Los hombres que observaban la escena solo mantenían la cabeza gacha y querían minimizar sus existencias al cero por ciento.
La hermosa casa que alguna vez estuvo bellamente iluminada y llena de calor, en ese momento se sentía fría y sin vida.
Estaba llena de hombres vestidos de negro, pulcramente vestidos y en guardia todo el tiempo.
Al inicio, para Ximena fue algo incómodo e intimidante, sin embargo, debía aceptarlo debido al estilo de vida de Lucas, no podía simplemente reprochar y criticar simplemente algo de lo que ya sabía perfectamente que sucedería.
Debía acostumbrarse a la sangre, los gritos de dolor ocasionales, las torturas incluso algunas veces en la sala.
Lucas había crecido en ese tipo de vida desde el inicio.
Frío…
Al ver que no había más palabras de su parte, Ximena decidió subir a su habitación.
Se quitó su ropa que hasta ese momento notó que estaba sucia y se dirigió a la ducha.
Sus brazos y rodillas estaban llenos de cicatrices, sus muñecas tenían las horribles marcas de sus cortes anteriores.
Toda la que en algún momento era una perfecta y clara piel de porcelana, estaba marcada y/o con alguna cicatriz.
Su cabello que alguna vez fue largo y hermosamente cuidado, ahora era demasiado corto y sin brillo.
Terminó de ducharse y con una delgada bata se tumbó en la cama exhausta.
En algún momento se quedó dormida, no obstante, su sueño ligero le permitió escuchar la puerta del cuarto abrirse y los pasos de Lucas entrar.
Abrió los ojos y simplemente se acomodó correctamente en la cama. No le dirigió la palabra y evitó su mirada de principio a fin.
Cuando por fin, Lucas se recostó en la misma cama, ella le dio la espalda.
Él luchó tristemente con las terribles ganas de abrazarla.
Seguía ahí, a su lado. Era lo único que importaba. Mientras pudiera sentir su presencia, bastaba.
Lucas durmió casi de inmediato.
Ximena por su parte, dio vueltas en la cama toda la noche sin poder conciliar el sueño de nuevo.
Y mientras lo veía dormir tan pacíficamente, unas ganas inmensas de golpearlo hasta la muerte la invadían. Un ruido llamó su atención y, fuera del balcón dos de sus hombres miraban hacia adentro.
Se estremeció e incrédula volvió a mirar al dormido Lucas.
La confianza se había acabado.
Abrazó sus rodillas y apoyó su barbilla en ellas.
¿Si ya no confiaba en ella…? ¿Por qué aún seguir de esa manera? ¿Era divertido?
Sonrió suavemente y solo se recargó en sí misma.
Lloró suavemente lo más silenciosamente que pudo y de esa manera se quedó dormida.
Lucas que al escuchar su respiración uniforme abrió los ojos, vio la pequeña bolita de carne enrollada como si temblorosamente fuera capaz de resistir tormentas y huracanes.
Delicadamente la recostó y acarició su demacrado rostro con una expresión inquietantemente tranquila.
El cielo comenzaba a aclarar, y el tiempo que ella dormiría, como siempre, sería muy corto.
Abrió el cajón del mueble junto a la cama con su llave, tomó una de las jeringas y le inyectó el brazo.
Al sentir que su rigidez comenzaba a disminuir, suspiró profundamente y la abrazó con fuerza, quedándose dormido con ella.
Al abrir los ojos nuevamente, Ximena trató de levantarse, sin embargo, su cuerpo se sentía tan rígido y pesado que se sorprendió.
El sol se veía en lo más alto, no había relojes ni calendarios. Solo otro nuevo día sin nada más que asfixia.
Toc, toc, toc.
—Señora, ¿Quiere que le sirva el desayuno?
Ximena se sorprendió, desde que había llegado a esa casa, ninguna mujer había pisado ese lugar.
Ella había insistido fervientemente en hacer las labores del hogar para no inquietar a Lucas con gente extraña. Por lo que la labor titánica de limpiar esa enorme casa recaía en ella día tras día, pero, aun así, lo hacía a la perfección y con mucho amor.
Los que habían hecho sus comidas y atendido sus necesidades desde que “enfermó” habían sido los guardias.
—Supongo que ya no hay necesidad de eso…
—¿Señora? ¿Se encuentra bien? Entraré.
Antes de que Ximena pudiera negarse y reaccionar. La mujer ya había entrado.
Jadeó al ver a la hermosa mujer frente a ella. Era alta, delgada, no era voluptuosa, sin embargo, su bonito cuerpo se delineaba perfectamente con el mandil.
Sus hermosos ojos grises se veían tan puros y hermosos que era difícil alejar la vista de ellos y su larga cabellera castaña estaba sujeta con una liga.
Parecía una delicada y hermosa ama de casa.
Como ella en el pasado…
Bajó la mirada, y sin darse cuenta, comenzó a ver sus ya maltratados brazos y piernas...
Era natural.
¿Cómo podría un hombre tan perfeccionista como Lucas soportar ver todos los días algo tan horrible?
Si él, se sentía atraído por esa mujer, ¿La dejaría ir? ¿O simplemente la mataría?
La mujer al no recibir respuesta y ver que no le quitaba la mirada de encima, se preocupó y se acercó a ella.
Lucas le había dejado una clara advertencia de que, si algo le sucedía, por mínimo que fuera. Ella pagaría las consecuencias.
Al ver las marcas obscuras y rojas en su cuerpo jadeó inconscientemente. Ximena no la miró, sino simplemente miró a otro lado sin inmutarse. Al notar lo exagerado de su reacción la chica se arrodilló frente a ella.
—Señora, lo siento mucho. Yo…
—No hagas eso, ponte de pie.
Sea cual sea el resultado, sólo debía esperar a ver. Volvió la vista y vio a la mujer frente a ella que no se levantó.
—Eres muy hermosa…
La chica tragó y al ver su sonrisa se estremeció.
No sabía exactamente lo que estaba pensando, sin embargo, ya podía darse una idea.
—Se…Señora, el señor Lucas me trajo para cuidar de usted…
—No te preocupes, no lo dije con otras intensiones, fue un halago sincero. Lo siento si te incomodó.
La chica al ver su expresión, pudo sentir un poco más de tranquilidad, sonrió y la miró directamente.
—No es nada señora, mi nombre es Ámbar, estaré aquí para cuidar de usted. Lo que sea que necesite no dude en pedirlo.
Ximena asintió y sonrió levemente. —Quiero darme un baño, bajaré en un momento. Ámbar asintió y se puso de pie. Después, la ayudo a levantarse como si supiera que su cuerpo estaba en malas condiciones. Ximena no dijo nada, debido a que de verdad lo necesitaba, por lo que se apoyó en ella como se lo dijo. Mientras caminaban hacia el baño, Ximena no pudo evitar preguntar. —¿Cómo sabes que me siento mal? ¿Me veo tan terrible? Ámbar sonrió inocentemente y respondió: —No señora, el señor antes de irse mencionó que podría sentirse un poco letárgica al principio… Ximena se estremeció con horror y unas náuseas terribles la invadieron. Sin saber cómo, empujó a Ámbar, caminó tambaleándose al inodoro y comenzó a vomitar desesperadamente. Obviamente no había nada en su estómago, por lo que no había nada que devolver, pero llegó el punto en el que no pudo detener el reflejo del asco y no pudo detenerse. —¡Señora! ¡Señora! ¡¿Qué sucede?! Los hombres que estaban haciendo vigilanci
Ámbar saltó horrorizada, rápidamente negó y se disculpó. —¡Señora! ¡Lo siento mucho! ¡Nunca fue mi intención el molestarla! ¡No lo volveré a mencionar! —Mañana no vuelvas. El color se fue del rostro de Ámbar, había conseguido ese trabajo con mucho esfuerzo. Era el único con el sueldo suficiente como para cuidar a su hermana y darle sus estudios necesarios. Era absolutamente impensable perderlo en ese momento. Cayó ruidosamente al suelo y se aferró a sus pies. —Señora, le juro que no volveré a mencionar nada que la moleste. Tengo una hermana menor, ella debe estudiar y no ser un fracaso como su hermana mayor. Este es el único trabajo que me permite solventar nuestra casa, comida y sus estudios. Por favor se lo suplico. No me despida. Era preferible mil veces ser sincera y que supiera lo que le pasaba, que darle vueltas y fingir estar bien. No quería causar lástima, pero si humillarse era necesario para no hacer pasar a su hermana hambre, lo haría sin pensarlo dos veces.
—¡¿Por qué demonios no te mueres maldito?! ¡Púdrete en el maldito infierno de una vez por todas! ¡Te odio! ¡Jamás en mi vida me arrepentiré de algo más que de haberme aferrado a ti en ese momento! ¡Eres una maldita basura sin corazón y sin sentimientos! ¡¡¡¿Por qué no me matas a mí?!!! Ya sin poder luchar, Ximena se dejó caer en los brazos del hombre que la detenía. Lucas sintiéndose completamente asfixiado y agraviado, se dio la media vuelta y firmemente se alejó de ella volviendo a su estudio. Se dejo caer en el grande sofá y su asistente trato de encogerse para pasar desapercibido pareciendo un ratón en el más apartado rincón. Con su antebrazo cubrió sus ojos recordó su rostro, sus gritos, su dolor... —Solo quería pasar tiempo contigo... como antes... Se tuvo que volver a llamar al médico para poder tranquilizarla. Las botellas de Whisky se amontonaron en la mesa. Durante dos días la casa se mantuvo en un silencio sepulcral, mientras Ximena estuvo “dormida” y Lucas emborrach
Ximena dejó de apoyarse en el hombre y salió de ahí en silencio. Lucas se quedó completamente en blanco por un segundo, sin embargo, después de reaccionar, unos momentos después, salió tambaleándose tras ella. —Ximena... Ella al igual que él lo miro fríamente con desdén y se fue. Dejándolo completamente aturdido sin saber qué demonios había sucedido exactamente. Ximena se recargó en la puerta, mientras jadeaba dolorosamente tratando de no hacer ruido ni mostrar su debilidad a los que estaban afuera. Se cubrió la boca con fuerza y, se deslizó hasta el suelo completamente devastada. No podía procesar nada de lo que estaba sucediendo, lo único que sabía era que no había podido disolver sus dudas con respecto a su hermano y, que su “esposo” estaba tan irritado y harto de ella que había comenzado a buscar otras mujeres. —¿Entonces...? ¿Por qué? ¿Por qué me castigas así? Si ya no soy algo decente para ti... Lloro ahí, hasta que se quedó dormida. Mientras tanto, en el estud
Mi cuñada es perfecta para él. El hombre con ella con una mirada complicada no interrumpió su trabajo. Raquel cómo siempre hizo su trabajo con una sonrisa después de saber cómo sufría su hermano. —Esto es solo el inicio hermanito… ***** Quince días después…. —¡¿En dónde diablos está mi hija monstruo?! ¡Devuélveme a mi bebé! Gritó Griselda madre de Ximena entre llantos de odio y desesperación. Lucas no le dedicó una sola mirada y pareció como si simplemente diera un paseo por el parque. Su entrada imponente como si se tratara de un orgulloso general, firme y serio llamó la atención de todos. Su vestimenta impecable y perfecta solamente podía robar suspiros a su paso. Pero nadie se atrevía a acercarse al dueño de tan serio, arrogante y altivo rostro. La corte estuvo en completo silencio, de su lado, sus abogados, y su personal. Simplemente esperaron con firmeza y seriedad. Los hermanos de Ximena, Andrés y Óscar lo miraban con intenciones asesinas. Su padre Sergei
Muchos en ese momento muchos querían destrozar a la familia entera junto a ese abogado altanero y alborotador. Sin mencionar, los reporteros algo notables en el medio que esperaban expectantes una buena nota amarillista casi querían golpearse con algo la cabeza. Al recibir las noticias, creyeron que sería sencillo, pero, ahora ya sus cabezas pendían de un hilo directamente. Primero muertos que escribir algo de ese monstruo. Pudieron haberlo dudado en un principio, sin embargo… Ya estaban hablando de la desaparición de su propia esposa y el homicidio de su cuñado. Algunos “valientes” esperaban salir y contar que habían conocido en persona al demonio de los negocios del conglomerado IBE, sin embargo… Las miradas y sonrisas, que en un principio no habían notado a su alrededor, los hicieron abrir los ojos con horror y hacer sudar nerviosamente al juez sin darse cuenta. Lucas había llenado la sala de su propia gente, lo suficiente, como para rodearla por completo. El
Quería desesperadamente correr a abrazar a sus padres y sus hermanos. Decirles que lo sentía mucho y que no se preocuparan por ella, no obstante… Estaba por asestarles una última puñalada por la espalda. Bajó la mirada y, con una aparentemente mirada indiferente los miro desde el estrado. —Señora Rodríguez, ¿Podría explicar a la corte la situación actual de su estado y su relación con su familia en estos momentos? Axel, como un sonriente y carismático abogado, hizo la pregunta relajadamente. Ximena tragó, y suspiro profundamente antes de responder. —No tengo una buena relación con mis padres desde que rechazaron mi matrimonio. Cada que llamaba, hablaban de lo mismo una y otra vez, por lo que decidí distanciarme de ellos. Hace unos meses me enteré de la muerte de mi hermano... pero... Su rostro no pudo ocultar el genuino dolor que sentía y el remordimiento que la corroía por dentro, más, sin embargo, los hombres de Lucas aun sin hacer nada la estaban presionando dem
La familia de Ximena la miraba de una manera muy extraña, Esteban con los puños apretados no se movió del lugar hasta que el Juez salió de la sala y Lucas, cruzó los brazos, mientras observaba atentamente lo que Ximena hacía. Ella apretó los puños y se puso de pie mientras se mordía los labios. Sabía que esa sería su última oportunidad para hablar con ellos en mucho tiempo. Respiró profundamente varias veces y de un momento a otro caminó rápidamente hacia sus padres abrazándolos con fuerza. Axel casi sentía el corazón en la garganta y casi corría a detenerla. —Está bien, mientras no haga algo estúpido... todo estará bien... —¿Hija? Preguntó su madre al sentir su temblor mientras aún era abrazada por su esposo. Ella inmediatamente se giró y rompió a llorar mientras la abrazaba con fuerza. Sergei las abrazó a ambas y sus hermanos eventualmente se integraron al abrazo. —Perdónenme, soy la peor persona en el mundo... mi hermano... Snif, Snif —No mi niña, no es tu cul