Sabía que esa desesperante obsesión solo la haría quebrarse más. Pero estaba completamente dispuesto a aferrarse a ella así se desmoronara en sus manos.
Era suya, en cuerpo y alma era suya. Nadie, sin importar quién fuera se la arrebataría, y ella, jamás podría librarse de él sin importar que.
—Traigan a su hermano mayor, si no está aquí en dos horas. Él también morirá…
Ximena se atragantó llena de rabia e impotencia. Apretó los puños y dientes mientras se ponía en silencio de pie y salía de su escondite.
No dudaba de que lo hiciera porque estaba furioso, y su familia no tenía ninguna cuenta que pagarle a esa serpiente tan grande en la que ella misma se había envuelto.
Al verla, Lucas asintió satisfecho, estaba por acercarse a verificar que estuviera bien, sin embargo, antes de que pudiera tocar su hombro ella levantó la mirada que había estado fija en el suelo y lo miró con un odio inconmensurable.
No articuló palabra, pero el significado estaba ahí.
Su corazón se estrujó, parecía sentir incluso como sangraba, pero lo soporto, ella seguía ahí, podía verla y sentir su presencia, era lo único que necesitaba.
Si ella no estuviera…
Seguramente se volvería loco.
¿Cómo se puede volver a la amargura cuando ya se ha probado la dulzura?
Ya era imposible.
Ella subió al auto indiferente y sin mirar a nadie e inmediatamente cerró la puerta sin poner atención a Lucas que estaba por subir.
Los hombres de alrededor dieron un salto y casi gritaron como doncellas esperando casi un baño de sangre.
Pero contrario a eso.
Él le hizo la señal al chófer para que se la llevara. Mientras veía el auto alejarse, Lucas miro como se alejaba algo abatido, aunque no lo expresó abiertamente, se sintió abandonado.
Ya no había amor ni respeto. El único as con el que contaba era el miedo y ahora, parecía que se estaba desvaneciendo también.
Estaba seguro de que ahora solo era cuestión de ver quién resistiría más.
Aunque le dijera que era una orden que había tomado impulsivamente y sin saber que se trataba de su hermano.
¿Lo creería…?
Jejeje, por supuesto que no.
Mientras veía el auto alejarse, ese miedo persistente lleno de inquietud y descontento, no lo dejaba en paz.
—Nos vamos.
Dijo mientras se subía al otro auto y en silencio veía el otro ya bastante lejos.
—¿Qué estás esperando? ¿Quieres que se pierda de nuevo? ¡Acelera!
El conductor asintió y aceleró al instante, después de varias peligrosas y rápidas maniobras, estuvo justo detrás del auto en el que iba Ximena.
Después de verlo en el espejo, Ximena simplemente observó sin emoción.
—Si estuvieras en la misma situación… ¿Qué harías?
El chófer cerró los ojos por un instante casi preguntando a los dioses que había hecho tan mal como para caer en esa situación.
Si decía algo incorrecto y ella hacía algo, estaría muerto, y, si decía algo grosero ella estaría muy herida.
Suspiró profundamente y apretó el volante un momento.
Ya había terminado de pagar sus deudas, su madre y hermana no sabrían si murió y, tampoco gastarían en funeral ni nada de eso. Por lo que simplemente habló con sinceridad.
—No está bien lo que le está pasando, no es correcto aferrarse a alguien o algo de esa manera.
El señor tiene un gran problema, no obstante…
Ximena que lo había visto sorprendida por unos segundos, sonrió, era normal que no pudiera hablar, ¿Cómo se le ocurría obligar al pobre hombre a criticarlo?
Negó con la cabeza y con una triste sonrisa se disculpó.
—Lo siento, no debí hablar sin pensar. No te mortifiques, no tienes que hablar bien o mal de nadie.
Es solo que…
Suspiró profundamente y observó por la ventana.
—Olvídalo... sólo conduce.
Al llegar a la casa, Ximena bajó del auto mucho antes de que el chófer y caminó a la casa.
Lucas también se bajó y la siguió en silencio, ella estaba tan agotada que caminó a las escaleras sin siquiera mirar a ningún lado.
Justo cuando estaba a la mitad, la voz fría y dominante de Lucas se escuchó.
—Quiero que hoy hagas tú la cena.
Ella se detuvo y lo miró directamente como si esperara que fuera una broma.
«¿El imbécil no ve qué hora es? ¿Las dos de la mañana? ¿Tres?»
Lucas que casi podía leer sus pensamientos, por un segundo se preguntó si lo había llamado imbécil o estúpido, pero sabía que si preguntaba no habría respuesta.
Simplemente caminó en dirección a la cocina y no esperó la respuesta de Ximena.
Ella sonrió algo cansada y bajó sin ganas.
Entró a la cocina, encendió el fuego y solo hizo huevos revueltos con una cantidad horrorosa de sal.
Lo arrojó a un plato y puso el mismo, sin tacto alguno en la mesa.
Lucas que desde el inicio se había sentado en silencio en la mesa, incluso podía ver los desagradables gránulos de sal a simple vista.
Ximena que simplemente cruzó los brazos, y esperó pacientemente a su siguiente movimiento.
Anteriormente, ella había preparado sus comidas con sumo cuidado y esperaba expectante a que probara y diera su punto de vista nerviosa.
Se desvivía por investigar sus gustos y buscar recetas nuevas para que no se aburriera o fuera de su agrado.
Sin embargo, ahora…
Levantó la cuchara como siempre, y comenzó a comer. Desde la primera probada, el terrible sabor salado casi le quemó la lengua. Pero, aun así, comió absolutamente todo.
Ximena por un segundo se preocupó por la gran cantidad de sal, sería terriblemente perjudicial para la salud.
Sin embargo, precisamente un segundo después quiso golpearse la cabeza a sí misma hasta deshacerla sin miramientos por estúpida.
¿Y qué si moría? ¿Si se enfermaba o si caía en desgracia? ¿No era lo mejor para ella?
Qué frustrante era la costumbre y esa cosa asquerosa y terrorífica llamada amor.
Lucas bebió un vaso entero de agua, se puso de pie y llevó los trastes al fregadero y los lavó en silencio.
Los hombres que observaban la escena solo mantenían la cabeza gacha y querían minimizar sus existencias al cero por ciento. La hermosa casa que alguna vez estuvo bellamente iluminada y llena de calor, en ese momento se sentía fría y sin vida. Estaba llena de hombres vestidos de negro, pulcramente vestidos y en guardia todo el tiempo. Al inicio, para Ximena fue algo incómodo e intimidante, sin embargo, debía aceptarlo debido al estilo de vida de Lucas, no podía simplemente reprochar y criticar simplemente algo de lo que ya sabía perfectamente que sucedería. Debía acostumbrarse a la sangre, los gritos de dolor ocasionales, las torturas incluso algunas veces en la sala. Lucas había crecido en ese tipo de vida desde el inicio. Frío… Al ver que no había más palabras de su parte, Ximena decidió subir a su habitación. Se quitó su ropa que hasta ese momento notó que estaba sucia y se dirigió a la ducha. Sus brazos y rodillas estaban llenos de cicatrices, sus muñecas tenían las
Ximena asintió y sonrió levemente. —Quiero darme un baño, bajaré en un momento. Ámbar asintió y se puso de pie. Después, la ayudo a levantarse como si supiera que su cuerpo estaba en malas condiciones. Ximena no dijo nada, debido a que de verdad lo necesitaba, por lo que se apoyó en ella como se lo dijo. Mientras caminaban hacia el baño, Ximena no pudo evitar preguntar. —¿Cómo sabes que me siento mal? ¿Me veo tan terrible? Ámbar sonrió inocentemente y respondió: —No señora, el señor antes de irse mencionó que podría sentirse un poco letárgica al principio… Ximena se estremeció con horror y unas náuseas terribles la invadieron. Sin saber cómo, empujó a Ámbar, caminó tambaleándose al inodoro y comenzó a vomitar desesperadamente. Obviamente no había nada en su estómago, por lo que no había nada que devolver, pero llegó el punto en el que no pudo detener el reflejo del asco y no pudo detenerse. —¡Señora! ¡Señora! ¡¿Qué sucede?! Los hombres que estaban haciendo vigilanci
Ámbar saltó horrorizada, rápidamente negó y se disculpó. —¡Señora! ¡Lo siento mucho! ¡Nunca fue mi intención el molestarla! ¡No lo volveré a mencionar! —Mañana no vuelvas. El color se fue del rostro de Ámbar, había conseguido ese trabajo con mucho esfuerzo. Era el único con el sueldo suficiente como para cuidar a su hermana y darle sus estudios necesarios. Era absolutamente impensable perderlo en ese momento. Cayó ruidosamente al suelo y se aferró a sus pies. —Señora, le juro que no volveré a mencionar nada que la moleste. Tengo una hermana menor, ella debe estudiar y no ser un fracaso como su hermana mayor. Este es el único trabajo que me permite solventar nuestra casa, comida y sus estudios. Por favor se lo suplico. No me despida. Era preferible mil veces ser sincera y que supiera lo que le pasaba, que darle vueltas y fingir estar bien. No quería causar lástima, pero si humillarse era necesario para no hacer pasar a su hermana hambre, lo haría sin pensarlo dos veces.
—¡¿Por qué demonios no te mueres maldito?! ¡Púdrete en el maldito infierno de una vez por todas! ¡Te odio! ¡Jamás en mi vida me arrepentiré de algo más que de haberme aferrado a ti en ese momento! ¡Eres una maldita basura sin corazón y sin sentimientos! ¡¡¡¿Por qué no me matas a mí?!!! Ya sin poder luchar, Ximena se dejó caer en los brazos del hombre que la detenía. Lucas sintiéndose completamente asfixiado y agraviado, se dio la media vuelta y firmemente se alejó de ella volviendo a su estudio. Se dejo caer en el grande sofá y su asistente trato de encogerse para pasar desapercibido pareciendo un ratón en el más apartado rincón. Con su antebrazo cubrió sus ojos recordó su rostro, sus gritos, su dolor... —Solo quería pasar tiempo contigo... como antes... Se tuvo que volver a llamar al médico para poder tranquilizarla. Las botellas de Whisky se amontonaron en la mesa. Durante dos días la casa se mantuvo en un silencio sepulcral, mientras Ximena estuvo “dormida” y Lucas emborrach
Ximena dejó de apoyarse en el hombre y salió de ahí en silencio. Lucas se quedó completamente en blanco por un segundo, sin embargo, después de reaccionar, unos momentos después, salió tambaleándose tras ella. —Ximena... Ella al igual que él lo miro fríamente con desdén y se fue. Dejándolo completamente aturdido sin saber qué demonios había sucedido exactamente. Ximena se recargó en la puerta, mientras jadeaba dolorosamente tratando de no hacer ruido ni mostrar su debilidad a los que estaban afuera. Se cubrió la boca con fuerza y, se deslizó hasta el suelo completamente devastada. No podía procesar nada de lo que estaba sucediendo, lo único que sabía era que no había podido disolver sus dudas con respecto a su hermano y, que su “esposo” estaba tan irritado y harto de ella que había comenzado a buscar otras mujeres. —¿Entonces...? ¿Por qué? ¿Por qué me castigas así? Si ya no soy algo decente para ti... Lloro ahí, hasta que se quedó dormida. Mientras tanto, en el estud
Mi cuñada es perfecta para él. El hombre con ella con una mirada complicada no interrumpió su trabajo. Raquel cómo siempre hizo su trabajo con una sonrisa después de saber cómo sufría su hermano. —Esto es solo el inicio hermanito… ***** Quince días después…. —¡¿En dónde diablos está mi hija monstruo?! ¡Devuélveme a mi bebé! Gritó Griselda madre de Ximena entre llantos de odio y desesperación. Lucas no le dedicó una sola mirada y pareció como si simplemente diera un paseo por el parque. Su entrada imponente como si se tratara de un orgulloso general, firme y serio llamó la atención de todos. Su vestimenta impecable y perfecta solamente podía robar suspiros a su paso. Pero nadie se atrevía a acercarse al dueño de tan serio, arrogante y altivo rostro. La corte estuvo en completo silencio, de su lado, sus abogados, y su personal. Simplemente esperaron con firmeza y seriedad. Los hermanos de Ximena, Andrés y Óscar lo miraban con intenciones asesinas. Su padre Sergei
Muchos en ese momento muchos querían destrozar a la familia entera junto a ese abogado altanero y alborotador. Sin mencionar, los reporteros algo notables en el medio que esperaban expectantes una buena nota amarillista casi querían golpearse con algo la cabeza. Al recibir las noticias, creyeron que sería sencillo, pero, ahora ya sus cabezas pendían de un hilo directamente. Primero muertos que escribir algo de ese monstruo. Pudieron haberlo dudado en un principio, sin embargo… Ya estaban hablando de la desaparición de su propia esposa y el homicidio de su cuñado. Algunos “valientes” esperaban salir y contar que habían conocido en persona al demonio de los negocios del conglomerado IBE, sin embargo… Las miradas y sonrisas, que en un principio no habían notado a su alrededor, los hicieron abrir los ojos con horror y hacer sudar nerviosamente al juez sin darse cuenta. Lucas había llenado la sala de su propia gente, lo suficiente, como para rodearla por completo. El
Quería desesperadamente correr a abrazar a sus padres y sus hermanos. Decirles que lo sentía mucho y que no se preocuparan por ella, no obstante… Estaba por asestarles una última puñalada por la espalda. Bajó la mirada y, con una aparentemente mirada indiferente los miro desde el estrado. —Señora Rodríguez, ¿Podría explicar a la corte la situación actual de su estado y su relación con su familia en estos momentos? Axel, como un sonriente y carismático abogado, hizo la pregunta relajadamente. Ximena tragó, y suspiro profundamente antes de responder. —No tengo una buena relación con mis padres desde que rechazaron mi matrimonio. Cada que llamaba, hablaban de lo mismo una y otra vez, por lo que decidí distanciarme de ellos. Hace unos meses me enteré de la muerte de mi hermano... pero... Su rostro no pudo ocultar el genuino dolor que sentía y el remordimiento que la corroía por dentro, más, sin embargo, los hombres de Lucas aun sin hacer nada la estaban presionando dem