01/ El comienzo del desastre

06 de enero de 2021.

Stella Gilabert

I

C

O

N

Esas eran las siglas que actualmente me traían como loca y eso que tan solo llevo dos días aquí.

Verán, esta revista consta de varias áreas o sesiones: Deporte y salud, economía y finanzas, política, cultura popular y naturaleza, entretenimiento y moda, vejez y vitalidad, psicología y crecimiento personal, e incluso hay un área de fauna y flora.

Es una revista que abarca muchísimos temas y trata de ser lo más actual y menos discriminatoria posible, dando opiniones constructivas o sin pasarse de los límites impuestos.

Como ya lo dije, desde hace tan solo dos días estoy trabajando en la sesión de entretenimiento y moda. Es un área bastante grande a mi parecer. Tiene varios compartimentos: se habla de desfiles importantes donde se da una muy detallada crítica sobre los vestuarios, la manera de caminar, su forma de altivez, sencillez, deslumbre, firmeza, y se dan opiniones respecto a si las modelos en las que más se centraron los medios debían o no hacerlo, en dependencia de cómo hicieron su trabajo o si consideran que otras chicas o chicos debieron tener más atención debido a su impactante aparición en las pasarelas.

Está el área de la dietas y alimentos que consumen los famosos, sus trabajos actuales, incluso hay uno de ‘’Visita a la casa de:’’ y luego de los dos puntos ponen al artista seleccionado para explicar su día a día en su mansión y toda su rutina. También se habla de todos aquellos productos nuevos salidos al mercado, si son realmente buenos o consideran alguna falla en ellos, recomiendan aquellos que sí creen ser efectivos, hablan de shows, programas de radios, relaciones amorosas entre los medios, caídas épicas en conciertos de los cantantes más reconocidos, entre otros temas.

Y luego estoy yo trabajando en el área de rumores y chismes, el que menos quisiera, pero era la vacante que había así que era eso o nada, y de momento necesito trabajo, así que algo es algo.

—Cariño de mi vida, bombón dulce de mi alma, mi corazón de melocotón, mi…

—Hoy tampoco acepto ser tu novia, Josh —Le aclara Analía, la secretaria de la señorita Farah, nuestra jefa, mientras pasábamos por el Área de Deporte y Salud.

Josh Fernsby es el encargado del diseño y armado de toda la parte deportiva de la revista. Es un hombre alto, guapo, de cabello corto y ojos negros. y aunque no he entablado conversación con él, me di cuenta de que todas las mañanas él y Analía tienen este pequeño juego donde le dice exactamente las mismas palabras cuando la ve pasar y ella lo rechaza a como dé lugar. No sé si ella lo note, pero luego de eso él baja su cabeza y su sonrisa titubea. Es un poco tímido y eso me hace comprenderlo porque me siento identificada.

Yo tan solo levanto mi mano y la sacudo de lado a lado, saludándolo, antes de sonreírle al ver que él regresa mi saludo de la misma manera y luego sigo detrás de Analía, quien me espera frente a la puerta de la oficina de nuestra jefa, mirándome con cara de pocos amigos y una ceja levantada. Ella realmente intimida cuando se lo propone.

—Esto va a sonar patético y la verdad no me importa, pero me has caído bien desde que llegaste y para evitar posibles conflictos futuros, voy a decírtelo de una vez: no te enamores de Josh —demanda.

—¿Disculpa? Tan solo lo saludé —me defiendo.

—Sí, y eso los llevará a una amistad, y luego cuando ya sean amigos te darás cuenta de lo realmente increíble que es, te enamorarás, lo querrás en tu vida y saldrás perdiendo al no poder lidiar con sus problemas familiares. —Todo lo dice tan rápido que casi me cuesta captarlo.

—Si llegara a enamorarme de él sería asunto mío y no tendría por qué interesarte… —me encojo de hombros —. Sin embargo, no vine aquí a buscar relaciones, solo quiero trabajar.

Sin esperar la respuesta de quien claramente corresponde los sentimientos de Josh —al menos de manera interna, ya que por fuera no lo demuestra— me adentro a la oficina de mi jefa y me sorprendo con lo que veo.

Farah, mi jefa, se encuentra solo con pantalón de vestir, un diminuto top que muestra sus senos perfectamente parados, sus pies descalzos colocados sobre su escritorio mientras sus dedos se mueven al ritmo de una canción de Rio Roma, su maquillaje impecable, aunque si eres sumamente detallista como lo soy yo, te darías cuenta de que se hizo un retoque y no pudo cubrir excelentemente lo que quería, pues sus ojeras y cuencas con tintes rojizos sobre el blanco de sus ojos relucen un poco. Los tiene irritados como si hubiese estado llorando. De hecho, hasta se nota que no arregló su cabello a la perfección como, según los rumores, siempre lo tiene. Tan solo agarró su cabello en una coleta desenfadada y listo.

Sí, ya lo dije, soy, muy detallista, y también presto atención a muchas cosas, es tanto una bendición como una maldición.

—Buen día, señorita Brownbear —exclamo mientras siento como Analía entra detrás de mí y cierra la puerta.

—La próxima vez que la señorita Gilabert entre a mi oficina sin antes haber sido anunciada por usted, quedarás despedida. —Le dice a su secretaria con fingida calma. La chica se coloca al lado mío y la veo tragar saliva y acomodar la manga de su camisa en una muestra de nerviosismo.

—Y para usted, Gilabert, si llega a comentarle a mis empleados la manera en la que me has encontrado y vuelven a armar chismes que no les incumbe, también quedará despedida, lo cual es peor que la situación de la señorita salamanca, porque ella por lo menos tiene cuatro meses siendo mi secretaria. Y, ahora que recuerdo, es todo un record. Ninguna había logrado pasar de los tres meses.

¿Saben cuál es el colmo de los colmos? Que la mujer que tenemos al frente, con este carácter fuerte y que nos está haciendo cagar los pantalones del miedo, tan solo tiene unos pocos años más que nosotras.

Farah se levanta y casi quiero que me trague la tierra o esconderme en un lugar lejos de ella. No es que la vea querer hacernos algo, porque ella tan solo camina hacia una esquina de la oficina y toma el saco del conjunto que trae puesto y se lo coloca, así como luego se sienta en el sofá que se encuentra en dicho lugar y se pone unos tacones plateados que se abrochan por sobre el tobillo; se trata del tema de que ella intimida a cualquiera, no solo por su forma de ser, por su carácter y destreza, sino también por su belleza. Farah es impresionante, y solo le bastó levantarse y mostrar su figura para hacerme sentir inferior.

Más inferior de lo que ya me siento.

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