Aysel abrió los ojos, recordando a Lyon herida, ella liberándose de Radolf y yendo hacia su compañero que estaba perdido mucha sangre, y con ellos se le iba su vida, oró pidiéndole a la Diosa que no lo quitará, que ahora que era suyo, no podía perderlo, sus manos se volvieron calientes, pero no quemaban, ese calor cubrió la herida de Lyon, cuando volvió abrir los ojos, había sanado, y el corazón de él latía con fuerza, sintió los ojos pesados y todo fue oscuridad.—¡Lyon! —comenzó a llamarlo esperando verlo a su lado en su cama, pero no fue así, al ver el lugar no lo reconocía —¡Lara! —ahora fue turno de su amiga, pero ella no apareció ¿Dónde estaba?Intentó ponerse de pie, pero no pudo moverse sus manos y pies estaban amarradas a la cama. Percibió un olor nauseabundo, giró la cabeza a un lado y ahí estaba un hombre de cabello blanco sentado en una silla, con las manos entrelazadas apoyadas en los reposa brazos, su mirada fría de ojos negros profundos la observaban sin perder ningú
Lyon iba corriendo por el bosque cuando escuchó la súplica de Aysel, quería contestarle, decirle que iba por ella, pero Lara había sido clara, era mejor que ella no supiera, ni siquiera que lo sintiera, porque la bruja podría saberlo y alertaría Yael de inmediato perdiendo la oportunidad de sacar a Aysel del calabozo sana y salva. A su lado derecho iba Lara junto a Uzziel que había puesto el grito en el cielo cuando ella dijo que iría. Su compañero la abrazó, suplicando que se quedara con él, que solo le dijera por donde tenía que entrar, pero ella se negó hacerlo, no podía abandonar a su amiga cuando ella la necesitaba. Así que no le quedó otro remedio que ir con ellos, no podía pensar Lyon que fuera de otra forma, conociendo a su amigo, no estaría tranquilo pensando que algo malo pudiera pasarle a su compañera, que acepto que fuera. Los tres iban delante de un grupo de cien lobos que fueron lo que menos heridos estaban, el plan era que solo Lyon, Uzziel y Lara entrarán y fueran po
Lyon se puso delante de Aysel, protegiéndola de Yael, a cualquier otro su mirada fría lo haría temblar, pero a él no, quien temblaría sería él porque pagaría muy caro el rapto de su compañera y la manera que la tenía. “Vas a correr cuando te lo diga, no importa que yo no vaya detrás de ti” —le dijo por medio del enlace Lyon a Aysel, pero ella apretó su mano con fuerza, nada haría que lo dejara ahí solo con ese lobo. “No me pidas eso, no me iré sin ti” —respondió provocando un gruñido de disgusto por parte de Lyon —“salimos los dos o ninguno sale”—Ya dejen de ponerse de acuerdo, ninguno de los dos va salir de aquí —volvió a reiterar Yael se postaba en la puerta, Lyon dejo de ver de reojo a Aysel para volver a verlo. —Eso está por verse —replicó Lyon —ella es mía y me la voy a llevar…—grito con voz gruesa y fuerte, en un segundo paso de su forma humana a su lobo negro brillante. —Tú te lo buscaste, será a muerte, pero esta vez no voy a permitir que ella te salve — Yael sonrió de la
Los rayos del sol caían sobre su rostro, eran tan cálido y agradables, que sin saber dónde estaba quería seguir ahí, respiró hondo en la tranquilidad y la paz que sentía, a pesar de la luz del sol fue abriendo los ojos poco a poco, pensando que estaba en el mundo de los lobos, a donde se iba cuando uno dejaba el mundo de los mortales. Pero se llenó de asombro al ver el techo, su mano recorrió la suavidad de su cama, había vuelto a su casa, a su cuarto, como era posibles si ella se había lanzado al rio de lava. De nuevo cerró los ojos y como una avalancha llegaron lo que vivió, el rapto por parte de Yael, la lucha entre Lyon y él, y su muerte, cuando intentaban escapar de la manada la lucha entre los lobos, comenzó a llorar cuando recordó las bolas de energía que los atacaron, cuando iban saliendo de la aldea, las palabras de Uzziel, cuando pensó que él había muerto.Pero su loba le grito que no, que Lyon vivía, tenía que verlo, si, él la había rescatado cuando ella quiso lanzarse al
Lo último que recordaba de la pesadilla que había tenido fue que le decía a Radolf que Lyon volvería por ella, cuando abrió los ojos volvió a llamar a Lyon, pero él no pareció por ningún lado. Mira la habitación, igual a como la vio en su pesadilla, se vio el camisón, no esto era real, llevó su mano con desesperación a su cuello, si Lyon hubiera muerto ya no tendría su marca. Corriendo se puso de pie, apartó un poco la tela y ahí estaba como un tatuaje a fuego la marca de Lyon, él vivía, lo sentía en su corazón, al verse bien en el espejo abrió los ojos, llevo su mano a tocar su rostro, donde debía estar la cicatriz, pero estaba había desaparecido, su piel era perfecta, como siempre lo soñó.—¿Cómo fue que desapareció? —preguntó pensando que estaba sola en la habitación, detrás de ella se escucha un pequeño quejido —¿Quién eres?—Soy yo Dilay —por la oscuridad de la habitación no la vio sentada en la silla, encendió la luz —Radolf me pidió que me quedara aquí contigo, no sabes el gu
Su madre y todos la miraron.—La que tenía en mi cara desde nacimiento —gritó desesperada, porque todos la seguían viendo como una loca.—Mi amor tu nunca has tenido ninguna cicatriz, ni fuiste el reemplazo de nadie —dijo Radolf dando un paso al frente —desde que naciste fuiste mi compañera y no sabes lo honrado que me siento al tener a la compañera más hermosa del mundo…—No, no esto no es verdad —Aysel comenzó a sentir como le faltaba el aire —todos ustedes están mintiendo ¡Lara! ¡Uzziel! —sus gritos se escucharon por toda la casa.—Hay mi vida, cuanto daño te hizo Lyon —soltó Tara intentadola abrazar —mi niña nada de eso cierto, Radolf te está diciendo la verdad… tú siempre fuiste la Luna destinada para Radolf, él alfa por nacimiento…—No, no eso es mentira, necesito hablar con Uzziel, con Lara ellos me dirán la verdad, ellos son mis amigos… —hizo a un lado a su madre que no dejaba de llorar, paso por un lado de todos. Salió de la habitación llamando a Lara, a Uzziel, recorriendo
Aysel se vio sorprendida al momento que abrió los ojos, Radolf la estaba abrazando que su impulso fue empujarlo lejos de ella, al tiempo que se ponía en pie. Él se vio sorprendido por la forma en que despertó, se frotó los ojos un instante, cuando los abrió vio los ojos de terror de ella.—Tranquila mi Luna, estás segura conmigo —dijo Radolf con voz suave e intentado jalarla de nuevo a sus brazos a la cama —ven Aysel…—¿Qué haces en mi cama? —preguntó mirándolo con recelo, sin mover ni un solo músculo —tú habitación es otra, aquí yo duermo con Lyon.Radolf cerró los ojos un momento, tratando de tener paciencia, al abrirlos la miraba con amor, con paciencia, una mirada que nunca le había visto, sus ojos burlones habían desaparecido, no por completo.—Mi pequeña sigues con lo mismo —replicó con pesar Radolf, se puso de pie tratando de alcanzarla —está siempre ha sido nuestra habitación, Lyon tenía años sin vivir aquí, desde lo que intento hacerme a mí, dejo esta casa para siempre fue u
En las salas de café no se hablaba de otra cosa de la eminente llegada de Lyon, el alfa de la manada y su ceremonia donde tomaría como su Luna a la hija adoptiva del enlace de manada, a la más bella del lugar Dilay Chao. —No estás feliz Dilay, se dice que la próxima semana regresa Lyon y al fin te convertirás en su Luna— le decía una mujer que estaba de frente tomando una taza de té. —Si, muy feliz— contesto sin mucho animó, algo que fue notorio para todas las mujeres presentes.—Pues no se nota querida —respondió una de las mujeres con una sonrisa burlona —Está nerviosa, además extraña a Lyon, han sido tantos meses sin verlo —intervino Tara al ver la cara de su hija, le apretó la mano con disimulo para que cambiara su rostro y mostrará una sonrisa —¿Verdad cariño?—Si mamá, es la nostalgia —respondió Dilay con una mueca en el rostro. —Casi todo está listo —intervino Tara llamando la atención de las mujeres —Aysel y yo la estamos ayudando en todo, para que sea la mejor ceremonia d