—He contactado con un agente del FBI que está esperándonos en el lugar al que vamos. Se llama Endersson y uno de los mejores en su área, está mejor capacitado que los oficiales de policía. Tratemos de ser objetivos y hacerle caso en todo. Las traje porque sé cómo se sienten, pero a la mínima que sienta que estorban, con el respeto que se merecen, las llevaré de regreso; o, no, mejor las dejo tiradas en el camino.

—Aarón no va a perdonarte eso —le digo, aunque sé que no lo dice en serio.

—No me importa.

—¿Endersson Ackerman? —Suena la voz de Jezabel por primera vez desde que nos hemos subido al auto.

—El mismo. —Ángel la mira por el retrovisor y sé que está tan asombrado como yo de que lo conozca. ¿Cómo sabe quién es?

—Tiene negocios con mi padre —aclara sin que le preguntemos. Ella voltea su mirada hacia la ventana, apreciando el paisaje —. No lo conozco de vista, pero sí que he escuchado bastante de él, parece ser muy bueno.

—Fue tu padre quien me dio su contacto —aclara Ángel, coloc