Lo único que quiero es tu amor
Lo único que quiero es tu amor
Por: Julia River
capítulo 1 Elizabeth

Elizabeth Valverde se encontraba ante una terrible disyuntiva: Una promesa hecha a su madre, antes de que esta muriera o salvar a su querido tío de una inminente ruina.

Con el corazón henchido de sentimientos encontrados, la joven recordaba las palabras de su madre, un juramento sagrado que le prohibía ceder ante un destino impuesto. La convicción en sus ojos reflejaba el compromiso de luchar por el amor verdadero, pese a las adversidades y las obligaciones familiares que amenazaban con doblegarla.

— No lo aceptaré. ¡Le juré a mi madre que el día que me casara sería con alguien a quien amara de verdad! — Gritaba la pequeña mujer afirmada en el rincón más oscuro de la espaciosa habitación.

Alfonso Valverde suspiró hondo. Su sobrina era demasiado terca y orgullosa como para aceptar una propuesta de matrimonio por conveniencia, se lo había repetido una y otra vez a su esposa Victoria, pero ella en la desesperación de quedar en la calle había insistido al punto del hartazgo del hombre.

Desde su escritorio observaba impávido a Elizabeth, ni siquiera el llanto y la desesperación disminuían su gran belleza. Su piel blanca contrastaba con su cabello negro largo hasta la cintura, ojos verdes como esmeraldas y labios hermosos, facciones acompañadas por un cuerpo armonioso.

Era de esperar que alguien como Federico Alvear pidiera casarse con ella o en su situación más que pedir fue exigirle la mano de su sobrina. A cambio él perdonaría sus deudas y le ayudaría a levantar la empresa caída en desgracia, por el mal manejo de sus finanzas.

Así que, para salvar a su familia tenía que entregar en matrimonio a su amada Lizzy (como él la llamaba) hija de su hermana Eloísa quién al morir se la había dejado. La crio como pudo ya que Victoria nunca quiso hacerse cargo porque para ella siempre fue una intrusa; así que Lizzy quién poseía una personalidad definida, creció como un espíritu libre, valiente, decidida y con un orgullo marcado.

Solo el amor inmenso que sentía por su tío podría obligarla a aceptar tal pedido.

— Lizzy, sé que te estoy pidiendo demasiado y es egoísta de mi parte hacerlo, pero créeme, jamás lo haría si la situación no fuera grave.

— Pero tío, Federico Alvear es un millonario arrogante y despiadado, ¡todos lo dicen! ¡me niego a aceptar a alguien así!

Alfonso secó sus lágrimas, la amaba muchísimo... era la hija que nunca tuvo, su hijo Esteban ni siquiera tenía la mitad de personalidad que poseía su sobrina.

Hubiera querido revelarle en ese instante que no solo le pedía que se case para salvar la empresa sino para que ella quedara protegida, cuando él ya no estuviera, pero solo atinó a decir:

—No juzgues sin conocerlo, jamás lo has visto y quizás algún día puedas amarlo. Pero si no es así, puedes estar con él un tiempo prudente, terminar tus estudios y pedir el divorcio. ¿No crees?

—¡Jamás lo amaré!, ¡Jamás!

Elizabeth escondió su cara debajo de sus brazos, pudo recordar a su madre diciéndole:

“Prométeme que, si algún día decides formar una familia, lo hagas enamorada, nunca dejes que te impongan algo; en caso de que debas luchar, lucha por ese amor y por lo que te haga feliz"

Su mamá había sido desterrada del seno familiar por enamorarse de alguien que no era aceptable para sus padres, así que cuando quedó embarazada le exigieron deshacerse de su embarazo o el destierro y obviamente Eloísa eligió tener a Lizzy.

Lizzy nunca supo quién era su padre. Su madre era renuente a contarle sobre él y ella para no angustiarla, no quiso seguir preguntando.

Al morir, el secreto se fue con ella. Y eso, había marcado el destino de la joven para siempre.

— Sólo te pido que lo pienses, Lizzy. A veces, no todo es tan malo como parece. No deberías prejuzgar sin conocerlo.

Ella lo miró fijamente, sus ojos enrojecidos por el llanto iban perdiendo su determinación al ver el rostro de su afligido tío.

— Lo pensaré —musitó, secándose las lágrimas—. Sólo lo haré, porque te amo y me lo pides... te daré mi respuesta lo antes posible.

El hombre esbozó una sonrisa amarga y asintió. Eso había sido lo más difícil que había tenido que hacer en su vida, pero se dijo que todo era por el bien de Lizzy, siendo esposa de alguien tan importante, de alguna manera, siempre estaría protegida.

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