Una semana después de la ceremonia de Luna, Lyon poco se acercaba a Aysel, podría decirse que la evitaba en lo posible, las únicas veces que lo veía en el día era a la hora del desayuno y en la cena, en esos momentos gobernaba el silencio, solo Feray hablaba de lo que iba aprendiendo en el huerto con ella, o de la escuela.Y cuando Lyon tenía que decirle algo referente de Feray se tomaba la molestia de entablar unas palabras, para él, ella se había convertido en la institutriz de su hermana.Una noche sintió como Lyon la deseaba, pero también la fuerza que ejercía para resistirse, así que le hizo las cosas más fáciles entro corriendo a su habitación, aun así espero que el entrara, espero con ilusión, pero toda ilusión acabo cuando escuchó como se alejaba de su puerta. Desilusionada se recostó en su cama pensando en si su plan algún día daría resultados. Unos rumores comenzaron a correrse por la manada, de que Lyon aun ni siquiera la había tocado, sabía de donde había surgido, antes
Dentro de la oficina del aserradero, Uzziel le hablaba a Lyon de los últimos chismorreos que corrían por los rincones de la manada. —Dicen que para que la aceptaste si no pensabas marcarla, hasta aseguran que la vas a echar de la manada como lo hiciste a Radolf, otros que la odias y algunos que te da asco tocarla —Lyon apartó los ojos de los papeles que estaba revisando para ver a su amigo —no me mires así, solo te digo algunas cosas que se dice a las espaldas de Aysel. —Eso nunca, Aysel es mi compañera, y no pienso echarla de la manada, es mía y de nadie más, pero ella prefiere estar con mi hermana antes de cuidar de mi…—dijo un tanto molesto —todo el día se la pasan juntas, y a mí por las noches me ignora…—Pues tú le impusiste eso, dejaste a Feray a su cuidado…—Si, pero ella no me da ni una señal para que pueda entrar a su habitación, fíjate lo que paso hace dos noches… Inició del recuerdo —Es igual que valiente que mi hermano, verdad Aysel…—Si querida… tú hermano es un gran
Dos días después y con el dolor de saber que al final sus padres habían cumplido con la amenaza de irse, Aysel estaba sentada en el comedor junto a Feray, ella se había vuelto más su familia que con los que vivió por años, con ella estaba sintiendo el amor de una hermana pequeña, algo que nunca tuvo. Como todas las tardes le ayudaba con los ejercicios que le habían dejado en la escuela. Gracias a estar cuidándola, no pensaba en la forma que se habían ido sus padres, sin ni siquiera despedirse de ella, decirle, aunque fuera mentira que la extrañarían, dolía saber que nunca les importo sus sentimientos, ni que ella necesitara a su madre, para decirle que no hiciera caso a los rumores, que pronto dejarían de existir, y que solo dos únicas ocasiones sintió el amor de su madre…Los pasos de Uzziel hicieron que volviera a la realidad, él se había vuelto su mejor amigo, uno que nunca pensó tener al igual que Lara que también era su confidente. Su amigo miraba a todos lados como si buscara
Lyon corrió hacía el lago que estaba cerca de sus fronteras, desde ahí se tenía la mejor vista de su madre la Diosa, era un lugar habitual para él, donde podía ir a pensar sin que nadie lo interrumpiera, algo que le parecía imposible en ese momento, pues su lobo no dejaba de recriminarle la forma que había tratado a su compañera. —Sabía que te encontraría aquí —escuchó la voz de Uzziel ya casi amanecía, por lo que su amigo fue a buscarlo.—Tú no, ya tengo suficiente con él—refiriéndose a su lobo que seguía molesto con él.—Yo solo quería saber ¿Qué le dijiste a Aysel que la hizo llorar? —su pregunta evidenciaba la molestia de su amigo, como si fuera a defender a su mujer. —A ti no te importa lo que le dije a Aysel —replico Lyon si voltear a verlo —mejor respóndeme ¿te interesa mi compañera?—Si fuera así ¿Qué me harías? —volvió a responder de forma retadora, Lyon se volvió para tomarlo del cuello.—No me provoque Uzziel, ella es mi compañera… —dijo Lyon mirándolo con los ojos rojos…
Aysel había pasado una muy mala noche, Lyon no había vuelto a casa en toda la noche, ¿A dónde había ido? No sabía. No pudo dejar de pensar en lo que sintió cuando estuvo entre sus brazos, ese deseo que el tenía por besarla, pero, un segundo todo cambio cuando quedo al descubierto su marca, Lyon la empujo lejos de él, sin importar que la lastimara. Cuando volteo a verlo, no pudo ver sus ojos, estos estaban cerrados, así que no pudo ver asco en ellos, pero que más podría ser para que él la aventara de esa forma y le pidiera que se alejara de él. Aunque Lara quería ocultar lo que decían, unas lobas se habían puesto hablar por fuera de su puerta sobre los nuevos rumores que corrieron como pólvora, donde le daban la razón, Lyon sintió asco por ella. Quería quedarse encerrada en su habitación, no salir para nada, fingía el dolor de cabeza que sentía, para que no insistiera Lara, ni Uzziel que saliera, pero cuando Feray entro a su habitación dando brincos de gusto todo cambio. La llegada
—Si Radolf regresa recíbelo en la manada, él no puede vivir lejos de su familia, necesita el amor, sobre todo el tuyo para cambiar, no vivas con ese rencor al final será la perdición de los dos… —esa había sido la suplica de su padre antes de morir.Pero no sabía cómo volver a quererlo, menos cuando al tenerlo enfrente vio en sus ojos peligro, odio.Gruño de coraje, lo que su padre le había pedido era muy difícil de conseguir, no podía perdonar el crimen que había cometido su hermano, menos cuando cada vez que lo veía la sangre le hervía, querer destrozarlo al tenerlo en frente, no, ellos no podían estar de nuevo en el mismo lugar juntos, debía encontrar la manera para que se largará por su propio pie, sin causar más daño, evitando que Feray intentara irse con él. Unos golpes lo sacaron de sus pensamientos. —¡No quiero hablar con nadie! —grito, pero la persona que había tocado no le importó lo que él había dicho. —Lyon soy yo —escuchó que decía Emel —déjame pasar por favor, no me a
Solo la idea de que Aysel pudiera traccionarlo, de no tenerla a su lado, le afectaba demasiado. Cuando Emel le dijo que podía estar faltando a su orden, le hervía la sangre, más al pensar que estuviera aceptando también los coqueteos de Radolf.Al bajar las escaleras camino más aprisa, al tenerla a su alcance la tomo con fuerza de la muñeca y la alejo de su hermano y su mejor amigo. —Te di una orden Aysel, ¡no puedes obedecerla! —le grito furioso, sin dejar de apretar su muñeca. —Te juro que no quise desobedecerte Alfa —dijo soportando el dolor.—No, pero lo hiciste ¿acaso te gusta coquetear con todos? —la pregunta de Lyon la ofendió y le dolía, como podía pensar eso de ella, no era Dilay. —Lyon no sigas —le ordeno Uzziel sabiendo que estaba ofendiéndola y hiriéndola —te puedes arrepentir…—Tú no la defiendas, eres otro que ha conquistado —replicó molesto Lyon sin dejar de verla —ahora mismo te voy a enseñar que debes obedecerme.Levantó su mano libre para abofetearla, pero Uzziel
La sacerdotisa aceptó que Lyon se quedara, mientras ella revisaba a Aysel que seguía desmayada. Los minutos fueron largos para Lyon que quería una respuesta de inmediato sobre la salud de Aysel, por la mañana despertó indispuesta, tal vez era que no había descansado lo suficiente…—¿Por qué no abre los ojos? —cuestiono desesperado.—Tal vez es porque no quiere abrirlos y saber que usted la dejará…—abrió los ojos, parecía que Emel ya había esparcido el rumor que él iba a despreciar a Aysel, que la echaría de la manada y sepa cuanta mentira más…—Eso nunca pasara —exclamo molesto Lyon mirando el rostro de Aysel, con delicadeza paso las yemas de sus dedos por la marca de su rostro —Nuestra madre la Diosa me la dio como compañera y así va ser hasta el día de mi muerte…—Qué bueno que me lo dices, porque Emel no merece llevar el título de Luna —dijo la sacerdotisa, sorprendiendo a Lyon —solo Aysel, ella ya era querida, pero desde que se convirtió en tu Luna, fue mayor el amor y la lealtad