En la manada todo era fiesta, jubilo por la ceremonia de Luna que se llevaría a cabo en cuanto la primera luna llena del mes saliera de entre las montañas. Aysel estaba rodeada por las lobas de la manada que le hacía cantos mientras le adornaba el cabello con pequeñas flores. Ella miró un momento al otro lado, donde Lyon había sido rodeado por los lobos de la manada que danzaban, como parte de la tradición de los antepasados. Era el lobo más hermoso que pudiera tener como compañero. Cuando los primeros rayos de la Diosa de la luna comenzaron a bañar el valle, los lobos y lobas comenzaron avanzar por el camino que llevaba a la gran piedra que estaba por fuera del árbol llorón, los canticos deseaban la felicidad de la pareja destinada y los aullidos que hacían los lobos machos eran de júbilo por su alfa. Cuando llegaron ante el lugar donde los esperaba la sacerdotisa del templo con una flor dorada en sus manos, la luna ya estaba en el punto alto del cielo, el momento de la unión habí
Lyon entró a su habitación casi al amanecer esperando ver a Aysel en su cama, pero grande fue su sorpresa al verla vacía. Apretó los puños pensando lo peor, si su hermana se había atrevido a engañarlo aun diciendo que lo quería, tal vez Aysel lo hiciera, más cuando no había ningún sentimiento por él. Furioso toco la puerta de la habitación que le había asignado, al abrirla la encontró sentada en frente del espejo arreglando su cabello en una larga trenza. —¿Por qué no dormiste en mi cama? —preguntó un poco enfadado Lyon mirándola por el espejo, Uzziel tenía razón era bella, a pesar de la marca que cubría su rostro. Al notar Aysel que Lyon miraba fijamente su rostro, lo oculto con su cabello, como siempre desde que tenía memoria.—Simplemente porque no tenía deseos de hacerlo, después que se fueran las chicas me entro mucho cansancio que decide venir a mi cama a dormir —lo miró de arriba abajo por el espejo, aún estaba vestido con el traje, solo la Diosa sabía dónde había dormido de
Lyon no entendía porque había tanta familiaridad entre su compañera y su mejor amigo, después de todo, ambos nunca habían tenido una relación de amistad antes, solo se habían limitado a saludarse, no tenía por qué haber esa confianza, ni de hablarse de tú. Solo que ella se la diera por un motivo, no podía desconfiar de su amigo, aunque le gustara flirtear con las lobas, él nunca lo traicionaría de esa manera, nunca se le ocurriría tocar a su luna de reemplazo.Mejor debía concentrar sus energías en encontrar a la traicionera de Dilay, como odia recordar su nombre, sus labios, esos que alguna vez fueron suyo y ahora besaban a ese maldito que se la quito, solo quitándoles la vida lograría calmar el odio que sentía por su corazón herido.Le dio alcance a Uzziel cerca del área de entrenamiento. —¿Los lobos que salieron en busca de ella tiene una pista hacia donde fueron? —ya había pasado una semana que la hermana de Aysel había huido y no tenían una pista de ella, ni del maldito que se
Aysel subió las escaleras en busca de Feray, antes que pudiera llegar a la habitación de la niña Emel se interpuso en su camino con una sonrisa de satisfacción, no sabía a qué se debía, si ella ya no trabajaba ahí, en su lugar estaría molesta, hasta triste, pero no era así, decidió ignorarla por completo, desde la última vez que hablaron ella se juró que nada que le dijera esa loba le afectaría. Intento pasar por un lado de ella, pero de nuevo Emel se puso en su camino. —Déjame pasar Emel —su tono de voz fue fuerte.—Oh si querida Luna —su voz denotaba cierta burla —aunque no debería llamarte así, Lyon aun no te marca —intento quitar su cabello para demostrar sus dichos, pero Aysel lo impidió tomando su brazo con fuerza.—No te atrevas a tocarme —dijo molesta Aysel que aventó el brazo de Emel —y no tolero tu falta de respeto, no debes llamar al alfa de tu manda por su nombre. —Si delante de todos puedo llamarlo Alfa Lyon, pero, en la intimidad de una habitación, en mi lecho grito s
Una semana después de la ceremonia de Luna, Lyon poco se acercaba a Aysel, podría decirse que la evitaba en lo posible, las únicas veces que lo veía en el día era a la hora del desayuno y en la cena, en esos momentos gobernaba el silencio, solo Feray hablaba de lo que iba aprendiendo en el huerto con ella, o de la escuela.Y cuando Lyon tenía que decirle algo referente de Feray se tomaba la molestia de entablar unas palabras, para él, ella se había convertido en la institutriz de su hermana.Una noche sintió como Lyon la deseaba, pero también la fuerza que ejercía para resistirse, así que le hizo las cosas más fáciles entro corriendo a su habitación, aun así espero que el entrara, espero con ilusión, pero toda ilusión acabo cuando escuchó como se alejaba de su puerta. Desilusionada se recostó en su cama pensando en si su plan algún día daría resultados. Unos rumores comenzaron a correrse por la manada, de que Lyon aun ni siquiera la había tocado, sabía de donde había surgido, antes
Dentro de la oficina del aserradero, Uzziel le hablaba a Lyon de los últimos chismorreos que corrían por los rincones de la manada. —Dicen que para que la aceptaste si no pensabas marcarla, hasta aseguran que la vas a echar de la manada como lo hiciste a Radolf, otros que la odias y algunos que te da asco tocarla —Lyon apartó los ojos de los papeles que estaba revisando para ver a su amigo —no me mires así, solo te digo algunas cosas que se dice a las espaldas de Aysel. —Eso nunca, Aysel es mi compañera, y no pienso echarla de la manada, es mía y de nadie más, pero ella prefiere estar con mi hermana antes de cuidar de mi…—dijo un tanto molesto —todo el día se la pasan juntas, y a mí por las noches me ignora…—Pues tú le impusiste eso, dejaste a Feray a su cuidado…—Si, pero ella no me da ni una señal para que pueda entrar a su habitación, fíjate lo que paso hace dos noches… Inició del recuerdo —Es igual que valiente que mi hermano, verdad Aysel…—Si querida… tú hermano es un gran
Dos días después y con el dolor de saber que al final sus padres habían cumplido con la amenaza de irse, Aysel estaba sentada en el comedor junto a Feray, ella se había vuelto más su familia que con los que vivió por años, con ella estaba sintiendo el amor de una hermana pequeña, algo que nunca tuvo. Como todas las tardes le ayudaba con los ejercicios que le habían dejado en la escuela. Gracias a estar cuidándola, no pensaba en la forma que se habían ido sus padres, sin ni siquiera despedirse de ella, decirle, aunque fuera mentira que la extrañarían, dolía saber que nunca les importo sus sentimientos, ni que ella necesitara a su madre, para decirle que no hiciera caso a los rumores, que pronto dejarían de existir, y que solo dos únicas ocasiones sintió el amor de su madre…Los pasos de Uzziel hicieron que volviera a la realidad, él se había vuelto su mejor amigo, uno que nunca pensó tener al igual que Lara que también era su confidente. Su amigo miraba a todos lados como si buscara
Lyon corrió hacía el lago que estaba cerca de sus fronteras, desde ahí se tenía la mejor vista de su madre la Diosa, era un lugar habitual para él, donde podía ir a pensar sin que nadie lo interrumpiera, algo que le parecía imposible en ese momento, pues su lobo no dejaba de recriminarle la forma que había tratado a su compañera. —Sabía que te encontraría aquí —escuchó la voz de Uzziel ya casi amanecía, por lo que su amigo fue a buscarlo.—Tú no, ya tengo suficiente con él—refiriéndose a su lobo que seguía molesto con él.—Yo solo quería saber ¿Qué le dijiste a Aysel que la hizo llorar? —su pregunta evidenciaba la molestia de su amigo, como si fuera a defender a su mujer. —A ti no te importa lo que le dije a Aysel —replico Lyon si voltear a verlo —mejor respóndeme ¿te interesa mi compañera?—Si fuera así ¿Qué me harías? —volvió a responder de forma retadora, Lyon se volvió para tomarlo del cuello.—No me provoque Uzziel, ella es mi compañera… —dijo Lyon mirándolo con los ojos rojos…