Aysel no pudo aguantar más, que entró gritando a la cabaña.
—¡Están locos! ¡Dilay tú no puedes hacerle eso a Lyon! —Aysel ¿Qué haces aquí? —cuestionó alarmada Dilay que se cubría su cuerpo con el de Joram que solo llevaba sus pantalones. Detrás de ella vieron a Berk que mantenía la cabeza en el suelo. —Evitando que cometas el mayor error de tu vida —respondió Aysel que avanzó por el lugar para tomar la blusa de Dilay que estaba en el suelo —ahora vístete, nos vamos de aquí —apunto a Joram en el pecho —y tú lárgate de aquí junto con Berk antes que llegue Lyon, porque si sabe que tu tocaste a su luna ya debes saber lo que te pasara ¿verdad? —Si me voy a ir, pero con ella —tomo la mano de Dilay —no pienso dejarla aquí sola a afrentar las consecuencias de nuestro amor… —¿Qué consecuencias? ¿de qué hablas? —cuestionó Aysel mirando a los dos, Dilay se había refugiado en sus brazos y Joram la sostenía con amor y protección. —Aysel hay algo que nadie sabe y si no me voy esta misma noche, me matarán —dijo con voz temblorosa Dilay, Joram la pegó más a su cuerpo, Aysel siguió el movimiento de sus manos, cuando su hermana adoptiva las posaba en su vientre abrió los ojos —dentro de mi llevó el cachorro de Joram. Las palabras de Dilay dejaron impresionados a todos los presentes, Joram fue el primero en gritar de felicidad, ella dejó salir unas lágrimas de felicidad, pero a la vez de temor. —¿¡Cómo es posible que te preñaras de Joram!? —exclamo Aysel molesta —sabes lo que significa, dentro de seis días llega, debería ser tu ceremonia de Luna… —La que no va suceder —sentencio Dilay —en cuanto esté cerca de Lyon, él sabrá que lo he traicionado y todos sabemos cuál será mi castigo… —No, no voy a dejar que nadie les haga daño —intervino Joram mirando a Aysel… —Te vayas o quedes el resultado será el mismo, ¿no has pensando en mis padres? —replicó molesta Aysel —ellos fueron tus padres desde el día que tú naciste, te cuidaron, mi madre se desvive por ti, todos los días pienso que ella hubiera querido que tú fueras su hija en vez de yo. Al fin dejó salir ese reproche. —Nunca fue mi intención robarte el amor de mi mamá Tara, lo siento Aysel —se disculpó Dilay —pero no puedo quedarme a que Lyon me maté, mi hijo merece nacer, vivir con su padre… —Pero yo no puedo permitir que hagas esto, no seré tu cómplice en esta traición a Lyon, a la manada —dijo Aysel dando vuelta, ya lo había decidido le diría todo a su madre, sentía pena por ella, pero no podía quedarse callada, Lyon no se merecía eso. —No puedes ir, Aysel. Sabes que si hablas serás la causante de la muerte de un inocente —Berk trató de detenerla, pero ella se soltó. —No me importa. No puedo quedarme callada mientras ella le hace esto a Lyon. Él no se merece que lo traicionen así. Él es el alfa, el mejor lobo que he conocido. Y yo lo amo, Berk. Lo amo con todo mi corazón —Aysel confesó con lágrimas en los ojos. —¿Qué? ¿Estás loca? ¿Cómo puedes amar al alfa? Él nunca te va a mirar a ti, menos con esa marca en tu rostro. Eres solo una loba más, tal vez la más débil de todos. No tienes nada que ofrecerle —Berk le dijo con crueldad, tratando de hacerla entrar en razón —mejor vayamos los cuatro, yo si te quiero a pesar de tu marca, el poco tiempo que llevo aquí aprendí a conocer tu corazón, Aysel te amo… Berk la tomo de los brazos, y lentamente se acercó a querer probar sus labios, pero Aysel lo abofeteo y empujo al suelo. —Si de verdad me amaras no hubieras sido tan cruel con tus palabras —dijo entre lágrimas Aysel —crees que no sé qué Lyon nunca me vera como su luna, que yo sería la vergüenza de esta manada, pero como le digo a mi corazón que no lo quiera, como le ordeno a mi loba que deje de desearlo y amarlo, desde que tengo uso de razón lo siento mío —soltó una risa burlona —algo tonto, porque yo sabía que él ya tenía dueña, todos estos años he tenido que soportar ver como él se enamoraba de ella, como la tomaba de la mano, las cartas que le ha enviado… Aysel se limpió las lágrimas, ya había dicho mucho. —Debo encontrar una forma para qué Dilay se quede, para que no sufra Lyon… —Te estás escuchando Aysel, no hay forma, no hay magia suficiente, ni hiervas que puedan hacer que cambie las cosas —Berk la tomo por los brazos para que lo viera a los ojos —date cuenta ella espera el cachorro de Joram, porque él ya la marco —Aysel abrió los ojos ante las palabras de Berk, era verdad, y ante una marca de compañero no había manera de borrarla, significaría la muerte si intentaran quitarla. —Aysel por favor no digas nada —salió implorando Dilay —deja que me vaya con Joram, yo sé que tú podrás salvar a la familia de la ira de Lyon… Dilay se había vuelto loca, como podría ella evitar que se cumpliera con las leyes, eran claras, la traición se pagaba con sangre. Pero ver los ojos suplicantes de su hermana, escuchar el latir de ese pequeño no dejó que siguiera con su idea, el consejo era cruel con las lobas que deshonraban a sus compañeros destinados. —Que la Diosa nos proteja, vete antes de que me arrepienta —dijo Aysel bajando la cabeza, dentro de ella había una lucha interna, su corazón alegre porque no vería a Lyon unida a ella, pero su cabeza le decía que debía hacer algo para detenerla, que pagará el daño al Alfa de la manada. Regresaron juntas, Dilay entró a su habitación a preparar algo de ropa y poder salir de la casa sin que nadie la viera. Por la noche Aysel se sentó en la mesa con sus padres a cenar. —¿Dónde está Dilay? No la he visto en toda la tarde. Aysel vio el lugar vació de su hermana, odiaba tener que decir mentiras, pero era necesario que tuvieran más tiempo, para que la guardia no pudiera alcanzarlos. —Llegó hace rato, el paseo la dejó agotada que se fue a dormir pronto —respondió con una sonrisa Aysel. —Hay pobre debe estar nerviosa por la llegada de Lyon —dijo Tara con una sonrisa —debería preparar una cena ligera para llevarla a su habitación, no es bueno que duerma con el estómago vació —No —dijo exaltada Aysel, provocando la mirada extrañada de su madre —lo siento, no será necesario, yo ya me encargué de eso antes que se durmiera le prepare un emparedado de pierna. —Bueno entonces la dejaré descansar, ya no pude decirle la sorpresa que recibirá mañana —la mujer dejó salir una sonrisita de alegría. —¿Qué sorpresa? —preguntó Aysel con él ceño fruncido. Los ojos de su mamá brillaron con emoción. —Mañana llega Lyon…Dos grandes lobos corrían entre los árboles, uno iba más rápido que él otro, así que le llevaba una gran ventaja. “Lyon espera, hay que detenernos para descansar” Dijo su amigo Uzziel a través de la conexión mental.“No, ya casi llegamos a la manada”Lyon ansiaba llegar, ver a Dilay era su mayor motivación, habían sido tantos días sin verla, sin escuchar su voz, que nunca imaginó que la extrañaría tanto, desde el momento que se convirtiera en su luna no se apartaría de ella nunca más. “Aunque lleguemos en media hora, no podrás verla, porque ella debe estar dormida”Lyon lo sabía, que no la vería en cuanto llegará, pero si a primera hora, porque estaría en casa de Asael cuando salieran los primeros rayos del sol. “¿Avisaste a Asael que llegaremos mañana?”“Por supuesto, seguí al pie de la letra, le dije que no le avisara a Dilay para que fuera una sorpresa”Internamente Lyon sonrió, ya podía imaginar su rostro iluminado al verlo a primera hora en su casa. Había sido el año más larg
Todos voltearon al escuchar la voz gruesa y dura de Lyon, sus ojos fríos habían cambiado de color, de miel a rojo, demostrando un profundo odio, pero también un gran dolor, como si su corazón se hubiera partido en mil pedazos. Sin que Tara lo previera, Lyon le arrebato la hoja que sostenía en sus manos, ella hizo un intento vano por quitársela, pero fue inútil, él uso el comando alfa para que no se moviera ni ella, ni ninguno de los presentes en la habitación. —¡Querido Lyon no leas esto! ¡Es mentira! ¡Mi hija fue secuestrada! —trato de explicar Tara, pero la cayó con su voz. —¡SILENCIO!Su vista estaba solo puesta en las letras que anunciaban la traición de su luna, la que había nacido para él. “Querida madre Tara, quiero agradecer todo lo has hecho por mí desde que me acogiste como tu hija cuando mi madre murió en el parto, perdóname por esto que te hago, pero yo no puedo unirme a Lyon, porque no soy su luna y nunca lo seré, conocí a mi verdadera alma destinada, y aunque luché e
En cuanto dio la orden todos los lobos salieron corriendo, mientras los que estaban fuera de la casa de la futura Luna de la manada comenzaban a cuchichear sobre lo que estaba ocurriendo en la casa de la futura Luna, ya se había comenzado a divulgar entre los lobos la traición de Dilay. Por medio del enlace mental ya la mayoría de la manada sabían porque llevaba la guardia a la familia de Dilay. Asael iba inconsciente, los golpes que le había dado Lyon habían sido muy fuertes, Aysel iba detrás de él, un poco lastimada por la manera que él la había aventado contra la pared, y por último Tara con la cabeza al suelo, sentía la peor vergüenza de su vida, no podía creer que su hija le estuviera causando esta deshonra, este desprestigio, ellos que eran una de las mejores familias de toda la manada. Los llevaron hasta la casa del alfa donde en el sótano había adecuado un lugar para que fueran las celdas donde encerraba a los picaros o rebeldes que se atrevían atacar su manada, pero esta v
—No, ella no puede ser mi Luna, no puedo aceptarlo —dijo Lyon poniéndose de pie, desafiando los designios de la Diosa, sabiendo que era un grave error hacerlo delante de los lobos que estaban presentes —yo rechazo a…—No sigas Lyon Alfa de la Manada Luna Azul, si lo haces te arrepentirás —interrumpió la Diosa con voz fuerte y firme. —Yo nunca me arrepiento, yo no quiero a Aysel como mi luna —volvió a insistir Lyon mirando con desprecio a Aysel.—Si eso quieres, voy aceptar tu rechazo, pero tú también aceptaras las consecuencias —replicó la Diosa tocando su frente con un dedo —si rechazas a Aysel y continuas con este crimen, perderás lo que te fue dado desde nacimiento. —¿De qué habla Madre Luna? —preguntó desconcertado Lyon, mirando a la Diosa directamente a los ojos.El oráculo que había permanecido como solo espectador, hablo con voz fuerte.—Para que usted Alfa tome el liderazgo de la manada, debe estar unido a su compañera en la luna llena antes que cumpla los treinta años, si n
Horas antes.Lyon ingreso a su casa, no bajaba el fuego que corría por sus venas, nunca antes había estado en una situación que lo pusiera contra la espada y la pared, tener que aceptar a Aysel como pareja había sido lo más difícil a pesar que muy dentro de él, se manifestaba una extraña sensación. —Creo que has tomado la decisión correcta —dijo Uzziel que entró detrás de él.—Yo no estoy seguro del todo —replico molesto Lyon —pero no podía permitir perder mi lugar que por derecho es mío, menos con sabes quién queriendo mi lugar… —Yo creo que has ganado mucho con Aysel como compañera —dijo sinceramente Uzziel que recibió una mirada dura por parte de Lyon —tú solo veías a su prima, pero Aysel tiene mejores cualidades como Luna que Dilay. Lyon gruño al escuchar ese nombre, miró a su amigo con mucho coraje, parecía que no había entendido que no quería volver a oír ese nombre. —Te dije que no volvieras a decir ese maldito nombre —su voz denotaba el odio que había dentro de él —y ¿A q
Las palabras de Lyon dejaron helada a Emel, que desvió la mirada a Aysel que permanecía en el mismo lugar.—¿Cómo es posible que ella tome el lugar de su hermana? —preguntó molesta y desconcertada —ella no puede ser tu Luna, no lo merece, es fea, por esa horrible marca en su rostro, no es digna de ti, tú mereces una mejor loba, piensa las cosas y toma otra que si… —de poco se acercó a Lyon, pero este la detuvo antes que pudiera tocarlo. —Ya está decidido, y no pienso ir en contra de los designios de la Diosa —anunció Lyon con voz fuerte y gruesa —ahora vete a tu casa, ya mi hermana no te necesita…—Pero Lyon, yo vivo aquí, soy la niñera de tu hermana, ella me necesita…—Desde esta noche Aysel vivirá aquí, y ella puede hacerse cargo de Feray, ahora vete y no me llames Lyon, soy el Alfa Lyon… —ordenó ya sin mirarla y subiendo a su habitación. Emel le hablo a su espalda, pero Lyon ya no la escucho, ni le prestó atención, lo único que quería era que se acabara ese maldito día. Emel inte
Los días se fueron volando, Aysel no había vuelto a cruzar palabra con Lyon desde que había llegado a vivir a su casa, cuando amanecía, él ya había salido de casa, y por la noche llegaba muy tarde, parecía que la quería evitar a toda costa, pero ella no se iba a dar por vencida, no era así, le haría saber que siempre la tendría. —Hoy es el gran día —dijo su madre cuando ingreso a su habitación —desde esta noche oficialmente serás la Luna de la manda luna azul. Aysel sonrió al espejo, su sueño se estaba haciendo realidad, desde el amanecer comenzó a escuchar las tradicionales competencias que eran en honor del Alfa, mientras las lobas elevaban canticos a la luna debajo de la ventana de la futura compañera, en ellos deseaban felicidad y fertilidad a la pareja que nacía ese día. —¿Cómo está mi padre? —preguntó Aysel, desde esa noche que Uzziel había ido por ella, no había salido de la casa de Lyon, por orden suya, así que no sabía nada de ellos. —Esta muy triste, por culpa de Dilay,
En la manada todo era fiesta, jubilo por la ceremonia de Luna que se llevaría a cabo en cuanto la primera luna llena del mes saliera de entre las montañas. Aysel estaba rodeada por las lobas de la manada que le hacía cantos mientras le adornaba el cabello con pequeñas flores. Ella miró un momento al otro lado, donde Lyon había sido rodeado por los lobos de la manada que danzaban, como parte de la tradición de los antepasados. Era el lobo más hermoso que pudiera tener como compañero. Cuando los primeros rayos de la Diosa de la luna comenzaron a bañar el valle, los lobos y lobas comenzaron avanzar por el camino que llevaba a la gran piedra que estaba por fuera del árbol llorón, los canticos deseaban la felicidad de la pareja destinada y los aullidos que hacían los lobos machos eran de júbilo por su alfa. Cuando llegaron ante el lugar donde los esperaba la sacerdotisa del templo con una flor dorada en sus manos, la luna ya estaba en el punto alto del cielo, el momento de la unión habí