La habitación estaba en completo silencio cuando él sonrió ampliamente, quitándole la botella de Champagne por un momento antes de mirarla temblar sobre la cama. Un baile había sido suficiente para calentar todo el lugar, llenarlo de deseo prohibido que ella no sabía con exactitud si sabía controlar.
— ¿Quieres un poco?— preguntó viéndola, observando como constantemente ella apretaba las piernas, justo como si estuviera tratando de controlar su deseo hacia él.
Ella asintió y se mordió el labio al ver como el chico se acercaba la botella a la cadera y se tiraba encima un poco de la champagne.
—Bébelo de mí, cariño. —susurró con su voz gruesa, terriblemente seductora.
Victoria lo miró y suspiró realmente deseando beber de él. Él chico volvió a tirarse un poco de champagne sobre la cadera y la jaló delicadamente del tirante de aquel vestido negro. Sonrió al sentir aquellos delicados labios sobre su cadera y entonces le acarició el cabello mientras la chica tomaba el champagne que él tiraba sobre su cuerpo.
—Sabes—susurró ella sobre su piel, alejándose ligeramente— no pienso dormir con un hombre que se acuesta con cada una de sus clientas—soltó, empujándolo con fuerza antes de decidir salir de la habitación.
El chico se mordió los labios con una gran sonrisa en el rostro. Disfrutando por completo la situación, atreviéndose a seguirla por el pasillo antes de finalmente jalarla de la cintura y estrellarla en la pared del pasillo oscuro. Victoria miró la perfecta sonrisa del chico y se mordió la mejilla interior, sabiendo el peligro que significaba tenerlo cerca.
No importaba cuando deseara a ese chico de ojos oscuros, tenía que comportarse y no dejarse llevar por el deseo. Era una dama, tenía que comportarse como una.
No podía engañar a Felipe, no podía hacerle eso.
—No me acuesto con mis clientas pero por ti hago un sacrifico —dijo con una sonrisa, sintiéndola temblar entre sus brazos— dime... ¿Qué dice tu entrepierna?—soltó en un pequeño susurro— ¿Te pide que me alejes o me acompañes a la habitación?— le preguntó
—No...—susurró ella al sentir los labios de aquel joven hombre sobre su cuello, depositando suaves y peligrosos besos.
—Vamos cariño, será nuestro secreto.
— ¿Eres un stripper o una clase de prostituto?
—En estos momentos solo soy un hombre. —susurró antes de suspirar pesadamente.
— ¿Danilo?— dijo una voz masculina cerca de ellos, a unos cuantos metros.
Victoria miró al otro chico y suspiró agradecida, Danilo miró a su compañero y gruñó para luego alejarse de la hermosa chica.
—Voy —dijo él.
Ella lo vio alejarse y caminar hacia sus demás amigas. Se llevó las manos al rostro y se metió al baño intentando controlar el insistente deseo que había entre sus piernas, por un momento se miró en el espejo y observó sus mejillas completamente enrojecidas. Estaba perdiendo el control por completo.
—Necesito alejarme de ese stripper. Ya me bailo… ya con eso basta —susurró mirándose al espejo. — ¡Debes de controlarte, Victoria!
Danilo vio salir a Victoria del baño y suspiró frustrado.
No podía quedarse con las ganas de obtener algo de esa chica. No le interesaba si estaba comprometida o no, se había encaprichado con ella y no descansaría hasta obtener algo de ella.
Algo en ella le calentaba la sangre y todo lo que pudiera calentar. Necesitaba quitarse el deseo que lo invadía sin control o terminaría por volverse loco.
—Tenemos que irnos, nuestra hora se acabó— soltó su compañero mirándolo fijamente, bajando la mirada hacia los pantalones de su compañero para terminar riendo— estás en problemas.
— ¿Ya pasó la hora?— soltó sorprendido — ¡Míralas, están nadando en dinero! ¿Por qué nomas pagaron una hora?— preguntó Danilo
—Por qué sus amigas sabían lo apretada que era la novia.
—Larguémonos —contestó molesto. Sabiendo que la presa se le había escapado.
Victoria suspiró tranquilamente al verlo salir del departamento, sintiéndose ligeramente orgullosa por no haberle sido infiel a su futuro esposo.
Danilo salió de edificio junto a Luis y gruñó al sentir el frío aire que corría con fuerza, sacó las llaves del bolsillo de su pantalón y corrió hacia su auto. Entonces se maldijo a sí mismo por salir sin camiseta de aquel lugar. Abrió la puerta de su auto y entró con rapidez. Temblando de frio mientras veía a Luis irse rápidamente en su motocicleta.
Busco su sudadera en el asiento trasero del auto y se lo puso antes de recordar el hermoso anillo que aquella chica rubia llevaba en su dedo anular.
“Probablemente cueste más de lo que gano en un año” pensó al mismo tiempo que metía las llaves y trataba de encenderlo. Frunciendo el ceño al darse cuenta que el auto no encendía.
Lo intento una y otra vez pero el auto no prendió.
Se bajó del auto y abrió el cofre para encontrarse con un auto sin pila, le habían robado en un vecindario tan adinerado.
Cerró el cofre molesto y lo golpeó con fuerza. Sacando su celular para terminar enfureciéndose incluso un poco más. Ni siquiera tenía crédito para hacer una llamada.
No tenía opción. Dormiría en el auto.
***
El reloj marcó las dos de la mañana cuando Victoria levantó del suelo la última botella vacía que había en su departamento. Las chicas se habían ido y había pasado una noche estupenda junto a ellas, se sentía feliz y eso realmente lo atesoraba.
La temperatura del departamento rápidamente comenzó a bajar al no tener las luces ni las chicas que calentaran el lugar así que caminó hacia la calefacción y la encendió para poder calentar el lugar.
El efecto del alcohol desapareció por completo de su cuerpo después del baño con agua caliente. Victoria se colocó su pijama e hizo su típica rutina de cuidado facial nocturna antes de irse a dormir.
Los golpes de la puerta la alarmaron ligeramente antes que se animara a caminar hacia la puerta. Abriendo la puerta sin siquiera pensárselo dos veces. Palideciendo al ver a aquel apuesto chico frente a ella. Temblando mientras se aferraba a una sudadera de color gris.
—Lo siento ¿Puedo pasar un momento?— preguntó congelándose de frío en aquel pasillo, sintiendo como un ligero calor agradable provenía desde el interior del departamento.
Victoria lo miró y suspiró negando. ¿Cómo podía pedirle eso?
— ¿Crees que dejaré entrar a un extraño a mi departamento?
—Lo único que puede pasar es que te termine durmiendo contigo, pero estoy lo bastante congelado como para pensar en eso ahorita. Solo esta noche, por favor.
— ¿Toda la noche?— preguntó ella viéndolo. Sorprendida.
—Al menos solo hasta el amanecer —dijo el chico, mirándola fijamente a los ojos— O al menos déjame hacer una llamada.
—No tengo teléfono. No me gusta que me molesten.
—Genial...—susurró molesto. — ¡Sé que es una locura pero me moriré de frio!
—Dormirás en el cuarto de invitados —dijo ella, sintiendo como su cabeza se llenaba de extraños pensamientos eróticos.
—Perfecto, dormiré donde tú me lo pidas, cariño.
Victoria miró a Danilo y se cruzó de brazos. Preguntándose seriamente si lo que acababa de hacer era lo correcto.— ¿Estás seguro que no es algún truco?—preguntó nerviosa, alejándose ligeramente de él. Permitiéndole el paso a su departamento.Él sonrió y negó rápidamente para luego acercarse a ella.—Te prometo que no intento nada—respondió, temblando de frio.Victoria miró sus ojos oscuros y suspiró para luego suspirar con fuerza. Tratándose de alejar por completo de él. Escuchando una alarma de alerta en su cabeza.—La habitación de invitados está al fondo del pasillo, si necesitas algo... no es mi problema —susurró ella. Alejándose lo más rápido posible del chico, tenía la sensación de que en cualquier momento se le tirar&ia
Los rayos de sol atravesaron la delgada ventana de la habitación de Victoria. Por un momento suspiró molesta y se estiró en la gran camadesordenada.Se levantó de la cama totalmente desnuda y se colocó la pijama con rapidez. Abrió la puerta de la habitación y se dirigió al baño para ducharse como solía hacerlo todas las mañanas. Se miró en el espero y abrió los ojos sorprendida al recordar la noche anterior.—¡No puede ser!— susurró para luego comenzar a revisarse el cuerpo en busca de alguna marca. No podía tener ni una sola marca en su cuerpo, nadie podía descubrir lo que había sucedido la noche anterior.Suspiró tranquila al no encontrar ni una sola marca en su piel, relajada abrió grifo de agua caliente.Se mordió el labio y sonrió al recordar lo bien que la había pasado graci
Danilo levantó la mirada y observó a la hermosa mujer frente a él, pasó discretamente su mirada por la delgada cintura de Victoria y finalmente la clavó en su perfecto escote. Se pasó la mano por la barbilla y sonrió coquetamente.—Relájate — dijo, volteando a ver sus ojos claros.— ¡Solo haz tu trabajo! — le dijo rápidamente.Él chico sonrió y se levantó del sillón para luego acercarse a ella, la jalo de la cintura y la obligó a verlo.— ¡Suéltame!— dijo ella, susurrando a pesar de estar a solas con él en uno de los vestidores.—Respira. — le dijo él, observando como ella parecía estar al borde de algún ataque de nerviosismo.— ¡Suéltame!— dijo una vez másVictoria. Sintiendo el agarre de Danilo un poco más
Victoria tragó saliva ante la situación, Danilo bajó la mirada y la clavó en aquellos gruesos labios rosados que había probado. Inmediatamente desvió la mirada, intentando controlar sus deseos, deseos que cada vez se volvían más difíciles de controlar.Las manos de Victoria viajaron por el pecho de Danilo cuando finalmente le colocó la camisa por completo, le acomodó el cuello y suspiró.—Me gusta —dijo ella. — Solo necesita unos cuantos arreglos—susurró. Tratando de fingir que lo que había sucedido hace unos segundos no había sucedido.—Me aprieta —confesó el apuesto hombre.Ella lo miró y suspiró.—Eres demasiado... tú sabes, para esta camisa. — Dijo Victoria para terminar alejándose de &eac
Él hombre de ojos oscuros finalmente abrió la puerta de la pequeña casa cuando la empujó, suspiró y observó a la anciana en el sofá negro que habían comprado hace poco con el dinero que había ganado en una fiesta.Danilo se dio la vuelta y cerró la puerta sin antes maldecir el estado de esta. Se aseguró de poner el seguro de la puerta y caminó hacia su abuela. La observó dormir pacíficamente y se negó a despertarla para llevarla a la cama.Tomó una pequeña manta del armario y la colocó sobre el pequeño cuerpo de la anciana, se acercó a ella y le dio un pequeño beso en el blanco cabello.Se alejó por completo de su abuela y caminó hacia su habitación. Tomó la manija de la puerta y entró a la habitación. Se quitó la camisa y la dejó en el cesto de ropa
Danilo pasó la mano por la suave sabana de la cama del hotel, se llevó ambas manos a la cabeza y movió sus piernas completamente ansioso, necesitaba dinero y no lo tenía. Estaba desesperado, no tenía dinero suficiente para pagar renta cada mes, mucho menos tenía dinero para dormir en un hotel cada noche. Tenía que hacer algo rápido, no podía salir a trabajar porque en esos momentos su abuela no se encontraba bien pero a su vez necesitaba urgentemente el dinero.Pensó una y otra vez en todas las maneras fáciles de conseguir dinero, se levantó de la cama y tomó su celular. Observó la hora en el pequeño celular y buscó entre los contactos el nombre de la rubia mujer. Había conseguido el número de Victoria gracias a Erika.Caminó por la pequeña habitación dando vueltas, abrió los mensajes y comenzó a redactar un pe
Felipe se llevó las manos hacia el rostro al ver la fotografía que había frente a él. Por un momento tensó el rostro y se pasó la lengua por los labios antes de asentir.—Buen trabajo—soltó.—Hemos confirmado que este hombre es su hermano— susurró uno de los hombres que había en aquella habitación— hemos intentado desaparecerlo pero el incendio no fue completamente exitoso.—Si mi padre...—susurró Felipe, recargándose en el asiento— si mi padre encuentra a este imbécil, me quitará toda mi maldita fortuna.—Su nombre es...—Danilo—soltó Felipe.— justamente me toco conocerlo esta tar
Victoria se llevó ambas manos hacia el rostro, totalmente sorprendida por lo que acababa de ver. Se levantó de la mesa rápidamente y negó antes de observar a Felipe.—¿Qué estás haciendo?— le preguntó —¿Porqué qué estás haciendo esto? Esto es una completa falta de respeto hacia Danilo.—Simplemente me equivoqué, no me gusta este vino, estoy completamente seguro que Danilo lo puede cambiar por mí sin problemas. ¿Cierto?— preguntó antes de voltear a verlo.Danilo únicamente asintió, mirando fijamente a Felipe mientras trataba de controlar las terribles ganas que tenía de partirle la cara en ese mismo lugar. Sabía lo que Felipe había hecho, estaba consciente de qué probablemente él ya se había dado cuenta que algo había sucedido entre su prometida y