Tres meses después...—Hermana... —No te preocupes por mí, lleva a mama a descansar, me quedaré hoy. Andrés volvió a suspirar con preocupación y salió de la habitación de Carlos. Desde que habia sido encontrado habia permanecido en coma, según el medico había sufrido un golpe bastante fuerte en la cabeza, por lo que no habia seguridad de que despertara o de que despertaría en cualquier segundo. Ximena no se separó mucho de él, incluso después de saber de su embarazo. Afortunadamente, Lucas le había asignado varios médicos, un piso y varias enfermeras para el cuidado de ambos. Ella no salió a ningún lado y se había negado fervientemente a dejar el lado de Carlos. Sentía que era lo mínimo que debía hacer después de no haber estado cerca cuando Emiliano murió. Y al final, nadie se sentía capaz de decirle nada. Afortunadamente sus heridas habían sanado satisfactoriamente, su brazo ya no necesitaba yeso y sus huesos estaban bastante bien. Ahora solo quedaba que volviera a despertar.
Esteban se puso de pie y la miró aún más sorprendido. —Ximena, tú… Ella sin medir un poco su rabia siguió despotricando. —¡Debiste saber lo que implicaba estar con ella! ¡Maldita sea! ¡Casi nos mata! ¡Mato a mi bebé! ¡¿Cómo diablos es que no…?! En un segundo su enojo se esfumó y lo miró como si hubiera hecho un gran descubrimiento. Esteban se estremeció y se atragantó con su propia saliva incrédulo. —No, Ximena, yo nunca. Ella como si fuera una bestia rabiosa trato de liberarse mientras gritaba a todo pulmón. —¡Eres un maldito! ¡Todo éste tiempo confié en ti! ¡Bastardos miserables! Sus lágrima comenzaron a caer mientras lloraba y gritaba llena de dolor y rabia. —Ximena, escúchame yo nunca… —¡Cierra la maldita boca! ¡No voy a creer nada de lo que digas! CLAP, CLAP, CLAP. —Vaya, vaya, vaya. Así que está es la mujer que tanto adora Lucas. Igual de loca y desquiciada que ese mocoso. Me agrada. Gergen que acababa de llegar al departamento, fue atraído por los gritos de Ximena
Ximena no reaccionó ante su burla, estaba terriblemente aterrada, pero no quería demostrarlo sus manos no dejaron de temblar y su corazón no dejó de latir como loco. —Ella se merecía más. Raquel la miro un segundo, no cabía duda de que, si ella hubiera crecido en ese ambiente desde el inicio, seria incluso peor que ella misma. mientras caminaba, observaba a su alrededor, pero para su sorpresa, salvo Tabata, Esteba y Gergen, en realidad no había nadie más. Sin mencionar el tipo feo que probablemente Tabata había encontrado en la calle. Raquel revisó con cautela todos los lugares por dónde pasaban. Al final se dio cuenta de que no sol se trataba de un departamento, sino del edificio completo.Frunció el ceño y, cuando creyó que por fin podrían salir sin ser detectadas, una estúpida y molesta voz se escuchó detrás de ellas. —Ximena… Raquel apretó los labios y la pasó lentamente detrás de ella mientras miraba a su alrededor esperando que no hubiera nadie más.Esteban con una mirada
—Cuñada, debemos irnos. Ahora. Raquel al ver que más autos se acercaban trató de llevarla junto a Lucas, sin embargo, para su molestia, Gergen había conseguido más gente de la que esperaba. Ximena que tenía en su regazo la cabeza de Esteban, sintió el tirón en su brazo pero se reusó a moverse por un momento. Él negó con su cabeza en silencio y besó el dorso de su mano con suavidad. —Debes irte, cuando tengas tiempo. Ve a mi departamento. Lucas le hizo una señal a Raquel y esta inmediatamente levantó a Ximena por la fuerza y la llevó con ella, a la distancia, se veía el auto de Kyle y Axel. Lucas con una expresión seria como siempre, firme, serio y estoico, comenzó a disparar. —¡Esteban! Él que ya no podía soportar el dolor se negó a verla de nuevo, pero en silencio sólo podía ver los rastros de polvo que pasaban sobre él, de las balas de ambos lados. Con una sonrisa, observó lo que pudo y simplemente se dejó llevar. "Sí llora por lo menos un poco, signifiqué algo... ¿Cierto?"
El tiempo pasó y Emiliano, como llamaron al hijo de Lucas y Ximena, creció fuerte, sano y muy feliz, era un niño muy animado, valiente y necio. Lucas, lo había criado de manera firme, pero hasta cierto punto muy liberal. El niño hacia prácticamente todo lo que quería y no había nadie que le pudiera detener si algo se proponía. Cosa que le daría la fortaleza, necesaria para lo que le deparaba el futuro. Ximena por su parte, se había vuelto bastante unida a su hermano, no solo se volvió casi su mano derecha, sino también, desde todo lo vivido esa temporada con Lucas, había desarrollado una imponencia e intimidación elegantemente sutil. Su belleza regresó con cierto toque de bravura, además de que su amarga experiencia, le dio una madurez envidiable. Según lo acordado, Ximena seguiría casada con Lucas, Emiliano, sería su único heredero y, con el pasar de los años, si Lucas llegara a tener un vástago fuera del matrimonio, absolutamente todo lo que poseía quedaría en manos de Xime
—¡Emiliano! ¡Emiliano! ¡¿En dónde estás?! Gritó Ximena con tensión y pánico desde la entrada de la casa. —Creí que nunca llegarías. Dijo Lucas en cuanto la acorraló contra la pared. Ella que al darse cuenta de lo que pasaba se enfureció, hizo lo único que se le ocurrió en el momento. Lucas que no esperaba esa reacción lejos de sentir dolor, la miró extrañado. —¿Acabas de morderme? Ella furiosa se dio la media vuelta y después de empujarlo, se alejó. —Tal vez te sientes frustrada por el trabajo, ¿No necesitas ayuda? ¡Si quieres sexo solo dilo no hay necesidad de que me maltrates! —¡Lucas! ¡Cierra la m*****a boca ya! ¡Te odio! Él sutilmente sonrió y vio a su hijo correr hacia él. —¡Papá! ¡Tengo un amigo! Se llama Luke, ¡Nacimos el mismo día! ¿Puedes creerlo? Al instante, la sonrisa desapareció del rostro de Lucas. Después de saludarlo y llevarlo a su habitación, llamo a Axel. ********** —Entiendo... Axel miro a Luke junto a él con una expresión indescifrable.
—Ugh, ha, ha. —¡Ximena! ¡Regresa! ¡No hagamos esto más difícil! Una chica de complexión delgada se escondía bajo unas escaleras obscuras a mitad de la noche, mientras un hombre de cabello negro la buscaba junto a otros hombres. “Mi nombre es: Ximena Ramírez. Ese hombre, es… mi esposo. En el pasado, era el hombre que más amé en mi vida y por el cual habría dado absolutamente todo de mí. ¡Je! Bueno, lo di. Dejé a mi familia, amigos, dinero… dignidad… Ya no me queda nada… Ahora estoy corriendo por mi vida y ocultándome. Ni siquiera sé porque, ya no tengo nada ni a nadie desde hace mucho tiempo. Él se aseguró de eso incluso sin yo darme cuenta. Soy una estúpida. ¿Por qué correr ahora? ¿Por qué querer escapar? Porque… no se me permite ni siquiera morir. La primera vez, fue veneno: sufrí encerrada en una habitación solamente recibiendo comida y agua por diez meses. Hasta que le supliqué a mi esposo mientras me estaba tomando en ese momento, que por lo menos me permitiera tomar
Al enterarse de la muerte de su hermano, le pidió permiso a su marido para ir a casa de sus padres. Perol o que obtuvo, fue un arranque de ira de parte de su esposo. Al principio que no sabía nada, solo se asustó debido a que a él no le gustaba que saliera. Debido a su trabajo muchos buscaban fervientemente momentos de debilidad para aprovecharse de él. O, mejor dicho, deshacerse de él. Ximena siempre se mantuvo al margen, pero trataba de ser un apoyo incondicional para él. No obstante, él siempre era frío y distante. Cosa que poco a poco, decepción tras decepción, fue enfriando lo que en un principio era un corazón en llamas. Y lo que lo destrozó sin piedad, fue la triste muerte de su hermano mayor. Lucas nunca se había quejado debido al rechazo de su familia. Nunca visitaron a sus padres, pero no había evitado que los llamara. Hasta cierto momento. De una manera u otra, le era imposible llamarlos, ya fuera el trabajo que le imponía o las salidas constantes a distin