Cansado de comprometerse y al final no llegar a algún punto en concreto con sus futuras prometidas, Aarón Abernathy decide tomarse un tiempo para luego seguir con la búsqueda de quien sería la mujer con la que compartiría el resto de su vida, esa que haría que sus padres finalmente le den el control total de todas sus empresas.
Aarón no entiende el motivo por el que sus relaciones no funcionan, es decir, es todo lo que una chica desea: un hombre alto, guapo, millonario y que está dispuesto a demostrar amor, o a intentar amar a la persona con la que decida compartir su vida, pero, lamentablemente, las chicas con las que lo ha querido todo, tan solo querían sexo, dinero o un poco de fama y luego lo desechaban como cualquier trapo de coleto sucio, por lo que él toma una decisión: no más enamoramiento hasta dentro de mucho tiempo.
Sus padres fueron muy claros, para darles las empresas hay reglas, pautas que se deben cumplir. No importa el estatus social de la chica, siempre y cuando ambos se amen, sean estables, tengan una relación verdadera y con un futuro prometedor, herederos que aseguren el futuro de todo el imperio que la familia ha construido por años.
Aarón, teniendo en cuenta las palabras de sus amigos y todo lo que había vivido en sus relaciones sentimentales hasta ese momento, comienza a tener encuentros clandestinos con chicas, acostándose con unas, enrollándose con otras, saliendo con algunas y rompiéndole el corazón a muchas más, hasta terminar por acostumbrarse a ese estilo de vida. Comienza a hacer planes, pues ahora quiere abrirse camino por sí mismo y no esperará a que sus padres cambien de parecer respecto a sus condiciones, porque los conoce demasiado y sabe que no lo hará.
Solo habrá un problema...
Y es que todo camino al éxito lleva trabas que debes superar, pero jamás subestimar.
Stella Gilabert llega como un huracán a la vida de Aarón a realizarle una entrevista para la sección de Los Millonarios no se Enamoran que forma parte de una revista de glamour para la que trabaja como simple reportera: bella, estatus social inferior, pero estable; imponente y dañada tanto emocional como sentimentalmente. Cree en el amor, pero la ahora vida alocada del chico la hace querer alejarse de él, pues, comienza a gustarle, pero no confía en que las personas así cambien para bien. Los golpes que le ha dado la vida han sido tan fuertes, que le han llevado a entender que un demonio es un demonio por más cara bonita que tenga y por más juramentos de amor eterno que haga.
Cuando Aarón se da cuenta de que esta vez sí es correspondido sentimentalmente, jura enamorarla, se promete hacerla entender que ella es todo lo que siempre esperó, buscó y quiso, pero cree que es demasiado tarde al caer en cuenta que ella no es alguien que se puede comprar con cosas materiales y simples palabras bonitas.
¿Se dará por vencido o aprenderá a cortejarla y a demostrarle que, aunque digan que los millonarios no se enamoran, ellos si pueden llegar a hacerlo?
Y que cuando lo hacen... se entregan por completo.
Marzo de 2018Aarón Abernathy—Deberíamos crear una empresa que se llame triple A, pero que sean tres A.—¿Algo como A.A.A? —pregunta Archer, mientras Ángel solo nos ve con su cara de culo y una cerveza en la mano que se empina a los labios. Nosotros realizamos su misma acción.—Así, exactamente así —afirmo y chocamos nuestras cervezas.—También deberíamos casarnos, un matrimonio de tres chicos gays —les propongo —, tendríamos una empresa de los tres, seríamos de nosotros mismos, como ha sido siempre y... ¡Estaríamos juntos los tres! —Archer aplaude eufórico y yo sonrío, pero Ángel se irrita.—Ya deja de repetir el número tres, dolido de mierda —me dice y ruedo mis ojos, pues él siempre ha sido así, ese ya no cambia ni porque encuentre el amor, algo que será difícil porque de los tres, ese es el que menos cree en el romance o cualquier cosa que tenga que ver con dicha palabra.—Concuerdo con Aarón, que seamos siempre los tres —Archer y yo volvemos a chocar nuestras botellas y la suya
04 de enero de 2021 Stella Gilabert —Tengo miedo del paso que daré —es lo primero que digo al levantarme. Hace unos tres años me gradué de periodista y desde ese tiempo para acá he realizado pequeñísimos trabajos que han sido considerados -por mí misma- como si fueran más unas prácticas que otra cosa. Hice una maestría, estuve en talleres de todo tipo, porque siempre he sido de esas personas que saben lo que quieren estudiar, pero a la hora de elegir en qué especializarse o qué posgrado hacer se queda paralizada sin saberlo. Al principio, estaba confundida, no podía decidirme si ir por el área deportiva, por farándula, economía, política, naturaleza, etc., etc., etc. Justo en ese momento cumplía los veintiún años y fue cuando todo se complicó. Mis padres me dejaron muy en claro que era momento de irme al carajo. Sí, me echaron de casa y me dijeron que me valiera por mí misma, desde ese momento vivo en un edificio deplorable, pero, teniendo en cuenta toda la m****a que he vivido,
—En mi revista trabajan personas que transmiten elegancia, seguridad…, que son presentables e imponentes ¿Qué te hace pensar que voy a darle un puesto como este a alguien tan débil, nada precisa, una persona que titubea mucho para llegar al punto de las cosas y que encima parece una niña mal vestida de dieciséis y no de veinticuatro años? ¿Cómo es que eres periodista?—Es que las personas a las que había entrevistado anteriormente no eran tan…, intimidantes —digo con miedo a que se molestara u ofendiera. Ella tan solo enarca una ceja, incitándome a seguir hablando —. Además de que, ahora es que estoy buscando un verdadero primer trabajo, porque desde que me gradué he realizado pequeñas cosas y sí, el salir al mundo y por fin valerme de mi carrera me asusta, pero estoy dispuesta a poner todo mi empeño y a…—¿Qué hay de tu imagen? —me corta.—Prometo estar más presentable. Mi situación económica no me da para comprarme una buena ropa por lo que aún uso muchas de las que tenía hace años
06 de enero de 2021. Stella Gilabert I C O N Esas eran las siglas que actualmente me traían como loca y eso que tan solo llevo dos días aquí. Verán, esta revista consta de varias áreas o sesiones: Deporte y salud, economía y finanzas, política, cultura popular y naturaleza, entretenimiento y moda, vejez y vitalidad, psicología y crecimiento personal, e incluso hay un área de fauna y flora. Es una revista que abarca muchísimos temas y trata de ser lo más actual y menos discriminatoria posible, dando opiniones constructivas o sin pasarse de los límites impuestos. Como ya lo dije, desde hace tan solo dos días estoy trabajando en la sesión de entretenimiento y moda. Es un área bastante grande a mi parecer. Tiene varios compartimentos: se habla de desfiles importantes donde se da una muy detallada crítica sobre los vestuarios, la manera de caminar, su forma de altivez, sencillez, deslumbre, firmeza, y se dan opiniones respecto a si las modelos en las que más se centraron los medios
—¿Cómo va este primer pedido? ¿Ya conseguiste que el hombre cayera en nuestras redes y se dignara a darnos la entrevista? —Preguntó Brownbear, levantando su mirada e intimidándome al verme fijamente.—Me costó un poco, pero lo he logrado. Pasado mañana me veré con él en su oficina a las diez de la mañana —Respondo, tratando de ser lo más firme posible y que mi voz no titubee tanto.—Bien. Por fin una maldita buena noticia —rueda sus ojos notándose realmente obstinada con la vida. Se levanta y camina nuevamente hacia su escritorio, esta vez estando vestida completa y decentemente. Se sienta detrás de él y vuelve a ver todos los papeles que tiene esparcidos en toda la mesa —. Analía, el departamento de deporte está analizando los temas que soltarán en las dos fechas de este mes. Creo que ya los tienen listos, pero necesito que metas esto sobre la Premier League, nos pagaron por adelantado para no dejarlo para la próxima edición de ICON. — Estira su mano con un sobre color verde entre su
Stella Gilabert Me encontraba súper concentrada en mi investigación que no me di cuenta de que se pasaron las horas y era momento de irnos hasta que Analía me lo vino a decir. Acomodo todo y me preparo para irme, tomando mi cartera y caminando hacia la salida. Josh me saluda con su mano y detrás de mí escucho un breve gruñido que más que hacerme molestar o darme miedo, me hace reír. Analía pasa a mi lado y achica sus ojos como si quisiera advertirme, pero luego prefiere no decirme nada. También la saludo con mi mano y ella bufa. Entra al ascensor junto a mí y cuando planeo curiosear sobre ella y Josh, mi celular comienza a sonar como loco. Scared to Be Lonely de Martin Garrix y Dua Lipa suena de manera escandalosa mientras rebusco en mi cartera ese aparato para contestarlo. Todos en el pequeño cubículo me quedan viendo raro y yo les sonrío antes de descolgar la llamada y llevármelo al oído en lo que pienso en que debo ponerlo en vibración porque si llega a sonar frente a mi jefa me bo
Cuando llego la veo sentada en una de las butacas frente a la encimera donde el viejo Antonio reparte sus bebidas a la clientela. Ella se encuentra conversando con él. Si es que al hecho de que solo hable ella y no deje ni al pobre hombre opinar se le puede llamar conversación. Se le nota eufórica y muy inquieta. Arrugo mi frente en confusión caminando con suma cautela hacia ella, quien, en cuanto me nota, se levanta y abre sus brazos dramáticamente, y luego corre a mi encuentro abrazándome con fuerza.—Llegas tarde. Ya te necesitaba —susurra y apachurra mi cuerpo con mucha más fuerza.—Oye, vas a dejarme sin aire… —le informo y enseguida me suelta.—Lo siento —se aparta de mí y mira hacia todos lados antes de posar su mirada en mí y… Oh.—¿Tan fuerte así fue la discusión? —Lágrimas caen de sus ojos mientras asiente. Esta vez soy yo quien estira sus brazos y la hago resguardarse en mí —. Hace dos semanas me decías que no estabas segura de si amabas a Darvin… ¿Crees que ya lo haces? —M
—¡Oh, Dios santísimo de todos los caros antros! ¡Tú sí que eres un tremendo manjar! —Escucho a Jezabel decir y con extrañeza miro hacia donde ella mira, para ver a quién le hablaba. Ella, más que entusiasmada, se acerca a un hombre de traje costoso y cabello un poco alborotado. Inclino mi cabeza, estudiándolo. Siento que lo he visto, o lo conozco, pero no recuerdo de donde, o quién es.—¿Me hablas a mí? —Con el ceño fruncido, se acerca un poco y mira detrás de él para comprobar que no se está equivocando de persona —. Disculpa, ¿Te conozco?—Oh, no, cariño. Es que de tu conocerme, o en todo caso, de yo conocerte, no tendría al novio inepto que tengo, porque definitivamente, estaría contigo. A ti si es verdad que no te dejaría escapar.El hombre la queda mirando con incredulidad y yo niego con mi cabeza, tapándome la cara, avergonzada.—De todas maneras, no tengo novio. Me terminó hoy, dejándome tirada en medio de una solitaria calle…—¡Relish! —Le reprocho, caminando hacia ella y mirá