Al enterarse de la muerte de su hermano, le pidió permiso a su marido para ir a casa de sus padres.
Perol o que obtuvo, fue un arranque de ira de parte de su esposo. Al principio que no sabía nada, solo se asustó debido a que a él no le gustaba que saliera.
Debido a su trabajo muchos buscaban fervientemente momentos de debilidad para aprovecharse de él. O, mejor dicho, deshacerse de él.
Ximena siempre se mantuvo al margen, pero trataba de ser un apoyo incondicional para él. No obstante, él siempre era frío y distante.
Cosa que poco a poco, decepción tras decepción, fue enfriando lo que en un principio era un corazón en llamas.
Y lo que lo destrozó sin piedad, fue la triste muerte de su hermano mayor.
Lucas nunca se había quejado debido al rechazo de su familia. Nunca visitaron a sus padres, pero no había evitado que los llamara.
Hasta cierto momento.
De una manera u otra, le era imposible llamarlos, ya fuera el trabajo que le imponía o las salidas constantes a distintos lugares, ella era tan feliz de pasar tiempo con él.
Que se olvidó de absolutamente todo, creyó que, aunque no sabía expresarse, la amaba y trataba de compensarla de otras maneras.
Siempre que tenían sexo, él era cariñoso, delicado y hasta tierno. Su primera vez fue tan mágica y tierna, que su amor por él rompió cualquier duda que hubiera quedado en ella, debido a las constantes advertencias de su familia.
Su cuerpo perfecto, su negro casi azulado cabello, ojos negros impenetrables y agudos.
Su expresión que siempre parecía inquebrantable, en esos momentos se veía hambrienta y llena de deseo que la hacía sentir la mejor mujer del mundo entero.
Para ella, no había nadie más que él en el mundo.
Sin embargo, una noche mientras le llevaba un refrigerio a la oficina…
—Señor, la familia Ramírez interpuso una demanda esta mañana.
Exigen el divorcio de la señora Ximena y, acusarlo formalmente del homicidio de Emiliano.
CRASH!
La charola, con todos los platos y vasos se rompió a los pies de Ximena.
Su rostro pálido lleno de incredulidad, terror y dolor, fue lo primero que observó Lucas al abrir la puerta.
Ximena al verlo no pudo articular palabra, sólo abrió los labios pálidos y secos una y otra vez como un pez fuera del agua.
Lucas dio un paso hacia adelante y, ella por reflejo dio uno hacia atrás.
El pasillo quedó en envuelto en un silencio sepulcral.
Ximena mucho tiempo después por fin habló con una voz tan baja como la de un mosquito pero que era claramente audible en el silencioso pasillo.
No podía ver con claridad el rostro de Lucas debido a que él estaba a contra luz.
Pero casi podía sentir esa fría e indiferente mirada recorrer su cuerpo como si fuera una mísera basura.
Se estremeció y cubrió su rostro, hasta ése momento se dio cuenta de que su rostro estaba completamente empapado en lágrimas.
Tenía un terrible nudo en la garganta que le impedía hablar, y los recuerdos de sus viajes y momentos juntos inundaron su mente.
—T… Tú…
Mientras más trataba de procesarlo, su cuerpo y consciencia se desvanecían de a poco.
Resistiendo hasta lo más que pudo, escuchó la voz de Lucas:
—No pueden obligarnos a divorciarnos si tú no lo quieres…
Su voz fría le provocó un pinchazo doloroso en el pecho, nunca, cuando necesitó consuelo jamás lo tuvo por parte de él...
Lloraba sola, y salía fresca para mostrarle una sonrisa. No estaba su madre para abrazarla y darle palmaditas en la espalda.
Ni sus hermanos amenazando buscar venganza por ella, aunque se tratara de algo insignificante.
Su hermano...
—Mi… Mi hermano, eso es mentira ¿Verdad?
Al abrir los ojos recostada en la cama, el rostro de Lucas fue lo primero que observó. Y esas fueron sus primeras palabras para él.
Por primera vez en todo ese tiempo le sostuvo la mirada esperando respuesta, aunque no podía verlo claramente, sabía que no mostraría una sola grieta.
Era frío, indiferente y cuando se trataba de trabajo, podía ordenar que asesinaran a alguien como si se tratara de ir a recoger flores.
E incluso él mismo era capaz de torturar y asesinar a alguien con paz y tranquilidad como si solamente se tratara de ir de paseo.
Ella la primera vez tembló y lloró por días.
Lucas estuvo muy molesto por semanas.
Tuvo que adaptarse.
Al final.
Hubo ocasiones en las que el salía de la habitación con las manos y rostro empapados en sangre y ella misma con un pañuelo húmedo lo limpiaba con dedicación y dulzura.
Sin darse cuenta, se puso de pie y se acercó a él mirándolo fijamente buscando cualquier indicio de algo.
Al final en shock y, como si algo en su cabeza se hubiera roto. Se cubrió la cabeza y cayó de rodillas con los ojos desorbitados y jadeando.
Perdió cualquier consciencia y todo se quedó obscuro…
***************
—Huf, huf… Señor… No… No podemos encontrarla.
—Traigan aparatos de visión térmica, si ella no aparece, todos ustedes morirán aquí.
Su mirada firme y casi diabólica más su aura insoportable, estremeció a los presentes.
Todos tragaron y casi querían gritarle a Ximena suplicando para que apareciera.
El más molesto de todos era Lucas, ella era una excelente mujer, ¿Cómo diablos había pasado eso?
Se mordió el labio furioso mientras recordaba su mirada suplicante y su demacrado rostro.
Ya no quedaba un rastro de la hermosa sonrisa que una vez le dedicó, ni del calor y amor que desbordaba su mirada.
Ahora solo veía miedo, desesperación y dolor. Si se hubiera tratado de cualquier otra mujer, la habría desechado al instante, no se molestaría por ella e incluso él mismo la habría echado desde mucho antes.
Sin embargo, a diferencia de otras con miradas sin un solo atisbo de emoción. Llenas de gemidos y cumplidos falsos.
Ella se lo dio todo sin condiciones y él lo notó. Debido a su crianza y su cantidad de tiempo en soledad, era un completo inútil para expresar amor.
Pero siempre se lo dio todo a manos llenas. Amaba verla sonreír, sentir su amor y preocupación, tocarla, besarla, la veía como un ser frágil y hermoso que llegó para aliviar su interminable dolor, desesperación y soledad.
Pero no supo en qué momento todo se desmoronó.
Sabía que esa desesperante obsesión solo la haría quebrarse más. Pero estaba completamente dispuesto a aferrarse a ella así se desmoronara en sus manos. Era suya, en cuerpo y alma era suya. Nadie, sin importar quién fuera se la arrebataría, y ella, jamás podría librarse de él sin importar que. —Traigan a su hermano mayor, si no está aquí en dos horas. Él también morirá… Ximena se atragantó llena de rabia e impotencia. Apretó los puños y dientes mientras se ponía en silencio de pie y salía de su escondite. No dudaba de que lo hiciera porque estaba furioso, y su familia no tenía ninguna cuenta que pagarle a esa serpiente tan grande en la que ella misma se había envuelto. Al verla, Lucas asintió satisfecho, estaba por acercarse a verificar que estuviera bien, sin embargo, antes de que pudiera tocar su hombro ella levantó la mirada que había estado fija en el suelo y lo miró con un odio inconmensurable. No articuló palabra, pero el significado estaba ahí. Su corazón se estruj
Los hombres que observaban la escena solo mantenían la cabeza gacha y querían minimizar sus existencias al cero por ciento. La hermosa casa que alguna vez estuvo bellamente iluminada y llena de calor, en ese momento se sentía fría y sin vida. Estaba llena de hombres vestidos de negro, pulcramente vestidos y en guardia todo el tiempo. Al inicio, para Ximena fue algo incómodo e intimidante, sin embargo, debía aceptarlo debido al estilo de vida de Lucas, no podía simplemente reprochar y criticar simplemente algo de lo que ya sabía perfectamente que sucedería. Debía acostumbrarse a la sangre, los gritos de dolor ocasionales, las torturas incluso algunas veces en la sala. Lucas había crecido en ese tipo de vida desde el inicio. Frío… Al ver que no había más palabras de su parte, Ximena decidió subir a su habitación. Se quitó su ropa que hasta ese momento notó que estaba sucia y se dirigió a la ducha. Sus brazos y rodillas estaban llenos de cicatrices, sus muñecas tenían las
Ximena asintió y sonrió levemente. —Quiero darme un baño, bajaré en un momento. Ámbar asintió y se puso de pie. Después, la ayudo a levantarse como si supiera que su cuerpo estaba en malas condiciones. Ximena no dijo nada, debido a que de verdad lo necesitaba, por lo que se apoyó en ella como se lo dijo. Mientras caminaban hacia el baño, Ximena no pudo evitar preguntar. —¿Cómo sabes que me siento mal? ¿Me veo tan terrible? Ámbar sonrió inocentemente y respondió: —No señora, el señor antes de irse mencionó que podría sentirse un poco letárgica al principio… Ximena se estremeció con horror y unas náuseas terribles la invadieron. Sin saber cómo, empujó a Ámbar, caminó tambaleándose al inodoro y comenzó a vomitar desesperadamente. Obviamente no había nada en su estómago, por lo que no había nada que devolver, pero llegó el punto en el que no pudo detener el reflejo del asco y no pudo detenerse. —¡Señora! ¡Señora! ¡¿Qué sucede?! Los hombres que estaban haciendo vigilanci
Ámbar saltó horrorizada, rápidamente negó y se disculpó. —¡Señora! ¡Lo siento mucho! ¡Nunca fue mi intención el molestarla! ¡No lo volveré a mencionar! —Mañana no vuelvas. El color se fue del rostro de Ámbar, había conseguido ese trabajo con mucho esfuerzo. Era el único con el sueldo suficiente como para cuidar a su hermana y darle sus estudios necesarios. Era absolutamente impensable perderlo en ese momento. Cayó ruidosamente al suelo y se aferró a sus pies. —Señora, le juro que no volveré a mencionar nada que la moleste. Tengo una hermana menor, ella debe estudiar y no ser un fracaso como su hermana mayor. Este es el único trabajo que me permite solventar nuestra casa, comida y sus estudios. Por favor se lo suplico. No me despida. Era preferible mil veces ser sincera y que supiera lo que le pasaba, que darle vueltas y fingir estar bien. No quería causar lástima, pero si humillarse era necesario para no hacer pasar a su hermana hambre, lo haría sin pensarlo dos veces.
—¡¿Por qué demonios no te mueres maldito?! ¡Púdrete en el maldito infierno de una vez por todas! ¡Te odio! ¡Jamás en mi vida me arrepentiré de algo más que de haberme aferrado a ti en ese momento! ¡Eres una maldita basura sin corazón y sin sentimientos! ¡¡¡¿Por qué no me matas a mí?!!! Ya sin poder luchar, Ximena se dejó caer en los brazos del hombre que la detenía. Lucas sintiéndose completamente asfixiado y agraviado, se dio la media vuelta y firmemente se alejó de ella volviendo a su estudio. Se dejo caer en el grande sofá y su asistente trato de encogerse para pasar desapercibido pareciendo un ratón en el más apartado rincón. Con su antebrazo cubrió sus ojos recordó su rostro, sus gritos, su dolor... —Solo quería pasar tiempo contigo... como antes... Se tuvo que volver a llamar al médico para poder tranquilizarla. Las botellas de Whisky se amontonaron en la mesa. Durante dos días la casa se mantuvo en un silencio sepulcral, mientras Ximena estuvo “dormida” y Lucas emborrach
Ximena dejó de apoyarse en el hombre y salió de ahí en silencio. Lucas se quedó completamente en blanco por un segundo, sin embargo, después de reaccionar, unos momentos después, salió tambaleándose tras ella. —Ximena... Ella al igual que él lo miro fríamente con desdén y se fue. Dejándolo completamente aturdido sin saber qué demonios había sucedido exactamente. Ximena se recargó en la puerta, mientras jadeaba dolorosamente tratando de no hacer ruido ni mostrar su debilidad a los que estaban afuera. Se cubrió la boca con fuerza y, se deslizó hasta el suelo completamente devastada. No podía procesar nada de lo que estaba sucediendo, lo único que sabía era que no había podido disolver sus dudas con respecto a su hermano y, que su “esposo” estaba tan irritado y harto de ella que había comenzado a buscar otras mujeres. —¿Entonces...? ¿Por qué? ¿Por qué me castigas así? Si ya no soy algo decente para ti... Lloro ahí, hasta que se quedó dormida. Mientras tanto, en el estud
Mi cuñada es perfecta para él. El hombre con ella con una mirada complicada no interrumpió su trabajo. Raquel cómo siempre hizo su trabajo con una sonrisa después de saber cómo sufría su hermano. —Esto es solo el inicio hermanito… ***** Quince días después…. —¡¿En dónde diablos está mi hija monstruo?! ¡Devuélveme a mi bebé! Gritó Griselda madre de Ximena entre llantos de odio y desesperación. Lucas no le dedicó una sola mirada y pareció como si simplemente diera un paseo por el parque. Su entrada imponente como si se tratara de un orgulloso general, firme y serio llamó la atención de todos. Su vestimenta impecable y perfecta solamente podía robar suspiros a su paso. Pero nadie se atrevía a acercarse al dueño de tan serio, arrogante y altivo rostro. La corte estuvo en completo silencio, de su lado, sus abogados, y su personal. Simplemente esperaron con firmeza y seriedad. Los hermanos de Ximena, Andrés y Óscar lo miraban con intenciones asesinas. Su padre Sergei
Muchos en ese momento muchos querían destrozar a la familia entera junto a ese abogado altanero y alborotador. Sin mencionar, los reporteros algo notables en el medio que esperaban expectantes una buena nota amarillista casi querían golpearse con algo la cabeza. Al recibir las noticias, creyeron que sería sencillo, pero, ahora ya sus cabezas pendían de un hilo directamente. Primero muertos que escribir algo de ese monstruo. Pudieron haberlo dudado en un principio, sin embargo… Ya estaban hablando de la desaparición de su propia esposa y el homicidio de su cuñado. Algunos “valientes” esperaban salir y contar que habían conocido en persona al demonio de los negocios del conglomerado IBE, sin embargo… Las miradas y sonrisas, que en un principio no habían notado a su alrededor, los hicieron abrir los ojos con horror y hacer sudar nerviosamente al juez sin darse cuenta. Lucas había llenado la sala de su propia gente, lo suficiente, como para rodearla por completo. El