Ximena asintió y sonrió levemente.
—Quiero darme un baño, bajaré en un momento.
Ámbar asintió y se puso de pie. Después, la ayudo a levantarse como si supiera que su cuerpo estaba en malas condiciones.
Ximena no dijo nada, debido a que de verdad lo necesitaba, por lo que se apoyó en ella como se lo dijo. Mientras caminaban hacia el baño, Ximena no pudo evitar preguntar.
—¿Cómo sabes que me siento mal? ¿Me veo tan terrible?
Ámbar sonrió inocentemente y respondió:
—No señora, el señor antes de irse mencionó que podría sentirse un poco letárgica al principio…
Ximena se estremeció con horror y unas náuseas terribles la invadieron.
Sin saber cómo, empujó a Ámbar, caminó tambaleándose al inodoro y comenzó a vomitar desesperadamente.
Obviamente no había nada en su estómago, por lo que no había nada que devolver, pero llegó el punto en el que no pudo detener el reflejo del asco y no pudo detenerse.
—¡Señora! ¡Señora! ¡¿Qué sucede?!
Los hombres que estaban haciendo vigilancia en el balcón entraron rápidamente y al ver la desagradable escena se estremecieron.
Era una regla no escrita el que si algo le sucedía mientras estaban de guardia, aún sin haber hecho nada, serían torturados hasta casi su último aliento.
Los tres estaban comenzando a entrar en pánico.
Y Ximena con todas sus fuerzas trató de controlarse.
—¿Cuánto tiempo estuve inconsciente?
Preguntó limpiándose la comisura de la boca, la mirada que les dirigió les erizo la piel.
Los hombres se miraron entre sí y no supieron que responder.
Después miró directamente a Ámbar que estaba junto a ella, pero esta respondió rápidamente. Manoteando urgentemente.
—¡Yo llegué está mañana! Aún… no sé nada.
Una vez más no pudo controlar la sensación y trató de vomitar.
—¡¿Cuánto maldito tiempo he estado inconsciente?!
El más joven, tartamudeo un poco y respondió con sinceridad.
—D…d…dos días.
En un segundo las pupilas de Ximena se encogieron y furiosa se puso de pie.
—¡Ese maldito bastardo!
Quería salir de ahí, pero los tres la detuvieron y trataron de calmarla, sin embargo, su furia aumento aún más y rompió los espejos con las cosas que logró arrojar.
—¡Señora! ¡Si no podemos controlarla el señor enviará al médico de nuevo!
En shock, Ximena se detuvo. El chico avergonzado y con una mirada de lastima, la ayudo a sentarse en la bañera y las dejó para que pudieran bañarla.
Lucas, desde su primer incidente, había comenzado a trabajar en su estudio.
Debido a que todo estuvo en calma, se inquietó debido a que creyó que Ximena se volvería loca de nuevo.
Había contratado a una chica de su edad para que pudiera tener alguien con quien hablar y distraerse.
De entre todas, esa chica tenía los antecedentes más limpios y era la más extrovertida. Su personalidad no era molesta y no había tratado de coquetearle desde el primer instante.
Esperaba sinceramente que Ximena se sintiera mejor. Ella ya no podía permanecer sola según las indicaciones del psiquiatra. Y la medicina era cada vez más fuerte.
Si ella seguía en ese estado, simplemente podía esperar a cumplir su tan anhelado deseo.
Apretó los puños y una molestia que no lo dejaba en paz, quería explotar cada que recordaba el como ella quería deshacerse de él tan desesperadamente.
Su voz grave y llena de impotencia se escuchó en el silencioso estudio.
—Nunca, jamás te desharás de mí.
Su asistente tragó, y permaneció en silencio como si no existiera.
Con esa constante inquietud, se puso de pie y fue a la habitación.
—¡Ese maldito bastardo!
Anonadado se quedó de pie rígidamente.
Se comenzó a escuchar el ruido en el baño y corrió a ver lo que sucedía.
—¡Señora! ¡Si no podemos controlarla el señor enviará al médico de nuevo!
Todo quedó en absoluto silencio. Unos momentos después, los dos hombres miraron aterrados al hombre con semblante obscuro frente a la puerta.
Lucas les hizo una señal para que permanecieran en silencio y salieron a tomar su lugar.
Después de un momento, se comenzó a escuchar el correr del agua y como Ámbar trató de romper el incomodo silencio.
—¿Sabe? Su marido es un hombre muy atento, jejeje. Me dijo todas y cada una de las cosas que le desagradan, lo que le gusta y lo que no.
A mí tampoco me gustan los lirios. De hecho, tienen un olor muy fuerte…
—A mí, me gustan los lirios, odio las rosas.
Incómodamente se quedó en silencio. Y afuera, Lucas algo sorprendido.
Había escuchado claramente en una ocasión de Ximena, mientras daban un paseo que odiaba los lirios.
Lo que no notó, fue que, Ximena lo había dicho sólo para saber si la estaba escuchando o no.
Ya sea por fortuna o desgracia, al día siguiente no había un solo lirio en el jardín. No le gustaban las rosas, pero aun así las cuidó con cariño debido a que Lucas las había mandado plantar para ella.
No había presentado atención a los preparativos de su boda, ni a la boda misma.
Ximena se había desvivido por llenar de esas flores absolutamente todo. Nunca hubo una sola rosa.
Había llevado meses su preparación y ella por lo menos una vez al día mencionaba lo mucho que le gustaba.
Ámbar miró su cuerpo lleno de cicatrices y le dolió el corazón. Ximena era muy hermosa, su rostro era delicado y suave, sus rasgos amables y tiernos daban una sensación de calidez.
Su cuerpo era demasiado delgado, pero, si estuviera alimentada correctamente, estaba segura de que sería una belleza difícil de ignorar. Se veía cansada y demacrada, su mirada era fría y sin vida.
Hablaba muy poco y, solamente se la pasaba viendo a la nada inmersa en sus pensamientos.
Después de salir del baño, se vistió y en silencio se quedó en un asiento en la ventana, se encogió abrazando sus rodillas y no volvió a hablar desde entonces.
Ámbar, preocupada le llevo el almuerzo, la comida y la cena. Pero no tocó absolutamente nada.
—Señora…
—Ve a descansar, gracias por tus atenciones.
—Señora, su esposo de verdad la ama...
—¡Lárgate! ¡Y no vuelvas a mencionar a ese desgraciado! ¡Si es tan perfecto quédate con él!
Ámbar saltó horrorizada, rápidamente negó y se disculpó. —¡Señora! ¡Lo siento mucho! ¡Nunca fue mi intención el molestarla! ¡No lo volveré a mencionar! —Mañana no vuelvas. El color se fue del rostro de Ámbar, había conseguido ese trabajo con mucho esfuerzo. Era el único con el sueldo suficiente como para cuidar a su hermana y darle sus estudios necesarios. Era absolutamente impensable perderlo en ese momento. Cayó ruidosamente al suelo y se aferró a sus pies. —Señora, le juro que no volveré a mencionar nada que la moleste. Tengo una hermana menor, ella debe estudiar y no ser un fracaso como su hermana mayor. Este es el único trabajo que me permite solventar nuestra casa, comida y sus estudios. Por favor se lo suplico. No me despida. Era preferible mil veces ser sincera y que supiera lo que le pasaba, que darle vueltas y fingir estar bien. No quería causar lástima, pero si humillarse era necesario para no hacer pasar a su hermana hambre, lo haría sin pensarlo dos veces.
—¡¿Por qué demonios no te mueres maldito?! ¡Púdrete en el maldito infierno de una vez por todas! ¡Te odio! ¡Jamás en mi vida me arrepentiré de algo más que de haberme aferrado a ti en ese momento! ¡Eres una maldita basura sin corazón y sin sentimientos! ¡¡¡¿Por qué no me matas a mí?!!! Ya sin poder luchar, Ximena se dejó caer en los brazos del hombre que la detenía. Lucas sintiéndose completamente asfixiado y agraviado, se dio la media vuelta y firmemente se alejó de ella volviendo a su estudio. Se dejo caer en el grande sofá y su asistente trato de encogerse para pasar desapercibido pareciendo un ratón en el más apartado rincón. Con su antebrazo cubrió sus ojos recordó su rostro, sus gritos, su dolor... —Solo quería pasar tiempo contigo... como antes... Se tuvo que volver a llamar al médico para poder tranquilizarla. Las botellas de Whisky se amontonaron en la mesa. Durante dos días la casa se mantuvo en un silencio sepulcral, mientras Ximena estuvo “dormida” y Lucas emborrach
Ximena dejó de apoyarse en el hombre y salió de ahí en silencio. Lucas se quedó completamente en blanco por un segundo, sin embargo, después de reaccionar, unos momentos después, salió tambaleándose tras ella. —Ximena... Ella al igual que él lo miro fríamente con desdén y se fue. Dejándolo completamente aturdido sin saber qué demonios había sucedido exactamente. Ximena se recargó en la puerta, mientras jadeaba dolorosamente tratando de no hacer ruido ni mostrar su debilidad a los que estaban afuera. Se cubrió la boca con fuerza y, se deslizó hasta el suelo completamente devastada. No podía procesar nada de lo que estaba sucediendo, lo único que sabía era que no había podido disolver sus dudas con respecto a su hermano y, que su “esposo” estaba tan irritado y harto de ella que había comenzado a buscar otras mujeres. —¿Entonces...? ¿Por qué? ¿Por qué me castigas así? Si ya no soy algo decente para ti... Lloro ahí, hasta que se quedó dormida. Mientras tanto, en el estud
Mi cuñada es perfecta para él. El hombre con ella con una mirada complicada no interrumpió su trabajo. Raquel cómo siempre hizo su trabajo con una sonrisa después de saber cómo sufría su hermano. —Esto es solo el inicio hermanito… ***** Quince días después…. —¡¿En dónde diablos está mi hija monstruo?! ¡Devuélveme a mi bebé! Gritó Griselda madre de Ximena entre llantos de odio y desesperación. Lucas no le dedicó una sola mirada y pareció como si simplemente diera un paseo por el parque. Su entrada imponente como si se tratara de un orgulloso general, firme y serio llamó la atención de todos. Su vestimenta impecable y perfecta solamente podía robar suspiros a su paso. Pero nadie se atrevía a acercarse al dueño de tan serio, arrogante y altivo rostro. La corte estuvo en completo silencio, de su lado, sus abogados, y su personal. Simplemente esperaron con firmeza y seriedad. Los hermanos de Ximena, Andrés y Óscar lo miraban con intenciones asesinas. Su padre Sergei
Muchos en ese momento muchos querían destrozar a la familia entera junto a ese abogado altanero y alborotador. Sin mencionar, los reporteros algo notables en el medio que esperaban expectantes una buena nota amarillista casi querían golpearse con algo la cabeza. Al recibir las noticias, creyeron que sería sencillo, pero, ahora ya sus cabezas pendían de un hilo directamente. Primero muertos que escribir algo de ese monstruo. Pudieron haberlo dudado en un principio, sin embargo… Ya estaban hablando de la desaparición de su propia esposa y el homicidio de su cuñado. Algunos “valientes” esperaban salir y contar que habían conocido en persona al demonio de los negocios del conglomerado IBE, sin embargo… Las miradas y sonrisas, que en un principio no habían notado a su alrededor, los hicieron abrir los ojos con horror y hacer sudar nerviosamente al juez sin darse cuenta. Lucas había llenado la sala de su propia gente, lo suficiente, como para rodearla por completo. El
Quería desesperadamente correr a abrazar a sus padres y sus hermanos. Decirles que lo sentía mucho y que no se preocuparan por ella, no obstante… Estaba por asestarles una última puñalada por la espalda. Bajó la mirada y, con una aparentemente mirada indiferente los miro desde el estrado. —Señora Rodríguez, ¿Podría explicar a la corte la situación actual de su estado y su relación con su familia en estos momentos? Axel, como un sonriente y carismático abogado, hizo la pregunta relajadamente. Ximena tragó, y suspiro profundamente antes de responder. —No tengo una buena relación con mis padres desde que rechazaron mi matrimonio. Cada que llamaba, hablaban de lo mismo una y otra vez, por lo que decidí distanciarme de ellos. Hace unos meses me enteré de la muerte de mi hermano... pero... Su rostro no pudo ocultar el genuino dolor que sentía y el remordimiento que la corroía por dentro, más, sin embargo, los hombres de Lucas aun sin hacer nada la estaban presionando dem
La familia de Ximena la miraba de una manera muy extraña, Esteban con los puños apretados no se movió del lugar hasta que el Juez salió de la sala y Lucas, cruzó los brazos, mientras observaba atentamente lo que Ximena hacía. Ella apretó los puños y se puso de pie mientras se mordía los labios. Sabía que esa sería su última oportunidad para hablar con ellos en mucho tiempo. Respiró profundamente varias veces y de un momento a otro caminó rápidamente hacia sus padres abrazándolos con fuerza. Axel casi sentía el corazón en la garganta y casi corría a detenerla. —Está bien, mientras no haga algo estúpido... todo estará bien... —¿Hija? Preguntó su madre al sentir su temblor mientras aún era abrazada por su esposo. Ella inmediatamente se giró y rompió a llorar mientras la abrazaba con fuerza. Sergei las abrazó a ambas y sus hermanos eventualmente se integraron al abrazo. —Perdónenme, soy la peor persona en el mundo... mi hermano... Snif, Snif —No mi niña, no es tu cul
Poco sabían los de su alrededor, que estaba pensando seriamente en usar esa cosa aparentemente inútil para poder verla un poco más. Ella al no recibir respuesta, algo apenada e incómoda debido a que se quedó completamente embelesada por el atractivo poco convencional del hombre, sonrió incómodamente, se despidió de Axel y regresó con su hermano a repartir folletos y tratar de llamar la atención de los patrocinadores. Con completa seriedad, Lucas miro a la chica directamente. —Invierte todo lo que sea necesario para que pueda salir al mercado en un mes. Axel abrió los ojos sorprendido y lo miro extrañamente, sin embargo, la estoica expresión de Lucas nunca cambió. Salvo por estar mirando a Ximena, no había nada que demostrara el interés del hombre. Axel suspiró y comenzó a hacer lo que se lo ordenó en el momento. Cuando se acercó a hablar con Andrés este se quedó tan gratamente sorprendido, que abrazó a Ximena que aplaudió y dio saltitos muy contenta por él como si fuera