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CAPITULO 1 HERENCIA MUSICAL

"Mamá!, Estoy en casa". Dalia entró alegremente. Ella era una mujer de tez clara, alta y con un hermoso rostro, de complexión delgada, sus ojos eran verdes claros, pelo largo ondulado y castaño, la hacía tener un porte elegante y misterioso que pocas mujeres poseían. Llevaba una pequeña sonrisa tímida y sencilla.

Teresa su madre la observó e hizo una mueca, ya la esperaba sentada en la sala. "No me llames mamá, me hace ver vieja, dime Teresa se escucha mejor". Le dijo sin mirarla.

"Lo siento, no me acostumbró". Le dice Dalia bajando la cabeza apenada. Cerró la puerta de entrada despacio y su semblante cambió completamente al escuchar las palabras de su madre. 

Suspiro triste y comentó a su madre quien la ignoraba. "Voy a ver a papá".

Caminó hacia las escaleras, su madre Teresa la observaba en silencio mientras subía, llegó al último escalón antes de llegar a la puerta al final del pasillo, se escuchaba una melodía hermosa de piano, el padre de Dalia fue un músico famoso, pero con el tiempo cayó gravemente enfermo, estancando completamente su carrera. 

Ahora desde casa se dedicada a escribir canciones para artistas famosos, el ser compositor le ayudaba a seguir adelante, la música y su hija eran su motor de vida todos los días, algunas veces lo invitaban a producciones teatrales, donde ayudaba con los arreglos musicales.

"¡Papá!, ¿Cómo estás hoy?". Dalia entró en la habitación, esta era espaciosa, en las paredes colgaban cuadros llenos de notas musicales o artistas famosos, algunos de discos de oro que como músico ganó en el pasado, un escritorio junto a un librero lleno de libros sobre música y artes, revistas de obras teatrales y diferentes fotografías de él y Dalia cuando era niña hasta el día de hoy; Cerca de una gran ventana su padre estaba sentado en el banco de un gran piano color caoba.

"Mejor ahora que llegaste". Su padre dejó de tocar el piano para girar a ver a su hija, le regaló una hermosa sonrisa al verla tan linda con su vestido floreado.

"¿Volviste a pelear con mamá?". Le decía mientras hojeaba las partituras del trabajo musical que su padre tenía en su escritorio.

"Ya la conoces tiene un carácter dominante, pero no es una mala persona".

Dalia guardó silencio, conocía bien a su madre, era una persona difícil, se la pasaba discutiendo con su padre sobre el dinero, para no tener problemas, Lázaro la dejaba manejar todo, a él no le ayudaba estar postrado en una silla de ruedas, así que no tenía remedio de hacer lo que Teresa quería.

"¡Mi niña!, ¡Ven acá dale a papá un gran abrazo!". Se saludaron dándose también un beso en la mejilla y ambos unieron sus dedos índices como un saludo secreto entre ellos. "¿Quieres escuchar lo que acabo de componer?".

"¡Claro papá!". Ella se acercó sentándose en el banquillo con él.

Así pasaron la tarde juntos padre e hija, esa era su vida, tocaban y componían juntos, Dalia heredó el gusto por la música de su padre, podía tocar diferentes instrumentos, pero ella era demasiado tímida para estar en un escenario, optó por dedicarse a la composición de canciones, ayudaba a su padre en las producciones y proyectos que llegaban a surgir. 

La conexión entre ellos era muy fuerte, tanto que Teresa no lo soportaba. Esto hacía que madre e hija nunca pudieran llevarse bien.

"¿Ya tienes las canciones Lázaro?, Necesito ese material para hoy".

"No estés quitándole el tiempo a esta niña, ya está casada y tiene que atender a su marido". Teresa les decía a ambos mientras los miraba con desdén.

"Mamá pareciera que no te gusta que venga a visitarlos". Contesta Dalia con una mirada triste.

"Tu padre tiene mucho trabajo, hay muchas deudas que pagar no es suficiente lo que hace, tenemos que pagar la hipoteca de la casa". Ella dijo mientras se miraba las uñas.

Dalia miró a su padre con una expresión seria, no podía creer que ya no tuvieran dinero, su papá trabaja tanto y ganaba miles por sus composiciones, pero al parecer había muchas deudas y la casa estaban al punto de poder perderla, cuando Dalia se ofrecía a ayudar a su padre, este se negaba.

"No te preocupes Dalia, papá lo resolverá..." Le dio una palmadita en su mano tranquilizando a su hija. "Ve a casa Elias llegará pronto, te estará esperando".

Con mirada pensativa Dalia se despidió de su padre, tenía que resolver esta situación lo antes posible. No quería que su padre sufriera, fue directo a su casa esperaría tener una buena charla con Elías su esposo, vivían en la misma casa, pero no había amor de parte de él, Dalia a pesar de que trato de llevar la relación más lejos, nunca tuvo éxito, con el tiempo acordaron no se meterían en la vida del otro, mientras a Dalia no le faltara nada, Elías podría seguir dedicando su vida en la empresa que manejaba ya que no le interesaba el amar, había estado enamorado en el pasado, pero su relación con aquella mujer fue tormentosa, al final ella lo dejó por otro hombre, Elías se aferraba a que ella volvería algún día.

Llegando a la gran casa que compartía con Elías, Dalia decidió cocinar algo delicioso para la cena, dedicó toda la tarde a ello, después de terminar observo la comida feliz, subió a la segunda planta a su habitación para darse una ducha y se alistó con un bonito vestido para esperar a su esposo.

Al terminar de arreglarse fue a su estudio de música en la misma planta, era un lugar cómodo y acogedor, había diferentes instrumentos que Dalia utilizaba para realizar sus obras, piano, guitarra, violín entre otros, la música le ayudaba a sobrellevar la vida de matrimonio unilateral, era una mujer solitaria y callada, pero en aquel lugar dejaba salir aquello que su corazón sentía, cantaba de una forma angelical, pero no lo hacía frente a la gente, solo su padre y ahora Elías que la escuchaba en ocasiones a escondidas conocían su hermosa voz.

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