“¿Alguna vez te habías encaprichado con una piel o con una mujer que supieras que no puedes tener?” se preguntó, acariciando suavemente la tersa piel de la mujer rubia que dormía pacíficamente a su lado. Con los carnosos labios entre abiertos, descansando mientras él la admiraba.
En realidad nunca había sentido admiración hacia una mujer, nunca se había sentido cautivado por una en realidad pero ella parecía tan interesante... tan prohibida que no había podido evitar sentirse atraído por aquella extraña inocencia.
No se lamentaba en lo absoluto, había disfrutado cada rincón de su cuerpo y si ella lo deseaba... lo volvería hacer. Le importaba un bledo que ella estuviera a punto de casarse, ella había sido suya esa noche y aunque para ella había sido la última noche para jugar, a él le había encantado ser su último juguete.
—––––––– UNAS HORAS ANTES—–––––––
—No creo que esto sea adecuado, tengo demasiado trabajo por hacer— respondió Victoria, mordisqueándose el labio mientras deslizaba sus tersas manos sobre la tela del vestido corto.
— ¡Claro que es adecuado!—gritó Hannah con una gran sonrisa en su rostro, tomando la mano de la rubia. Obligándola a caminar por el jardín de la mansión, escuchando el sonido de las fuentes mientras sonreía. — tienes que confiar en mi cuando te digo que esta noche será una locura.
—Por favor, no hagamos que Felipe se moleste.
—No tienes de que preocuparte, Victoria. Felipe no se enterará de nada. — respondió la pelinegra, abriendo la puerta del auto antes que todas gritaran “Sorpresa”.
Victoria sonrió ampliamente, sabiendo que aquella noche no terminaría para nada bien. Conociendo la clase de personas que solían ser sus amigas a la hora de emborracharse.
Hannah sonrió victoriosa y se acomodó el cuello de su cara blusa de seda.
— ¡Está prohibido hacer algún comentario sobre la sorpresa!— dijo la chica de cabello negro. — ¡Todo tiene que ser una sorpresa y prometo que será tranquilo!
Victoria miró asentir a las chicas y sonrió sintiéndose un poco más tranquila. Seguro sería una despedida de solteras completamente tranquila como Hannah acababa de prometer y ella se estaba imaginando de todo cuando en realidad no sería de esa manera.
Se llevó las manos al cuello y se lo masajeo delicadamente. Estiró su mano y miró aquel gran diamante en su dedo anular. Se acomodó el anillo y suspiró.
“Un gran anillo para una novia gran novia” había dicho el gran magnate al entregárselo.
—Entonces... vámonos—susurró antes de subir al vehículo. Sintiéndose completamente ansiosa.
Cuando llegaron a la ubicación y el auto se detuvo, Victoria se percató del desastre que harían en su departamento.
— ¿Mi departamento?— preguntó. Miró a su mejor amiga y suspiró. — pensé que me llevarías a cenar o algo por el estilo.
—Eso es tan aburrido —dijo Hannah. — lo que necesitas es embriagarte, mucho pero mucho.
—Mañana tengo que ir a una reunión con los padres de Felipe. ¡No puedo emborracharme!
— ¡Shh!— chilló una chica de cabello gris. — ¡Ese nombre está prohibido por esta noche!
— ¡Que comience la despedida!— gritó Hannah, tomando a Victoria de los hombros. — ¡Hoy muere tu zorra interna! O nace...
—Ojalá nazca, que nunca la he visto—susurró otra chica.
— ¡Hoy no va a pasar nada!—respondió inmediatamente la novia, bajándose del auto con los nervios hasta el tope. Sintiendo como ligeramente las piernas le temblaban.
—Por favor— susurró Hannah. — Sólo disfruta tu noche— pidió antes de llevarla hacia la puerta del departamento. —toda tu vida has hecho lo que tus padres han querido, solo esta noche… juega un poco sin preocuparte, somos tus mejores amigas y nunca te traicionaremos. No le diremos nada a tu familia, acábate todas las botellas de alcohol si quieres, nosotras no hemos visto nada ¿Entendido?
—Entendido—susurró Victoria antes de ver como una de las chicas abría la puerta del departamento frente a ella.
Victoria sonrió al escuchar la fuerte música sonar, admirando las luces del lugar antes que las chicas gritaran y la llevaran por completo hacia el interior de su departamento. Miró el lugar y suspiró completamente feliz. No había nada más que pedir, estaban sus mejores amigas y tenía tiempo para ser ella misma.
Las chicas tenían razón, tenía que divertirse esa noche. Al menos una noche.
Ya no había más tiempo para divertirse, así que esa noche la disfrutaría al máximo.
—Pásame esa botella de vodka— dijo, estirando su mano— ¡Voy a emborracharme!—gritó antes que todas gritaran eufóricas.
Victoria gritó después de unos cuantos tragos, la música alta y el sentimiento de felicidad la mantenían completamente en el éxtasis. Las chicas a su alrededor reían y bailaban al ritmo de la música mientras sostenían delicadamente las copas e incluso las botellas.
Hannah gritó cuando golpearon la puerta del departamento y las chicas tomaron a Victoria de los brazos. Obligándola a caminar hacia una silla negra que había en medio de la sala de estar. Victoria las miró por un momento, confundida al mismo tiempo que se llevaba a los labios la botella de champagne que traía entre manos.
— ¿Qué sucede?— preguntó riendo.
La puerta se abrió en el momento que las chicas la sentaron en la silla negra de su sala. Victoria tomó un poco de la botella y palideció por completo al ver al chico de cabello negro acercarse a ella.
— ¿Y bien?— dijo aquel chico con su voz gruesa. Victoria se mordió el labio y tomó un poco más de su botella. Hannah gritó cuando un segundo chico entró en el departamento de Victoria. — ¿Quién es la novia?— preguntó para luego romper cada uno de los botones de su camisa dejando al descubierto su pecho perfectamente trabajado.
—Cuidado con el lugar—le dijo Victoria al ver los botones volar por cualquier lado.
—Ella es la novia —dijo Hannah.
El chico ladeó un poco el rostro y miró a aquella mujer rubia. Acercándose por completo a ella con ligeros pasos llenos de amenaza. Comprobando lo que había sospechado, una chica rica, terriblemente hermosa y sensual.
—Así que aquí tenemos a la novia —soltó el chico sobre sus labios, haciéndola temblar. — Es una pena porque eres totalmente mi gusto—murmuró antes de depositar sus manos sobre la temblorosa cintura de Victoria, levantándola con facilidad. — vamos a un lugar mucho más privado.
La habitación estaba en completo silencio cuando él sonrió ampliamente, quitándole la botella de Champagne por un momento antes de mirarla temblar sobre la cama. Un baile había sido suficiente para calentar todo el lugar, llenarlo de deseo prohibido que ella no sabía con exactitud si sabía controlar.— ¿Quieres un poco?— preguntó viéndola, observando como constantemente ella apretaba las piernas, justo como si estuviera tratando de controlar su deseo hacia él.Ella asintió y se mordió el labio al ver como el chico se acercaba la botella a la cadera y se tiraba encima un poco de la champagne.—Bébelo de mí, cariño. —susurró con su voz gruesa, terriblemente seductora.Victoria lo miró y suspiró realmente deseando beber de él. Él chico volvió a tirarse un poco de champagne sobre la c
Victoria miró a Danilo y se cruzó de brazos. Preguntándose seriamente si lo que acababa de hacer era lo correcto.— ¿Estás seguro que no es algún truco?—preguntó nerviosa, alejándose ligeramente de él. Permitiéndole el paso a su departamento.Él sonrió y negó rápidamente para luego acercarse a ella.—Te prometo que no intento nada—respondió, temblando de frio.Victoria miró sus ojos oscuros y suspiró para luego suspirar con fuerza. Tratándose de alejar por completo de él. Escuchando una alarma de alerta en su cabeza.—La habitación de invitados está al fondo del pasillo, si necesitas algo... no es mi problema —susurró ella. Alejándose lo más rápido posible del chico, tenía la sensación de que en cualquier momento se le tirar&ia
Los rayos de sol atravesaron la delgada ventana de la habitación de Victoria. Por un momento suspiró molesta y se estiró en la gran camadesordenada.Se levantó de la cama totalmente desnuda y se colocó la pijama con rapidez. Abrió la puerta de la habitación y se dirigió al baño para ducharse como solía hacerlo todas las mañanas. Se miró en el espero y abrió los ojos sorprendida al recordar la noche anterior.—¡No puede ser!— susurró para luego comenzar a revisarse el cuerpo en busca de alguna marca. No podía tener ni una sola marca en su cuerpo, nadie podía descubrir lo que había sucedido la noche anterior.Suspiró tranquila al no encontrar ni una sola marca en su piel, relajada abrió grifo de agua caliente.Se mordió el labio y sonrió al recordar lo bien que la había pasado graci
Danilo levantó la mirada y observó a la hermosa mujer frente a él, pasó discretamente su mirada por la delgada cintura de Victoria y finalmente la clavó en su perfecto escote. Se pasó la mano por la barbilla y sonrió coquetamente.—Relájate — dijo, volteando a ver sus ojos claros.— ¡Solo haz tu trabajo! — le dijo rápidamente.Él chico sonrió y se levantó del sillón para luego acercarse a ella, la jalo de la cintura y la obligó a verlo.— ¡Suéltame!— dijo ella, susurrando a pesar de estar a solas con él en uno de los vestidores.—Respira. — le dijo él, observando como ella parecía estar al borde de algún ataque de nerviosismo.— ¡Suéltame!— dijo una vez másVictoria. Sintiendo el agarre de Danilo un poco más
Victoria tragó saliva ante la situación, Danilo bajó la mirada y la clavó en aquellos gruesos labios rosados que había probado. Inmediatamente desvió la mirada, intentando controlar sus deseos, deseos que cada vez se volvían más difíciles de controlar.Las manos de Victoria viajaron por el pecho de Danilo cuando finalmente le colocó la camisa por completo, le acomodó el cuello y suspiró.—Me gusta —dijo ella. — Solo necesita unos cuantos arreglos—susurró. Tratando de fingir que lo que había sucedido hace unos segundos no había sucedido.—Me aprieta —confesó el apuesto hombre.Ella lo miró y suspiró.—Eres demasiado... tú sabes, para esta camisa. — Dijo Victoria para terminar alejándose de &eac
Él hombre de ojos oscuros finalmente abrió la puerta de la pequeña casa cuando la empujó, suspiró y observó a la anciana en el sofá negro que habían comprado hace poco con el dinero que había ganado en una fiesta.Danilo se dio la vuelta y cerró la puerta sin antes maldecir el estado de esta. Se aseguró de poner el seguro de la puerta y caminó hacia su abuela. La observó dormir pacíficamente y se negó a despertarla para llevarla a la cama.Tomó una pequeña manta del armario y la colocó sobre el pequeño cuerpo de la anciana, se acercó a ella y le dio un pequeño beso en el blanco cabello.Se alejó por completo de su abuela y caminó hacia su habitación. Tomó la manija de la puerta y entró a la habitación. Se quitó la camisa y la dejó en el cesto de ropa
Danilo pasó la mano por la suave sabana de la cama del hotel, se llevó ambas manos a la cabeza y movió sus piernas completamente ansioso, necesitaba dinero y no lo tenía. Estaba desesperado, no tenía dinero suficiente para pagar renta cada mes, mucho menos tenía dinero para dormir en un hotel cada noche. Tenía que hacer algo rápido, no podía salir a trabajar porque en esos momentos su abuela no se encontraba bien pero a su vez necesitaba urgentemente el dinero.Pensó una y otra vez en todas las maneras fáciles de conseguir dinero, se levantó de la cama y tomó su celular. Observó la hora en el pequeño celular y buscó entre los contactos el nombre de la rubia mujer. Había conseguido el número de Victoria gracias a Erika.Caminó por la pequeña habitación dando vueltas, abrió los mensajes y comenzó a redactar un pe
Felipe se llevó las manos hacia el rostro al ver la fotografía que había frente a él. Por un momento tensó el rostro y se pasó la lengua por los labios antes de asentir.—Buen trabajo—soltó.—Hemos confirmado que este hombre es su hermano— susurró uno de los hombres que había en aquella habitación— hemos intentado desaparecerlo pero el incendio no fue completamente exitoso.—Si mi padre...—susurró Felipe, recargándose en el asiento— si mi padre encuentra a este imbécil, me quitará toda mi maldita fortuna.—Su nombre es...—Danilo—soltó Felipe.— justamente me toco conocerlo esta tar