04 de enero de 2021
Stella Gilabert
—Tengo miedo del paso que daré —es lo primero que digo al levantarme.
Hace unos tres años me gradué de periodista y desde ese tiempo para acá he realizado pequeñísimos trabajos que han sido considerados -por mí misma- como si fueran más unas prácticas que otra cosa. Hice una maestría, estuve en talleres de todo tipo, porque siempre he sido de esas personas que saben lo que quieren estudiar, pero a la hora de elegir en qué especializarse o qué posgrado hacer se queda paralizada sin saberlo.
Al principio, estaba confundida, no podía decidirme si ir por el área deportiva, por farándula, economía, política, naturaleza, etc., etc., etc.
Justo en ese momento cumplía los veintiún años y fue cuando todo se complicó. Mis padres me dejaron muy en claro que era momento de irme al carajo. Sí, me echaron de casa y me dijeron que me valiera por mí misma, desde ese momento vivo en un edificio deplorable, pero, teniendo en cuenta toda la m****a que he vivido, he aprendido a saber subsistir y debo darle las gracias de eso a la única amiga que he tenido desde siempre y quien ha sido mi apoyo incondicional en todas las locuras que he tomado por decisiones.
Hoy, luego de tres intentos fallidos, finalmente me han dado una oportunidad para presentarme a una entrevista laboral nada más y nada menos que en ICON (Inteligencia. Competencia. Orientación. Novedoso.), esas son sus siglas; se trata de la empresa donde se lleva a cabo el proceso, planificación y realización de la revista número uno del mundo. Esta revista se caracteriza por ser de las pocas que tienen contenido de todo tipo, y es por esto que he estado interesada en trabajar allí desde hace muchos años, es solo que tengo mala suerte, en serio, muy mala suerte, y ahora se darán cuenta de que no les estoy mintiendo al decirles que tengo-muy-mala-suerte.
Mientras pienso en todo lo que practiqué sobre cómo llegar y presentarme ante quien -si me acepta- será mi futura jefa, me voy vistiendo. Soy de esas que meditan todo, absolutamente todo, antes de hacerlo. Desde ya puedo imaginarme sentándome frente al escritorio donde se encontrará esa persona que va a intimidarme, y digo intimidarme, porque me da mucho miedo hablar frente a alguien. Siempre he sido tímida a la hora de exponer, explicar, expresar, etc…, entonces, obviamente, voy a ponerme nerviosa y de solo pensarlo comienzo a estarlo desde ya.
Ay Dios, no sirvo para nada.
Creo que debería quedarme en mi departamento y evitar lo que probablemente sea una entrevista fallida y un desastre. Aunque solo hace falta levantarme y ver el techo deplorable desde donde se filtra el agua de la lluvia que cae en la azotea del edificio y se traspasa hacia mi sala, para intentar calmarme y atreverme a intentar dar lo mejor de mí.
Suspiro y le ordeno a mi cerebro hacer que mis manos dejen de temblar, pero no lo hace.
Tomo una coleta para el cabello, una de las tantas que me hacía mi abuela estando en vida, y la coloco en mi cabello, recogiéndolo y luego niego mientras me lo quito. Miro el reloj. Ya me quedan solo treinta minutos para salir así que me decido en buscar mi ropa y mis ojos se abren cuando noto mi camisa blanca tirada sobre el mueble del living donde la dejé anoche y donde cae una gotera. Las gotas caen y salpican en ella así que corro a tomarla y a buscar la plancha para intentar quitar las manchas de las gotas, pero, mientras hago eso, se me queman los sándwiches y al mismo tiempo recibo una llamada que no puedo contestar, pero la persona no me deja en paz y sigue llamando y el sonido del celular me desespera más. La cereza del pastel es cuando miro el reloj y solo me quedan cinco minutos para salir.
—Mierda.
Ya con mi pantalón de vestir y mis tacones puestos voy hacia el espejo y trato de mirarme y no criticarme, no soy gorda, pero tampoco flaca, soy rellenita, por así decirlo, y trato de cubrirme lo más que puedo porque he tenido problemas por ser como soy, como si yo tuviese la culpa de que engordo con la más mínima m****a que como, y aun así no estoy tan gorda…, o, eso quiero creer.
Me coloco la camisa y acomodo las mangas antes de abotonarla. Mi celular suena una vez más y yo bufo pidiéndole paciencia a Dios, sin embargo, no lo tomo. Voy por mi cepillo de cabello y me peino, dejándolo suelto y tan solo aplico un brillo labial en mis labios porque no soy de esas chicas que les gusta maquillarse.
Ya se pasó la hora en la que debía salir, pero diez minutos no cambia el resultado. Voy al microondas y saco el sándwich quemado y lo lanzo al bote de basura porque ni siquiera tengo un animal al que dárselo. Tomo mi cartera y celular dispuesta a salir, pero desde mi sitio, justo frente al baño, puedo ver la tina que había preparado para ducharme y no usé, así que puedo darme cuenta de que no me bañé. Levanto mi brazo y por lo menos no huelo mal…, creo.
Voy hacia el closet y saco mi desodorante, subo la camisa y me aplico un poco para luego bajarla. El celular suena una vez más y salgo del departamento mientras me dispongo a contestarlo.
—Buenos días… ¿Con quién hablo? —pregunto, luego de notar que no vi el identificador. Me adentro al ascensor y presiono planta baja en lo que escucho atentamente lo que tienen para decirme.
—Buenos días, señorita Gilabert, la llamamos de ICON para confirmar su llegada a la sede. ¿Se encuentra usted por la entrada principal?
—Eh, disculpe, ahora es que voy saliendo hacia allá porque la entrevista de trabajo era a las nueve… —, salgo del ascensor y me doy cuenta de que no tengo mi llavero entre mis manos como normalmente lo traigo y frunzo el ceño antes de comenzar a buscar en mi cartera.
—Su entrevista era a las ocho en punto y en este momento ya debería encontrarse aquí.
—Oh, m****a —me coloco recta al darme cuenta de lo que está diciendo y de que no tengo las llaves conmigo.
No puedo salir del edificio y tampoco volver a subir porque no sé cómo abrir la puerta de mi departamento.
—Disculpe, ¿puede repetirme lo que dijo? Creo que no hay muy buena señal —repiten desde el otro lado de la llamada y yo tomo una gran bocanada de aire.
—Creo que… Lo siento, creo que no me podré presentar, pensaba que era a las nueve de la mañana y…
—Tiene media hora para llegar, la jefa tuvo un inconveniente y dijo que tardaría un poco más —explica, justo en el momento en que el encargado del edificio pasa por mi lado y abre la puerta para salir.
Al parecer no tengo tan mala suerte.
—Señor Holden —lo llamo —, justo voy saliendo —me sonríe y yo le correspondo.
—Adelante, señorita —me dice y me da el paso.
Decido terminar la llamada diciéndole a la chica que me habló que trataré de estar allí cuanto antes y le explico a Holden lo ocurrido, así que me deja una llave de repuesto de la puerta de la planta baja que siempre tiene consigo por si ocurren inconvenientes como este. Solo que a ninguna persona del edificio le ha pasado, únicamente a mí. Más tarde debo llamar a un cerrajero para abrir la puerta de mi departamento.
—En mi revista trabajan personas que transmiten elegancia, seguridad…, que son presentables e imponentes ¿Qué te hace pensar que voy a darle un puesto como este a alguien tan débil, nada precisa, una persona que titubea mucho para llegar al punto de las cosas y que encima parece una niña mal vestida de dieciséis y no de veinticuatro años? ¿Cómo es que eres periodista?—Es que las personas a las que había entrevistado anteriormente no eran tan…, intimidantes —digo con miedo a que se molestara u ofendiera. Ella tan solo enarca una ceja, incitándome a seguir hablando —. Además de que, ahora es que estoy buscando un verdadero primer trabajo, porque desde que me gradué he realizado pequeñas cosas y sí, el salir al mundo y por fin valerme de mi carrera me asusta, pero estoy dispuesta a poner todo mi empeño y a…—¿Qué hay de tu imagen? —me corta.—Prometo estar más presentable. Mi situación económica no me da para comprarme una buena ropa por lo que aún uso muchas de las que tenía hace años
06 de enero de 2021. Stella Gilabert I C O N Esas eran las siglas que actualmente me traían como loca y eso que tan solo llevo dos días aquí. Verán, esta revista consta de varias áreas o sesiones: Deporte y salud, economía y finanzas, política, cultura popular y naturaleza, entretenimiento y moda, vejez y vitalidad, psicología y crecimiento personal, e incluso hay un área de fauna y flora. Es una revista que abarca muchísimos temas y trata de ser lo más actual y menos discriminatoria posible, dando opiniones constructivas o sin pasarse de los límites impuestos. Como ya lo dije, desde hace tan solo dos días estoy trabajando en la sesión de entretenimiento y moda. Es un área bastante grande a mi parecer. Tiene varios compartimentos: se habla de desfiles importantes donde se da una muy detallada crítica sobre los vestuarios, la manera de caminar, su forma de altivez, sencillez, deslumbre, firmeza, y se dan opiniones respecto a si las modelos en las que más se centraron los medios
—¿Cómo va este primer pedido? ¿Ya conseguiste que el hombre cayera en nuestras redes y se dignara a darnos la entrevista? —Preguntó Brownbear, levantando su mirada e intimidándome al verme fijamente.—Me costó un poco, pero lo he logrado. Pasado mañana me veré con él en su oficina a las diez de la mañana —Respondo, tratando de ser lo más firme posible y que mi voz no titubee tanto.—Bien. Por fin una maldita buena noticia —rueda sus ojos notándose realmente obstinada con la vida. Se levanta y camina nuevamente hacia su escritorio, esta vez estando vestida completa y decentemente. Se sienta detrás de él y vuelve a ver todos los papeles que tiene esparcidos en toda la mesa —. Analía, el departamento de deporte está analizando los temas que soltarán en las dos fechas de este mes. Creo que ya los tienen listos, pero necesito que metas esto sobre la Premier League, nos pagaron por adelantado para no dejarlo para la próxima edición de ICON. — Estira su mano con un sobre color verde entre su
Stella Gilabert Me encontraba súper concentrada en mi investigación que no me di cuenta de que se pasaron las horas y era momento de irnos hasta que Analía me lo vino a decir. Acomodo todo y me preparo para irme, tomando mi cartera y caminando hacia la salida. Josh me saluda con su mano y detrás de mí escucho un breve gruñido que más que hacerme molestar o darme miedo, me hace reír. Analía pasa a mi lado y achica sus ojos como si quisiera advertirme, pero luego prefiere no decirme nada. También la saludo con mi mano y ella bufa. Entra al ascensor junto a mí y cuando planeo curiosear sobre ella y Josh, mi celular comienza a sonar como loco. Scared to Be Lonely de Martin Garrix y Dua Lipa suena de manera escandalosa mientras rebusco en mi cartera ese aparato para contestarlo. Todos en el pequeño cubículo me quedan viendo raro y yo les sonrío antes de descolgar la llamada y llevármelo al oído en lo que pienso en que debo ponerlo en vibración porque si llega a sonar frente a mi jefa me bo
Cuando llego la veo sentada en una de las butacas frente a la encimera donde el viejo Antonio reparte sus bebidas a la clientela. Ella se encuentra conversando con él. Si es que al hecho de que solo hable ella y no deje ni al pobre hombre opinar se le puede llamar conversación. Se le nota eufórica y muy inquieta. Arrugo mi frente en confusión caminando con suma cautela hacia ella, quien, en cuanto me nota, se levanta y abre sus brazos dramáticamente, y luego corre a mi encuentro abrazándome con fuerza.—Llegas tarde. Ya te necesitaba —susurra y apachurra mi cuerpo con mucha más fuerza.—Oye, vas a dejarme sin aire… —le informo y enseguida me suelta.—Lo siento —se aparta de mí y mira hacia todos lados antes de posar su mirada en mí y… Oh.—¿Tan fuerte así fue la discusión? —Lágrimas caen de sus ojos mientras asiente. Esta vez soy yo quien estira sus brazos y la hago resguardarse en mí —. Hace dos semanas me decías que no estabas segura de si amabas a Darvin… ¿Crees que ya lo haces? —M
—¡Oh, Dios santísimo de todos los caros antros! ¡Tú sí que eres un tremendo manjar! —Escucho a Jezabel decir y con extrañeza miro hacia donde ella mira, para ver a quién le hablaba. Ella, más que entusiasmada, se acerca a un hombre de traje costoso y cabello un poco alborotado. Inclino mi cabeza, estudiándolo. Siento que lo he visto, o lo conozco, pero no recuerdo de donde, o quién es.—¿Me hablas a mí? —Con el ceño fruncido, se acerca un poco y mira detrás de él para comprobar que no se está equivocando de persona —. Disculpa, ¿Te conozco?—Oh, no, cariño. Es que de tu conocerme, o en todo caso, de yo conocerte, no tendría al novio inepto que tengo, porque definitivamente, estaría contigo. A ti si es verdad que no te dejaría escapar.El hombre la queda mirando con incredulidad y yo niego con mi cabeza, tapándome la cara, avergonzada.—De todas maneras, no tengo novio. Me terminó hoy, dejándome tirada en medio de una solitaria calle…—¡Relish! —Le reprocho, caminando hacia ella y mirá
08 de enero de 2021Aarón AbernathyDesabrocho los dos botones del saco de mi traje de tres piezas que traigo puesto. Decido sentarme en mi silla de escritorio, pero luego frunzo el ceño y me levanto. No, no, mejor la recibo en la entrada. Así que voy y camino hacia allá, esperando ansiosamente a que llegue mi entrevistadora.Niego con mi cabeza y retrocedo, tropezándome con el mueble detrás de mí. Mejor la espero aquí sentado, luego va a pensar que la estaba esperando, que no podía aguantar las ganas para volverla a ver. No es que no fuese algo cierto…Okey, mejor me voy al ventanal y espero por ella al estilo Christian Grey cuando recibe a Anastasia Steele, no crean que vi las películas porque quise, mi prima me obligó a hacerlo, y ahora que recuerdo eso entiendo por qué viene esa escena a mi mente. Aunque, eso no es tan factible ya que no quiero que ella luego tropiece y caiga al suelo como lo hace Anastasia.Dios mío, hace mucho que no divagaba tanto con una situación y decisión t
—Bueno… ¿comenzamos? —pregunto y ella aprieta un botón de la grabadora de voz antes de sentarse manera correcta en su asiento y mirarme.—Comenzamos. —Dice de manera firme y profesional —. Buenos días, mi nombre es Stella Gilabert, reportera de ICON. Esta vez la revista ICON cuenta con un nuevo bloque titulado Los Millonarios no se Enamoran y que forma parte del área de entretenimiento. El día de hoy nos encontramos con nuestra primera víctima, nuestro primer entrevistado, y me complace revelar que es nada más y nada menos que Aarón Abernathy. Buenos días Aarón, muchas gracias por haber aceptado a hablar sobre un tema que sabemos es privado y personal.Ella espera a que yo hable, pero no puedo dejar de mirarla, de halagarla. Mientras hablaba de una manera correcta y, como ya dije, profesional, noté que no podía mantener sus manos quietas y era como si explicara todo lo que decía con ellas. También miraba mucho la pared detrás de mí, lo cual asumo que es su manera de concentrarse para