Ámbar saltó horrorizada, rápidamente negó y se disculpó.
—¡Señora! ¡Lo siento mucho! ¡Nunca fue mi intención el molestarla! ¡No lo volveré a mencionar!
—Mañana no vuelvas.
El color se fue del rostro de Ámbar, había conseguido ese trabajo con mucho esfuerzo. Era el único con el sueldo suficiente como para cuidar a su hermana y darle sus estudios necesarios. Era absolutamente impensable perderlo en ese momento.
Cayó ruidosamente al suelo y se aferró a sus pies.
—Señora, le juro que no volveré a mencionar nada que la moleste. Tengo una hermana menor, ella debe estudiar y no ser un fracaso como su hermana mayor.
Este es el único trabajo que me permite solventar nuestra casa, comida y sus estudios.
Por favor se lo suplico. No me despida.
Era preferible mil veces ser sincera y que supiera lo que le pasaba, que darle vueltas y fingir estar bien. No quería causar lástima, pero si humillarse era necesario para no hacer pasar a su hermana hambre, lo haría sin pensarlo dos veces.
«Hermana menor»
Esas palabras taladraron dolorosamente su punto débil.
«¿Mi hermano habría sufrido igual? ¿Rogó por mí? ¿Lloró… por mí?»
No sabía con exactitud lo que había pasado ése fatídico día, pero estaba segura de que sí.
Sus lágrimas cayeron mientras la miraba con consternación.
Ámbar se puso de pie rápidamente y la abrazó. Mientras palmeaba su espalda tratando de consolarla, suspiró profundamente y tragó con impotencia.
—Se... señora. Discúlpeme si lo que dije la alteró, yo… me iré hoy mismo…
Ximena negó con la cabeza mientras seguía llorando en silencio y se aferró a sus ropa.
—Quédate.
Ámbar no dijo nada, pero Ximena podía sentir su alivio. Lucas en la puerta entreabierta vislumbró una mujer realmente débil y triste temblar en los brazos de Ámbar.
Suspiró profundamente y se alejó para dormir en otra habitación.
La familiar obscuridad y silencio lo incomodaron bastante. Se sintió solo y con un desesperante sentimiento de ahogo.
No pudo ni siquiera cerrar los ojos. Se puso de pie, y regreso al trabajo.
Ximena por primera vez en meses, había logrado conciliar el sueño profundo que tanta falta le había hecho, sin embargo, sueños de años atrás la hicieron despertar en llanto por la mañana.
—ra…? ¿… Señora…? ¿Se encuentra bien?
Ámbar limpió su frente con un paño húmedo con una expresión de preocupación. Ximena vio su hermoso rostro y volvió al presente.
Había soñado con sus días en la escuela y el cómo su madre la despedía al irse a la escuela, el cómo su hermano mayor la cuidaba al extremo e incluso como amenazaba a los chicos que se le acercaran.
Eran días hermosos y pacíficos, en los que ella misma no sabía que en realidad, había sido tan feliz.
Dos semanas después...
Se cumplirían tres años de su matrimonio. Uno de una unilateral “felicidad” y otros dos, inmersa en un terrible y desesperante infierno. Con un monstruo al que estúpidamente se aferró sin saber lo que le esperaba.
—Mañana no vengas, envía comida con alguien más pero no te quedes.
Ámbar con el paso del tiempo aprendió a que, si ella daba una orden, era por algo, sin volver a contrariarla asintió y salió de la habitación después de que tomara su té de la noche.
Por la madrugada, Lucas entró a la habitación como lo había estado haciendo desde hacía una semana.
Su semblante se veía tranquilo mientras dormía. Pero había momentos en los que sus cejas casi se juntaban y sus lágrimas caían en silencio mientras abrazaba su almohada.
Al principio sus lágrimas le provocaban dolor y desesperación, sin embargo. Él se sentía igual, ¿Era justo que la consolara si no había nadie para él? ¿Por qué debía hacerlo si ella no o quería? ¿No le sería más desagradable que la persona que más odiaba en ese momento tratara de consolarla?
Era triste y doloroso para ambos, pero él egoístamente la necesitaba para mantener el poco de cordura que le quedaba.
Al día siguiente, así como se lo ordenó, Ámbar envió su comida con el guardia y no se apareció.
Ximena miro por la ventana todo el día como ya era costumbre, pero se sorprendió al ver a Lucas entrar en ese momento.
Él no habló, simplemente la observó por unos momentos con una mirada complicada.
Ella después de un tiempo regresó la mirada a la ventana.
—Iremos a Yucatán, prepárate.
Ximena palideció y con la boca entre abierta lo miró asustada. Lucas por un instante no entendió lo que había dicho mal hasta que ella le dijo las palabras más dolorosas que jamás creyó alguna vez lo lastimarían.
—¿Volviste a matar a alguno de mis hermanos?
Él completamente aturdido se quedó sin palabras.
«¿Que carajos...? Es nuestro aniversario, ¿No lo... recuerdas?»
Salvo una ligera sorpresa, Lucas no mostró otra cosa, simplemente su mirada se endureció de un momento a otro e irritado se dio la media vuelta y salió de la habitación.
Ximena comenzó a temblar debido a su reacción.
“No lo hizo... ¿Cierto? ¡¿Porque no respondió?!”
Sin pensarlo mucho más corrió tras él.
—Lucas... ¿No lo hiciste verdad?
El hombre alto que llevaba una camisa blanca y pantalón de vestir, un porte serio e impecable, con una mirada de irritación se giró un momento mientras sus palabras fueron lanzadas como si fueran un ataque mortal.
—¿Y si así fuera? ¿Que? ¿Podrías hacer algo?
Ximena completamente fuera de sí, se lanzó hacia el con intenciones de destrozarlo en ese momento, no razonaba que era físicamente imposible, pero aun si tuviera que hacer uso de sus dientes y uñas lo intentaría así le costara la vida.
Lucas jadeó por un instante al ver su expresión llena de odio y rabia. Pero en el exterior era como si simplemente viera una escena desagradable o repugnante.
Ximena forcejeo y trato de soltarse de los hombres que la retuvieron, su impotencia, rabia terror y odio le quitaron cualquier rastro de raciocinio que pudiera quedarle.
—¡¿Por qué demonios no te mueres maldito?! ¡Púdrete en el maldito infierno de una vez por todas! ¡Te odio! ¡Jamás en mi vida me arrepentiré de algo más que de haberme aferrado a ti en ese momento! ¡Eres una maldita basura sin corazón y sin sentimientos! ¡¡¡¿Por qué no me matas a mí?!!! Ya sin poder luchar, Ximena se dejó caer en los brazos del hombre que la detenía. Lucas sintiéndose completamente asfixiado y agraviado, se dio la media vuelta y firmemente se alejó de ella volviendo a su estudio. Se dejo caer en el grande sofá y su asistente trato de encogerse para pasar desapercibido pareciendo un ratón en el más apartado rincón. Con su antebrazo cubrió sus ojos recordó su rostro, sus gritos, su dolor... —Solo quería pasar tiempo contigo... como antes... Se tuvo que volver a llamar al médico para poder tranquilizarla. Las botellas de Whisky se amontonaron en la mesa. Durante dos días la casa se mantuvo en un silencio sepulcral, mientras Ximena estuvo “dormida” y Lucas emborrach
Ximena dejó de apoyarse en el hombre y salió de ahí en silencio. Lucas se quedó completamente en blanco por un segundo, sin embargo, después de reaccionar, unos momentos después, salió tambaleándose tras ella. —Ximena... Ella al igual que él lo miro fríamente con desdén y se fue. Dejándolo completamente aturdido sin saber qué demonios había sucedido exactamente. Ximena se recargó en la puerta, mientras jadeaba dolorosamente tratando de no hacer ruido ni mostrar su debilidad a los que estaban afuera. Se cubrió la boca con fuerza y, se deslizó hasta el suelo completamente devastada. No podía procesar nada de lo que estaba sucediendo, lo único que sabía era que no había podido disolver sus dudas con respecto a su hermano y, que su “esposo” estaba tan irritado y harto de ella que había comenzado a buscar otras mujeres. —¿Entonces...? ¿Por qué? ¿Por qué me castigas así? Si ya no soy algo decente para ti... Lloro ahí, hasta que se quedó dormida. Mientras tanto, en el estud
Mi cuñada es perfecta para él. El hombre con ella con una mirada complicada no interrumpió su trabajo. Raquel cómo siempre hizo su trabajo con una sonrisa después de saber cómo sufría su hermano. —Esto es solo el inicio hermanito… ***** Quince días después…. —¡¿En dónde diablos está mi hija monstruo?! ¡Devuélveme a mi bebé! Gritó Griselda madre de Ximena entre llantos de odio y desesperación. Lucas no le dedicó una sola mirada y pareció como si simplemente diera un paseo por el parque. Su entrada imponente como si se tratara de un orgulloso general, firme y serio llamó la atención de todos. Su vestimenta impecable y perfecta solamente podía robar suspiros a su paso. Pero nadie se atrevía a acercarse al dueño de tan serio, arrogante y altivo rostro. La corte estuvo en completo silencio, de su lado, sus abogados, y su personal. Simplemente esperaron con firmeza y seriedad. Los hermanos de Ximena, Andrés y Óscar lo miraban con intenciones asesinas. Su padre Sergei
Muchos en ese momento muchos querían destrozar a la familia entera junto a ese abogado altanero y alborotador. Sin mencionar, los reporteros algo notables en el medio que esperaban expectantes una buena nota amarillista casi querían golpearse con algo la cabeza. Al recibir las noticias, creyeron que sería sencillo, pero, ahora ya sus cabezas pendían de un hilo directamente. Primero muertos que escribir algo de ese monstruo. Pudieron haberlo dudado en un principio, sin embargo… Ya estaban hablando de la desaparición de su propia esposa y el homicidio de su cuñado. Algunos “valientes” esperaban salir y contar que habían conocido en persona al demonio de los negocios del conglomerado IBE, sin embargo… Las miradas y sonrisas, que en un principio no habían notado a su alrededor, los hicieron abrir los ojos con horror y hacer sudar nerviosamente al juez sin darse cuenta. Lucas había llenado la sala de su propia gente, lo suficiente, como para rodearla por completo. El
Quería desesperadamente correr a abrazar a sus padres y sus hermanos. Decirles que lo sentía mucho y que no se preocuparan por ella, no obstante… Estaba por asestarles una última puñalada por la espalda. Bajó la mirada y, con una aparentemente mirada indiferente los miro desde el estrado. —Señora Rodríguez, ¿Podría explicar a la corte la situación actual de su estado y su relación con su familia en estos momentos? Axel, como un sonriente y carismático abogado, hizo la pregunta relajadamente. Ximena tragó, y suspiro profundamente antes de responder. —No tengo una buena relación con mis padres desde que rechazaron mi matrimonio. Cada que llamaba, hablaban de lo mismo una y otra vez, por lo que decidí distanciarme de ellos. Hace unos meses me enteré de la muerte de mi hermano... pero... Su rostro no pudo ocultar el genuino dolor que sentía y el remordimiento que la corroía por dentro, más, sin embargo, los hombres de Lucas aun sin hacer nada la estaban presionando dem
La familia de Ximena la miraba de una manera muy extraña, Esteban con los puños apretados no se movió del lugar hasta que el Juez salió de la sala y Lucas, cruzó los brazos, mientras observaba atentamente lo que Ximena hacía. Ella apretó los puños y se puso de pie mientras se mordía los labios. Sabía que esa sería su última oportunidad para hablar con ellos en mucho tiempo. Respiró profundamente varias veces y de un momento a otro caminó rápidamente hacia sus padres abrazándolos con fuerza. Axel casi sentía el corazón en la garganta y casi corría a detenerla. —Está bien, mientras no haga algo estúpido... todo estará bien... —¿Hija? Preguntó su madre al sentir su temblor mientras aún era abrazada por su esposo. Ella inmediatamente se giró y rompió a llorar mientras la abrazaba con fuerza. Sergei las abrazó a ambas y sus hermanos eventualmente se integraron al abrazo. —Perdónenme, soy la peor persona en el mundo... mi hermano... Snif, Snif —No mi niña, no es tu cul
Poco sabían los de su alrededor, que estaba pensando seriamente en usar esa cosa aparentemente inútil para poder verla un poco más. Ella al no recibir respuesta, algo apenada e incómoda debido a que se quedó completamente embelesada por el atractivo poco convencional del hombre, sonrió incómodamente, se despidió de Axel y regresó con su hermano a repartir folletos y tratar de llamar la atención de los patrocinadores. Con completa seriedad, Lucas miro a la chica directamente. —Invierte todo lo que sea necesario para que pueda salir al mercado en un mes. Axel abrió los ojos sorprendido y lo miro extrañamente, sin embargo, la estoica expresión de Lucas nunca cambió. Salvo por estar mirando a Ximena, no había nada que demostrara el interés del hombre. Axel suspiró y comenzó a hacer lo que se lo ordenó en el momento. Cuando se acercó a hablar con Andrés este se quedó tan gratamente sorprendido, que abrazó a Ximena que aplaudió y dio saltitos muy contenta por él como si fuera
Acto seguido, arrojó los cubiertos y se puso de pie. —Estoy cansada y aburrida, ¿Iremos a tu casa o quieres ridiculizarme un poco más? Lucas cerró los ojos y tratando de controlar su expresión en ese momento, suspiró profundamente, y se limpió la comisura de la boca con una servilleta. —No estoy ridiculizándote, en ese tiempo yo no sabía… Ximena se sorprendió debido a que nunca le había expresado ninguna inconformidad o explicado algo, no obstante, Lucas se quedó en silencio nuevamente. Ella sonrió con algo de dolor, hacía mucho no esperaba nada, sin embargo, en ese momento, de verdad creyó que por fin, en todo ese tiempo podría escuchar algo alentador de él. —Jejeje ¡jajajajajaja! ¡De verdad…! Jajajajaja ¡Eres una basura! Las lágrimas cayeron sin control mientras se reía sin poder contenerse. Su propia vergüenza y dolor ya eran insoportables, sentía que ese hombre era capaz de jugar con ella como le placía con unas simples palabras. —Nunca en mi vida había od