Al poco tiempo de iniciar la carrera, Jacobo y yo platicábamos de cuáles eran nuestros sueños y metas, recuerdo que me contaba que quería salir de la ciudad y poder vivir en algún lugar tranquilo, la ciudad solía absorber sus sueños, decía que construiría dos casas una a lado de otra de dos pisos cada una, fachadas muy rústicas, con puertas y ventanas de madera, tendrían chimeneas porque nos iríamos a un lugar frío, tendríamos también un amplio jardín para que nuestros hijos jugaran juntos, una de las casas sería para él y otra para mí.
El inicio del curso en la universidad pasaba sin mayor problema, cada quien se enfocaba en su carrera, pero el tiempo para vernos era difícil y convivir todos los días era todo un reto, cuando salía de clases me dirigía a su edificio que me quedaba un poco lejos, solía esperarlo por dos o más horas, aprovechaba el tiempo haciendo tareas o viendo alguna película, absorbía toda mi energía.
No puedo negar que adoraba estar día tras día con él, habíamos elegido carreras completamente diferentes, Relaciones internacionales por su parte y yo, por el contrario, me gustaba mucho el diseño gráfico.
Siempre que estábamos juntos las pláticas eran interminables y siempre tenía muchas cosas que contarme, bueno ahora que lo pienso, siempre eran referentes a él, aunque en su momento no me incomodaba es más me fascinaba escuchar todos los días sus anécdotas, pocas veces preguntaba por mi día, siempre pensé que era mi tesoro más valioso.
A pesar de ser siempre mejores amigos, vivía tras su sombra, éramos Jacobo y su amiga, en algunas ocasiones escuchaba como sus amistades decían que yo solo era como su perro faldero, y aunque la descripción me molestaba, era algo que no podía cambiar, no quería discutir.
No hice amigos en la carrera, para no separarme de Jacobo, sus amigos eran mis amigos, pero solo me toleraban porque él era muy popular y siempre me quería a su lado.
He pensado todo esto durante una larga ducha dentro de la ballena que he llenado hasta el tope y casi al punto de derramarse, había despertado tarde después de dormir casi 12 horas seguidas. Sentí que mi cuerpo volvió a nacer, de pronto una sensación de hambre surgió dentro mi estómago, no había comido casi nada desde mi llegada y como aún no he comprado comestibles, me puse un precioso vestido color negro y un abrigo color gris y me dirigí hacia la tienda cercana.
Estuve caminando por las calles del centro de palma con una bolsita llena de dulces que iba comiendo uno a uno, hasta que reflexioné, no había contestado el mensaje de Jacobo.
“Te voy a extrañar mucho, querida Aurora, no quiero que nuestra historia termine así, pronto estaré contigo”. Su mensaje me llenaba de muchas incógnitas.
¿Qué es lo que quiere decirme? ¿Quiere algo conmigo? ¿Algo formal? O solo quiere conservar nuestra amistad intacta, tengo tanto miedo por el hecho de que yo esté malinterpretando todo. O quizás sí quiere estar conmigo. Solo han pasado algunos días desde que me fui y lo tengo tanto en mi mente.
“Hola Jacobo, tengo tanto que decirte. Quiero que sepas que he llegado con bien a España, he hecho un nuevo amigo, la compañía me ha asignado un bello departamento. Yo sé que ha sido difícil que ya no estemos juntos, pero siempre estarás en mi corazón.”
Creo que el mensaje ha dejado mucho que desear, pero no sé qué más contestar. Yo soy la culpable de iniciar todo esto y me arrepiento un poco, dado que, si no hubiera dicho nada, seguiríamos siendo mejores amigos, pero… yo sé también le gusto, tal vez podamos llegar a ser pareja, él siempre ha sido muy buen novio.
Mientras camino hacia el departamento me llene de pensamientos como, él siempre ha sido atento en sus relaciones de pareja, las llevaba a citas románticas y les compraba regalos, bueno pensándolo bien siempre fue con mi ayuda, yo organizaba el encuentro, yo buscaba las flores favoritas de sus parejas, eran las más afortunadas.
Al regresar al departamento encontré en recepción un paquete para mí, era un delicioso pedido de comida española. En la nota decía: “Es un regalo para vos, un pequeño detalle de mi parte por tu bienvenida a España. Atentamente Gabriel”
Es un hombre sumamente atento, bastante detallista. Sonreí con mucha alegría. Tomé el paquete y me dispuse a subir hasta mi cuarto. Al abrir la caja me encontré que era una orden de paella todavía caliente y un buen vino.
Mientras me disponía a comer sonó mi teléfono, era una llamada, Gabriel estaba marcando.
– ¿Hola Aurora, has recibido mi regalo? –Dijo Gabriel con tono alegre
-Claro que sí, soy muy feliz con él, ya que por el cambio de horario no había comido y lo que compre no es tan delicioso como lo que me mandaste. –Le dije en tono aún más alegre.
–Bien, pues comamos, yo tengo lo mismo aquí –Dijo Gabriel
–Es que también vas a comer lo mismo que tengo yo, pediste lo mismo que me mandaste –Dije en todo de sorpresa.
–Sí, es correcto, estoy a punto de comer lo mismo, ya que también tengo un poco de hambre, vine por algunas cosas a Palma, decidí que debemos comer juntos. –Dijo con un tono autoritario.
Encendimos nuestras cámaras y platicamos un rato más hasta que nuestros alimentos se terminaron y mi botella había bajado quizás más de la mitad, hace un tiempo que no tomaba vino, ya me encontraba un poco sonrojada y mareada, él me veía y solo reía,
–Tienes las mejillas completamente rosadas, ¿te encuentras borracha verdad? –dijo en tono burlón.
–Claro que no –Mencione, pero mis movimientos torpes frente a la cámara decían todo lo contrario.
–Te dejaré descansar, para que puedas seguir acoplándote a tu nueva vida, recuerda tenemos una cita la siguiente semana, por cierto, adoro tus mejillas todas rositas –Dijo con un tono diferente, un tono sensual. Colgó la llamada y yo me fui a recostar bastante alegre y muy mareada.
Estoy preparando la ropa que usaré el día de mañana, un vestido color guinda con unas medias negras y unas bellas zapatillas negras altas, muy elegantes, acompañada además de un abrigo negro largo. Estoy sumamente emocionada, estoy segura de que aprenderé mucho al estar ahí, quiero hacer amigos y además por la tarde tengo una cita con Gabriel y en cierto modo, me emociona volverlo a ver. Hemos platicado bastante por llamadas y mensajes, me cuenta su día y yo le he contado como me siento aquí, me resulta un poco extraño porque lo normal es que nadie preguntara por mí o de como me siento, y Gabriel lo hace y en cierto modo me causa mucha Ilusión.Me he despertado temprano, son las 5:00 de la mañana, me he dado una ducha con agua caliente y comencé a vestirme tranquilamente porque tengo tiempo. He terminado de vestirme y no he decidido como peinarme, al final he optado por recogerme el cabello en una coleta y he rizado un poco mi cabello para que tenga una linda caída, tierna, pero el
Las citas que he vivido no han sido, ni de lejos, memorables. Más bien, podría decir que muchas de ellas rozan la categoría de desastres. Una en particular, durante mis años de universidad, se grabó en mi memoria como un episodio tan incómodo como frustrante.Era un chico guapo, con un aire de timidez que a primera vista parecía encantador. Acepté su invitación y quedamos de vernos en una pequeña cafetería en el corazón del bullicioso centro de la Ciudad de México. Sin embargo, el encanto comenzó a desmoronarse antes de que siquiera llegara: apareció tarde, sin prisa alguna, como si el tiempo no tuviera importancia.Ya en la cafetería, su falta de conversación llenó los minutos con un incómodo silencio que ni siquiera el aroma del café pudo disipar. Pero eso no fue lo peor. Al momento de pagar, descubrí que no llevaba dinero consigo. Sorprendida, terminé cubriendo la cuenta, algo que podría haber pasado como un simple detalle si no hubiera tenido que costear también el taxi que lo lle
Gabriel es, sin lugar a dudas, el hombre más guapo que he conocido creo que más que Jacobo. Incluso ahora, después de lo que acabamos de vivir, me cuesta asimilarlo. Mi mente está llena de preguntas, y el simple pensamiento de lo que nos espera mañana me hace sentir una mezcla de emoción y nerviosismo.—¿Estás bien, Aurora? Te veo algo dispersa —dijo Gabriel, con una mirada que reflejaba tanto duda como preocupación.Su voz me sacó de mi ensimismamiento, pero al regresar al presente, un cúmulo de emociones me invadió. Mi pecho parecía demasiado pequeño para contener todo lo que sentía en ese momento.—Estoy bien, Gabriel... pero tengo muchas preguntas —respondí, tratando de sonar firme, aunque mi tono estaba cargado de incertidumbre.Un breve silencio se instaló entre nosotros, cargado de una tensión que no era incómoda, sino más bien expectante. Fue Gabriel quien finalmente lo rompió, con una confesión que parecía haber estado guardando por un largo tiempo.—Aurora, vengo de una fami
Gabriel me dejó frente a mi departamento, el rugido suave del motor del auto apagándose marcando el final de nuestra velada. Bajamos juntos, y aunque la noche era fría, el calor de su presencia hacía que el aire pareciera más tibio. Con un gesto tímido y una mirada intensa, se acercó lo suficiente para darme un beso en la mejilla, Me sonroje pero no me negue aceptar su beso. Sentí un temblor recorrerme, aunque no sabía si era el frío o el vértigo de lo que parecía gestarse entre nosotros. ¿Cómo era posible que en tan poco tiempo él lograra despertar en mí algo que iba mucho más allá de la amistad?Antes de que el nerviosismo pudiera atraparme, solté las palabras casi atropelladas:—¿Te gustaría pasar a tomar un café? Creo que aún podemos seguir conversando un poco más.Hubo un destello de duda en sus ojos, pero rápidamente fue reemplazado por una sonrisa que desarmó cualquier posible arrepentimiento.—Claro, me encantaría —respondió con una mezcla de nervios y entusiasmo.Subimos por
Me desperté con la luz del sol filtrándose a través de las cortinas de la ventana del cuarto, acariciando mi rostro con una calidez para poder despertar por completo. Al girar hacia el otro lado de la cama, me di cuenta de que Gabriel no estaba allí. Por un instante, sentí el vacío de su ausencia, pero el delicioso aroma que venía de la cocina disipó cualquier preocupación.Me levanté con curiosidad y, antes de salir de la habitación, tomé su camisa del respaldo de la silla y me la puse. El algodón suave y el ligero aroma a él me hicieron sentir como si lo abrazara. Caminé descalza hacia el origen de aquel tentador olor y lo vi, con su figura despreocupada y deslumbrante, apenas cubierto por unos bóxers. Estaba concentrado, moviéndose entre la estufa y el mesón con una gracia que no podía dejar de admirar. En ese instante, parecía la imagen misma de la ternura y la sensualidad combinadas.—¿Ya despertaste? —dijo con esa voz cálida que siempre lograba derretir mi corazón—. Ven, siéntat
La mañana se deslizaba lentamente, con el aire fresco como un eco de los silencios que llenaban el interior del auto. Estábamos estacionados frente al imponente corporativo, pero ninguna palabra había roto la quietud entre nosotros. Lo miré de reojo: sus manos estaban aferradas al volante, como si soltarlo pudiera desmoronar algo más que el control del vehículo.Sus hombros tensos y la rigidez de su mandíbula hablaban más alto que cualquier palabra. Me armé de valor, extendí la mano y toqué suavemente su brazo, buscando traerlo de vuelta. Mis ojos encontraron los suyos mientras preguntaba, con un hilo de preocupación:—¿Te encuentras bien? ¿Quieres que te ayude en algo?Su respuesta llegó como un torrente de emociones contenidas, cargada de vulnerabilidad.—No quiero que te apartes de mí. No sabes lo duro que es esto. Yo no quiero estar aquí, pero... es mi destino. Soy el heredero de esta gran empresa, y tengo que sacarla adelante. Pero no quiero hacerlo solo. —Su voz se quebró apenas
Al cruzar la puerta de la oficina, mi cuerpo reaccionó antes que mi mente: solté su mano como si quemara y cubrí mi rostro con ambas manos, tratando de contener la explosión de emociones que me atravesaba. El corazón me latía con fuerza, una mezcla de adrenalina, nervios y una inquietud que no lograba apagar. Quería desaparecer, correr lejos y esconderme bajo las sábanas, como si eso pudiera borrar lo que acababa de suceder.Cuando llegué a Mallorca, jamás imaginé que mi vida tomaría este giro tan abrupto, mi mundo siempre habia sido tranquilo y sin ser tan visible, habia tomado algunas desiciones para que mi vida laborar fuera muy tranquila y ahora convertirme en la asistente del CEO no estaba ni remotamente en mis planes. Vine aquí para crecer en mi carrera, para aprender, no para ser el centro de las miradas ni cargar con esta presión. Miré a Gabriel, con las lágrimas amenazando con desbordarse.—No creo que pueda con esto —dije, mi voz quebrándose—. Me siento visible, me siento vu
En la mañana del 5 diciembre me encontraba recostada en mi cama pensando en mi decisión de irme a trabajar lejos de mí ciudad natal, aunque aquí en la ciudad de México encontraría un buen trabajo de mi carrera he decidido irme a Mallorca, mi familia ha aceptado con buenos ojos mi decisión y estoy feliz con el hecho de que me apoyan, pero es sumamente difícil dejar todo atrás. Pero lo que más duele es dejar a Jacobo, ese gran amor de infancia y adolescencia, a pesar de que solo somos amigos, yo siempre lo ame, fue mi confidente de toda mi juventud, platicábamos de todo, aunque algunas ocasiones nos confundían como pareja solo es mi amigo. Él tiene pareja, Melody una hermosa compañera de colegio, por la cual siempre estuvo enamorada y por lo cual nunca pude decirle lo que yo sentía por él, aunque en estos momentos ya es tarde para decirle, yo creo que si lo guardo me odiare, a lo mejor por la tarde que nos veamos para nuestra despedida le diré que lo quiero y siempre lo tendré en mi cor