Danilo se mantuvo un completo silencio, observando la pálida de Victoria. Analizando cada centímetro de su dañada piel. En realidad, con sólo ver su piel podía sentir como en la sangre le hervía.No podía creer la manera en la que Felipe se había atrevido a lastimarla.Simplemente con verle la piel totalmente herida, llena de marcas moradas, le hacía sentir culpable.Por el simple hecho de no poder protegerla. Estaba totalmente consciente que si se acercaba ella, lo único que iba terminar provocando es que Felipe lo volviera a lastimar por culpa de los a los enfermos que tenía contra el. En cierta manera podía entenderlo pero al final, el hecho de sentir celos y sentirse molesto contra él, no le daba motivos para lastimar a Victoria.—¿Dónde te duele?—preguntó a pesar de estar seguro que toda la zona de las costillas le dolía demasiado. —Todo—admitió ella.—¿Crees estar rota?—preguntó él—porque yo si lo creo.—¿Crees que Felipe me haya roto alguna costilla? —¿Alguna vez te ha patea
“¿Alguna vez te habías encaprichado con una piel o con una mujer que supieras que no puedes tener?” se preguntó, acariciando suavemente la tersa piel de la mujer rubia que dormía pacíficamente a su lado. Con los carnosos labios entre abiertos, descansando mientras él la admiraba.En realidad nunca había sentido admiración hacia una mujer, nunca se había sentido cautivado por una en realidad pero ella parecía tan interesante... tan prohibida que no había podido evitar sentirse atraído por aquella extraña inocencia.No se lamentaba en lo absoluto, había disfrutado cada rincón de su cuerpo y si ella lo deseaba... lo volvería hacer. Le importaba un bledo que ella estuviera a punto de casarse, ella había sido suya esa noche y aunque para ella había sido la última noche para jugar, a él le había encantado s
La habitación estaba en completo silencio cuando él sonrió ampliamente, quitándole la botella de Champagne por un momento antes de mirarla temblar sobre la cama. Un baile había sido suficiente para calentar todo el lugar, llenarlo de deseo prohibido que ella no sabía con exactitud si sabía controlar.— ¿Quieres un poco?— preguntó viéndola, observando como constantemente ella apretaba las piernas, justo como si estuviera tratando de controlar su deseo hacia él.Ella asintió y se mordió el labio al ver como el chico se acercaba la botella a la cadera y se tiraba encima un poco de la champagne.—Bébelo de mí, cariño. —susurró con su voz gruesa, terriblemente seductora.Victoria lo miró y suspiró realmente deseando beber de él. Él chico volvió a tirarse un poco de champagne sobre la c
Victoria miró a Danilo y se cruzó de brazos. Preguntándose seriamente si lo que acababa de hacer era lo correcto.— ¿Estás seguro que no es algún truco?—preguntó nerviosa, alejándose ligeramente de él. Permitiéndole el paso a su departamento.Él sonrió y negó rápidamente para luego acercarse a ella.—Te prometo que no intento nada—respondió, temblando de frio.Victoria miró sus ojos oscuros y suspiró para luego suspirar con fuerza. Tratándose de alejar por completo de él. Escuchando una alarma de alerta en su cabeza.—La habitación de invitados está al fondo del pasillo, si necesitas algo... no es mi problema —susurró ella. Alejándose lo más rápido posible del chico, tenía la sensación de que en cualquier momento se le tirar&ia
Los rayos de sol atravesaron la delgada ventana de la habitación de Victoria. Por un momento suspiró molesta y se estiró en la gran camadesordenada.Se levantó de la cama totalmente desnuda y se colocó la pijama con rapidez. Abrió la puerta de la habitación y se dirigió al baño para ducharse como solía hacerlo todas las mañanas. Se miró en el espero y abrió los ojos sorprendida al recordar la noche anterior.—¡No puede ser!— susurró para luego comenzar a revisarse el cuerpo en busca de alguna marca. No podía tener ni una sola marca en su cuerpo, nadie podía descubrir lo que había sucedido la noche anterior.Suspiró tranquila al no encontrar ni una sola marca en su piel, relajada abrió grifo de agua caliente.Se mordió el labio y sonrió al recordar lo bien que la había pasado graci
Danilo levantó la mirada y observó a la hermosa mujer frente a él, pasó discretamente su mirada por la delgada cintura de Victoria y finalmente la clavó en su perfecto escote. Se pasó la mano por la barbilla y sonrió coquetamente.—Relájate — dijo, volteando a ver sus ojos claros.— ¡Solo haz tu trabajo! — le dijo rápidamente.Él chico sonrió y se levantó del sillón para luego acercarse a ella, la jalo de la cintura y la obligó a verlo.— ¡Suéltame!— dijo ella, susurrando a pesar de estar a solas con él en uno de los vestidores.—Respira. — le dijo él, observando como ella parecía estar al borde de algún ataque de nerviosismo.— ¡Suéltame!— dijo una vez másVictoria. Sintiendo el agarre de Danilo un poco más
Victoria tragó saliva ante la situación, Danilo bajó la mirada y la clavó en aquellos gruesos labios rosados que había probado. Inmediatamente desvió la mirada, intentando controlar sus deseos, deseos que cada vez se volvían más difíciles de controlar.Las manos de Victoria viajaron por el pecho de Danilo cuando finalmente le colocó la camisa por completo, le acomodó el cuello y suspiró.—Me gusta —dijo ella. — Solo necesita unos cuantos arreglos—susurró. Tratando de fingir que lo que había sucedido hace unos segundos no había sucedido.—Me aprieta —confesó el apuesto hombre.Ella lo miró y suspiró.—Eres demasiado... tú sabes, para esta camisa. — Dijo Victoria para terminar alejándose de &eac
Él hombre de ojos oscuros finalmente abrió la puerta de la pequeña casa cuando la empujó, suspiró y observó a la anciana en el sofá negro que habían comprado hace poco con el dinero que había ganado en una fiesta.Danilo se dio la vuelta y cerró la puerta sin antes maldecir el estado de esta. Se aseguró de poner el seguro de la puerta y caminó hacia su abuela. La observó dormir pacíficamente y se negó a despertarla para llevarla a la cama.Tomó una pequeña manta del armario y la colocó sobre el pequeño cuerpo de la anciana, se acercó a ella y le dio un pequeño beso en el blanco cabello.Se alejó por completo de su abuela y caminó hacia su habitación. Tomó la manija de la puerta y entró a la habitación. Se quitó la camisa y la dejó en el cesto de ropa