Capítulo 3 Te conocí verdaderamente en el vuelo.
Siento sus manos recorrer mi cuerpo, es algo súbito, me encanta, permito que me besé apasionadamente, sus manos acarician mis muslos y mis manos entrelazadas se encuentran alrededor de su cuello acariciando su cabello, quiero que me tome, que me haga suya. Sus besos recorren mi cuerpo y siento su calidez en cada una de sus caricias, Me siento estallar.
Tiene su cuerpo sobre el mío. Me ha comenzado a desabrochar la blusa dejando expuestos mis pechos desnudos, sus dedos firmes pasan de mi cuello a mis pechos y se deslizan con suavidad hasta mi ombligo, estoy en un borde de placer. Le quito su playera y puedo sentir su cuerpo desnudo sobre mi piel, mi cuerpo lo abraza, su respirar es agitado, poco a poco mis manos tocan su espalda, lo sujeto con fuerza acerco mis manos hacia su pantalón, comienzo a desabrochar poco a poco, bajo la cremallera con cuidado, Jacobo está completamente excitado.
Encienden las luces del avión y me despierto abruptamente, acomodando mi cabello y mi asiento con rapidez, me encuentro en el vuelo a España. Me he quedado dormida y todo lo que había pasado había sido un sueño.
-Buen día, Aurora, tu sueño fue bastante entretenido, hablabas al dormir –Comento Gabriel con un tono un poco Burlón.
-Fue un sueño diferente, fue solo un recuerdo –Dije con un poco de timidez.
No hemos platicado mucho desde que abordamos, es una persona bastante alegre y extrovertida. Yo, por el contrario, he sido una chica reservada y tranquila. Nunca tuve problemas con otras personas, me gusta evitar los conflictos, en la escuela siempre me gusto ser la mejor de la clase pero sin destacar mucho, porque odiaba que fuera el centro de atención, pero con Jacobo era un poco difícil, dado que él siempre ha sido un chico bastante popular, amigable y guapo.
Quiero hacer nuevos amigos, quizás platicar con Gabriel me haga de un buen amigo y pueda convivir con otras personas.
–Cuéntame de ti, ¿de dónde eres? ¿Por qué viajas a España? ¿Vas de vacaciones o trabajo? ¿Tienes familia en España? –Dije con mucha rapidez como si cada palabra atropellara a la otra.
–Tranquila, Soy de Mallorca y viajo porque regresando a casa, ha surgido un compromiso importante aquí y no tuve más remedio que regresar. Mi familia necesita de mí. – Su voz pasaba de la alegría a un tono de seriedad. Así que intente cambiar la plática, el hecho de hablar de su regreso le resultaba un poco difícil.
–¿Dónde estuviste todo este tiempo?, ¿cuánto tiempo has viajado? –Pregunte con intensión de que la conversación cambiara de rumbo a algo más ameno.
–Estuve viviendo 2 años en Oaxaca con algunos colegas, después me mude a la ciudad de México, viví un año en la colonia roma, bellísimo lugar, pero con bastante movimiento, entonces tome la decisión de mudarme a Xochimilco, la vida me resulto más tranquila. ¿Vos de donde sos? ¿Cuéntame de ti? ¿A qué vas a España? –Pregunto Gabriel con un tono tranquilo.
–Soy de la ciudad de México desde toda mi vida, acabo de terminar mi carrera como diseñadora gráfica, y ahora voy a una oportunidad de trabajo en Mallorca, posiblemente conozcas la empresa Infinite una de las empresas de publicidad más importantes, fue un poco difícil, tengo que alejarme de mi familia por mucho tiempo, además… –Me quede callada, estaba a punto de decir algunas cosas de Jacobo, pero creo que no es necesario, además en esta conversación no tengo que incluirlo, no es necesario.
–Me agrada el hecho de que ya hablas un poco más, conozco perfecto, esa empresa es muy famosa y es una de las más grandes de España. Que tengas mucho éxito en tu primer día. ¿Cuándo te presentas a trabajar? Quizás por la tarde podríamos salir por algo de comer, quizás una ensaimada o algo dulce como una Torrijas, quiero ser para ti un guía, yo sé que te servirá. –Dijo Gabriel entusiasmado.
–Entro la próxima semana, aún tengo que acoplarme al cambio de horario y otras cosas. Pero claro que sí, salgamos a comer algo después de mi primer día –Dije con alegría, una amplia sonrisa salió de mi rostro, estaba feliz, no ha sido difícil esto de hacer amigos.
Seguimos platicando por lo que restaba del vuelo, contamos nuestros gustos, nuestras vivencias, reímos como nunca, olvide por un momento todo lo que había pasado antes del vuelo, hasta el momento del aterrizaje, había olvidado por completo que tenía un mensaje de Jacobo, había omitido revisar.
Al aterrizar, intercambie mi número con Gabriel, nos despedimos, ya que él tenía que llegar a su casa y yo al apartamento que la empresa me dio para mi estancia.
Una vagoneta de la empresa llego a recibirme, tomaron todas mis maletas y subí, empezó a recorrer la ciudad, pude mirar un poco de la ciudad y de su bello atardecer color naranja, pasamos cerca del mar hasta llegar al apartamento. Un lugar bastante pequeño pero muy bien iluminado y acogedor.
El interior era de color blanco con acabados rústicos, encontré una pequeña sala con un sillón color gris y una mesa de centro, la habitación tenía una amplia cama con sábanas blancas, frente a ella un televisor, además el baño era lo que más ame, tenía una tina amplia donde sé que estaría horas sin querer salir. Un balcón hacia la calle que tenía un par de sillas y una mesita. Amaba este cambio, me sentía feliz, salte a la cama llena de felicidad, cuando recordé el mensaje de Jacobo.
Acerqué mi teléfono y comencé a revisar.
“Te voy a extrañar mucho, querida Aurora, no quiero que nuestra historia termine así, pronto estaré contigo”. Su mensaje me dejo helada, no sabía si contestar o no, mientras pensaba en que responder recibí un mensaje más, pero esta vez de un número nuevo “tenemos una cita, la próxima semana nos vemos para ir por algo de comer y celebrar tu nuevo trabajo”
Sonreí con tan solo ver su mensaje, recostándome en la cama, quedándome poco a poco dormida. Olvidando contestar a Jacobo…
Al poco tiempo de iniciar la carrera, Jacobo y yo platicábamos de cuáles eran nuestros sueños y metas, recuerdo que me contaba que quería salir de la ciudad y poder vivir en algún lugar tranquilo, la ciudad solía absorber sus sueños, decía que construiría dos casas una a lado de otra de dos pisos cada una, fachadas muy rústicas, con puertas y ventanas de madera, tendrían chimeneas porque nos iríamos a un lugar frío, tendríamos también un amplio jardín para que nuestros hijos jugaran juntos, una de las casas sería para él y otra para mí.El inicio del curso en la universidad pasaba sin mayor problema, cada quien se enfocaba en su carrera, pero el tiempo para vernos era difícil y convivir todos los días era todo un reto, cuando salía de clases me dirigía a su edificio que me quedaba un poco lejos, solía esperarlo por dos o más horas, aprovechaba el tiempo haciendo tareas o viendo alguna película, absorbía toda mi energía.No puedo negar que adoraba estar día tras día con él, habíamos el
Estoy preparando la ropa que usaré el día de mañana, un vestido color guinda con unas medias negras y unas bellas zapatillas negras altas, muy elegantes, acompañada además de un abrigo negro largo. Estoy sumamente emocionada, estoy segura de que aprenderé mucho al estar ahí, quiero hacer amigos y además por la tarde tengo una cita con Gabriel y en cierto modo, me emociona volverlo a ver. Hemos platicado bastante por llamadas y mensajes, me cuenta su día y yo le he contado como me siento aquí, me resulta un poco extraño porque lo normal es que nadie preguntara por mí o de como me siento, y Gabriel lo hace y en cierto modo me causa mucha Ilusión.Me he despertado temprano, son las 5:00 de la mañana, me he dado una ducha con agua caliente y comencé a vestirme tranquilamente porque tengo tiempo. He terminado de vestirme y no he decidido como peinarme, al final he optado por recogerme el cabello en una coleta y he rizado un poco mi cabello para que tenga una linda caída, tierna, pero el
Las citas que he vivido no han sido, ni de lejos, memorables. Más bien, podría decir que muchas de ellas rozan la categoría de desastres. Una en particular, durante mis años de universidad, se grabó en mi memoria como un episodio tan incómodo como frustrante.Era un chico guapo, con un aire de timidez que a primera vista parecía encantador. Acepté su invitación y quedamos de vernos en una pequeña cafetería en el corazón del bullicioso centro de la Ciudad de México. Sin embargo, el encanto comenzó a desmoronarse antes de que siquiera llegara: apareció tarde, sin prisa alguna, como si el tiempo no tuviera importancia.Ya en la cafetería, su falta de conversación llenó los minutos con un incómodo silencio que ni siquiera el aroma del café pudo disipar. Pero eso no fue lo peor. Al momento de pagar, descubrí que no llevaba dinero consigo. Sorprendida, terminé cubriendo la cuenta, algo que podría haber pasado como un simple detalle si no hubiera tenido que costear también el taxi que lo lle
Gabriel es, sin lugar a dudas, el hombre más guapo que he conocido creo que más que Jacobo. Incluso ahora, después de lo que acabamos de vivir, me cuesta asimilarlo. Mi mente está llena de preguntas, y el simple pensamiento de lo que nos espera mañana me hace sentir una mezcla de emoción y nerviosismo.—¿Estás bien, Aurora? Te veo algo dispersa —dijo Gabriel, con una mirada que reflejaba tanto duda como preocupación.Su voz me sacó de mi ensimismamiento, pero al regresar al presente, un cúmulo de emociones me invadió. Mi pecho parecía demasiado pequeño para contener todo lo que sentía en ese momento.—Estoy bien, Gabriel... pero tengo muchas preguntas —respondí, tratando de sonar firme, aunque mi tono estaba cargado de incertidumbre.Un breve silencio se instaló entre nosotros, cargado de una tensión que no era incómoda, sino más bien expectante. Fue Gabriel quien finalmente lo rompió, con una confesión que parecía haber estado guardando por un largo tiempo.—Aurora, vengo de una fami
Gabriel me dejó frente a mi departamento, el rugido suave del motor del auto apagándose marcando el final de nuestra velada. Bajamos juntos, y aunque la noche era fría, el calor de su presencia hacía que el aire pareciera más tibio. Con un gesto tímido y una mirada intensa, se acercó lo suficiente para darme un beso en la mejilla, Me sonroje pero no me negue aceptar su beso. Sentí un temblor recorrerme, aunque no sabía si era el frío o el vértigo de lo que parecía gestarse entre nosotros. ¿Cómo era posible que en tan poco tiempo él lograra despertar en mí algo que iba mucho más allá de la amistad?Antes de que el nerviosismo pudiera atraparme, solté las palabras casi atropelladas:—¿Te gustaría pasar a tomar un café? Creo que aún podemos seguir conversando un poco más.Hubo un destello de duda en sus ojos, pero rápidamente fue reemplazado por una sonrisa que desarmó cualquier posible arrepentimiento.—Claro, me encantaría —respondió con una mezcla de nervios y entusiasmo.Subimos por
Me desperté con la luz del sol filtrándose a través de las cortinas de la ventana del cuarto, acariciando mi rostro con una calidez para poder despertar por completo. Al girar hacia el otro lado de la cama, me di cuenta de que Gabriel no estaba allí. Por un instante, sentí el vacío de su ausencia, pero el delicioso aroma que venía de la cocina disipó cualquier preocupación.Me levanté con curiosidad y, antes de salir de la habitación, tomé su camisa del respaldo de la silla y me la puse. El algodón suave y el ligero aroma a él me hicieron sentir como si lo abrazara. Caminé descalza hacia el origen de aquel tentador olor y lo vi, con su figura despreocupada y deslumbrante, apenas cubierto por unos bóxers. Estaba concentrado, moviéndose entre la estufa y el mesón con una gracia que no podía dejar de admirar. En ese instante, parecía la imagen misma de la ternura y la sensualidad combinadas.—¿Ya despertaste? —dijo con esa voz cálida que siempre lograba derretir mi corazón—. Ven, siéntat
La mañana se deslizaba lentamente, con el aire fresco como un eco de los silencios que llenaban el interior del auto. Estábamos estacionados frente al imponente corporativo, pero ninguna palabra había roto la quietud entre nosotros. Lo miré de reojo: sus manos estaban aferradas al volante, como si soltarlo pudiera desmoronar algo más que el control del vehículo.Sus hombros tensos y la rigidez de su mandíbula hablaban más alto que cualquier palabra. Me armé de valor, extendí la mano y toqué suavemente su brazo, buscando traerlo de vuelta. Mis ojos encontraron los suyos mientras preguntaba, con un hilo de preocupación:—¿Te encuentras bien? ¿Quieres que te ayude en algo?Su respuesta llegó como un torrente de emociones contenidas, cargada de vulnerabilidad.—No quiero que te apartes de mí. No sabes lo duro que es esto. Yo no quiero estar aquí, pero... es mi destino. Soy el heredero de esta gran empresa, y tengo que sacarla adelante. Pero no quiero hacerlo solo. —Su voz se quebró apenas
Al cruzar la puerta de la oficina, mi cuerpo reaccionó antes que mi mente: solté su mano como si quemara y cubrí mi rostro con ambas manos, tratando de contener la explosión de emociones que me atravesaba. El corazón me latía con fuerza, una mezcla de adrenalina, nervios y una inquietud que no lograba apagar. Quería desaparecer, correr lejos y esconderme bajo las sábanas, como si eso pudiera borrar lo que acababa de suceder.Cuando llegué a Mallorca, jamás imaginé que mi vida tomaría este giro tan abrupto, mi mundo siempre habia sido tranquilo y sin ser tan visible, habia tomado algunas desiciones para que mi vida laborar fuera muy tranquila y ahora convertirme en la asistente del CEO no estaba ni remotamente en mis planes. Vine aquí para crecer en mi carrera, para aprender, no para ser el centro de las miradas ni cargar con esta presión. Miré a Gabriel, con las lágrimas amenazando con desbordarse.—No creo que pueda con esto —dije, mi voz quebrándose—. Me siento visible, me siento vu