Narra Daimon. Tengo miles de años vagando por este mundo miserable, a mi paso he dejado un sinfín de destrucción y corazones rotos y no, no me importa soy un ser oscuro que antes fue luz, pero como dije ahora me embarga la oscuridad, soy un demonio que antes fue un ángel. Soy Lucifer, Luzbel como quieren llamarme me da igual como me llames, ni yo mismo se cuántos años tengo, puedo mostrarme ante ti de cualquier forma, ya sea un anciano, un hombre, un niño lo que sea, soy hermoso siempre lo fui desde que fui un ángel mido dos metros de altura mis ojos son verdes si me muestro en humano claro está, pero si estoy en mi forma demonio son rojos vivos como el fuego. Mi corazón ya no es puro y nunca lo será, los demonios estamos en constante conflicto con todas las razas que existen en la tierra, me río de los humanos porque ellos piensan que son los únicos que existen en este planeta, se creen el centro de atención pues no lo son. Tomo mi forma humana y salgo a la superficie y voy con m
Suspiro y miro a Esther, no la envidio, pero siempre se ve perfecta sin esfuerzo, y yo pues nada por más que me haga esto o aquello no consigo quedar bien.—Ey genio nos vamos tenemos que llegar temprano—.—Si voy por mis cosas—. Voy a mi habitación a recoger mis cosas para mi suerte la última clase que tengo es con el catedrático Carter a él no le gusta que le digan profesor viejo remilgado.Recojo todo y salgo de la habitación. —Chao mamá—. Le doy un beso.—Hasta luego niñas—. Nos da un beso a cada una.Mamá es profesora de una Preparatoria de la localidad y papá es un ganadero la cría diferentes tipos de animales es como un granjero es lo que dice.Hora y media después mi hermana aparca en el estacionamiento de la Universidad.—Que te vaya bien con el lindo profesor Carter—. Ruedo los ojos. —Oh espera déjame arreglarte esas ojeras—. Pone algo crema en sus dedos y los pasa por mis parpado inferior. —Lista así no se te verán esas bolsas negras—.—Gracias—.—De nada, no quiero que mi
Narra Emily Jeane.Me tiro a la cama y cierro mis ojos, es verdad que estaba pensando en él, es que sentir esa sensación fue extraña muy extraña. —Porque pienso en él debo estar haciendo mi tarea, si eso es lo que debo hacer—. Me levanto tomó mis cuadernillos y libros y me pongo a estudiar...Horas después entra Esther cómo si mi habitación también le perteneciera.—Em Gabriel es guapo verdad, te pareció guapo—. Aquí vamos.—Si Esther es guapo ahora podrías no hablarme de hombres tengo que estudiar para mañana—.—Porque no seduces al profesor y ya está tienes tus buenas calificaciones—. La miro perpleja.—No estás hablando en serio Esther, no voy hacer eso y más te vale que tu no lo hagas—.—No claro que no, pero una mirada coqueta te da puntos extras sin llegar al extremo claro, hasta haya no llegó—. Me mira. —Y dime qué hay del chico ese lo conoces de algún lado—. Ruedo los ojos.—No Esther no lo conozco y no se su nombre—. Tomo un cojín y se lo lanzó. —Ya vete que no me dejas cent
Narra Daimon. No sé cómo es que esa chica causó esa sensación en mi jamás había sentido eso, y eso que eh estado con miles de mujeres de todas las especies, tengo que averiguar por qué sentí eso con ella si tan solo supiera donde vive, maldición para que quiero saber dónde vive. Será mejor que vaya hacer sufrir a alguien, para olvidarme de ella. Toco mi bastón y habrá el portal voy al mundo de los mortales y me paseo por todos lados busco una víctima al encontrarla hago lo que un demonio hace mejor hacer sufrir a los humanos. Al saciarme de su dolor me retiro al inframundo. —Lo veo muy inquieta majestad—. Me dice Semyazza. —No sucede nada Semyazza—. Espero que el día llegué, al salir el sol abro el portal y me desplazo al mundo de los mortales. Quiero ver si vuelvo a sentir esa sensación con esa chica llamada Em supongo que es algún diminutivo de su nombre. Aparezco cerca de donde las vi, espero impaciente por ella siento el mismo olor que sentía ayer es un olor a miel y jazm
Narra Daimon.Ella me mira su pecho sube y baja. —¿Me estas acechando de dónde saliste? —Del inframundo, claro que no le voy a decir eso. —No puedes a pacer así de la nada casi me da un paró—.—¿Estás enferma del corazón?—No sé ni para que hablo con un extraño aléjate de mí—. Puedo sentir su enojo.—No quiero alejarme de ti—.—Que bien entonces lo haré yo—. Toma sus cosas y se levanta con intenciones de irse, sujeto su antebrazo, me mira incrédula, y ahí está esa corriente. —Suelta mi mano—. Me grita sin levantar tanto la voz.—No quiero—.—Que me sueltes te estoy diciendo—.—Lo haré si me acompañas por un helado—.—No soy un bebé que puedes manipular con algo como eso—.—Eso quiere decir que irías conmigo por otra cosa—.—No iré contigo ni a la esquina—. Suelto mi agarre un poco, ella ala con tanta fuerza que casi da al piso si yo no la hubiera tomado de la cintura.—Te salve ahora deberías acompañarme por un helado o lo que tú quieras—. Le digo apartando su cabello del rostro.Sus
Me la paso toda la tarde en mis estudios y haciendo unos sicoanalices que debo entregar el lunes a primera hora.A las doce de la noche término mi trabajo, lavo mis dientes y me acuesto a dormir.Día siguiente.Soy removida en la comodidad de mi cama. —Em levántate tienes que ayudarme—.—Esther ya déjame dormir—.—Em ayúdame te necesito, Gabriel me invitó a salir y sabes que papá ni mamá me dejaran salir si no voy contigo—. Ya me la imagino suplicando.—No molestes Esther—.—Por favor Em si, mira que soy tu hermana y las hermanas se deben ayudar, si algún día me necesitas para salir con un chico yo lo haré sin rechistar—. Me levanto como resorte.—No pienso tener novio hasta los treinta es más si algún día tengo una relación que sea los cuarenta y si no pues prefiero quedarme sola y morir sola con unos cinco gatos o tal vez una manada de ellos—.—Em no seas así Gabriel me gusta mucho—.—No tienes ni el mes de conocerlo y ya te gusta—. La miro acusatoria.—Y eso que el amor es así, tú
Narra Emily Jeane.—Gracias, pero no debiste molestarte... No me gustan los narcisos—. Digo lo más seria posible, el arreglo es hermoso, pero no quiero nada de él y mucho menos si es un desconocido, sé que las flores no tienen culpa de nada, pero debo rechazarlas si no se creerá cosas que no son. —Ten seguramente hay alguien más que si las adoré—. Estrelló el ramo de flores en su pecho, su cara es de confusión digna de un retrato.Espero y Esther no habrá su boca. —Em pero que dice si son tus flores favoritas—. Y ya metió la pata.Él sonríe de oreja a oreja. —Lo ves no eres más que una mentirosa—.—Cómo crees ya los narcisos no me gustan me dan comezón—. Digo asesinando con la mirada a Esther. —Adiós—. Le sonrió al idiota y me meto dentro de la facultad.Entro al salón de clases y me siento en mi puesto y si tengo una gran sonrisa de victoria en mi rostro, quien se cree él.Las clases pasan como siempre una tras otra hasta que me toca mi descanso y voy a la cafetería.—Em, porque le
—Esther disculpa mi pregunta, pero podrías decirme ¿qué le sucede a Emily?—Emily la viste desganada ¿verdad?—¿Si que le sucede?—Es por un chico del cual ella estaba enamorada y a decir verdad los dos estaban enamorados—. Mis celos aparecieron de pronto. —Ella estaba muy enamorada de él, pero nuestros padres no nos dejan tener novios hasta que terminemos la Universidad según ellos y pues Em salía con él a escondidas, él era un año mayor que ella, pero estaban muy enamorados bueno para no alargar te la historia él murió y Em se culpa por ello—.—¿De que murió?—En un accidente automovilístico—.—¿Y porque ella se culpa?—Porque según ella pudo evitar que él fuera a ese paseo, él le dijo que si ella quería que él no fuera así lo haría, pero Em le dijo que fuera y por eso ella se culpa—. Asiento.La miro, tiene la mirada perdida no me gusta verla así de frágil esa no es la Emily de estos días atrás.—En unos días volverá ser la misma de siempre, solo por estos días se pone así—.—Tan e