Federico estaba ansioso por volver a ver a su hijo pero sobre todo Elizabeth. Necesitaba saber que estaba bien y a salvo.Apenas llegó preguntó por ella. _ La señora está arriba con el pequeño Lucas _ susurró el ama de llaves _ ha estado allí por horasno quiere separarse de él.El hombre fue a toda prisa a su encuentro, cuando llegó a la habitación entró intempestivamente. _ Elizabeth... _ Le dijo con voz ronca. Ella elevó sus ojos encontrándose con los de él. _ Federico _ susurró ella tratando de controlarse sabiendo la verdad _ has regresado...El fue corriendo hacia ella, ambos se abrazaron y se besaron apasionadamente._ Te he extrañado tanto, no creo que tengas idea de cuanto lo he hecho _ le dijo acariciándola una vez que se separaron _ Oh pequeña... ¡Nunca más volveré a separarme de ustedes! Sus ojos azules solo mostraban la adoración que sentía por ella. _ También te he extrañado _ le dijo mirándolo en profundidad _ has tardado mucho en volver. El se echó a reír. _¡Pe
Lucia miraba a su hermano con suma tristeza mientras este empacaba todas sus pertenencias con una tranquilidad increíble. _ ¿Estás seguro Pablo? _ le decía ella tratando de controlar su angustia _ No quisiera que te fueras por las razones equivocadas... ya lo has hecho una vez y... El la miró y sonrió dulcemente. _ Nunca estuve tan seguro de algo como lo estoy ahora _ dijo mientras cerraba su maleta _ Ya es hora que tome definitivamente las riendas de mi vida y vea realmente lo que necesito para ser feliz. Por mucho tiempo creí que para serlo necesitaba tener a Liz a mi lado... pero bueno ella ama a otra persona y eso no va a cambiar jamás. Ella se abrazó a su hermano y soltó su llanto. _ Hubiese dado todo lo que tengo, por verlos juntos pero sobre todo, verte feliz a ti _ le dijo acariciándole la mejilla _ eres mi único hermano y te amo. Si tú eres feliz yo también, todo lo que decidas hacer te apoyaré _ prosiguió sonriendo _ salvo que quieras hacer locuras extremas, ahí siempre
Federico se encontraba en el estudio trabajando, mientras Lizy permanecía con Lucas jugando en el jardín, habían pasado varios días desde su regreso y paulatinamente todo volvía a la normalidad a pesar de que Elizabeth no había recuperado la memoria. Pero sabía muy bien cual era el lugar en esa casa, así que ya no se movería de allí. Tenía planeado decirle la verdad a su marido, el día en el día en el que él cumplía los años, o sea en dos días más. El hombre se encontraba muy concentrado trabajando. Estaba feliz, ya no le importaba si Elizabeth recordaba o no.Solo le interesaba que ella permaneciera junto a él pero sobre todo junto a su hijo. _ Señor hay una dama que desea verlo _ le dijo el ama de llaves._¿Quién es? _ dijo contrariado estoy con mucho trabajo._ No quiso darme su nombre, me dijo que solo espera que la reciba, aunque sea cinco minutos, que es muy importante.El frunció el ceño. _ Está bien, la recibiré_ dijo ofuscado saliendo del estudio a toda prisaCuando vió q
El día del cumpleaños de Federico había llegado. Tenía sobradas razones para celebrar : había recuperado a Lizy, tenía un hermoso hijo y además había logrado que la mujer que tanto daño le había hecho daño a su esposa, estuviera detrás de las rejas. El sin sentimiento alguno, había finiquitado la sociedad con la familia de Renata, los orilló de tal manera que obligó al padre a deshacerse de las acciones que aún poseía dentro de la empresa, no conformándose con eso, prácticamente los dejó en la ruina. Federico había cambiado en muchos aspectos, pero si alguien osaba dañar a sus seres queridos los destruiría sin piedad alguna. Lizy le había preparado el desayuno, llevándoselo a la habitación. Queria que ese día fuera especial para él. Que despúes de lo mucho que había sufrido, Federico disfrutara de un bello día rodeado de sus seres queridos y totalmente mimado. Ahora además de Lucia y Pablo, alguien más sabía el secreto de Lizy : Camila. Ella prometió guardarle el secreto hasta ese
Los días habían pasado, la familia Alvear a pesar de que Lizy seguía sin recordar se estaba acostumbrando a esa nueva situación. Adrián no podía estar más feliz de poder llamar nuevamente "hija" a su pequeña Lizy. Tanto a él como Federico, ya nos les interesaba eso, solo se avocaban a disfrutar a que la tenían con ellos. Por fin había llegado el día de la boda de Lucia y Santiago, muy a pesar de la joven que quería que todo se mantuviera en la más absoluta reserva, los periodistas se habían agolpado en el lugar tratando de lograr imagenes exclusivas del gran evento. _ Lo siento mi hermosa Lucia, no tengo idea de como se filtró la noticia_ le dijo afligido cuando ella llegó al altar _ Por cierto, no he visto criatura más hermosa que tú_ continúo besándole la mano. Ella le sonrió mirándolo con dulzura. ¡Como amaba a ese descarado que la había logrado enamorarla! _ Y tú... estás muy guapo_ le susurró sonriendo sin mirarlo _ Ah, por cierto me había olvidado decirte... Estoy embarazad
Los años irremediablemente, habían pasado. Y aquellos que alguna vez, fueron jóvenes y con muchos conflictos internos hoy estaban estaban presenciando un acontecimiento importante en la vida de dos de sus hijos. Veinticinco años pasaron rápido y allí estaba una aún muy hermosa Elizabeth al lado de su amado hijo Lucas quien esperaba en el altar a una bella Amelia, hija de Lucia y de Santiago. Parecía que despúes de todo, tarde o temprano Lucia y Lizy terminarian siendo de la misma familia a través de sus hijos. Federico, peinando varias canas, seguía siendo el hombre elegante y guapo que lograba que las mujeres se lo quedaran viendo cuando aparecía en algún lugar, pero él no tenía ojos más que para su esposa a quien amaba profundamente. A su lado estaban Adrián y también Camila con quien había logrado tener un buen vinculo con el paso de los años. Más atrás, estaban los otros dos hijos de la pareja : Eloisa de veinte años y Alfonso de diecisiete, quienes bromeaban con sus primos,
_No jamás aceptaré, esto! le juré a mi madre que el día que me casara sería con alguien a quien amara de verdad! gritaba una pequeña mujer afirmada en el rincón más oscuro de la espaciosa habitación.Alfonso Valderde suspiró. Su sobrina era demasiado terca y orgullosa como para aceptar una propuesta de matrimonio por conveniencia, se lo había repetido una y otra vez a su esposa Victoria pero ella en la desesperación de quedar en la calle había insistido al punto del hartazgo del hombre. Desde su escritorio observaba impávido a Elizabeth, ni siquiera el llanto y la desesperación disminuían su gran belleza. Su piel blanca contrastaba con su cabello negro largo hasta la cintura, ojos verdes como esmeraldas y labios hermosos, facciones acompañadas por un cuerpo armonioso. Era de esperar que alguien como Federico Alvear pidiera casarse con ella o en su situación más que pedir fue exigirle la mano de su sobrina. A cambio él perdonaría sus deudas y le ayudaría a levantar la empresa caída e
_Alfonso Valverde, ya ha dado una respuesta? preguntó fríamente Federico Alvear a su asistente._No señor, me temo que aún no logra convencer a su sobrina, ya sabe que ella es su punto débil._que estupidez! es solo una mujer, una bastarda que debería sentirse orgullosa de que alguien como yo quiera casarse con ella! Victor Parra agachó su cabeza, debía admitir que trabajaba para un hombre que carecía de escrúpulos y sentimientos. Desde que vió Elisabeth en un restaurante con su tío se había obsesionado con ella, la quería tener a cualquier costo, había mandado flores, joyas, perfumes y todo absolutamente todo había sido devuelto.Entonces, tomó una determinación extrema: ahogar en deudas y cercar las empresas Valderde hasta casi exterminarlas para lograr su cometido. Levantó la vista y vió a su jefe parado frente al ventanal, era un hombre de casi 1,90 de altura,atlético con facciones perfectas. Tenía cabello castaño y unos profundos ojos azules que resultaban atractivos para toda