33. Canicas rosadas
Danilo se encontraba sentado en su asiento, revisando unos resultados médicos que le habían llegado hace unas cuantas horas. Mantenía la espalda totalmente recargada en las ciento, estaba cansado y ligeramente hambriento pero tenía tanto trabajo que hacer que ella ni siquiera le importaba tomarse un tiempo para ir a comer.

Su mirada estaba fija en los documentos cuando una pequeña canica de color rosa chocó con sus pies. Por un momento ignoró aquella pequeña canica antes de qué una segunda canica golpeara sus zapatos negros. Inmediatamente deslizó su silla hacia atrás para poder ver las canicas que habían golpeado sus zapatos. Estaba confundido y por un momento recordó todas las películas de terror que había visto.

—¿Qué es esto?—preguntó mientras se agachaba para poder tomar ambas canicas. Tenía años sin mirar canicas, mejor dicho tenía casi toda su vida sin ver canicas. La última vez que había visto una de ellas, era cuando estaba niño.

—¡Oye eso es mío!—gritó el pequeño. Negando mi
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