Narra Emily Jeane.
Me tiro a la cama y cierro mis ojos, es verdad que estaba pensando en él, es que sentir esa sensación fue extraña muy extraña.
—Porque pienso en él debo estar haciendo mi tarea, si eso es lo que debo hacer—. Me levanto tomó mis cuadernillos y libros y me pongo a estudiar...
Horas después entra Esther cómo si mi habitación también le perteneciera.
—Em Gabriel es guapo verdad, te pareció guapo—. Aquí vamos.
—Si Esther es guapo ahora podrías no hablarme de hombres tengo que estudiar para mañana—.
—Porque no seduces al profesor y ya está tienes tus buenas calificaciones—. La miro perpleja.
—No estás hablando en serio Esther, no voy hacer eso y más te vale que tu no lo hagas—.
—No claro que no, pero una mirada coqueta te da puntos extras sin llegar al extremo claro, hasta haya no llegó—. Me mira. —Y dime qué hay del chico ese lo conoces de algún lado—. Ruedo los ojos.
—No Esther no lo conozco y no se su nombre—. Tomo un cojín y se lo lanzó. —Ya vete que no me dejas centrarme en mis estudios—.
—Para tu información no te preguntaba del chico que conocimos en la salida si no del otro que se te acerco en la fuente—. Abro mis ojos como platos.
—Yo hablaba de él también de quien crees tú que hablaba—.
—Mmm no se de aquel chico con el que tropecé, pero él prefirió mirarte a ti—. Muerdo mis labios.
—Ya vete quieres—.
—Okey ya me voy, pero si quieres te ayudo para que lo conquistes—.
—Sabes donde vive acaso—.
—No, pero si se interesó en ti estoy segura que lo volverás a ver, tal vez y sea estudiante de la Facultad—.
—Estas loca sabes, cómo él va a ir para la Facultad y no creo que sea estudiante—.
—Pero quieres volver a verlo verdad—.
—No, ya déjame en paz vete—.
—Okey ya me voy—. Esther sale de mi habitación.
Suspiro...
No creo que lo vuelva a ver eso es absurdo jamás se vuelve a ver a un desconocido solo fue coincidencia que lo conociéramos bueno no es que lo conocemos, Huy ya Emily deja de pensar en ese hombre.
—No lo volveremos a ver nunca más—.
—Tal vez si—. Doy un respingo al escucharla.
—Esther que no te habías ido—.
—Si, pero regrese por esto, creo que si piensas en aquel chico—. Señalo la puerta. —Okey ya me voy—. Niego.
Será mejor centrarme en mis estudios...
Horas después estoy cabeceando ya son las doce de la noche ya es suficiente para mi pobre cerebro, me meto a la cama...
Me remuevo para ambos lados no puedo dormir esos ojos verdes brillantes no me dejan dormir.
No es que no me dejen dormir es que cierro los míos y veo su rostro y sus ojos brillan como diamantes.
Me pongo una almohada en la cabeza y cierro mis ojos...
Día siguiente.
Saludo a mis padres y desayuno al terminar ayudó a mamá a recoger todo voy a mi habitación a buscar mis cosas hoy ya es viernes, pero para mí es como si no hubiera fin de semana desde que entre a la universidad.
Pero si quiero ser buena, tener la mejor calificación y mantener mi beca que tanto me costó conseguir tengo que sacrificar me ¿no? Y si eso es mi fin de semana que importa.
—Em ya terminaste vámonos—.
—Ya voy—. Salgo de mi habitación y salgo fuera de la casa subo al auto...
Horas después Esther aparca en el estacionamiento bajo me despido de ella y camino hacia la facultad, me detengo al ver al chico de ayer, mi corazón da un brinco al verlo.
Pero que hace él aquí, parpadeo varias veces él me sonríe.
—Buenos días señorita Govea—. Miro al profesor Carter.
—Buenos días profesor digo catedrático Carter—. Volteo a mirar al callejón donde estaba el chico y ya no está, pero como.
Miro para ambos lados, pero no está. —Señorita Govea busca a alguien—.
—Eh sí.. digo no usted vio al chico que estaba parado en el callejón—.
—¿Algún novio? —Niego. —Entremos—. Dice él adelantándose.
Camino detrás del profesor, esto se siente raro que hacía él talvez trabaje por aquí eso debe ser.
Entro al aula de clase y me siento en mi puesto el que ocupó siempre.
Las clases pasan lentas, al terminar voy a la cafetería Esther me hace seña para que me siente con ella.
Voy con ella saludo y empiezo a comer, pero mi cuerpo está aquí pero mi mente está en otro lado.
Al salir de la universidad espero a Esther en el estacionamiento dijo que vendría dentro de un rato, se me antoja un refresco, cruzo la calle, sé que Esther va a tardar.
Entro a la refresquería y compro uno de esos refrescos nuevos que salieron es una mezcla de no sé qué, creo que se llama malteada, pero están deliciosas.
Después de pagar me giro, pero al hacerlo me estrelló contra un pecho fornido miro hacia arriba y veo esos ojos verdes, mi corazón late desbocado y mi piel se eriza al sentir su contacto, me pega a su cuerpo, mi pecho sube y baja.
—¿Estas bien? —. Me pregunta, su voz es grave, su mirada intensa me pone nerviosa.
—Sssii—. Tartamudeo.
—Segura—. Asiento, lo miro como si estuviera hipnotizada.
Mi mente me dice que me aleje, pero mi cuerpo quiere permanecer a su lado, no se que me pasa.
Trato de alejarme, pero mis pies no responden, su mano aún sigue en mi cintura siento como me quema su tacto.
—Em nos vamos—. Y Esther llegó a salvarme.
—Ssii ya voy—. Mi mirada no desconecta de la suya sus ojos brillan.
—Nos vemos otro día—. Me dice y me suelta.
Siento un vacío al no sentir su contacto el me mira y sonríe no parpadeo solo lo miro como tonta siento alguien tomarme del antebrazo y jalarme.
—Tierra llamando a Emily Jeane—. Me dice Esther parpadeo es como si haya vuelto en mi.
Salgo como si alguien me persiguiera, y cruzo la calle sin voltear escucho como un auto frenan de golpe.
Me llevo la mano al pecho. —Señorita Govea se encuentra bien—. Asiento. —Segura a cruzado la calle sin mirar—.
—Yo lo siento—. Miro a la esquina donde lo vi por primera vez.
—Descuide por suerte venía despacio nos vemos—. No le respondo.
—Em pero que te pasa si te molesto que te interrumpiera con ese chico lo hubieras dicho yo te hubiera dado unos minutos más—.
—Vámonos quieres—.
—Está bien lo siento—.
—No, lo siento Esther no sé qué me pasa discúlpame—. Tomo su mano.
—Mal día—. Niego.
—No es eso vamos a casa necesito descansar—.
—Está bien—. Ella conduce a casa al llegar bajo y me encierro en la habitación, no sé qué rayos me paso porque me sentí así con ese hombre.
Me tiro a la cama y cierro mis ojos...
Narra Daimon. No sé cómo es que esa chica causó esa sensación en mi jamás había sentido eso, y eso que eh estado con miles de mujeres de todas las especies, tengo que averiguar por qué sentí eso con ella si tan solo supiera donde vive, maldición para que quiero saber dónde vive. Será mejor que vaya hacer sufrir a alguien, para olvidarme de ella. Toco mi bastón y habrá el portal voy al mundo de los mortales y me paseo por todos lados busco una víctima al encontrarla hago lo que un demonio hace mejor hacer sufrir a los humanos. Al saciarme de su dolor me retiro al inframundo. —Lo veo muy inquieta majestad—. Me dice Semyazza. —No sucede nada Semyazza—. Espero que el día llegué, al salir el sol abro el portal y me desplazo al mundo de los mortales. Quiero ver si vuelvo a sentir esa sensación con esa chica llamada Em supongo que es algún diminutivo de su nombre. Aparezco cerca de donde las vi, espero impaciente por ella siento el mismo olor que sentía ayer es un olor a miel y jazm
Narra Daimon.Ella me mira su pecho sube y baja. —¿Me estas acechando de dónde saliste? —Del inframundo, claro que no le voy a decir eso. —No puedes a pacer así de la nada casi me da un paró—.—¿Estás enferma del corazón?—No sé ni para que hablo con un extraño aléjate de mí—. Puedo sentir su enojo.—No quiero alejarme de ti—.—Que bien entonces lo haré yo—. Toma sus cosas y se levanta con intenciones de irse, sujeto su antebrazo, me mira incrédula, y ahí está esa corriente. —Suelta mi mano—. Me grita sin levantar tanto la voz.—No quiero—.—Que me sueltes te estoy diciendo—.—Lo haré si me acompañas por un helado—.—No soy un bebé que puedes manipular con algo como eso—.—Eso quiere decir que irías conmigo por otra cosa—.—No iré contigo ni a la esquina—. Suelto mi agarre un poco, ella ala con tanta fuerza que casi da al piso si yo no la hubiera tomado de la cintura.—Te salve ahora deberías acompañarme por un helado o lo que tú quieras—. Le digo apartando su cabello del rostro.Sus
Me la paso toda la tarde en mis estudios y haciendo unos sicoanalices que debo entregar el lunes a primera hora.A las doce de la noche término mi trabajo, lavo mis dientes y me acuesto a dormir.Día siguiente.Soy removida en la comodidad de mi cama. —Em levántate tienes que ayudarme—.—Esther ya déjame dormir—.—Em ayúdame te necesito, Gabriel me invitó a salir y sabes que papá ni mamá me dejaran salir si no voy contigo—. Ya me la imagino suplicando.—No molestes Esther—.—Por favor Em si, mira que soy tu hermana y las hermanas se deben ayudar, si algún día me necesitas para salir con un chico yo lo haré sin rechistar—. Me levanto como resorte.—No pienso tener novio hasta los treinta es más si algún día tengo una relación que sea los cuarenta y si no pues prefiero quedarme sola y morir sola con unos cinco gatos o tal vez una manada de ellos—.—Em no seas así Gabriel me gusta mucho—.—No tienes ni el mes de conocerlo y ya te gusta—. La miro acusatoria.—Y eso que el amor es así, tú
Narra Emily Jeane.—Gracias, pero no debiste molestarte... No me gustan los narcisos—. Digo lo más seria posible, el arreglo es hermoso, pero no quiero nada de él y mucho menos si es un desconocido, sé que las flores no tienen culpa de nada, pero debo rechazarlas si no se creerá cosas que no son. —Ten seguramente hay alguien más que si las adoré—. Estrelló el ramo de flores en su pecho, su cara es de confusión digna de un retrato.Espero y Esther no habrá su boca. —Em pero que dice si son tus flores favoritas—. Y ya metió la pata.Él sonríe de oreja a oreja. —Lo ves no eres más que una mentirosa—.—Cómo crees ya los narcisos no me gustan me dan comezón—. Digo asesinando con la mirada a Esther. —Adiós—. Le sonrió al idiota y me meto dentro de la facultad.Entro al salón de clases y me siento en mi puesto y si tengo una gran sonrisa de victoria en mi rostro, quien se cree él.Las clases pasan como siempre una tras otra hasta que me toca mi descanso y voy a la cafetería.—Em, porque le
—Esther disculpa mi pregunta, pero podrías decirme ¿qué le sucede a Emily?—Emily la viste desganada ¿verdad?—¿Si que le sucede?—Es por un chico del cual ella estaba enamorada y a decir verdad los dos estaban enamorados—. Mis celos aparecieron de pronto. —Ella estaba muy enamorada de él, pero nuestros padres no nos dejan tener novios hasta que terminemos la Universidad según ellos y pues Em salía con él a escondidas, él era un año mayor que ella, pero estaban muy enamorados bueno para no alargar te la historia él murió y Em se culpa por ello—.—¿De que murió?—En un accidente automovilístico—.—¿Y porque ella se culpa?—Porque según ella pudo evitar que él fuera a ese paseo, él le dijo que si ella quería que él no fuera así lo haría, pero Em le dijo que fuera y por eso ella se culpa—. Asiento.La miro, tiene la mirada perdida no me gusta verla así de frágil esa no es la Emily de estos días atrás.—En unos días volverá ser la misma de siempre, solo por estos días se pone así—.—Tan e
Narra Daimon.—No te dejaré nunca Emily Jeane Govea Arezzo, eres mi destino, eres mi vida, mi todo mi amor, tu vida está ligada a la mía como la mía a la tuya—. Su mirada es de confusión y de pronto su semblante cambia.—En verdad estas demente no, eres más que un loco deja de decir estupideces te lo advierto aléjate de mí—. Su respiración es agitada y sus mejillas están rojas se ve tan adorable.—Pronto te darás cuenta que es verdad lo que te digo—. Lo doy un beso casto y al instante recibo una tremenda garnatada, sonrió. —Nos vemos amor mío—.—Eres un iluso idiota desquiciado—. Se aleja de mi echando humos por las orejas.Se ve tan sexy enojada ya me encanta este juego que hemos creado veamos quien termina siendo el ratón.Me desplazo al inframundo ya no hay nada que hacer aquí, voy a lograr que ella me ame con locura, serás mía Emily Jeane, ya lo verás.Aún siento el sabor de su sangre mesclado con el mío, si había algo entre nosotros ahora se fortaleció y todo debido a que nuestra
Él me envolvió en sus brazos, hundí mi cara en su pecho así permitiéndome aspirar su aroma. —Es lo que quieres—. Asentí sin darme tiempo de pensar bien si era lo que en verdad quería. —Lo haré, pero si antes me regalas un beso de despedida—. Lo mire a los ojos que tomaron un color anaranjado, solo fueron ráfaga de segundo, mire sus labios que parecían tan tentadores y apetecibles de devorarlos, lo volví a mirar a los ojos sentía su mirada en mis labios.Me puse de puntillas y sin pensarlo dos veces lo bese, rodee su cuello y él mi cintura, nos fundimos en un beso que me transportó a otra dimensión, mi corazón latía desbocado lo presione más y lo bese como si mi vida y existencia dependiera de ello.Nos separamos quedando a escasos centímetros, pego su frente a la mía. —No tengas miedo a lo que sientes amor mío—. Lo mire a los ojos, aunque estos me decían que hablaba con la verdad no podía confiar.—Como sabes que soy tu amor—.—Solo lo sé y lo siento Emily—. Negué. —Pero me alejare de
Narra Emily.—Para eso querías que me alejara de ti—. Lo miró a los ojos, estos tenían un destello color fuego. —Dime por eso querías que no estuviera cerca de ti porque te gusta ese viejo—. Lo miro con enojo.—Que vienes a reclamar tú, quien te crees para reclamarme algo cuando tú estás con esa, y así decías que yo era tu vida y no sé qué idioteces más no me vengas a reclamar que no soy nada tuyo—. Mi sangre hierve quien se cree él para venir a decirme cosas a mí, mínimo él es algo mío.—Estás celosa porque estoy con ella—. Me río a todo pulmón.—Celosa por favor—. Quise empujarlo.—Si lo estás porque lo niegas—.—No niego nada no seas iluso—. Me moví para pasar, pero él se movió así cerrándome el paso. —Permiso Daimon si es que es tu nombre, debe ser tan falso como todo lo que sale por tu boca—.—Es eso, ya veo, te molesta que te haya dicho que eres mi todo, pero si más no recuerdo me dijiste que me alejara de ti y lo hice—.—Pues gracias, permiso—.—No de aquí no te vas si no es co