—¿Cómo va este primer pedido? ¿Ya conseguiste que el hombre cayera en nuestras redes y se dignara a darnos la entrevista? —Preguntó Brownbear, levantando su mirada e intimidándome al verme fijamente.
—Me costó un poco, pero lo he logrado. Pasado mañana me veré con él en su oficina a las diez de la mañana —Respondo, tratando de ser lo más firme posible y que mi voz no titubee tanto.
—Bien. Por fin una m*****a buena noticia —rueda sus ojos notándose realmente obstinada con la vida. Se levanta y camina nuevamente hacia su escritorio, esta vez estando vestida completa y decentemente. Se sienta detrás de él y vuelve a ver todos los papeles que tiene esparcidos en toda la mesa —. Analía, el departamento de deporte está analizando los temas que soltarán en las dos fechas de este mes. Creo que ya los tienen listos, pero necesito que metas esto sobre la Premier League, nos pagaron por adelantado para no dejarlo para la próxima edición de ICON. — Estira su mano con un sobre color verde entre sus dedos, entregándoselo. Analía lo acepta y se da media vuelta para irse, yo intento hacer lo mismo, creyendo que ya había terminado conmigo, pero en cuento intento voltearme, ella habla: —No recuerdo haber pedido que te fueras.
Vuelvo a mirarla, acercándome un poco a su escritorio. Noto como toma un bolígrafo, pero al mirar su propia mano rápidamente lo suelta y la esconde en su regazo, para que yo no pudiera seguir viendo como estaba temblando.
—Como bien sabes estás trabajando en el área de entretenimiento y moda, específicamente en la parte de rumores y chismes, pero perteneces a esa área en general. Lo que significa que cuando tengas momentos libres debes rondar por las otras partes de tu área y ofrecer ayuda para adelantar trabajos. Hay cosas que no te informé en la entrevista y quiero aclarártelas ahora —ella suspira y se frota la sien, antes de respirar con profundidad y señalarme el asiento frente a ella —. Siéntate, niña. No quiero tener que estar levantando mi cabeza a cada instante para comentarte algo y mucho menos con lo mucho que me está doliendo. Esto de llevar una empresa a los veintiocho años no es tan fácil que digamos.
Hago lo que me pide antes de que entre en histeria y sus palabras calmadas cambien a ser amenazas.
—Como te decía: esta empresa cuenta con una serie de protocolos y reglas a las que los empleados, por suerte, se adaptan con suma facilidad. No me sorprende, porque todo individuo tiende a ser competitivo por naturaleza. Es inevitable, ya sea por mucho o por poco, esa sensación de competencia siempre está en nosotros. En todos. El caso es que, estas reglas son justas y necesarias para el avance de cada empleado, si se cumplen al pie de la letra obtienen beneficios y recompensas.
—¿Y cuáles son esas…? —Intento preguntar ya que me ha dejado intrigada, pero ella se adelanta a levantar su dedo índice, pidiéndome callarme.
—Va la segunda vez que me interrumpes en una conversación, y por tu bien, espero que sea la última —mi cabeza se mueve de arriba hacia abajo constantemente sin poderlo evitar —. Todos los primeros de cada mes hacemos encuestas en las redes para ver cuáles han sido los temas favoritos de la clientela de la revista, de esta manera el equipo del área con más votos, gana. Cada punto ganado se va sumando en una tabla de posiciones que mostramos en una reunión que realizamos el día dos de cada mes. Se toma en cuenta el desempeño del equipo, quién acabo todo el trabajo de su área en menos tiempo, el trabajo en compañerismo y todas esas cuestiones que se supone que debería ser dinámica para unir a nuestros empleados y que se desenvuelvan mucho mejor. Cosas que la verdad me importan una m****a y si por mi fuera ya hubiese quitado estas actividades porque me parecen estúpidas, sin embargo, no puedo, porque es una cláusula que dejó mi despreciable padre para poder dejarme la empresa.
Okey, es mucha información para manejar.
—El caso es que el equipo que vaya en primer puesto de la tabla para finalizar el año obtiene beneficios como elegir algún tema del que quiera tratar en la revista, cambiarse de área a otra que quiera, se le puede ofrecer al miembro más destacado del equipo subir de puesto, todos obtienen vacaciones por un mes en alguna isla del caribe, obviamente con todo pagado por ICON, y se podrían considerar propuestas que quieran realizar, o financiar algún negocio, tratamiento médico, carrera universitaria, posgrados, etcétera…, que sea que necesiten. ¿Entendiste?
—Perfectamente.
—Ahora, la buena noticia es que tu área es la más aclamada por el público. Como te dije, las personas de hoy en día son tan vacías intelectualmente que solo piensan en los estúpidos famosos, qué color está de moda, y si se ven gorda con una camiseta ajustada. Para mí la presentación e imagen hablan mucho, pero nada se compara a una demostración de verdadera inteligencia y es justo por eso que estás aquí. No te vistes de marca o con ropa de segunda mano que no esté desgastada, pero tu cerebro logró impresionarme, espero que siga siendo así. —Aclara —. La mala noticia es que siempre quedan de segundo lugar en la tabla, los del área de Deporte y Salud siempre ganan, más por el deporte que por la salud. Sobre todo, cuando tocamos el futbol, los hombres son quienes más nos compran. De no creer.
—¿Por qué no habría de creerse?
—Porque esta m*****a sociedad tiene la absurda idea de que las revistas solo se leen por mujeres y que estas solo contienen cosas sin sentido, cosas que es cierto, pero es tan solo una parte de las otras tantas que hay. Por eso es que somos los más demandados de este rubro, porque abarcamos de todo, y le damos a cada persona el tema que le gusta. Nuestra revista hace unir a toda persona con gustos diferentes, y lo que es mejor aún, hace aceptar que el otro tiene esos gustos diferentes, aunque a ellos sigan sin gustarles. En la aceptación está el poder.
—Ese fue un muy buen análisis, una gran explicación.
—No estaría donde estoy de no saber desenvolverme como se debe. Vaya preparando las preguntas que le hará al señor Abernathy, Gilabert. Espero por tu bien no decepcionarme, menos en tu primera entrevista.
—Sí, señorita Brownbear.
—Retírate.
—Tenga lindo día…
—Lindos mis pezones. Sobre todo, el izquierdo donde tengo un piercing. Adiós.
Abro mis ojos y aprieto mis labios sintiéndome escandalizada por el atrevimiento de esta mujer. No tiene pelos en la lengua. Doy media vuelta y salgo del lugar, yendo directamente hacia mi área de trabajo. Me siento en mi cubículo y enciendo la computadora para seguir revisando las revistas de los meses anteriores de ICON y así guiarme y escribir todas las preguntas que podría hacerle al señor Abernathy.
Stella Gilabert Me encontraba súper concentrada en mi investigación que no me di cuenta de que se pasaron las horas y era momento de irnos hasta que Analía me lo vino a decir. Acomodo todo y me preparo para irme, tomando mi cartera y caminando hacia la salida. Josh me saluda con su mano y detrás de mí escucho un breve gruñido que más que hacerme molestar o darme miedo, me hace reír. Analía pasa a mi lado y achica sus ojos como si quisiera advertirme, pero luego prefiere no decirme nada. También la saludo con mi mano y ella bufa. Entra al ascensor junto a mí y cuando planeo curiosear sobre ella y Josh, mi celular comienza a sonar como loco. Scared to Be Lonely de Martin Garrix y Dua Lipa suena de manera escandalosa mientras rebusco en mi cartera ese aparato para contestarlo. Todos en el pequeño cubículo me quedan viendo raro y yo les sonrío antes de descolgar la llamada y llevármelo al oído en lo que pienso en que debo ponerlo en vibración porque si llega a sonar frente a mi jefa me bo
Cuando llego la veo sentada en una de las butacas frente a la encimera donde el viejo Antonio reparte sus bebidas a la clientela. Ella se encuentra conversando con él. Si es que al hecho de que solo hable ella y no deje ni al pobre hombre opinar se le puede llamar conversación. Se le nota eufórica y muy inquieta. Arrugo mi frente en confusión caminando con suma cautela hacia ella, quien, en cuanto me nota, se levanta y abre sus brazos dramáticamente, y luego corre a mi encuentro abrazándome con fuerza.—Llegas tarde. Ya te necesitaba —susurra y apachurra mi cuerpo con mucha más fuerza.—Oye, vas a dejarme sin aire… —le informo y enseguida me suelta.—Lo siento —se aparta de mí y mira hacia todos lados antes de posar su mirada en mí y… Oh.—¿Tan fuerte así fue la discusión? —Lágrimas caen de sus ojos mientras asiente. Esta vez soy yo quien estira sus brazos y la hago resguardarse en mí —. Hace dos semanas me decías que no estabas segura de si amabas a Darvin… ¿Crees que ya lo haces? —M
—¡Oh, Dios santísimo de todos los caros antros! ¡Tú sí que eres un tremendo manjar! —Escucho a Jezabel decir y con extrañeza miro hacia donde ella mira, para ver a quién le hablaba. Ella, más que entusiasmada, se acerca a un hombre de traje costoso y cabello un poco alborotado. Inclino mi cabeza, estudiándolo. Siento que lo he visto, o lo conozco, pero no recuerdo de donde, o quién es.—¿Me hablas a mí? —Con el ceño fruncido, se acerca un poco y mira detrás de él para comprobar que no se está equivocando de persona —. Disculpa, ¿Te conozco?—Oh, no, cariño. Es que de tu conocerme, o en todo caso, de yo conocerte, no tendría al novio inepto que tengo, porque definitivamente, estaría contigo. A ti si es verdad que no te dejaría escapar.El hombre la queda mirando con incredulidad y yo niego con mi cabeza, tapándome la cara, avergonzada.—De todas maneras, no tengo novio. Me terminó hoy, dejándome tirada en medio de una solitaria calle…—¡Relish! —Le reprocho, caminando hacia ella y mirá
08 de enero de 2021Aarón AbernathyDesabrocho los dos botones del saco de mi traje de tres piezas que traigo puesto. Decido sentarme en mi silla de escritorio, pero luego frunzo el ceño y me levanto. No, no, mejor la recibo en la entrada. Así que voy y camino hacia allá, esperando ansiosamente a que llegue mi entrevistadora.Niego con mi cabeza y retrocedo, tropezándome con el mueble detrás de mí. Mejor la espero aquí sentado, luego va a pensar que la estaba esperando, que no podía aguantar las ganas para volverla a ver. No es que no fuese algo cierto…Okey, mejor me voy al ventanal y espero por ella al estilo Christian Grey cuando recibe a Anastasia Steele, no crean que vi las películas porque quise, mi prima me obligó a hacerlo, y ahora que recuerdo eso entiendo por qué viene esa escena a mi mente. Aunque, eso no es tan factible ya que no quiero que ella luego tropiece y caiga al suelo como lo hace Anastasia.Dios mío, hace mucho que no divagaba tanto con una situación y decisión t
—Bueno… ¿comenzamos? —pregunto y ella aprieta un botón de la grabadora de voz antes de sentarse manera correcta en su asiento y mirarme.—Comenzamos. —Dice de manera firme y profesional —. Buenos días, mi nombre es Stella Gilabert, reportera de ICON. Esta vez la revista ICON cuenta con un nuevo bloque titulado Los Millonarios no se Enamoran y que forma parte del área de entretenimiento. El día de hoy nos encontramos con nuestra primera víctima, nuestro primer entrevistado, y me complace revelar que es nada más y nada menos que Aarón Abernathy. Buenos días Aarón, muchas gracias por haber aceptado a hablar sobre un tema que sabemos es privado y personal.Ella espera a que yo hable, pero no puedo dejar de mirarla, de halagarla. Mientras hablaba de una manera correcta y, como ya dije, profesional, noté que no podía mantener sus manos quietas y era como si explicara todo lo que decía con ellas. También miraba mucho la pared detrás de mí, lo cual asumo que es su manera de concentrarse para
—Pasa que en ese momento yo no estaba tan de lleno en este mundo. Con esa tercera decepción amorosa decidí dejar de buscar, me cerré. Me dije que dejara de hacer cosas que no quería solo por el bienestar de mis padres, por más que fuesen mis padres, estaba mal. Es mi vida y nadie puede decidir por mí. Pueden opinar, sí, darme consejos, fundamentos, pero al final del día la decisión la tengo yo. Se lo comuniqué a mis padres, y desde entonces nos vemos de vez en cuando, no me cedieron el control de sus empresas y no fue algo que me quitó el sueño, en realidad yo quería levantar las cosas por mí mismo, crearlo, ganármelos y no que me regalaran las cosas con facilidad y menos por hacer algo que no valía la pena. Me duele es lo que perdí, el cariño de mis padres.>>Gracias a Dios tengo unos amigos que son mi soporte. No imagino una vida sin ellos. Me han ayudado en muchas cosas, me han brindado su apoyo incondicional en todo momento. No estoy seguro de haber logrado tanto o haber llegado t
Aarón Abernathy—Primera vez que soy nada para una chica. —Es lo primero que dice mi mejor amigo al entrar y cerrar la puerta por la que se acaba de ir Stella Gilabert —. Hasta la maniática de Fari no puede alejar sus ojos de mi belleza al verme y eso que me odia, pero esta chica, fue como si fuese un mortal mal para ella.—Quisiera pedirte que no seas dramático, pero ese es tu papel en nuestra amistad: tú eres el prostituto dramático, Archer es el desgraciado infeliz y yo el insatisfecho sarcástico.—Mejor no nos pudiste describir —está de acuerdo conmigo.—Y deja de llamar maniática a mi secretaria.—Bien, la llamaré psicópata —él simplemente se tira en el mueble, se quita los zapatos de un pie con el otro pie y viceversa y luego va estirando sus piernas sobre la mesa, dejando sus pies cubiertos por medias sobre ella.—¡Deja de meterte con ella! —suspiro, pidiéndole paciencia al cielo —. Es una buena mujer, trabaja duro para mantener a su familia y tú lo único que haces es pensar ma
—Esa mujer será tu perdición —mi amigo suena escandalizado y truena sus dedos contra el metal del ascensor —. Ah, y estoy hablando de tu secretaria, no del bombón que te entrevistó, aunque ella también será tu perdición, pero de buena manera.—¿Se puede ser la perdición de alguien de buena manera? —cuestiono, realmente interesado en saberlo.—Lo averiguaremos. —es todo lo que dice, saliendo del ascensor en cuanto llega a planta baja. Yo lo sigo detrás. Él me saca literalmente una cabeza, y eso que soy alto. Mido 1.80.—Yo creo que Fari te gusta y estás celoso de que me haga ojitos a mí. —Decido meterme con él, pero ahora si se detiene y voltea, mirándome con horror.—Dime que no te escuché decir tal barbaridad. Mis oídos casi sangran —dramatiza. Como siempre.—No, no lo hago.—En mi vida me fijaría en una psicópata como ella. Amigo, te lo digo en serio porque me preocupo por ti, así como tú te preocupas por mí. Despídela antes de que sea demasiado tarde. Yo entiendo que es buena traba