Hospital central de Londres.
Abril, ya estaba decidida dejar el bufete para siempre, sin embargo, su madre tiene algo que decirle:
—Hija, menos mal que tienes tu empleo en el bufete, se nos vienen gastos muy fuertes con tu abuela. Yo mi parte veré la manera de conseguir un empleo, Rita también nos ayudará con los gastos, todo sea por el bien de la abuela—expone su madre con melancolía y Abril siente, como se inquieta su corazón.
—Mamá, todo en la vida es tan complicado, el dinero es la causa de todos los males de la humanidad—se aflige la pobre Abril.
—Lamentablemente es así, mi pequeña. Hija, no creas que no me he dado cuenta, pero te noto distinta y tus ojos brillan de manera diferente.
—No tengo nada, mamá.
—Soy tu madre, Abril, entre las dos nunca ha habido secretos, ¿tienes algo que me quieres contar?
—No…—de improvisto llega Rita su prima, Abril es salvada por la campana, ante los cuestionamientos de su madre.
—Hola tía, ¿cómo sigue la abuela?
—Está mejor, pero aun no nos permiten verla. Solo a través del cristal.
—Vamos Abril, acompáñame a ver a la abuela—propone Rita.
—Tenemos una conversación pendiente, hija.
—Sí, mamá.
—¿Cómo que llegué justo a tiempo? Lo digo por tu cara de espanto.
—Mamá, notó algo extraño en mí y comenzó, con el interrogatorio.
—Se habrá dado cuenta, que perdiste tu virginidad con tu jefe.
—No, Rita. Eso no es posible.
—Estás muy inquieta, ¿hay otra cosa que te atosiga?
—Los gastos de la casa, sumado a lo de la abuela.
—No dejes tu trabajo, Abril, deja el orgullo mira que la realidad, te está golpeando de manera abrupta. El lunes vuelves a tu trabajo, no creo que tu jefe te corra, si hasta te dijo que tu renuncia quedaría sin efecto.
—Es lo que quiero, no verlo nunca más.
—Eres muy terca, con tu terquedad no resuelves nada, todo lo contrario, lo complicas todo mujer.
—Ya mejor cambiemos de tema.
—¡Ay Abril! —frunce Rita el ceño, ante su negativa.
*****
Cuidad de Manchester.
—Has estado todo el recorrido muy distraído y ausente, hermano, ¿sigues pensando en la muchacha?
—No la veré más, Harry. Huyó de mí, viéndolo bien es mejor así, yo no nací para amar.
—No empieces en eso Alex, vinimos a pasarla bien.
—Es imposible no pensar en ella. Todavía recuerdo su dura mirada, hasta creo que me aborrece por lo sucedido, aquel día.
—Esa chica era virgen Alex, eso para las mujeres es algo distinto de sopesar. Fue su primera vez, todavía se siente herida, a lo mejor no imaginó que su primer encuentro íntimo, fuese de esa forma, sin los típicos detalles que les gustan a las mujeres.
—Olvidaba, que tú sabes mucho de esto.
—Algo, las mujeres son muy sensibles y Abril, no iba ser la excepción. Aparte, siente que la compraste, a cambio de subsanar los gastos de su abuela.
—Soy un cobarde.
—Solo eres un lobo enamorado, pillín.
—Ja, ja, ja, que cosas dices.
—Al menos, te logré sacar una sonrisa.
*****
Comienzo de semana.
Abril, deja de lado la soberbia, se encuentra en su trabajo, había ido muy temprano. Justo ahora está en el despacho de Alex escaneando unos documentos, de un intenso caso de fraude que lleva el bufete Lutter.
Al salir de la oficina, se topa con Madison, quien le revela una mirada desafiante a la dulce joven:
—Buen día, ¿retornaste de tus vacaciones?
—Buen día, con permiso—se muestra Abril muy serena, no respondiendo a su pregunta y se retira dejando a Madison con ligeras dudas. Velozmente llega Alex al despacho y de inmediato, Madison comienza a hostigarlo con sus preguntas:
—Buen día, Alex, acaba de llegar tu secretaria, yo pensaba que había renunciado, como estuvo ausente un par de días.
—Ya te dije, que se fue por un asunto familiar.
—Yo ese cuento no me lo creo.
—A qué viene tanto cuestionamiento justo ahora, ¿tienes algo en contra de Abril?
—No para nada, solo que no se me hace correcto, que se haya ausentado tanto tiempo, que van a decir los demás empleados.
—Te informo que es mi secretaria y de paso, soy el accionista mayoritario de este despacho, por si lo olvidas, Madison—velozmente la pone en su lugar.
—Tengo mucho trabajo, me voy a mi oficina—se va Madison muy molesta.
—Sigue, no te detengas—la despide Alex con ironía.
En la cocina, Abril cuchillea con su amiga Sandra, mientras toman un café:
—Tu Jefa, se mostró muy desafiante conmigo hace rato, que yo sepa no le hecho nada—asienta Abril.
—Está muy rara, estos días que estuviste ausente, no ha hecho más que preguntar por ti, Abril.
—Conmigo que no la agarre, que muy bien le pienso responder a sus majaderías.
—La señorita Madison es muy temperamental, ya ves lo que tengo que soportar.
—Te compadezco, amiga.
—Mejor me voy antes que comience a pegar gritos, llamándome por todo el despacho—imprime Sandra y rápidamente Madison grita su nombre:
—¡Sandra!
—¡¿Que te dije?! —de inmediato ambas sonríen.
Ágilmente, ingresa Abril a la oficina de Alex con un poco de vergüenza, le entrega los documentos y otras cosas más, que había quedado pendiente en su ausencia.
—Muy bien, Abril, deberías de venir conmigo. Este caso es muy difícil.
—Está bien, voy con usted.
—Por favor, tráeme un café muy cargado, me duele la cabeza.
—¿Y eso? —se sorprende ella.
—Estuve de viaje el fin de semana.
—Ahora imagino, porque le duele—comienza Abril imaginar lo peor.
—No es lo que imaginas, mejor ve por mi café—contesta Alex con un tono áspero.
—Enseguida.
Alex cae en cuenta, de lo testaruda que puede llegar a ser Abril si se lo propone, sonríe ante sus pensamientos y a su vez se emociona de que haya vuelto. La penetrante mirada de este hombre lobo se enciende, no obstante, su sonrisa no ilumina su mirada, sus sombras siguen asechando nuevamente a su confundido corazón.
Minutos más tarde, parten para el juzgado. Madison, los sigue con mucho recelo, y los mira partir con aprehensión, en el fondo intuye que algo pasa entre ellos.
Al llegar a la camioneta, el chofer le abre la puerta muy cortésmente a Abril y Alex, esboza una tímida sonrisa. En el camino Abril lo mira de reojos, siente de nuevo que algo no cuadra con él, Alex se muestra silente y muy distante, se supone que era eso lo que ella quería. Velozmente ella se contradice y sus trémulas emociones hacen que rompa el hielo, para decirle:
—Hace calor.
—Un poco—contesta Alex con indiferencia y ella traga saliva, ante su esquiva mirada.
—¿Usted ha tenido que sacrificar algo en su vida?
—No entiendo tu pregunta.
—Yo estoy sacrificando mi dignidad, en este momento. Me había prometido alejarme de usted y del bufete.
—Si te quieres ir, no te detendré—replica Alex con brusquedad
—Perdón.
Abril, se inquieta inmediatamente ante la indiferencia de Alex, él con su accionar ha logrado que se sienta muy ansiosa y como una chiquilla perdida.
*****
Bufete Lutter.
—Sandra, quiero que me digas algo—pregunta Madison a su secretaria.
—Sí, dígame.
—¿Conoces desde mucho tiempo a Abril?
—Desde que comenzamos a trabajar juntas acá, ¿por qué?
—No sabes si tiene novio, pareja.
—Con todo respeto señorita Madison, pero es algo que no me corresponde a mi contestar. Si no se le ofrece nada más, me retiro para seguir trabajando—se marcha Sandra y Madison, susurra con desconcierto:
—Pesada.
Tiempo después, salen Alex y Abril del juzgado, el juicio por fraude en contra de los Harrison va viento en popa, lo tienen casi asegurado.
—Esto tenemos que celebrarlo, es un caso muy difícil. Pero, me atrevo a decir, que vamos por el camino correcto para ganarlo.
—Con las pruebas que presentó, junto con los testimonios de los testigos, es suficiente para conseguir la victoria próximamente.
—Gracias Abril, eres una muy buena empleada. Te invito Almorzar.
—Está bien—afirma Abril y él se sorprende, de que no halla objetado como siempre.
Minutos después… Se conducen a un pequeño e íntimo restaurante, este lugar se veía muy bien para Abril, quien es una chica sencilla, rápidamente el mozo los lleva a una mesa para dos, de inmediato Abril se siente un poco aprensiva, desconociendo que le dirá el apuesto Alex. —Pide lo que quieras, Abril, allí tienes la carta. —Quiero bistec, con papas fritas y ensalada de vegetales, por favor. —¡Muy ligero! —exclama Alex con ironía, esbozando una suave sonrisa. —Tengo la ventaja, que no engordo. —Sí, tienes un cuerpo increíble. —¡Por favor! —objeta a toda prisa. —No me puedo, andar disculpando cada vez que estoy contigo—refuta Alex también, ante lo aprensiva que es ella. —Entonces bájele el contenido a sus palabras. —Eres muy áspera, Abril. Eres muy dura con los demás. —No me trate de persuadir. —Siempre andas a la defensiva, si quieres nos podemos ir ahora mismo, creo que se me quitó el hambre. —Señor Lutter, disfrutemos el almuerzo, a mí me gusta el lu
Juntos llegan a un hotel de lujo, en la cuidad de Londres, Abril se paraliza en la entrada, de inmediato se contradice:—¿Qué significa esto?—Ya fuiste mía, Abril. Déjame ahora hacer las cosas bien, te lo suplico, está será la primera vez que tanto has anhelado.—Yo no tengo intensiones de acostarme con usted de nuevo.—No es solo sexo lo que quiero compartir contigo, escucha los latidos de mi corazón—coloca su mano en su pecho, y ella siente su palpitar.Antes de entrar al hotel ella se siente muy confundida, debido a que su primera vez con Alex; asume que no la disfrutó, estaba de por medio la salud de su abuela y el absurdo recurso que utilizó él para ayudarla. De pronto, se le acerca y la mira con mucho detenimiento cómo preguntándose, ¿de qué tanto se queja? Y desaprobando ahora mismo su duro carácter. La toma por el rostro y la obliga a mirarlo con esmero, arruga la frente y dice:—Todo estará bien, subamos a la habitación y verás la gran sorpresa que te tengo. Si no quieres, n
Casa de Harry. —No sabes todo lo que estoy sintiendo, hermano, tus consejos me fueron de mucha utilidad. Abril y yo estamos juntos, claro aún no acepta formalmente ser mi novia, pero sé que lo hará, ahora me mira con amor y lo siento en el alma…—se calla Alex y observa que su hermano, está muy distraído por alguna razón—¿Qué pasa Harry, tienes algún problema? —El que está en serios problemas, eres tu hermano. —¿Por qué lo dices? —Seamos honestos, esa chica cuando sepa quién eres realmente, saldrá corriendo. Ayer estuve conversando de nuevo con mamá y… —Basta Harry, no permitiré que me arruinen la felicidad, así tenga que pelear en una batalla cuerpo a cuerpo, con el maldito e infame lobo que habita en mí, dominaré a la bestia por ella—expone Alex con brío. —Te has puesto a pensar, que excusa le darás en las noches de luna llena ¿Qué le dirás en ese periodo de tiempo?, ¿qué estás enfermo?, ¿qué te vas viaje?, ¿o simplemente qué eres mitad lobo? Seamos realista Alexander, tu caso e
Fin de semana.Cae la noche todo está en completo silencio, tienen encendida la chimenea. Se hallan muy cómodos abrazados, calentitos, en medio del tranquilo y sereno crepúsculo. Enseguida escuchan unos aullidos, Abril se espanta y Alex aún más, su mente revolotea; recuerda sus frías y tormentosas noches de luna llena, sus sombras hacen eco en sus pensamientos y se ubican en un lugar privilegiado dentro de su cabeza.—¿Le tienes miedo a los lobos? —pregunta Alex mirándola con detenimiento.—Mucho, son animales salvajes.—No creo, que todos lo sean.—¡¿Sabes mucho de lobos?! —exclama Abril con grácil asombro.—Algo.—Es usted una caja de pandoras, señor Lutter—asienta Abril en tono jocoso.Poco a poco, Alexander, comienza a torturarse con imágenes fragmentarias de sus mutaciones, y por un momento palidece.—¿Te pasa algo Alex?—No cariño, solo que me parece mentira que estés aquí conmigo, y más disfrutado de este especial anochecer.—¿Qué tiene de especial?—Tu compañía, mi vida.—Jamá
Comienzo de semana.Bosque Sherwood Forest. Un Lugar apartado del Reino Unido.—¿Seguro que es porque aquí, Harry? No veo nada inusual—advierte Alex.—Sí, es esta la dirección que me dieron.—Gracias hermano, eres el mejor amigo el mundo. Posiblemente este hombre tenga algo que decirme, puede tener la cura a mis males.—No tan rápido, Alexander, tienes que tener en cuenta algo, lo que te ocurre no es una enfermedad es algo que, vive en ti, que te corresponde y te pertenece.—No digas tonterías, yo no pertenezco a un mundo sombrío.—¿Es así como has imaginado a los hombres lobos?—Sí, hermano, siempre los he imaginado cubiertos de intensas sombras, las mismas que me persiguen y no me dejan vivir, las que me aíslan de vivir mi vida como alguien normal. Ahora que hallé Abril tenlo por seguro que no la perderé.—Sigamos Alex, creo que es por acá.*****Bufete Lutter.Rita, va por su prima Abril al trabajo para invitarla almorzar, mira todo con asombro diciendo:—Este lugar es lindísimo, s
Bosque Sherwood Forest. Un Lugar apartado del Reino Unido.Casa de Zeus.—Es mi hijo, Rodolf—balbucea Zeus con desanimo.—¿Está seguro, señor?—Completamente ¡Maldición! A él no puede pasarle lo mismo qué a mí. La historia no puede repetirse.—¡¿No entiendo, de que me habla?!—Me tengo que ir, Rodolf.—Señor, Zeus, señor.Zeus es un hombre lobo, cuyo nombre verdadero es Mark Spencer. Fue rechazado en el pasado por su familia, al no comprender su situación. Con el tiempo, Zeus, forjó su propio destino y se convirtió en el líder de una sólida manada de hombres lobos, ubicada al noreste del Reino Unido. Hace algunos años conoció a una hermosa mujer humana, llamada Mara Collins, de quien se había enamorado profundamente. No obstante, aquel amor se vio empañado al Mara caer en cuenta que pertenecían a mundos distintos, y huyó embarazada de Alexander retornando de nuevo a su vida anterior, al dar a luz, la pobre fallece en el parto, en tal sentido, su hijo fue dado en adopción a los Lutter
Días después.Bufete Lutter.En el lugar se respira una profunda calma desde que Madison se fue, Sandra su secretaria es la nueva asistente de Alex. Ahora Abril es formalmente su prometida, estuvo de visita en la mansión Lutter y todo salió mejor de lo esperado, Heather hizo un enorme esfuerzo para aceptar conforme su relación y prometió tratarla como a una hija, por su parte la madre de Abril está más serena con el compromiso, ya poco a poco ha disipado sus dudas y se ha dado cuenta que Alexander es el hombre que su hija merece. Actualmente, Abril trabaja dentro del bufete pero con Edward, se está esforzando mucho con su nuevo puesto de asistente legal, lo mismo hace con la universidad su rendimiento académico es inmejorable.Alex la lleva hasta el estacionamiento del bufete, donde la espera una sorpresa.—¿Qué esto, Alex? —se sorprende Abril y frunce el ceño.—Es un auto cariño, es un regalo para ti.—No era necesario, debió vale una fortuna.—Sabes que el dinero no es problema para
Al caer la noche, Abril, se halla en la habitación de su abuela con su prima Rita, su madre había comenzado a trabajar, ya reposaba en su habitación.—Mi madre es muy terca, yo puedo con los gastos de la casa y con tus cosas abuelas—asienta Abril con firmeza.—Ya sabes cómo es tu madre, mejor no hablemos de ella. Déjala que trabaje, así la muy amargada está ocupada y deja de fastidiar—comenta la abuela con jocosidad.—Si Abril, cuéntanos de Alexander Lutter, ayer te fuiste con él estoy segura—dice Rita con emoción.—Sí, nos quedamos en una de las cabañas del bosque, nuevamente.—Como que le gusta la vida salvaje a tu galán, hija—menciona la abuela y todas se ríen de sus ocurrencias.—Digamos que, le gusta estar en contacto con la naturaleza.—Lo que, si he notado, las veces que no ha visitado que, es un hombre como que muy misterioso para ser tan joven—señala Rita.—Ya estas peor que Elizabeth, viendo todo raro, Rita—la abuela la mira con recelo.—En algo, Rita, tiene razón, Alex es m