Antes de que Jackson tuviera oportunidad de contestarme le dije—hablemos en otro lugar mejor. Veamonos en el bosque, debajo del gran pino, en mi lugar favorito, donde nos vimos una vez.— hablaba a prisa, sabía que Soria me estaría vigilando, esperando que Jackson apareciera para darle caza, lo más seguro era que ya estuvieran al tanto de su visita. Tendría que idear un plan para escabullirme sin que Soria me pudiera seguir. Él solo me quedo mirando algo confundido pero asintió y salió hasta su moto.Permaneci en el local un buen rato antes de salir. Dejando todo encendido como si aún estuviera abierto, solo le pase seguro a la puerta y me adentre al bosque por una calle muy poco concurrida la cual no tenia sendero, pero no lo necesitaba, me sabía bien el camino hacia mi pino.La brisa fresca de la tarde acariciaba mi rostro mientras caminaba hacia mi lugar habitual en el bosque. Las hojas crujían bajo mis pies y el aroma a tierra húmeda llenaba mis pulmones. Sabía que no podía perder
Jackson se encontraba en el borde del bosque, su refugio habitual, donde los árboles se alzaban como guardianes silenciosos. Desde allí, podía observar a Catarina. La luz del sol se filtraba entre las hojas, creando un juego de sombras que hacía que su figura pareciera aún más etérea. Ella reía con los animalitos que se le acercaban, ajena al peligro que acechaba en la oscuridad del bosque y a la realidad de quien estaba realmente a su lado. “Es increíble”, pensó Jackson con una mezcla de frustración y ternura. “¿Cómo puede ser tan ingenua?” Para todos en el pueblo, él era solo un chico normal, pero dentro de él ardía una lucha feroz: la dualidad de su existencia como hombre lobo. El Consejo lo había marcado como una amenaza, pero lo que nadie sabía era que él había dejado el pueblo ese mismo día cuando Tamy fue asesinada. Había estado intentando alejarse de Catarina y de los sentimientos primitivos que ella despertaba en él. La imagen de Tamy, caída en el suelo de la tienda, lo ato
Cuenta la leyenda que una noche de luna fría, cuando ésta estaba en su punto más alto congelada y encerrando su fuerza, una manada de hombres lobos decidió atacar a los Lancaster, una familia de humanos bendecidos por la luna con poderes semejantes a los de ella, control sobre las aguas, control sobre las cosechas y especialmente poder sobre los lobos, estos con la idea de arrebatarles este poder a través del ritual Absorptío que consistía en clavar las garras de un alfa en el corazón de uno de los magic's y reclamar el poder, masacraron a los miembros de la familia dejando a Anastasia Lancaster viva para llevar acabo el ritual en ella, sin saber que la joven era una hechicera experta en controlar los poderes lunares incluso en su punto más débil, Anastasia devastada por la pérdida de casi toda su familia, esperanzada con la idea de que algunos jóvenes lograrán escapar y con el deseo de venganza sobre los licántropos, levantó una bruma espesa segándoles, Greco Montego el Alfa de la man
La tarde estaba un poco fría, el cielo repleto de nubes negras que corrían de prisa y se juntaban unas con otras volviéndose más espesas amenazando con volverse tormenta en cualquier momento mientras el viento soplaba sin contemplación trayendo consigo las hojas sueltas de los árboles. Bajaba a paso seguro por una calle empedrada que daba a un pequeño bosquecillo en el cual la gente solía hacer picnic, pasear y acampar, a mí en particular me gustaba sentarme debajo de un gran pino para contemplar el atardecer y esperar la llegada de la luna. No podía contar las veces en que Soria una chica muy sobreprotectora la cual era mi mejor amiga desde hace muchos años, me había sermoneado con que aquello era peligroso, que una chica como yo no debería de andar sola en el bosque, pero mi alma ahí se sentía libre y en paz.Acabe de bajar la pendiente y me interne en aquel hermoso lugar maravillándome al igual que siempre con cada cosa que veía a mi alrededor, era mágico, como atravesar un portal y
Era Marzo y el sol de mediodía brillaba alto, estaba de buen humor atendiendo llenando el inventario, después de graduarme me las había arreglado para tener mi propio negocio, una pastelería donde pudiera hacer felices a los demás con algo dulce, encontré un buen lugar en la avenida 17 cerca de la escuela local y del distrito de comercio, así los niños y los comerciantes tendrían un lugar al cual acudir para alegrar sus días. La fachada de mi pastelería estaba pintada de rosa chicle y rosado bebe por dentro, con mesas de colores esparcidas por todo el lugar y unos bancos esparcidos por fuera, y las vitrinas rebosantes de dulces. En una de las paredes laterales había colocado una rocola antigua y difundía una suave música por todo el local.Estaba arreglando las tartas de zanahorias cuando de pronto me di cuenta que él estaba ahí, él chico del bosque, cuando lo vi, todo los recuerdos vinieron a mí de golpe que me provoco dolor de cabeza, no había dudas, traía el infierno en sus ojos, r
Me levante con las músicas africanas, mi compañera no debía de estar de buen humor siempre que colocaba esas músicas o estaba de malas o algo le preocupaba, me levante pateando a un lado las sabanas y fui dando tras pies a la cocina donde la encontré extrañamente con el ceño fruncido preparando el desayuno, me senté en el taburete cruzando mis piernas y apoyando mis codos en el mostrador de forma que pudiera colocar mi cara entre las manos, la cabeza me dolía.–Y bien ¿cuál de las dos es?– le pregunte a modo de buenos días, ella se volvió y me sonrió– ¿a qué te refieres? Y buenos días para ti también– me dijo fingiendo tranquilidad de repente.–oh ya sabes, ¿molesta o preocupada? Lo digo por la música– hice ademan con una mano al equipo de música que colocábamos en la esquina de la cocina.–que observadora te has vuelto Cat– ríe pero no me responde mi pregunta en realidad, es común en ella que evada los temas que tienen que ver con su privacidad así que la dejo tranquila.–Me iré a pr
El resto del día transcurrió con su habitual normalidad, a medio dio los chiquillos que salían de sus clases venían por sus postrecitos y los adultos que habían salido para almorzar se sentaban en mi local a merendar antes de volver al trabajo. Tamy y John se despidieron de mí para irse a sus clases por la tarde.Me quede sola atendiendo a una que otra persona que venían eventualmente a comprar, pronto se hicieron las siete de la noche y me preparaba para cerrar el negocio.–Catarina– escuche mi nombre pero esta vez no solo en mi cabeza sino en mis oídos me di vuelta para encontrar en el marco de la entrada al hombre de piel oscura y poseedor de aquellos ojos maravillosos que para mí se habían vuelto aterradores, había algo en el que siempre me paralizaba no sabía decir si eran sus ojos o su sonrisa afilada, su sonrisa jamás era cálida, parecía haber algo más detrás de esos perfectos dientes blancos, los nervios se dispararon por mi cuerpo recordando lo que me había dicho Soria esa mañ
Me sentía exhausta la mañana siguiente cuando desperté, las pesadillas acabarían conmigo. Me quede tumbada en mi cama un largo rato, tratando de tomar una decisión. Después de un tiempo tome el móvil y le marque a Tamy. Atendió al tercer timbre.-Buenos días señorita Catarina, ya en unos minutos salgo, no se me ha hecho tarde o ¿sí?- Tamy solía ser una chica responsable. - No Tamy, todo bien, solo quería pedirles a ti y a John que se hicieran cargo hoy del local medio día, necesito hacer otras cosas.- le explique rápidamente y ella accedió con gusto. Colgué el teléfono, me duche y prepare un morral para Salir.Cuando llegue a la cocina me sorprendí de que Soria no estuviese pero eso hacia las cosas más fáciles, tome fruta envolviéndolas para llevármelas junto con mi termo de agua. Tenía un par de años que no iba a ese lugar, desde el incidente en el que pare en el hospital.Cuando llegue a la entrada del bosque mi corazón latía n mi pecho con una gran fuerza. Sentía que me faltaba el