Hola, amigos!! Pasaba por aquí a contarles que mi nueva novela " Amor mío, te detesto" está disponible con un adelanto de tres capítulos gratuitos.
El lunes comenzaré con las actualizaciones y me encantaría que la agreguen a su biblioteca si es que les gusta la novela.
Les adelanto que es una de esas historia donde los protagonistas se aman y se odian en igual medida. Que les digo, los tropes de Enimens to lovers me encantan.
Por eso me muero de ganas de que conozcan más a Cameron y Tessa, les guste todo lo que se viene y vivan con ellos cada momento en su historia de amor.
Empieza una nueva aventura y me emocionaria mucho verlas por allí.
¿Listas para enamorarse?
Leah Salí del avión a toda pastilla. Ni siquiera sabía por qué había asistido a ese congreso. La verdad era que odiaba aquellos sitios. Las relaciones públicas eran lo de Frederick. Aunque nadie más que yo podía hablar de los beneficios del Touch 6 y de la proyección que había tenido en preventa, llegando por primera vez en la historia de Koch Tecnología a los setenta y cinco millones de dólares. Un trabajo conjunto que realizamos con el equipo de ingenieros en sistemas, programadores, marketing y ventas. Aunque como responsable del área de producto era la cara visible. Tenía que cambiar a otro vuelo. De inmediato. Puerta cinco. Puerta cinco… Busqué con la mirada mientras me acomodaba la montura de los anteojos. Corrí entre la multitud, sostuve el bolso contra el pecho y recé por no tropezarme con algún turista desprevenido o alguna joven somnolienta. —¡Disculpe! ¿Disculpe?—Me abrí camino a empujones por la cinta deslizadora y dejé atrás la zona de los restaurantes.
Dos semanas después… Frederick Trague saliva y me mojé los labios porque de pronto los sentía terriblemente secos. —Firma aquí y eso es todo Frederick —dijo el abogado de Leah con total indiferencia, como si se tratase de un trámite superficial como abonar la membresía del club o preparar la contabilidad del día. —A partir de que firmes, el acuerdo con Leah Koch se dará por finalizado. Te corresponden cien millones de dólares y en once por ciento de las acciones, además de mantener tu cargo de CEO de la empresa, como se había acordado. Si es qué eso es lo que quieres, por supuesto. Leah es ingeniera de software, no le interesa tu puesto, a ella le interesa seguir como hasta ahora, inmersa en el desarrollo de los productos que salen al mercado. — Escuchaba lo que decía, aunque no podía comprenderlo en su totalidad, —Arthur estuvo de acuerdo con las peticiones de la señora Leah Koch. —Sheffield…—Me miró sorprendido como si no comprendiera. —¿Cómo? —Lea Sheffield…,
Frederick No podía concentrarme en nada más luego de la terrible noticia que me había dado Ambrouse, por lo que había decidido ir a casa para darme un baño e intentar relajarme un poco. Pero lejos de lograr relajarme parecía un animal salvaje enjaulado. Finalmente, me metí en la biblioteca, saqué el informe del investigador privado y comencé a mirarlo en detalle, de adelante hacia atrás y de atrás adelante. Intentando comprender como no me había dado cuenta de nada. De nada en lo absoluto. Puede que fuese esa cálida sensación que nos brinda la zona de confort la que me había hecho bajar la guardia. No me sentía tan sorprendido y aturdido desde el día que la había visto a Leah por primera vez: Era una noche fría de enero, ya hacía un año que estábamos viviendo en Nueva York y como todos los viernes era invitado a reuniones donde se codeaba la élite de la ciudad. Ya hacía un mes que conocía a Serena, en cada fiesta nos escapábamos a hurtadillas para besarnos y si tenía su
Frederick Ni siquiera me pidió permiso, paso delante de mí con la fuerza de una locomotora. Era tan decidida como su hija. —¿Supongo que me honra con su elegante presencia por las benditas fotografías? — pregunté—. Eso o que Leah te envió a presionarme para que firme el maldito divorcio, claro que eso no me sorprendería. Parece estar ansiosa por obtener su libertad y mi error le vino como anillo al dedo. —¡Ja! Ojalá viniese simplemente a tirarte las orejas como el desconsiderado que eres. Pero tenemos problemas más graves, justo ahora. —Había una expresión de derrota en sus ojos—. Solo necesitamos cinco minutos. —¿Necesitamos? —Yo y Arthur. Aunque claro que él no está al tanto de mi visita, pero yo sé que le dijo que sí, porque simplemente no puede negarle absolutamente nada. Sin embargo, en el fondo odia la idea de que nos veamos envueltos en un divorcio escandaloso al igual que yo. Y aun si aceptara la idea de un divorcio, este no es el momento. La invité a sentars
Frederick Después de darle muchas vueltas al asunto, había preparado un par de maletas y me había subido el Jaguar dispuesto a instalarme en la mansión que su padre le compró como regalo de bodas. Subí los cristales mientras me acercaba e hice sonar el claxon para anunciar mi, llegada al tiempo que evitaba levantar por los aires a algún fotógrafo. Por mucho que me irritaran, no podía hacerlo. —¿Qué opinas de los fuertes rumores de que la señora Sheffield, te enviará una demanda de divorcio en los próximos días? Los periodistas me golpeaban los cristales con fuerza. —¿Es cierto que llevaba un par de meses viéndose con la ex señora Thompson? —¿Puede contarnos cómo se encuentra la señora Sheffield tras la publicación de las fotos? — me gritaban todos a la vez. Me puse unas gafas de sol y esperé a que los portones de hierro se abrieran. —¿Cómo piensa solucionar esta vez la indiscreción con su esposa? —¡Sigue siendo trending topic en Twiter! ¡Es tendencia como el c
Leah Estaba emocionada por comenzar a trabajar en el nuevo prototipo de móviles de alta gama con pantallas plegables, sin mencionar los avances que habíamos realizado para aumentar la duración de la batería de los móviles hasta 4000 y 5000 miliamperios por hora. Pero por muy inquietante que fuesen los nuevos proyectos, nada me aceleraba más el corazón que el mensaje que me había enviado mi mamá: «Frederick iba hacia tu casa, cariño. No sé exactamente qué hora llegará, aunque supongo que esperara que se disipe la horda de periodistas». Por mucho que tratara de racionalizar la idea de que en algún momento deberíamos hablar, firmar papeles y llegar a un acuerdo en persona, la realidad era que sabía que la noticia lo había tomado por sorpresa y luego de la conversación que sostuvo con el abogado de mi familia, entendí que ofrecería al menos un poco de resistencia. Lo que me sorprendia, esperaba que estuviese ansioso por recuperar su libertad. Entre por una puerta lateral
Leah La mesa del consejo estaba alterada por las nuevas cifras que alentaban el lanzamiento que se avecinaba. Lo estábamos haciendo bien y todos participaban activamente realizando diferentes propuestas para los nuevos lanzamientos, la oportunidad de llevar todo al siguiente nivel en la oferta pública era solo la culminación de un objetivo estratégico a largo plazo. Para muchos de los allí sentados, significaba una recompensa que nos brindaba prestigio y visibilidad frente a otros jugadores del mercado. Todos parecían emocionados, excepto Frederick que no me sacaba la vista de encima. Se encontraba inclinado sobre la mesa observándome de tal forma que no lograba decidir si quería hablar conmigo o despedazarme en ese instante. No paraba de buscar mi mirada y por desgracia yo no lograba desprenderme de esa tonalidad café sensual que hacia babear a más de una de las que estaban allí sentadas. Llevaba un traje de tres piezas gris que se le ajustaba a la perfección, en sus bíceps, se hab
Frederick Siempre hay una primera vez para todo y aquella era la primera vez que íbamos juntos al trabajo. Mi esposa se subió refunfuñando al Aston Martin, para luego limitarse a mirar por el cristal la gran parte del viaje. Haciendome saber que estaba allí contra su voluntad. Me limité a ver hacia el frente porque odiaba encontrarme con la mirada furiosa de Leah sobre mí. Después desde ocurrido en el estacionamiento, simplemente me evitaba o me miraba como si desease asesinarme. —¿No vas a volver a hablarme durante el resto de tu vida? —La repasé lentamente, deteniendome en la curva de sus pechos. No sabía exactamente qué era, pero desde hacía algunas semanas se veía diferente, ya no usaba como siempre vaqueros gastados y camisetas universitarias. Últimamente, llevaba algunos vestidos entallados o pantalones que se ajustaban perfectamente a ese culo perfecto que tenía. Aunque ese repentino cambio de look no hacía más que complicarme las cosas, porque tenía que sumarle a todos