Suspiro y miro a Esther, no la envidio, pero siempre se ve perfecta sin esfuerzo, y yo pues nada por más que me haga esto o aquello no consigo quedar bien.
—Ey genio nos vamos tenemos que llegar temprano—.
—Si voy por mis cosas—. Voy a mi habitación a recoger mis cosas para mi suerte la última clase que tengo es con el catedrático Carter a él no le gusta que le digan profesor viejo remilgado.
Recojo todo y salgo de la habitación. —Chao mamá—. Le doy un beso.
—Hasta luego niñas—. Nos da un beso a cada una.
Mamá es profesora de una Preparatoria de la localidad y papá es un ganadero la cría diferentes tipos de animales es como un granjero es lo que dice.
Hora y media después mi hermana aparca en el estacionamiento de la Universidad.
—Que te vaya bien con el lindo profesor Carter—. Ruedo los ojos. —Oh espera déjame arreglarte esas ojeras—. Pone algo crema en sus dedos y los pasa por mis parpado inferior. —Lista así no se te verán esas bolsas negras—.
—Gracias—.
—De nada, no quiero que mi linda hermanita se vea horrible con esas bolsas en sus lindos ojos—.
—No te burles—.
—Em eres hermosa no me burló es la verdad—. Se acerca y me da un beso. —Nos vemos, hoy llega un estudiante de intercambio y quiero ver que tal es—. Niego.
—Suerte con ello—. Sonrió.
Camino hacia mi salón de clase tomó mi asiento y espero que las clases empiecen, tendré que ir a la biblioteca luego, necesito información.
Horas después estoy en la clase del profesor Carter digo catedrático cree que por que tiene una maestría un postgrado es superior a nosotros.
Se los describo para que lo conozcan un poco, es un hombre como de unos treinta y cinco años, tiene un cuerpo muy tonificado y no es que lo he visto desnudo, Jesús me salve de ello, sus ojos son de un café casi llegando a miel, debe medir 1. 89 o más.
Suspiro y me concentro en mi clase a ver si le entiendo algo al profesor, si le entiendo lo que no entiendo es porque nunca le parece que lo que yo escriba sea digno.
—Señorita Govea la felicito hoy si hizo su tarea—.
—Gracias catedrático Carter—. Claro si me comí todo el libro anoche era obvio que tenía que salir bien si no me lanzaba al precipicio.
—Espero que para el examen este más que lista, nos vemos mañana—. Y a este que le dio, seguro todos los días se levanta del lado equivocado de la cama o hoy se golpeó la cabeza.
—Como el propio filósofo Manuel García Morente recito en sus libros Lecciones preliminares de filosofía “La filosofía más que ninguna otra disciplina necesita ser vivida”—. Él sonríe, en verdad me está preocupando, será que se siente mal.
Me acerco a la puerta, pero él se adelanta y me habré, me quedo estática.
—¿Catedrático Carter se encuentra bien usted?
—Si señorita Govea porque lo pregunta, que tenga una hermosa tarde—. Ahora sí debería preocuparme, no lo creo, mejor me voy antes que le dé por despedirse con un beso.
—Igual profesor digo catedrático adiós—. Voy casi corriendo que casi me choco con John. —Lo siento—. Le digo.
—Descuida hermosa—. Es en serio que les pasa a estos dos, John nunca me ha hablado así algo está ocurriendo aquí.
Salgo de la Universidad con la lengua afuera estoy en un sueño o una broma.
—¿Y cómo te fue? —Me pregunta mi hermana al lado de un chico.
—Bien—.
—Te presento a Gabriel, Gabriel ella es mi hermana Emily, pero puedes decirle Em—.
—Mucho gusto—. Su acento lo delata, es guapo ojos verdes, piel blanca, cabello castaño casi llegando a rubio y un buen fisco.
—Hola—. Le digo al gringo.
—Nos vemos mañana—.
—Eso dalo por hecho—. Le guiña el ojo.
El chico se aleja de nosotras. —Eses es el intercambio—.
—Si, esta guapo verdad—.
—Si—.
—Y bien cómo te fue con el profe—. Suspiro.
—Genial—. Empezamos a caminar al auto que está en el estacionamiento de afuera.
—Anda dime qué tal—.
—La verdad es que el catedrático actuó muy raro, él me felicitó y luego se despidió de mi cuando antes nunca lo hacía, puedes creer que hasta me deseo que estuviera una linda tarde, no dijo te deseo, pero dijo que estuviera una linda tarde es muy raro, demasiado raro—.
—Tal vez este enamorado de ti—.
—¿Qué no? —La miro. —No lo digas ni de broma Esther, esta no es la historia del típico profesor-alumna no nada de eso—.
—Quizás lo sea—.
—No es mi tipo y si lo fuera no andaría con él ni a la esquina—. Digo y miro al piso.
—Okey, pero la posibilidad está ahí y creo que...
Para de hablar de golpe, cuando miro hacia arriba veo a un hombre muy apuesto con unos ojos verdes color esmeralda, unos labios que dios mío y su contextura corporal me hace sudar, nuestras miradas conectan y se me hiela la sangre y mi corazón se me detiene y da un galope fuerte.
Iba a decirle su par de cosas, pero él se adelanta.
—Yo no tengo culpa de ello—. Su voz hace que me tiemblen las piernas, que voz más encantadora tiene.
Escucho que mi hermana hablar, pero no sé qué dice, la voz del chico resuena en mi cabeza hipnotizándome, siento un codazo en mi costado que me hace salir de mi letargo.
—Si como sea vamos antes que papá se alteré—. Digo lo primero que me pasa por la mente.
Jaló a Esther y la muy tonta le dice adiós, camino a toda prisa.
—Oye pero que te pasa—. Me dice ella soltándose de mi agarre.
—Lo siento—. Digo entrando al auto, ella también hace la misma acción y pone el auto en marcha...
—Es muy lindo no—.
—Si... he digo quien—.
—Te atrape estás pensando en él tipo con el que choque, vi cómo te miro—.
—Estás loca ya déjame en paz, si necesitas algo estaré en mi habitación—. Entro a casa y me encierro en mi habitación.
Me tiro a la cama y cierro mis ojos, es verdad que estaba pensando en él, es que sentir esa sensación fue extraña muy extraña…
Narra Emily Jeane.Me tiro a la cama y cierro mis ojos, es verdad que estaba pensando en él, es que sentir esa sensación fue extraña muy extraña. —Porque pienso en él debo estar haciendo mi tarea, si eso es lo que debo hacer—. Me levanto tomó mis cuadernillos y libros y me pongo a estudiar...Horas después entra Esther cómo si mi habitación también le perteneciera.—Em Gabriel es guapo verdad, te pareció guapo—. Aquí vamos.—Si Esther es guapo ahora podrías no hablarme de hombres tengo que estudiar para mañana—.—Porque no seduces al profesor y ya está tienes tus buenas calificaciones—. La miro perpleja.—No estás hablando en serio Esther, no voy hacer eso y más te vale que tu no lo hagas—.—No claro que no, pero una mirada coqueta te da puntos extras sin llegar al extremo claro, hasta haya no llegó—. Me mira. —Y dime qué hay del chico ese lo conoces de algún lado—. Ruedo los ojos.—No Esther no lo conozco y no se su nombre—. Tomo un cojín y se lo lanzó. —Ya vete que no me dejas cent
Narra Daimon. No sé cómo es que esa chica causó esa sensación en mi jamás había sentido eso, y eso que eh estado con miles de mujeres de todas las especies, tengo que averiguar por qué sentí eso con ella si tan solo supiera donde vive, maldición para que quiero saber dónde vive. Será mejor que vaya hacer sufrir a alguien, para olvidarme de ella. Toco mi bastón y habrá el portal voy al mundo de los mortales y me paseo por todos lados busco una víctima al encontrarla hago lo que un demonio hace mejor hacer sufrir a los humanos. Al saciarme de su dolor me retiro al inframundo. —Lo veo muy inquieta majestad—. Me dice Semyazza. —No sucede nada Semyazza—. Espero que el día llegué, al salir el sol abro el portal y me desplazo al mundo de los mortales. Quiero ver si vuelvo a sentir esa sensación con esa chica llamada Em supongo que es algún diminutivo de su nombre. Aparezco cerca de donde las vi, espero impaciente por ella siento el mismo olor que sentía ayer es un olor a miel y jazm
Narra Daimon.Ella me mira su pecho sube y baja. —¿Me estas acechando de dónde saliste? —Del inframundo, claro que no le voy a decir eso. —No puedes a pacer así de la nada casi me da un paró—.—¿Estás enferma del corazón?—No sé ni para que hablo con un extraño aléjate de mí—. Puedo sentir su enojo.—No quiero alejarme de ti—.—Que bien entonces lo haré yo—. Toma sus cosas y se levanta con intenciones de irse, sujeto su antebrazo, me mira incrédula, y ahí está esa corriente. —Suelta mi mano—. Me grita sin levantar tanto la voz.—No quiero—.—Que me sueltes te estoy diciendo—.—Lo haré si me acompañas por un helado—.—No soy un bebé que puedes manipular con algo como eso—.—Eso quiere decir que irías conmigo por otra cosa—.—No iré contigo ni a la esquina—. Suelto mi agarre un poco, ella ala con tanta fuerza que casi da al piso si yo no la hubiera tomado de la cintura.—Te salve ahora deberías acompañarme por un helado o lo que tú quieras—. Le digo apartando su cabello del rostro.Sus
Me la paso toda la tarde en mis estudios y haciendo unos sicoanalices que debo entregar el lunes a primera hora.A las doce de la noche término mi trabajo, lavo mis dientes y me acuesto a dormir.Día siguiente.Soy removida en la comodidad de mi cama. —Em levántate tienes que ayudarme—.—Esther ya déjame dormir—.—Em ayúdame te necesito, Gabriel me invitó a salir y sabes que papá ni mamá me dejaran salir si no voy contigo—. Ya me la imagino suplicando.—No molestes Esther—.—Por favor Em si, mira que soy tu hermana y las hermanas se deben ayudar, si algún día me necesitas para salir con un chico yo lo haré sin rechistar—. Me levanto como resorte.—No pienso tener novio hasta los treinta es más si algún día tengo una relación que sea los cuarenta y si no pues prefiero quedarme sola y morir sola con unos cinco gatos o tal vez una manada de ellos—.—Em no seas así Gabriel me gusta mucho—.—No tienes ni el mes de conocerlo y ya te gusta—. La miro acusatoria.—Y eso que el amor es así, tú
Narra Emily Jeane.—Gracias, pero no debiste molestarte... No me gustan los narcisos—. Digo lo más seria posible, el arreglo es hermoso, pero no quiero nada de él y mucho menos si es un desconocido, sé que las flores no tienen culpa de nada, pero debo rechazarlas si no se creerá cosas que no son. —Ten seguramente hay alguien más que si las adoré—. Estrelló el ramo de flores en su pecho, su cara es de confusión digna de un retrato.Espero y Esther no habrá su boca. —Em pero que dice si son tus flores favoritas—. Y ya metió la pata.Él sonríe de oreja a oreja. —Lo ves no eres más que una mentirosa—.—Cómo crees ya los narcisos no me gustan me dan comezón—. Digo asesinando con la mirada a Esther. —Adiós—. Le sonrió al idiota y me meto dentro de la facultad.Entro al salón de clases y me siento en mi puesto y si tengo una gran sonrisa de victoria en mi rostro, quien se cree él.Las clases pasan como siempre una tras otra hasta que me toca mi descanso y voy a la cafetería.—Em, porque le
—Esther disculpa mi pregunta, pero podrías decirme ¿qué le sucede a Emily?—Emily la viste desganada ¿verdad?—¿Si que le sucede?—Es por un chico del cual ella estaba enamorada y a decir verdad los dos estaban enamorados—. Mis celos aparecieron de pronto. —Ella estaba muy enamorada de él, pero nuestros padres no nos dejan tener novios hasta que terminemos la Universidad según ellos y pues Em salía con él a escondidas, él era un año mayor que ella, pero estaban muy enamorados bueno para no alargar te la historia él murió y Em se culpa por ello—.—¿De que murió?—En un accidente automovilístico—.—¿Y porque ella se culpa?—Porque según ella pudo evitar que él fuera a ese paseo, él le dijo que si ella quería que él no fuera así lo haría, pero Em le dijo que fuera y por eso ella se culpa—. Asiento.La miro, tiene la mirada perdida no me gusta verla así de frágil esa no es la Emily de estos días atrás.—En unos días volverá ser la misma de siempre, solo por estos días se pone así—.—Tan e
Narra Daimon.—No te dejaré nunca Emily Jeane Govea Arezzo, eres mi destino, eres mi vida, mi todo mi amor, tu vida está ligada a la mía como la mía a la tuya—. Su mirada es de confusión y de pronto su semblante cambia.—En verdad estas demente no, eres más que un loco deja de decir estupideces te lo advierto aléjate de mí—. Su respiración es agitada y sus mejillas están rojas se ve tan adorable.—Pronto te darás cuenta que es verdad lo que te digo—. Lo doy un beso casto y al instante recibo una tremenda garnatada, sonrió. —Nos vemos amor mío—.—Eres un iluso idiota desquiciado—. Se aleja de mi echando humos por las orejas.Se ve tan sexy enojada ya me encanta este juego que hemos creado veamos quien termina siendo el ratón.Me desplazo al inframundo ya no hay nada que hacer aquí, voy a lograr que ella me ame con locura, serás mía Emily Jeane, ya lo verás.Aún siento el sabor de su sangre mesclado con el mío, si había algo entre nosotros ahora se fortaleció y todo debido a que nuestra
Él me envolvió en sus brazos, hundí mi cara en su pecho así permitiéndome aspirar su aroma. —Es lo que quieres—. Asentí sin darme tiempo de pensar bien si era lo que en verdad quería. —Lo haré, pero si antes me regalas un beso de despedida—. Lo mire a los ojos que tomaron un color anaranjado, solo fueron ráfaga de segundo, mire sus labios que parecían tan tentadores y apetecibles de devorarlos, lo volví a mirar a los ojos sentía su mirada en mis labios.Me puse de puntillas y sin pensarlo dos veces lo bese, rodee su cuello y él mi cintura, nos fundimos en un beso que me transportó a otra dimensión, mi corazón latía desbocado lo presione más y lo bese como si mi vida y existencia dependiera de ello.Nos separamos quedando a escasos centímetros, pego su frente a la mía. —No tengas miedo a lo que sientes amor mío—. Lo mire a los ojos, aunque estos me decían que hablaba con la verdad no podía confiar.—Como sabes que soy tu amor—.—Solo lo sé y lo siento Emily—. Negué. —Pero me alejare de