Me encontraba súper concentrada en mi investigación que no me di cuenta de que se pasaron las horas y era momento de irnos hasta que Analía me lo vino a decir. Acomodo todo y me preparo para irme, tomando mi cartera y caminando hacia la salida. Josh me saluda con su mano y detrás de mí escucho un breve gruñido que más que hacerme molestar o darme miedo, me hace reír. Analía pasa a mi lado y achica sus ojos como si quisiera advertirme, pero luego prefiere no decirme nada. También la saludo con mi mano y ella bufa. Entra al ascensor junto a mí y cuando planeo curiosear sobre ella y Josh, mi celular comienza a sonar como loco. Scared to Be Lonely de Martin Garrix y Dua Lipa suena de manera escandalosa mientras rebusco en mi cartera ese aparato para contestarlo. Todos en el pequeño cubículo me quedan viendo raro y yo les sonrío antes de descolgar la llamada y llevármelo al oído en lo que pienso en que debo ponerlo en vibración porque si llega a sonar frente a mi jefa me bota del trabajo.
—¿Sí?
—¡Me dejó! ¡El muy imbécil acaba de dejarme! —Unos horribles sollozos suenan del otro lado. Mi mejor amiga llora tan dramática y escandalosamente que todos en el ascensor vuelven a mirarme con extrañez. Chismosos.
—¿Puedes darme un minuto? —Pregunto en un susurro.
—¡¿Un minuto?! ¡A él ni siquiera le hizo falta un minuto para dejarme tirada, sola y desamparada en medio de una calle poco transitada! —Grita de manera histérica y yo agradezco a los mil dioses que sea que existen porque las puertas del ascensor se abren y camino rápidamente, saliendo del edificio en el que trabajo y enrumbándome a la estación del tren.
—¿Puedes tratar de calmarte y decirme qué pasó? Si mal no recuerdo, ayer estaban hablando de planes a futuros, él quería tener ocho hijos y tu cuatro ¿Lo recuerdas?
—¡Pues ya no quiero nada con él ni con nadie! ¡Me quiero quedar sola en este mundo cruel y despreciable que no hace más que decepcionarme a cada instante! —Frunzo el ceño en confusión.
—¿El mundo o tu novio? Digo, ex…
—¡Ambas cosas me decepcionan!
—Vaya, eso sí que es grave… —en serio, muy grave. La llamada se corta y miro mi celular de manera incrédula. ¿Me colgó?
Un montón de mensajes con capturas de llamadas y mensajes con una desconocida llegan a mi chat. Mi mejor amiga me las está enviando desde el celular de su novio, digo, ex.
Me subo al tren y espero a que termine de escribir y enviar su mensaje:
[¿Lo ves? ¡Me está engañando!]
Dramatiza enviándome muchas caritas llorando y yo pongo mis ojos en blanco. Vuelvo a subir la conversación. Es cierto que la chica con la que hablaba —que ahora sé que es la veterinaria del gato que ambos tienen y del que probablemente tengan que compartir custodia si rompen definitivamente —le estaba coqueteando descaradamente y lanzando unas indirectas muy directas sobre querer que él le metiera sus largos dedos en sus lugares oscuros…, pero las respuestas de él eran cortas, precisas y contundentes. En ningún momento le corresponde y lo único que podría reprochársele es que no pone a la mujer en su lugar. Es un hombre tímido, que siempre le ha costado ese tipo de cosas. Mi amiga es el macho en la relación, como ella misma suele decir.
[Espera, ¿le has robado el celular a Darvin?]
Si me está escribiendo de allí es porque obviamente lo tiene, y si lo tiene no quiero ni imaginar las cosas que le está escribiendo a la veterinaria.
No es grave, es gravísimo.
Temo por la vida de la mujer. Lo mejor será que apresure mi paso.
[¡¿Eso es todo lo que te importa?! Sí. ¡Robé su maldito celular y mandé a investigar con mi hermano la ubicación exacta de esa arpía roba novios teniendo tan solo su número telefónico!]
[Me parece que estás exagerando un poco.]
[Yo exagero… ¡¿Yo exagero?!]
Vaya, me grita hasta con letras.
[¿Quieres que nos veamos para intentar disuadirte y que no cometas alguna locura?]
Sí, ya sé lo que van a decir, pero esta conversación siempre la repetimos desde la primera vez que me di cuenta de lo dramática que se pone en sus rupturas. Yo le ofrezco encontrarnos, ella se desahoga, me cuenta que al final lo que sea que ocurrió es culpa de ella, la llevo a un bar para que haga lo que mejor sabe hacer, lo cual es beberse hasta el agua de los floreros, y luego la llevo a casa, donde se reconcilia con su pareja, como si nada hubiese pasado.
[Bar de Antonio, ya estoy aquí.]
Niego con mi cabeza y salgo del tren. Camino dos cuadras, que es la distancia que hay desde este lugar hacia el edificio donde vivo y entro en él, para luego tomar el ascensor e ir a mi departamento. Suspiro una vez estoy adentro.
Se supone que esta sería una tarde tranquila en la que comería tarta de chocolate y vería alguna película romántica, con una de esas tramas súper épicas que yo jamás tendré en la vida y luego me iría a dormir, pero no. Una amiga que probablemente ya esté borracha me necesita. Por lo menos el problema de la cerradura del departamento está resulto, ahora tengo nuevas llaves las cuales no sé cómo hacer para no olvidarlas como siempre lo hago. Las miro entre mis manos y suspiro. Soy caso perdido.
Dejo todas mis pertenencias en mi dormitorio. Me cambio mis zapatillas por unos zapatos deportivos para estar más cómoda. Sé que los necesitaré, y tomo mi documento de identidad y unos pocos billetes para pagar un bus de regreso y los meto en mi bolsillo delantero de mi ajustado pantalón de vestir. Me miro al espejo antes de salir y ajusto mi moño en la cima de mi cabeza a la vez que el resto cae en cascadas onduladas. Tomo una gran bocanada de aire y me preparo para todas las locuras que Jezabel Relish cometerá esta noche. Lo bueno es que no las hace taaaaan seguido…. Okey, estoy mintiendo, sí las hace.
Salgo del departamento y edificio, dirigiéndome al Bar de Antonio, el cual queda cerca de la estación de tren, pero llevo las pocas provisiones que llevo porque sé que al terminar la noche estaremos en otro lugar lejano, muy lejano. Lo bueno es que mi amiga paga absolutamente todo, su familia es adinerada y, por ende, ella también. No hace más que despilfarrar el dinero.
Pero bueno… el que puede, puede.
Cuando llego la veo sentada en una de las butacas frente a la encimera donde el viejo Antonio reparte sus bebidas a la clientela. Ella se encuentra conversando con él. Si es que al hecho de que solo hable ella y no deje ni al pobre hombre opinar se le puede llamar conversación. Se le nota eufórica y muy inquieta. Arrugo mi frente en confusión caminando con suma cautela hacia ella, quien, en cuanto me nota, se levanta y abre sus brazos dramáticamente, y luego corre a mi encuentro abrazándome con fuerza.—Llegas tarde. Ya te necesitaba —susurra y apachurra mi cuerpo con mucha más fuerza.—Oye, vas a dejarme sin aire… —le informo y enseguida me suelta.—Lo siento —se aparta de mí y mira hacia todos lados antes de posar su mirada en mí y… Oh.—¿Tan fuerte así fue la discusión? —Lágrimas caen de sus ojos mientras asiente. Esta vez soy yo quien estira sus brazos y la hago resguardarse en mí —. Hace dos semanas me decías que no estabas segura de si amabas a Darvin… ¿Crees que ya lo haces? —M
—¡Oh, Dios santísimo de todos los caros antros! ¡Tú sí que eres un tremendo manjar! —Escucho a Jezabel decir y con extrañeza miro hacia donde ella mira, para ver a quién le hablaba. Ella, más que entusiasmada, se acerca a un hombre de traje costoso y cabello un poco alborotado. Inclino mi cabeza, estudiándolo. Siento que lo he visto, o lo conozco, pero no recuerdo de donde, o quién es.—¿Me hablas a mí? —Con el ceño fruncido, se acerca un poco y mira detrás de él para comprobar que no se está equivocando de persona —. Disculpa, ¿Te conozco?—Oh, no, cariño. Es que de tu conocerme, o en todo caso, de yo conocerte, no tendría al novio inepto que tengo, porque definitivamente, estaría contigo. A ti si es verdad que no te dejaría escapar.El hombre la queda mirando con incredulidad y yo niego con mi cabeza, tapándome la cara, avergonzada.—De todas maneras, no tengo novio. Me terminó hoy, dejándome tirada en medio de una solitaria calle…—¡Relish! —Le reprocho, caminando hacia ella y mirá
08 de enero de 2021Aarón AbernathyDesabrocho los dos botones del saco de mi traje de tres piezas que traigo puesto. Decido sentarme en mi silla de escritorio, pero luego frunzo el ceño y me levanto. No, no, mejor la recibo en la entrada. Así que voy y camino hacia allá, esperando ansiosamente a que llegue mi entrevistadora.Niego con mi cabeza y retrocedo, tropezándome con el mueble detrás de mí. Mejor la espero aquí sentado, luego va a pensar que la estaba esperando, que no podía aguantar las ganas para volverla a ver. No es que no fuese algo cierto…Okey, mejor me voy al ventanal y espero por ella al estilo Christian Grey cuando recibe a Anastasia Steele, no crean que vi las películas porque quise, mi prima me obligó a hacerlo, y ahora que recuerdo eso entiendo por qué viene esa escena a mi mente. Aunque, eso no es tan factible ya que no quiero que ella luego tropiece y caiga al suelo como lo hace Anastasia.Dios mío, hace mucho que no divagaba tanto con una situación y decisión t
—Bueno… ¿comenzamos? —pregunto y ella aprieta un botón de la grabadora de voz antes de sentarse manera correcta en su asiento y mirarme.—Comenzamos. —Dice de manera firme y profesional —. Buenos días, mi nombre es Stella Gilabert, reportera de ICON. Esta vez la revista ICON cuenta con un nuevo bloque titulado Los Millonarios no se Enamoran y que forma parte del área de entretenimiento. El día de hoy nos encontramos con nuestra primera víctima, nuestro primer entrevistado, y me complace revelar que es nada más y nada menos que Aarón Abernathy. Buenos días Aarón, muchas gracias por haber aceptado a hablar sobre un tema que sabemos es privado y personal.Ella espera a que yo hable, pero no puedo dejar de mirarla, de halagarla. Mientras hablaba de una manera correcta y, como ya dije, profesional, noté que no podía mantener sus manos quietas y era como si explicara todo lo que decía con ellas. También miraba mucho la pared detrás de mí, lo cual asumo que es su manera de concentrarse para
—Pasa que en ese momento yo no estaba tan de lleno en este mundo. Con esa tercera decepción amorosa decidí dejar de buscar, me cerré. Me dije que dejara de hacer cosas que no quería solo por el bienestar de mis padres, por más que fuesen mis padres, estaba mal. Es mi vida y nadie puede decidir por mí. Pueden opinar, sí, darme consejos, fundamentos, pero al final del día la decisión la tengo yo. Se lo comuniqué a mis padres, y desde entonces nos vemos de vez en cuando, no me cedieron el control de sus empresas y no fue algo que me quitó el sueño, en realidad yo quería levantar las cosas por mí mismo, crearlo, ganármelos y no que me regalaran las cosas con facilidad y menos por hacer algo que no valía la pena. Me duele es lo que perdí, el cariño de mis padres.>>Gracias a Dios tengo unos amigos que son mi soporte. No imagino una vida sin ellos. Me han ayudado en muchas cosas, me han brindado su apoyo incondicional en todo momento. No estoy seguro de haber logrado tanto o haber llegado t
Aarón Abernathy—Primera vez que soy nada para una chica. —Es lo primero que dice mi mejor amigo al entrar y cerrar la puerta por la que se acaba de ir Stella Gilabert —. Hasta la maniática de Fari no puede alejar sus ojos de mi belleza al verme y eso que me odia, pero esta chica, fue como si fuese un mortal mal para ella.—Quisiera pedirte que no seas dramático, pero ese es tu papel en nuestra amistad: tú eres el prostituto dramático, Archer es el desgraciado infeliz y yo el insatisfecho sarcástico.—Mejor no nos pudiste describir —está de acuerdo conmigo.—Y deja de llamar maniática a mi secretaria.—Bien, la llamaré psicópata —él simplemente se tira en el mueble, se quita los zapatos de un pie con el otro pie y viceversa y luego va estirando sus piernas sobre la mesa, dejando sus pies cubiertos por medias sobre ella.—¡Deja de meterte con ella! —suspiro, pidiéndole paciencia al cielo —. Es una buena mujer, trabaja duro para mantener a su familia y tú lo único que haces es pensar ma
—Esa mujer será tu perdición —mi amigo suena escandalizado y truena sus dedos contra el metal del ascensor —. Ah, y estoy hablando de tu secretaria, no del bombón que te entrevistó, aunque ella también será tu perdición, pero de buena manera.—¿Se puede ser la perdición de alguien de buena manera? —cuestiono, realmente interesado en saberlo.—Lo averiguaremos. —es todo lo que dice, saliendo del ascensor en cuanto llega a planta baja. Yo lo sigo detrás. Él me saca literalmente una cabeza, y eso que soy alto. Mido 1.80.—Yo creo que Fari te gusta y estás celoso de que me haga ojitos a mí. —Decido meterme con él, pero ahora si se detiene y voltea, mirándome con horror.—Dime que no te escuché decir tal barbaridad. Mis oídos casi sangran —dramatiza. Como siempre.—No, no lo hago.—En mi vida me fijaría en una psicópata como ella. Amigo, te lo digo en serio porque me preocupo por ti, así como tú te preocupas por mí. Despídela antes de que sea demasiado tarde. Yo entiendo que es buena traba
09 de enero de 2021Stella GilabertMiro mi atuendo y sigo sin sentirme cómoda. No soy de usar vestidos, pero entiendo el grado de formalidad que una persona puede llegar a aparentar con ellos, y en esta ocasión la requiere. Esta vez llevo un vestido color rojo, el de ayer era azul, y aunque, como ya dije, me hacen sentir rara, también dan otras vibras. Creo que más que hacerme sentir incomoda, me hacen sentir insegura. Al ser vestidos ajustados resaltan mi figura y soy una persona con mucha más carne de lo normal en ciertos lugares, no es que sea gorda, pero sí rellenita, y no es que no me guste, para mí estoy bien. No quiero ser una modelo o parecerme a una, lo que me intimida son las miradas o comentarios que algunas personas me hacen.El último comentario que han hecho fue ayer, iba en el tren, de camino al trabajo. Justo había termina