—Ugh, ha, ha.
—¡Ximena! ¡Regresa! ¡No hagamos esto más difícil!
Una chica de complexión delgada se escondía bajo unas escaleras obscuras a mitad de la noche, mientras un hombre de cabello negro la buscaba junto a otros hombres.
“Mi nombre es: Ximena Ramírez. Ese hombre, es… mi esposo.
En el pasado, era el hombre que más amé en mi vida y por el cual habría dado absolutamente todo de mí.
¡Je! Bueno, lo di.
Dejé a mi familia, amigos, dinero… dignidad…
Ya no me queda nada…
Ahora estoy corriendo por mi vida y ocultándome.
Ni siquiera sé porque, ya no tengo nada ni a nadie desde hace mucho tiempo. Él se aseguró de eso incluso sin yo darme cuenta.
Soy una estúpida.
¿Por qué correr ahora? ¿Por qué querer escapar?
Porque… no se me permite ni siquiera morir.
La primera vez, fue veneno: sufrí encerrada en una habitación solamente recibiendo comida y agua por diez meses.
Hasta que le supliqué a mi esposo mientras me estaba tomando en ese momento, que por lo menos me permitiera tomar el sol.
La segunda: Me corté las venas, fue doloroso, y, cuando lentamente perdía la razón creyendo que por fin había logrado mi libertad.
Lloré de alegría con cierto alivio, sin embargo, desperté cuatro días después, atada a una cama de hospital.
No fui liberada, hasta que traté de cortar mi lengua mordiéndola: Volví a la habitación, sin embargo, ahora con una advertencia.
Si volvía a intentarlo: Mis padres morirían conmigo…
Ellos no merecían eso, su hija estúpida y desobediente, se casó con un hombre terrible que creyó podría cambiar con su ayuda.
Ellos se opusieron terminantemente, no obstante, ella incluso amenazó con su propia vida si no la dejaban hacerlo.
Con temor de perder a su hija, la más pequeña de la familia, aceptaron con todo el dolor de su corazón.
Sus tres hermanos mayores, no reconciliados, buscaron desesperadamente la manera de alejarla de él, todo el mundo sabía la clase de bestia inhumana que era ése hombre.
Todos, menos ella...
O tal vez sí.
Creyó soberbiamente que ella sería capaz de hacerlo cambiar. Pero la realidad la golpeó de lleno cuando descubrió el asesinato de su tercer hermano mucho tiempo después…
¿Qué esperaba? ¿Amor? ¿Atención? ¿Una familia? Ese hombre no conoce ninguna de esas cosas.
Siempre es frío e indiferente, rígido y seco.
Nadie puede estar a su alrededor sin sentirse estresado e incómodo. Obstinadamente, hice oídos sordos a ello y traté de ser la esposa perfecta, cariñosa, comprensiva, amable y complaciente en todo lo que fuera que me pidiera.
El sueño duró.
Solo solo un año...
Pero...
¿Cómo es que llegamos a esto?
Al enterarse de la muerte de su hermano, le pidió permiso a su marido para ir a casa de sus padres. Perol o que obtuvo, fue un arranque de ira de parte de su esposo. Al principio que no sabía nada, solo se asustó debido a que a él no le gustaba que saliera. Debido a su trabajo muchos buscaban fervientemente momentos de debilidad para aprovecharse de él. O, mejor dicho, deshacerse de él. Ximena siempre se mantuvo al margen, pero trataba de ser un apoyo incondicional para él. No obstante, él siempre era frío y distante. Cosa que poco a poco, decepción tras decepción, fue enfriando lo que en un principio era un corazón en llamas. Y lo que lo destrozó sin piedad, fue la triste muerte de su hermano mayor. Lucas nunca se había quejado debido al rechazo de su familia. Nunca visitaron a sus padres, pero no había evitado que los llamara. Hasta cierto momento. De una manera u otra, le era imposible llamarlos, ya fuera el trabajo que le imponía o las salidas constantes a distin
Sabía que esa desesperante obsesión solo la haría quebrarse más. Pero estaba completamente dispuesto a aferrarse a ella así se desmoronara en sus manos. Era suya, en cuerpo y alma era suya. Nadie, sin importar quién fuera se la arrebataría, y ella, jamás podría librarse de él sin importar que. —Traigan a su hermano mayor, si no está aquí en dos horas. Él también morirá… Ximena se atragantó llena de rabia e impotencia. Apretó los puños y dientes mientras se ponía en silencio de pie y salía de su escondite. No dudaba de que lo hiciera porque estaba furioso, y su familia no tenía ninguna cuenta que pagarle a esa serpiente tan grande en la que ella misma se había envuelto. Al verla, Lucas asintió satisfecho, estaba por acercarse a verificar que estuviera bien, sin embargo, antes de que pudiera tocar su hombro ella levantó la mirada que había estado fija en el suelo y lo miró con un odio inconmensurable. No articuló palabra, pero el significado estaba ahí. Su corazón se estruj
Los hombres que observaban la escena solo mantenían la cabeza gacha y querían minimizar sus existencias al cero por ciento. La hermosa casa que alguna vez estuvo bellamente iluminada y llena de calor, en ese momento se sentía fría y sin vida. Estaba llena de hombres vestidos de negro, pulcramente vestidos y en guardia todo el tiempo. Al inicio, para Ximena fue algo incómodo e intimidante, sin embargo, debía aceptarlo debido al estilo de vida de Lucas, no podía simplemente reprochar y criticar simplemente algo de lo que ya sabía perfectamente que sucedería. Debía acostumbrarse a la sangre, los gritos de dolor ocasionales, las torturas incluso algunas veces en la sala. Lucas había crecido en ese tipo de vida desde el inicio. Frío… Al ver que no había más palabras de su parte, Ximena decidió subir a su habitación. Se quitó su ropa que hasta ese momento notó que estaba sucia y se dirigió a la ducha. Sus brazos y rodillas estaban llenos de cicatrices, sus muñecas tenían las
Ximena asintió y sonrió levemente. —Quiero darme un baño, bajaré en un momento. Ámbar asintió y se puso de pie. Después, la ayudo a levantarse como si supiera que su cuerpo estaba en malas condiciones. Ximena no dijo nada, debido a que de verdad lo necesitaba, por lo que se apoyó en ella como se lo dijo. Mientras caminaban hacia el baño, Ximena no pudo evitar preguntar. —¿Cómo sabes que me siento mal? ¿Me veo tan terrible? Ámbar sonrió inocentemente y respondió: —No señora, el señor antes de irse mencionó que podría sentirse un poco letárgica al principio… Ximena se estremeció con horror y unas náuseas terribles la invadieron. Sin saber cómo, empujó a Ámbar, caminó tambaleándose al inodoro y comenzó a vomitar desesperadamente. Obviamente no había nada en su estómago, por lo que no había nada que devolver, pero llegó el punto en el que no pudo detener el reflejo del asco y no pudo detenerse. —¡Señora! ¡Señora! ¡¿Qué sucede?! Los hombres que estaban haciendo vigilanci
Ámbar saltó horrorizada, rápidamente negó y se disculpó. —¡Señora! ¡Lo siento mucho! ¡Nunca fue mi intención el molestarla! ¡No lo volveré a mencionar! —Mañana no vuelvas. El color se fue del rostro de Ámbar, había conseguido ese trabajo con mucho esfuerzo. Era el único con el sueldo suficiente como para cuidar a su hermana y darle sus estudios necesarios. Era absolutamente impensable perderlo en ese momento. Cayó ruidosamente al suelo y se aferró a sus pies. —Señora, le juro que no volveré a mencionar nada que la moleste. Tengo una hermana menor, ella debe estudiar y no ser un fracaso como su hermana mayor. Este es el único trabajo que me permite solventar nuestra casa, comida y sus estudios. Por favor se lo suplico. No me despida. Era preferible mil veces ser sincera y que supiera lo que le pasaba, que darle vueltas y fingir estar bien. No quería causar lástima, pero si humillarse era necesario para no hacer pasar a su hermana hambre, lo haría sin pensarlo dos veces.
—¡¿Por qué demonios no te mueres maldito?! ¡Púdrete en el maldito infierno de una vez por todas! ¡Te odio! ¡Jamás en mi vida me arrepentiré de algo más que de haberme aferrado a ti en ese momento! ¡Eres una maldita basura sin corazón y sin sentimientos! ¡¡¡¿Por qué no me matas a mí?!!! Ya sin poder luchar, Ximena se dejó caer en los brazos del hombre que la detenía. Lucas sintiéndose completamente asfixiado y agraviado, se dio la media vuelta y firmemente se alejó de ella volviendo a su estudio. Se dejo caer en el grande sofá y su asistente trato de encogerse para pasar desapercibido pareciendo un ratón en el más apartado rincón. Con su antebrazo cubrió sus ojos recordó su rostro, sus gritos, su dolor... —Solo quería pasar tiempo contigo... como antes... Se tuvo que volver a llamar al médico para poder tranquilizarla. Las botellas de Whisky se amontonaron en la mesa. Durante dos días la casa se mantuvo en un silencio sepulcral, mientras Ximena estuvo “dormida” y Lucas emborrach
Ximena dejó de apoyarse en el hombre y salió de ahí en silencio. Lucas se quedó completamente en blanco por un segundo, sin embargo, después de reaccionar, unos momentos después, salió tambaleándose tras ella. —Ximena... Ella al igual que él lo miro fríamente con desdén y se fue. Dejándolo completamente aturdido sin saber qué demonios había sucedido exactamente. Ximena se recargó en la puerta, mientras jadeaba dolorosamente tratando de no hacer ruido ni mostrar su debilidad a los que estaban afuera. Se cubrió la boca con fuerza y, se deslizó hasta el suelo completamente devastada. No podía procesar nada de lo que estaba sucediendo, lo único que sabía era que no había podido disolver sus dudas con respecto a su hermano y, que su “esposo” estaba tan irritado y harto de ella que había comenzado a buscar otras mujeres. —¿Entonces...? ¿Por qué? ¿Por qué me castigas así? Si ya no soy algo decente para ti... Lloro ahí, hasta que se quedó dormida. Mientras tanto, en el estud
Mi cuñada es perfecta para él. El hombre con ella con una mirada complicada no interrumpió su trabajo. Raquel cómo siempre hizo su trabajo con una sonrisa después de saber cómo sufría su hermano. —Esto es solo el inicio hermanito… ***** Quince días después…. —¡¿En dónde diablos está mi hija monstruo?! ¡Devuélveme a mi bebé! Gritó Griselda madre de Ximena entre llantos de odio y desesperación. Lucas no le dedicó una sola mirada y pareció como si simplemente diera un paseo por el parque. Su entrada imponente como si se tratara de un orgulloso general, firme y serio llamó la atención de todos. Su vestimenta impecable y perfecta solamente podía robar suspiros a su paso. Pero nadie se atrevía a acercarse al dueño de tan serio, arrogante y altivo rostro. La corte estuvo en completo silencio, de su lado, sus abogados, y su personal. Simplemente esperaron con firmeza y seriedad. Los hermanos de Ximena, Andrés y Óscar lo miraban con intenciones asesinas. Su padre Sergei