber estado mucho tiempo contigo estos días.—No importa, ahora estás aquí.—Bueno ¿cómo te has sentido con Dayron?—Estamos bien. Las cosas fluyen poco a poco.—Me alegra mucho escuchar eso. Él te quiere, al fin y al cabo eres su mate Roni.—Lo sé. ¿Carol me puedes explicar mejor el tema de los mates?—Claro. El mate de un lobo, es la persona con la que está destinada a estar por toda la eternidad. Si lo rechazaras él tendría un dolor profundo, ya que no puede vivir sin ti. Los lobos sólo envejecen a partir de qué encuentran a su mate. Si no la encuentran pueden pasar 1000 años y aparentar tener de 17 a 25 años. —Oh, ya entiendo.Carol y yo nos quedamos viendo películas un rato hasta que se va y yo me vuelvo a quedar sola.Siento dolor de cabeza y mi voz no sale. Por suerte estoy en
DayronEstoy en una junta en la manda White Moon ya que varios vampiros han atacado a esta manada varias veces.—¿Entonces que se puede hacer Dayron? —pregunta el Alfa, Dylan, es un hombre que aparenta veinticuatro años pero tiene más doscientos años. Los lobos si envejecemos pero a partir de qué encontramos a nuestra o nuestro mate es que empezamos a ver los cambios y son bastante lentos y este hombre la encontró hace poco. Es muy importante para un Alfa encontrar a su Luna antes de ejercer el cargo ya que sin estas poco a poco perderíamos nuestro lado humano. —La manada Black Moon enviaremos a algunos de nuestros hombres a hacer guardia —la verdad me pregunto que está ocurriendo, los vampiros nunca habían atacado a los hombres lobos tan seguido. Teníamos un acuerdo y yo al ser el Alfa de la manada más poderosa del mundo lo que me convertía en el rey de los lobos de todas las manadas tenía que enviar ayuda a las manadas que la necesitaran.—Muchas gracias Dayron. Te devolveremos el
VerónicaHa pasado una semana en la que he reforzado mi relación con Dayron y ahora le tengo más confianza. He logrado superar la muerte de mis padres y no he querido hablar con mi tía aunque no ha parado de llamarme. Supongo que mi hermano le habrá contado que ya lo sé todo.Me despierto y no siento los brazos de Dayron a mi alrededor como cada mañana. Reviso mi celular y son las 11 de la mañana. Normal que no me despertara con el oso polar ahogándome en un abrazo, suele despertarse a las ocho para irse a cumplir sus abligaciones como Alfa. Me doy una ducha fría y me visto con unos pantalones de mezclilla, una blusa de tirantes corta y una chaqueta de piel.Bajo a la cocina y me encuentro a Adelaide y Carol charlando. Hace días que no las veía.—Hola chicas. ¿Qué preparan?—Tarta de fruta —responden al unísono.—Bueno, más bien la estoy preparando yo, Carol es un desastre en esto.—Sigo aquí —ironiza la castaña.—¿Puedo ayudar? A mi si se me da bien cocinar.—Bueno así si.Comenzamo