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Capitulo 2 -Cometimos un error-

Mi vuelo sale el día de mañana, me encuentro ansiosa ya estoy lista para irme, mi mama me hará una comida familiar, solo mi hermano Mauro, mi abuelita Sofía y ella.

He terminado de meter todas mis cosas en las maletas, mi vuelo sale a las 5 de la mañana, en ese tiempo estuve revisando algunas fotografías de mis vivencias con amigos y Jacobo, tuve un poco de nostalgia al recordar todo por lo cual tome todas las fotografías y las volví a meter en su cajita y la coloque en un baúl donde guarde todo lo que conservare.

Mi mamá y mi hermano salieron de la casa para ir por mi abuela, que tenía ya un tiempo que no la veía y con esto del viaje quizás tardaría más tiempo en verla. Me quede sola en casa.

Bajé a la cocina y mientras tomaba una manzana sonó el timbre, fui a ver quién era y para mi sorpresa era Jacobo, mi corazón comenzó latir más rápido y con mayor fuerza, abrí la puerta con calma, nos vimos durante unos segundos antes de pronunciar palabra.

¿Cómo estás? –Dijo con voz rápida y sofocada, al parecer venia corriendo, como si hubiera salido a correr. Se encontraba vestido con un pantalón corto negro y una playera similar. Su cabello y cara se encontraban empapadas de sudor.

 –Me encuentro muy bien –Dije con una voz quebradiza, lo que no disimulaba lo nerviosa que me encontraba.

–quiero platicar contigo lo que paso la semana pasada en la cafetería, creo que no pudimos terminar de hablar y decir muchas cosas –Dijo con voz un poco más lenta.

 –Quieres pasar, mi familia salió y tardaran un rato en regresar, podemos platicar –Dije con voz aún más nerviosa, mis manos temblaban y mi cuerpo se encontraba frio, tenía miedo a lo que dijera, ¿y si perdía su amistad?, ¿si lo perdía para siempre? Entro en casa y pasamos a la sala, nos sentamos uno a lado del otro.

Callamos unos segundos, mirábamos a todas partes menos a nosotros, cuando en un momento el tomo mi mano y la llevo a su cara.

–Tienes tus manos frías –Dijo Jacobo con voz cálida.

Tenía miedo y no pude responder, acaricio su cara con mi mano y mis latidos comenzaron a ser más rápido, mi piel comenzaba a sentir su piel cálida y suave, Se acercó a mi cara, sus labios tocaron mi mejilla y recorrieron lentamente hasta llegar a mis labios, mi cuerpo comenzó a temblar no por miedo, era deseo, mi cuerpo desprendía calor, desprendía fuego.

Poso su mano en mi cuello sujetando mi cabello con delicadeza, sus labios apretaban más los míos, sentía su calor, comencé a dejarme ir por mi instinto, lo sujete de sus brazos y su cuerpo se fue sobre el mío, acariciaba sus brazos fuertes hasta tomarlo de su espalda, nuestros cuerpos estaban calientes, ese calor que había esperado hace tanto tiempo, sus labios bajaron a mi cuello besándolo lentamente hasta llegar a mi clavícula, mis suspiros salían a cada momento y un ligero gemido salía de mis labios, el metió sus manos bajo mi blusa acariciando mi cintura y subiendo mi blusa hasta mis pechos, luego sostuvo uno y lo acaricio con delicadeza, estaba a nada de entregarme a él pero algo en el ambiente cambio cuando el auto de mi mamá aparco en la calle frente a la puerta. Nos levantamos rápidamente acomodando nuestras prendas y cabello.

–Esto no es correcto Aurora, te quiero, pero no de esta manera, perdóname por este momento –Dijo con vergüenza, yo tenía todas mis emociones encontradas, nunca había sentido nada sexual por nadie, más que por él y que me dijera que esto es un error, me duele

–Para que vienes hasta mi casa, solo a ilusionarme, a dejarme con esté sentimiento, sabes que me gustas y ahora me dices que lo que acabamos de hacer es un mal entendido, tú también sientes lo mismo por mi ¿por qué me haces esto? –Conteste enojada –Por favor sal de mi casa, estuve esperando que fuera suficiente para ti. Pero tristemente no me vez así. Me hiciste pedazos.

El salió de casa, encontrándose en la salida a mi familia, agacho la cabeza se despidió con cortesía, yo solo lo vi marchar. No es fácil verlo irse así, quería que me abrazara y que quedarse conmigo no lo hizo.

Estuve un rato pensando las cosas en mi cuarto, hasta que mi hermano entro en ella, me hablaba para bajar a cenar. Me veía un poco distante pero no pregunto más y agradezco eso. Cenamos sin contratiempos y subimos a dormir un rato ya que teníamos que salir a las 2 de la mañana al aeropuerto de la ciudad de México para tomar mi vuelo.

Ya son las 2:00 de la mañana, nos encontramos en el aeropuerto, mi hermano y mi mamá se despidieron de mí, lloramos un rato hasta que tuve que despedirme de ellos. Para pasar a la puerta de mi vuelo para prepararme a la salida. Los extrañare.

Me senté un rato y me estuve distrayendo un poco con mi celular para que la espera fuera más amena, era un viaje largo y era de las pocas veces que viajaba sola.

Será un vuelo largo verdad, Hola mi nombre es Gabriel –Dijo el hombre sentado a lado mío estirando su mano para saludarme, voltee a verlo, era un hombre muy atractivo, alto de pelo castaño ondulado, tenia unos ojos grandes color miel, barba poblada muy bien peinada con unos labios gruesos y piel canela por un buen bronceado, su semblante de hombre fuerte y con energía alegre me atrapo.

Me quede muda, tenía mucho que decir y yo no tenía palabras, salude sin mucho interés, no porque no quisiera si no porque me intimidaba su personalidad, pero él siguió insistiendo, nos llamaron abordar el vuelo y la buena noticia es que el estaría todo ese tiempo sentado a mi lado.

Revise por última vez mi celular y tenía un mensaje de Jacobo, no quería abrirlo, no hasta llegar a España.

Quiero irme tranquila hasta llegar allá. Apague mi celular y nos prepararon para iniciar el vuelo. Adiós México, adiós familia, adiós Jacobo.

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