Todos voltearon al escuchar la voz gruesa y dura de Lyon, sus ojos fríos habían cambiado de color, de miel a rojo, demostrando un profundo odio, pero también un gran dolor, como si su corazón se hubiera partido en mil pedazos.
Sin que Tara lo previera, Lyon le arrebato la hoja que sostenía en sus manos, ella hizo un intento vano por quitársela, pero fue inútil, él uso el comando alfa para que no se moviera ni ella, ni ninguno de los presentes en la habitación. —¡Querido Lyon no leas esto! ¡Es mentira! ¡Mi hija fue secuestrada! —trato de explicar Tara, pero la cayó con su voz. —¡SILENCIO! Su vista estaba solo puesta en las letras que anunciaban la traición de su luna, la que había nacido para él. “Querida madre Tara, quiero agradecer todo lo has hecho por mí desde que me acogiste como tu hija cuando mi madre murió en el parto, perdóname por esto que te hago, pero yo no puedo unirme a Lyon, porque no soy su luna y nunca lo seré, conocí a mi verdadera alma destinada, y aunque luché en contra de este sentimiento, al final fue más fuerte que yo y caí en los brazos de mi verdadero compañero, me tengo que ir, lamento lo que va ocasionar mi partida, pero no puedo quedarme, Lyon cuando sepa que me entregue a otro, nos matará y no quiero que eso suceda, por eso me voy con él, para vivir feliz junto a mi alma destinada, mi lobo. Si Lyon lee está carta, te pido misericordia para mi familia, ellos no sabían nada, y espero encuentres a tu verdadera Luna porque no soy yo, y nunca lo fui… De nuevo perdón, pero tengo que proteger lo más preciado para mí. Su hija que los ama Dilay.” Al terminar de leerla soltó un rugido seguido de un aullido de dolor que se escuchó a muchos kilómetros en la redonda, afuera de esa casa, los lobos machos se unían a ese aullido expresando que compartían el sufrimiento que su alfa estaba sintiendo, pues ser rechazado por su compañera era como si una hoja afilada le atravesará el corazón. —Lyon…—intento hablar con la voz temblorosa Tara, buscando tener misericordia, pero la mirada y la voz de él la dejó sin palabras. —¿Con quién se fue? —preguntó a gritos mirando a ella, después a Asael, los padres temblaban por el miedo que les causaba la mirada de Lyon, cuando se fijó en Aysel ella lloraba, por el dolor que estaba sintiendo Lyon en su corazón, fue hasta ella y la tomo del cuello —¿Quién es el maldito que me arrebato a mi luna? —Lyon apretaba tanto que estaba a nada de romperle el cuello. —Querido Lyon no sabemos, déjala las vas a matar —intervino Tara, pero él estaba sordo, ciego, solo era dominado por el dolor que sentía su lobo, y el reclamaba venganza. —No me quieran ver la cara de estúpido —al tiempo que aflojaba el agarra en el cuello de Aysel, la aventó contra la pared sin importarle que le pasara —¿Cómo siendo su madre adoptiva no te diste cuenta que me traicionaba con otro? —grito Lyon tomando ahora a Tara por los brazos, ejerciendo la misma fuerza que había usado con Aysel. —Ella se comportó igual que siempre, nunca me di cuenta de nada… —Lyon te pido piedad, en la nota ella te pide misericordia por nosotros, te dice que nosotros no sabíamos nada, también para nosotros fue una sorpresa no encontrar a Dilay —intervino Asael tratando de que Lyon soltará a su compañera. —¡Uzziel! —gritó Lyon con desesperación, iría a buscarla hasta el fin del mundo, si era necesario, pero ella tendría que volver y ser su luna —¡Uzziel! —Dime Alfa —llegó solicito su mejor amigo. —Que los encierren a todos los de esta casa, hasta que me digan con quien se fue Dilay —dijo al tiempo que soltaba a Tara y la dejaba caer al piso —y reúne a los mejores rastreadores, que vayan detrás de ella, y cuando la encuentren que la traigan aquí, les juró que le haré pagar muy caro esta burla, porque ella era mi Luna, mi compañera… —Alfa ya sabemos con quien se fue —dijo Uzziel haciendo que volteará el rostro desencajado. —Pues habla, quien fue el maldito que se atrevió a quitarme a mi luna —exigió Lyon con voz gruesa y dura. —Joram el viajero que llegó con su hermano y que el enlace en tu ausencia le dio hospedaje —terminó diciendo Uzziel mirando a Asael, este había perdido el color en la cara, estaba tan blanco como una hoja de papel, había cometido el error de darle hospedaje y él había robado la futura luna de su manada. —¿Cómo saben que fue él? —preguntó Asael. —Fui por ellos para que fueran presentados ante ti Alfa y decidiera si los dejaba en la manada o los expulsabas como marca nuestras leyes —respondió Uzziel mirando a Lyon consciente de lo que estaba causando sus palabras para su mejor amigo —ahora que llegamos a su casa, no había rastro de él, ni de su hermano, parecía como si hubieran salido corriendo… El rugido de Lyon volvió a llenar la habitación, tomo de la camisa a Asael, sería el primero en asumir su ira, su dolor, por su culpa estaba perdiendo a su luna y debía responder por esta falta. —Yo no sabía alfa, perdóneme —dijo suplicante Asael —¡No me mate! ¡no nos mate! Sus suplicas fueron en vano, comenzó a golpearlo hasta dejarlo inconsciente, ya algo agitado y cansado y con el cuerpo de Asael en el suelo dio una orden. —Enciérrelos a Tara, Aysel y Asael en la celda hasta la hora de su sacrificio, ellos pagaran con sangre la traición de Dilay. Los hombres de inmediato sujetaron a Tara, levantaron a Asael, y fueron por Aysel que lloraba no por el dolor físico que sentía, sino por el dolor que le producía las palabras de Lyon, al final de ese día ella sería sacrificada por el lobo que amaba, y que nunca iba a tener. Sin pensarlo cuando iba pasando junto a él, se hecho a sus pies, sin importar ser humillada, le suplicaría. —Ten piedad de mis padres Lyon, no podemos pagar por los delitos de Dilay… —Lyon al escuchar su nombre sin pensarlo le dio una patada a Aysel que la hizo chocar de nuevo contra la ventana que había junto a la cama. Todos escucharon el crujir de los huesos de Aysel, Uzziel miró a Lyon y lo detuvo antes que siguiera lastimando a la chica, que lloraba en el suelo lastimada. —¡No vuelvan a mencionar su maldito nombre! tú como su hermana debías saber de su traición a tu alfa, eras mi amiga, ¿Por qué no me dijiste? —Te juró que yo tampoco supe nada, sino hubiera hecho todo para evitarte esto, porque yo te quiero —quito a Uzziel de su camino y volvió a tomar a Aysel del cuello con mucha fuerza que dejo sus dedos marcados en su piel. —No te creo nada, todos sabían y lo pagaran, esta noche cuando la luna no salga será el día que morirán —sentenció antes de salir de esa habitación, Uzziel detrás de él tratando de hacerlo entrar razón, pero sus oídos estaban sordos. Uzziel hizo llamar a los mejores lobos rastreadores, Lyon al verlos les dio una sola orden. —¡VAYAN EN BUSCA DE DILAY! LA QUIERO VIVA O MUERTA AL IGUAL QUE EL MALDITO QUE ME QUITO A MI LUNA, TODOS SERÁN TESTIGOS QUE DE MI NADIE SE BURLA, ¡LES HARE PAGAR MUY CARO!En cuanto dio la orden todos los lobos salieron corriendo, mientras los que estaban fuera de la casa de la futura Luna de la manada comenzaban a cuchichear sobre lo que estaba ocurriendo en la casa de la futura Luna, ya se había comenzado a divulgar entre los lobos la traición de Dilay. Por medio del enlace mental ya la mayoría de la manada sabían porque llevaba la guardia a la familia de Dilay. Asael iba inconsciente, los golpes que le había dado Lyon habían sido muy fuertes, Aysel iba detrás de él, un poco lastimada por la manera que él la había aventado contra la pared, y por último Tara con la cabeza al suelo, sentía la peor vergüenza de su vida, no podía creer que su hija le estuviera causando esta deshonra, este desprestigio, ellos que eran una de las mejores familias de toda la manada. Los llevaron hasta la casa del alfa donde en el sótano había adecuado un lugar para que fueran las celdas donde encerraba a los picaros o rebeldes que se atrevían atacar su manada, pero esta v
—No, ella no puede ser mi Luna, no puedo aceptarlo —dijo Lyon poniéndose de pie, desafiando los designios de la Diosa, sabiendo que era un grave error hacerlo delante de los lobos que estaban presentes —yo rechazo a…—No sigas Lyon Alfa de la Manada Luna Azul, si lo haces te arrepentirás —interrumpió la Diosa con voz fuerte y firme. —Yo nunca me arrepiento, yo no quiero a Aysel como mi luna —volvió a insistir Lyon mirando con desprecio a Aysel.—Si eso quieres, voy aceptar tu rechazo, pero tú también aceptaras las consecuencias —replicó la Diosa tocando su frente con un dedo —si rechazas a Aysel y continuas con este crimen, perderás lo que te fue dado desde nacimiento. —¿De qué habla Madre Luna? —preguntó desconcertado Lyon, mirando a la Diosa directamente a los ojos.El oráculo que había permanecido como solo espectador, hablo con voz fuerte.—Para que usted Alfa tome el liderazgo de la manada, debe estar unido a su compañera en la luna llena antes que cumpla los treinta años, si n
Horas antes.Lyon ingreso a su casa, no bajaba el fuego que corría por sus venas, nunca antes había estado en una situación que lo pusiera contra la espada y la pared, tener que aceptar a Aysel como pareja había sido lo más difícil a pesar que muy dentro de él, se manifestaba una extraña sensación. —Creo que has tomado la decisión correcta —dijo Uzziel que entró detrás de él.—Yo no estoy seguro del todo —replico molesto Lyon —pero no podía permitir perder mi lugar que por derecho es mío, menos con sabes quién queriendo mi lugar… —Yo creo que has ganado mucho con Aysel como compañera —dijo sinceramente Uzziel que recibió una mirada dura por parte de Lyon —tú solo veías a su prima, pero Aysel tiene mejores cualidades como Luna que Dilay. Lyon gruño al escuchar ese nombre, miró a su amigo con mucho coraje, parecía que no había entendido que no quería volver a oír ese nombre. —Te dije que no volvieras a decir ese maldito nombre —su voz denotaba el odio que había dentro de él —y ¿A q
Las palabras de Lyon dejaron helada a Emel, que desvió la mirada a Aysel que permanecía en el mismo lugar.—¿Cómo es posible que ella tome el lugar de su hermana? —preguntó molesta y desconcertada —ella no puede ser tu Luna, no lo merece, es fea, por esa horrible marca en su rostro, no es digna de ti, tú mereces una mejor loba, piensa las cosas y toma otra que si… —de poco se acercó a Lyon, pero este la detuvo antes que pudiera tocarlo. —Ya está decidido, y no pienso ir en contra de los designios de la Diosa —anunció Lyon con voz fuerte y gruesa —ahora vete a tu casa, ya mi hermana no te necesita…—Pero Lyon, yo vivo aquí, soy la niñera de tu hermana, ella me necesita…—Desde esta noche Aysel vivirá aquí, y ella puede hacerse cargo de Feray, ahora vete y no me llames Lyon, soy el Alfa Lyon… —ordenó ya sin mirarla y subiendo a su habitación. Emel le hablo a su espalda, pero Lyon ya no la escucho, ni le prestó atención, lo único que quería era que se acabara ese maldito día. Emel inte
Los días se fueron volando, Aysel no había vuelto a cruzar palabra con Lyon desde que había llegado a vivir a su casa, cuando amanecía, él ya había salido de casa, y por la noche llegaba muy tarde, parecía que la quería evitar a toda costa, pero ella no se iba a dar por vencida, no era así, le haría saber que siempre la tendría. —Hoy es el gran día —dijo su madre cuando ingreso a su habitación —desde esta noche oficialmente serás la Luna de la manda luna azul. Aysel sonrió al espejo, su sueño se estaba haciendo realidad, desde el amanecer comenzó a escuchar las tradicionales competencias que eran en honor del Alfa, mientras las lobas elevaban canticos a la luna debajo de la ventana de la futura compañera, en ellos deseaban felicidad y fertilidad a la pareja que nacía ese día. —¿Cómo está mi padre? —preguntó Aysel, desde esa noche que Uzziel había ido por ella, no había salido de la casa de Lyon, por orden suya, así que no sabía nada de ellos. —Esta muy triste, por culpa de Dilay,
En la manada todo era fiesta, jubilo por la ceremonia de Luna que se llevaría a cabo en cuanto la primera luna llena del mes saliera de entre las montañas. Aysel estaba rodeada por las lobas de la manada que le hacía cantos mientras le adornaba el cabello con pequeñas flores. Ella miró un momento al otro lado, donde Lyon había sido rodeado por los lobos de la manada que danzaban, como parte de la tradición de los antepasados. Era el lobo más hermoso que pudiera tener como compañero. Cuando los primeros rayos de la Diosa de la luna comenzaron a bañar el valle, los lobos y lobas comenzaron avanzar por el camino que llevaba a la gran piedra que estaba por fuera del árbol llorón, los canticos deseaban la felicidad de la pareja destinada y los aullidos que hacían los lobos machos eran de júbilo por su alfa. Cuando llegaron ante el lugar donde los esperaba la sacerdotisa del templo con una flor dorada en sus manos, la luna ya estaba en el punto alto del cielo, el momento de la unión habí
En las salas de café no se hablaba de otra cosa de la eminente llegada de Lyon, el alfa de la manada y su ceremonia donde tomaría como su Luna a la hija adoptiva del enlace de manada, a la más bella del lugar Dilay Chao. —No estás feliz Dilay, se dice que la próxima semana regresa Lyon y al fin te convertirás en su Luna— le decía una mujer que estaba de frente tomando una taza de té. —Si, muy feliz— contesto sin mucho animó, algo que fue notorio para todas las mujeres presentes.—Pues no se nota querida —respondió una de las mujeres con una sonrisa burlona —Está nerviosa, además extraña a Lyon, han sido tantos meses sin verlo —intervino Tara al ver la cara de su hija, le apretó la mano con disimulo para que cambiara su rostro y mostrará una sonrisa —¿Verdad cariño?—Si mamá, es la nostalgia —respondió Dilay con una mueca en el rostro. —Casi todo está listo —intervino Tara llamando la atención de las mujeres —Aysel y yo la estamos ayudando en todo, para que sea la mejor ceremonia d
Aysel no pudo aguantar más, que entró gritando a la cabaña. —¡Están locos! ¡Dilay tú no puedes hacerle eso a Lyon!—Aysel ¿Qué haces aquí? —cuestionó alarmada Dilay que se cubría su cuerpo con el de Joram que solo llevaba sus pantalones. Detrás de ella vieron a Berk que mantenía la cabeza en el suelo. —Evitando que cometas el mayor error de tu vida —respondió Aysel que avanzó por el lugar para tomar la blusa de Dilay que estaba en el suelo —ahora vístete, nos vamos de aquí —apunto a Joram en el pecho —y tú lárgate de aquí junto con Berk antes que llegue Lyon, porque si sabe que tu tocaste a su luna ya debes saber lo que te pasara ¿verdad? —Si me voy a ir, pero con ella —tomo la mano de Dilay —no pienso dejarla aquí sola a afrentar las consecuencias de nuestro amor…—¿Qué consecuencias? ¿de qué hablas? —cuestionó Aysel mirando a los dos, Dilay se había refugiado en sus brazos y Joram la sostenía con amor y protección.—Aysel hay algo que nadie sabe y si no me voy esta misma noche, m