SheldonCasi 18 años…Bajé en puntillas las escaleras para evitar despertar a mis padres. No quería volver a discutir con ellos sobre lo que era bueno para mi futuro, pero tampoco quería perderme la fiesta de Landon. Realmente me importaba una mierda el futuro, no quería ir a ninguna de las universidades que esperaban mi respuesta, porque ni siquiera estaba seguro de poder soportar tres años jugando al básquet. Me detuve en la sala para colocarme las zapatillas y luego buscaría las llaves del Aston Martin de mis padres en la mesilla del recibidor, aunque bien podía ser otro. Ni siquiera entendía porque todos estaban tan ansiosos por lo que nos depararía el futuro o sobre a qué universidad asistir, cuando ni siquiera necesitábamos estudiar, ya éramos inmensamente ricos. Con nuestro fideicomiso, probablemente podríamos comprar un par de títulos en sus brillantes marcos de oro. Papá no había ido a la universidad y no podía decirse que le fue mal, sino todo lo contrario. Busqué en el
Collins18 años…Acaricie la cabeza de Hércules que se encontraba acostado al costado de mi cama, se veía viejo y cansado. Esperaba que no me extrañase tanto como me temía y que las gemelas lo tratasen con cuidado. Sabía que papá lo sacaría a hacer ejercicio, además de que mamá se encargaría de todo lo que necesitaba. Aun así era doloroso despedirme. Todo estaba tomando su lugar, Eloise había ingresado a medicina, Sheldon finalmente luego de lo ocurrido, entendió que necesitaba enfocarse en lo que quería para los siguientes años, fuese lo que fuese. Porque había mucho más en el mundo que mujeres de una noche y fiestas. Para sorpresa de todos decidió que estudiaría administración de empresas en California, porque quería llenar el espacio que había dejado nuestro abuelo en la empresa familiar. En cuanto a mí, me iría al día siguiente. Me ofrecieron realizar un curso de verano que difícilmente podía declinar, por lo que los últimos meses que esperaba pasar con mi familia se transforma
Hola amigos...Si estás leyendo esto es porque llegaste al final de este libro y realmente no tengo palabras para agradecerte que hayas sido parte de esta historia, que me hayas apoyado con un comentario o simplemente invirtiendo tu tiempo o dinero en cada uno de los capítulos de esta historia sobre el amor, la amistad y la familia. Muchas gracias de corazón, no tienen una idea de lo feliz que me hacen, de lo acompañada que me hicieron sentir, por lo que creo, que lo correcto es dedicárselo a ustedes que son parte de cada palabra que se encuentra escrita en estás páginas. La historia está dedicada para los que sintieron latir el corazón más fuerte cuando ellos se amaban con cada mirada, los que se enojaron con algún personaje o incluso conmigo. Los adoró, de verdad y los guardo en mi corazón... Aquí va mi dedicatoria: Le dedico este libro a las estrellas que aún mantienen su luz oculta, a las que esperan compartir esa luz con alguien que los haga tocar el cielo con las manos y a
Hola, amigos!! Pasaba por aquí a contarles que mi nueva novela " Amor mío, te detesto" está disponible con un adelanto de tres capítulos gratuitos. El lunes comenzaré con las actualizaciones y me encantaría que la agreguen a su biblioteca si es que les gusta la novela. Les adelanto que es una de esas historia donde los protagonistas se aman y se odian en igual medida. Que les digo, los tropes de Enimens to lovers me encantan. Por eso me muero de ganas de que conozcan más a Cameron y Tessa, les guste todo lo que se viene y vivan con ellos cada momento en su historia de amor. Empieza una nueva aventura y me emocionaria mucho verlas por allí. ¿Listas para enamorarse?
Leah Salí del avión a toda pastilla. Ni siquiera sabía por qué había asistido a ese congreso. La verdad era que odiaba aquellos sitios. Las relaciones públicas eran lo de Frederick. Aunque nadie más que yo podía hablar de los beneficios del Touch 6 y de la proyección que había tenido en preventa, llegando por primera vez en la historia de Koch Tecnología a los setenta y cinco millones de dólares. Un trabajo conjunto que realizamos con el equipo de ingenieros en sistemas, programadores, marketing y ventas. Aunque como responsable del área de producto era la cara visible. Tenía que cambiar a otro vuelo. De inmediato. Puerta cinco. Puerta cinco… Busqué con la mirada mientras me acomodaba la montura de los anteojos. Corrí entre la multitud, sostuve el bolso contra el pecho y recé por no tropezarme con algún turista desprevenido o alguna joven somnolienta. —¡Disculpe! ¿Disculpe?—Me abrí camino a empujones por la cinta deslizadora y dejé atrás la zona de los restaurantes.
Dos semanas después… Frederick Trague saliva y me mojé los labios porque de pronto los sentía terriblemente secos. —Firma aquí y eso es todo Frederick —dijo el abogado de Leah con total indiferencia, como si se tratase de un trámite superficial como abonar la membresía del club o preparar la contabilidad del día. —A partir de que firmes, el acuerdo con Leah Koch se dará por finalizado. Te corresponden cien millones de dólares y en once por ciento de las acciones, además de mantener tu cargo de CEO de la empresa, como se había acordado. Si es qué eso es lo que quieres, por supuesto. Leah es ingeniera de software, no le interesa tu puesto, a ella le interesa seguir como hasta ahora, inmersa en el desarrollo de los productos que salen al mercado. — Escuchaba lo que decía, aunque no podía comprenderlo en su totalidad, —Arthur estuvo de acuerdo con las peticiones de la señora Leah Koch. —Sheffield…—Me miró sorprendido como si no comprendiera. —¿Cómo? —Lea Sheffield…,
Frederick No podía concentrarme en nada más luego de la terrible noticia que me había dado Ambrouse, por lo que había decidido ir a casa para darme un baño e intentar relajarme un poco. Pero lejos de lograr relajarme parecía un animal salvaje enjaulado. Finalmente, me metí en la biblioteca, saqué el informe del investigador privado y comencé a mirarlo en detalle, de adelante hacia atrás y de atrás adelante. Intentando comprender como no me había dado cuenta de nada. De nada en lo absoluto. Puede que fuese esa cálida sensación que nos brinda la zona de confort la que me había hecho bajar la guardia. No me sentía tan sorprendido y aturdido desde el día que la había visto a Leah por primera vez: Era una noche fría de enero, ya hacía un año que estábamos viviendo en Nueva York y como todos los viernes era invitado a reuniones donde se codeaba la élite de la ciudad. Ya hacía un mes que conocía a Serena, en cada fiesta nos escapábamos a hurtadillas para besarnos y si tenía su
Frederick Ni siquiera me pidió permiso, paso delante de mí con la fuerza de una locomotora. Era tan decidida como su hija. —¿Supongo que me honra con su elegante presencia por las benditas fotografías? — pregunté—. Eso o que Leah te envió a presionarme para que firme el maldito divorcio, claro que eso no me sorprendería. Parece estar ansiosa por obtener su libertad y mi error le vino como anillo al dedo. —¡Ja! Ojalá viniese simplemente a tirarte las orejas como el desconsiderado que eres. Pero tenemos problemas más graves, justo ahora. —Había una expresión de derrota en sus ojos—. Solo necesitamos cinco minutos. —¿Necesitamos? —Yo y Arthur. Aunque claro que él no está al tanto de mi visita, pero yo sé que le dijo que sí, porque simplemente no puede negarle absolutamente nada. Sin embargo, en el fondo odia la idea de que nos veamos envueltos en un divorcio escandaloso al igual que yo. Y aun si aceptara la idea de un divorcio, este no es el momento. La invité a sentars