Al salir de la oficina de Alex, toma sus cosas para irse. Estaba muy disgustada ante la propuesta de Alex, de pronto su amiga Sandra, se le acerca y le pregunta:
—¿Qué te sucede Abril?
—Nada amiga me tengo que ir, tengo clases.
—Si quieres nos vamos juntas.
—Tengo prisa, tengo una clase muy importante y no puedo esperar a que termines con tu trabajo.
—Bueno si, aún no termino unos pendientes de la señorita Madison.
—Adiós amiga, nos vemos mañana.
—Cuídate mucho, Abril.
Afuera suena de inmediato su celular:
—Aló.
—Hija tu abuela se puso mal, deben de operarla de inmediato. Las próximas horas serán cruciales.
—No puede ser mamá.
—Lo siento hija, no quiero agobiarte.
—Tranquila mamá, yo llevaré ese dinero para que operen a mi abuela, ahora mismo—indica Abril con firmeza.
—¿Cómo hija?
—Yo sé cómo.
Envuelta en la desesperación y en el caos emocional, Abril toma valor y sube nuevamente a la oficina de Alex, su compañera Sandra se maravilla al verla de nuevo. Abril sin ver a los lados, impacta abruptamente en el despacho de su jefe, cerrando la puerta de un trancazo.
—Muy bien señor Lutter, acepto.
—¿Por qué entraste así, Abril? No olvides que hay reglas.
—Lo lamento, pero no debo esperar más, la situación de mi abuela se complica. Acepto pasar una noche con usted.
—¡Vaya!
—Solo dígame, ¿dónde?
—Estás muy decidida.
—Respóndame antes que me arrepienta.
—Muy bien Abril, ven conmigo y por tus clases, no te preocupes yo me encargo—se maravilla Alex en seguida con su respuesta.
Parten velozmente a su encuentro íntimo, al internarse en el ascensor, Alex le dice:
—Hoy mismo tendrás el dinero—de inmediato Abril lo mira con reserva.
En todo el camino, ambos se miraban de reojos y no articulan ni una sola palabra, inmediatamente Abril rompe el silencio, para decirle:
—¿Para donde me lleva?
—Vamos a mi apartamento.
—¿Por qué allí?
—Es más discreto y también por tu seguridad.
—¡Sí claro! —exclama Abril en un tono sarcástico.
Minutos más tarde…
Llegan al moderno y lujoso apartamento de Alex, rápidamente él le ofrece ponerse cómoda, Abril es una chica sencilla, pero al mismo tiempo es muy franca.
—Acabemos con esto de una buena vez.
—Ven, vamos a mi habitación—le señala Alex sin tapujos.
Al ingresar le extiende su mano, su brillante y trémula mirada la encandila. La rodea entre sus brazos, situación que toma por sorpresa a Abril, de pronto pega su cuerpo junto al de ella, cerrando grácilmente los ojos, recorre con sus dedos su cuello y Abril siente como si el corazón, se le saliera del pecho en un santiamén.
—Me tienes hechizado, desde que te vi por primera vez, no he dejado de pensar en ti—susurra Alex a su oído con mucha seducción.
Sus palabras son como un detonante para Abril, quien se mantiene altiva y nerviosa, Alex se inclina es un hombre muy profundo de 1,92 metros de altura. La besa suavemente y a la vez murmura, muy cerca lo siguiente:
—Quiero morder tus labios, y luego quiero hacerte el amor.
Su dormitorio es un lugar muy acogedor y pulcro, se puede apreciar desde arriba la hermosa ciudad de Londres. Aquella cama ultramoderna, será la única declarante de una furtiva noche de pasión, entre dos seres aparentemente desconocidos en la intimidad.
Rápidamente Abril tiembla, no cree lo grande de su osadía, está a punto de entregarse por primera vez a un hombre diferente al resto, como Alexander Lutter, su respiración se entrecorta no puede apartar la mirada de sus estoicos ojos grises. Alex comienza a quitarse todo lo que lleva encima muy despacio, Abril se sienta en la cama mirando para todos lados muy conmovida, él se gira y trata de mostrarse serano para no espantarla.
—Es mi primera vez—murmura Abril con mucha ansiedad.
—¡Wao! —se maravilla Alex. Sin embargo, continúa hacia delante con sus pretensiones.
Se le acerca muy bonitamente, para desnudar su cuerpo, el deseo intenso lo invade, se detiene enfrente de ella y le propone:
—Déjame quitarte el resto de la ropa.
—Yo lo hago sola, no soy una lisiada.
—Relájate Abril, necesitas ese dinero.
—Y usted necesita, satisfacer sus bajos instintos.
—¿No tienes idea de lo mucho que te deseo?
—Terminemos con esto de una buena vez—responde Abril con rabia, quitando su ropa con mucha brusquedad.
Minutos después…
El cuerpo de Alex se tensa con infinito placer, rápidamente murmura:
—Eres tan hermosa.
Los pezones de Abril se endurecen, es inevitable no sentir placer al lado de ese hombre tan encantador y extremadamente guapo. El lobo permanece todavía muy oculto dentro de él, no aspira estar con Abril.
—Por favor—suplica Abril.
—Seré lo menos brusco posible, tranquila—musita Alex, antes de entrar en ella.
Entre una lenta y sensual cabalgada, hacen el amor de forma descomedida, tal como lo vaticino el apuesto Alex, ella hizo que se encendiera todo su cuerpo, como nunca antes lo había experimentado, es un hombre que ha estado con muchas mujeres, pero nunca con una como ella, que lo hizo sumergirse en una dulce y honda agonía.
—¡Santo cielo! Ha sido tan fantástico. Eres maravillosa, Abril—advierte Alex, con una sonrisa de satisfacción en su rostro.
Se voltea Alex, con el propósito de besarla nuevamente, para seguir con su ardiente frenesí, de inmediato ella lo inmoviliza:
—Es suficiente, debo irme.
Rápidamente, enciende la lámpara que está en su buro y sus hermosos ojos grises, brillaban más que la luz de la bombilla.
—¿Cómo te sientes? —pregunta Alex, en un tono muy bajo.
—Estaré bien—señala Abril con mucha formalidad.
Juntos se miran en la cama antes de partir por unos minutos, en las sábanas blancas se podía evidenciar salpicaduras de sangre, de la pureza de Abril. Se ruboriza y se incomoda al verla, cubre su cuerpo, toma su ropa y se interna en el baño.
Alex se levanta y mira por la ventana, son más de las 6 de la tarde, pronto la luna llena se hará aún más visible y su transformación en hombre lobo es ineludible. Se cuestiona por su condición, y piensa que llegó muy lejos para estar con la muchacha, imagina que él no sabría cómo enamorarla de a poco, ni de manera convencional, por lo que la terrible situación con su abuela se le manifestó a él como una oportunidad.
Sale Abril vestida y antes de marcharse le dice:
—Espera voy contigo, así pago los gastos de la operación de tu abuela, de una vez.
—Lo espero afuera.
—Abril, no me veas así. Como si fuera un ser infame.
—Apresúrese— apunta Abril y sale de la habitación.
*****
Una hora después…
Llegan a la clínica, hacen contacto visual con la madre de ella, la cual lloraba desconsoladamente, en un rincón de la sala de espera. Se presenta Alex como el salvador, desconociendo Elizabeth la madre de Abril, las condiciones que impuso el jefe de su hija, para acceder a ayudarlas.
—Mamá, vamos a administración ya volvemos, todo estará bien.
Corren rápidamente y van a cancelar los gastos correspondientes, de la operación y de la estadía de la señora Aurora en la clínica.
Minutos después…
—Listo Abril, tu abuelita se repondrá.
—Gracias señor.
—A ti, soy yo quien tiene que agradecerte—Abril lo mira de reojos y va donde su madre para contarle, que no tiene nada de qué preocuparse, su jefe cubrió toda la deuda con del hospital.
Todavía no ha amanecido, Abril sigue presa de sus emociones juntos con sus conflictos internos. Se cuestiona así misma por haber llegado tan lejos, pero era la única opción inmediata que tenía a su disposición, para salvar la vida de su abuelita. No ha podido dormir absolutamente nada, como a las 10 de la noche había recibido un correo de unos de los asistentes de Alex, donde le avisaba que en la universidad estaban al tanto de su situación y por ese medio, recibiría los apuntes de las clases.Alex tiene muchas personas a su alrededor trabajando para él, es un hombre sumamente importante, en estos momentos Abril piensa renunciar al bufete Lutter, el cual se había presentado en su vida como una excelente oportunidad laboral, no quiere verlo de nuevo a los ojos. Se siente muy avergonzada, por el intenso encuentro sensual que se produjo entre ellos.Rápidamente se levanta, para buscar su iPod y oír un poco de música a ver si así, tranquiliza sus vibrantes pensamientos.*****Al igual que
Tiempo después…Se internan en un íntimo restaurante de aspecto rudimentario, Alex busca la manera de ser cortés con Abril, aparta su silla para que se siente y luego toma él su lugar. De inmediato, frunce el entrecejo, al sentirla tan distante y silente.—Dos copas de vino blanco, por favor—asienta Alex al mozo.—No quiero ingerir licor—refuta ágilmente Abril.—Un jugo de melocotón para la señorita.—Al menos deje que yo ordene.—Lo siento—se siente Alex cohibido.—Así está bien, joven—se contradice Abril, producto del nerviosismo que está soportando. Al irse el mozo, Alex le dice:—No tienes, por qué estar a la defensiva, constantemente conmigo—inmediatamente ella arruga la frente; haciendo un gesto hostil con sus labios.—Si me trajo aquí, para que desista de irme de la oficina, le advierto que no hay marcha atrás, solo vine porque a usted le debemos la mejoría de la abuela.—¿Está bien tu abuela?—Aparentemente está bien, ayer llegamos justo a tiempo para socorrerla.—¡Qué bueno!
Ya ha culminado el efecto de la luna llena, la fase tan solo dura tres días, sin embargo, son los suficientemente sombríos para Alex. Este cénit, se le revela como el aliciente a las noches de tormentos, que sufrió recientemente.En la universidad, Abril no logra concentrarse a pesar de la mejoría de su abuela, ahora el dueño de sus inquietantes pensamientos es Alex, justo ahora lo puede ver revolotear en su cabeza, de pronto escucha murmullos por parte de sus compañeras de adelante, no entendiendo la causa del desorden. Sale rápidamente el profesor, para saludar a su buen amigo Alexandre Lutter, ella se incomoda y se hunde en su silla, en cuestión de segundos sus miradas se cruzan, busca de mostrarse serena, pero su incomodidad se lo impide, se ruboriza y se inmoviliza grácilmente.Rápidamente Abril respira muy hondo, al mirar de nuevo a Alex, éste le esboza una tierna sonrisa. Ella cierra los ojos por un instante tratando de hallar sosiego, termina la clase, ella sale al pasillo y l
Hospital central de Londres. Abril, ya estaba decidida dejar el bufete para siempre, sin embargo, su madre tiene algo que decirle: —Hija, menos mal que tienes tu empleo en el bufete, se nos vienen gastos muy fuertes con tu abuela. Yo mi parte veré la manera de conseguir un empleo, Rita también nos ayudará con los gastos, todo sea por el bien de la abuela—expone su madre con melancolía y Abril siente, como se inquieta su corazón. —Mamá, todo en la vida es tan complicado, el dinero es la causa de todos los males de la humanidad—se aflige la pobre Abril. —Lamentablemente es así, mi pequeña. Hija, no creas que no me he dado cuenta, pero te noto distinta y tus ojos brillan de manera diferente. —No tengo nada, mamá. —Soy tu madre, Abril, entre las dos nunca ha habido secretos, ¿tienes algo que me quieres contar? —No…—de improvisto llega Rita su prima, Abril es salvada por la campana, ante los cuestionamientos de su madre. —Hola tía, ¿cómo sigue la abuela? —Está mejor, pero aun no no
Minutos después… Se conducen a un pequeño e íntimo restaurante, este lugar se veía muy bien para Abril, quien es una chica sencilla, rápidamente el mozo los lleva a una mesa para dos, de inmediato Abril se siente un poco aprensiva, desconociendo que le dirá el apuesto Alex. —Pide lo que quieras, Abril, allí tienes la carta. —Quiero bistec, con papas fritas y ensalada de vegetales, por favor. —¡Muy ligero! —exclama Alex con ironía, esbozando una suave sonrisa. —Tengo la ventaja, que no engordo. —Sí, tienes un cuerpo increíble. —¡Por favor! —objeta a toda prisa. —No me puedo, andar disculpando cada vez que estoy contigo—refuta Alex también, ante lo aprensiva que es ella. —Entonces bájele el contenido a sus palabras. —Eres muy áspera, Abril. Eres muy dura con los demás. —No me trate de persuadir. —Siempre andas a la defensiva, si quieres nos podemos ir ahora mismo, creo que se me quitó el hambre. —Señor Lutter, disfrutemos el almuerzo, a mí me gusta el lu
Juntos llegan a un hotel de lujo, en la cuidad de Londres, Abril se paraliza en la entrada, de inmediato se contradice:—¿Qué significa esto?—Ya fuiste mía, Abril. Déjame ahora hacer las cosas bien, te lo suplico, está será la primera vez que tanto has anhelado.—Yo no tengo intensiones de acostarme con usted de nuevo.—No es solo sexo lo que quiero compartir contigo, escucha los latidos de mi corazón—coloca su mano en su pecho, y ella siente su palpitar.Antes de entrar al hotel ella se siente muy confundida, debido a que su primera vez con Alex; asume que no la disfrutó, estaba de por medio la salud de su abuela y el absurdo recurso que utilizó él para ayudarla. De pronto, se le acerca y la mira con mucho detenimiento cómo preguntándose, ¿de qué tanto se queja? Y desaprobando ahora mismo su duro carácter. La toma por el rostro y la obliga a mirarlo con esmero, arruga la frente y dice:—Todo estará bien, subamos a la habitación y verás la gran sorpresa que te tengo. Si no quieres, n
Casa de Harry. —No sabes todo lo que estoy sintiendo, hermano, tus consejos me fueron de mucha utilidad. Abril y yo estamos juntos, claro aún no acepta formalmente ser mi novia, pero sé que lo hará, ahora me mira con amor y lo siento en el alma…—se calla Alex y observa que su hermano, está muy distraído por alguna razón—¿Qué pasa Harry, tienes algún problema? —El que está en serios problemas, eres tu hermano. —¿Por qué lo dices? —Seamos honestos, esa chica cuando sepa quién eres realmente, saldrá corriendo. Ayer estuve conversando de nuevo con mamá y… —Basta Harry, no permitiré que me arruinen la felicidad, así tenga que pelear en una batalla cuerpo a cuerpo, con el maldito e infame lobo que habita en mí, dominaré a la bestia por ella—expone Alex con brío. —Te has puesto a pensar, que excusa le darás en las noches de luna llena ¿Qué le dirás en ese periodo de tiempo?, ¿qué estás enfermo?, ¿qué te vas viaje?, ¿o simplemente qué eres mitad lobo? Seamos realista Alexander, tu caso e
Fin de semana.Cae la noche todo está en completo silencio, tienen encendida la chimenea. Se hallan muy cómodos abrazados, calentitos, en medio del tranquilo y sereno crepúsculo. Enseguida escuchan unos aullidos, Abril se espanta y Alex aún más, su mente revolotea; recuerda sus frías y tormentosas noches de luna llena, sus sombras hacen eco en sus pensamientos y se ubican en un lugar privilegiado dentro de su cabeza.—¿Le tienes miedo a los lobos? —pregunta Alex mirándola con detenimiento.—Mucho, son animales salvajes.—No creo, que todos lo sean.—¡¿Sabes mucho de lobos?! —exclama Abril con grácil asombro.—Algo.—Es usted una caja de pandoras, señor Lutter—asienta Abril en tono jocoso.Poco a poco, Alexander, comienza a torturarse con imágenes fragmentarias de sus mutaciones, y por un momento palidece.—¿Te pasa algo Alex?—No cariño, solo que me parece mentira que estés aquí conmigo, y más disfrutado de este especial anochecer.—¿Qué tiene de especial?—Tu compañía, mi vida.—Jamá