Danilo levantó la mirada y observó a la hermosa mujer frente a él, pasó discretamente su mirada por la delgada cintura de Victoria y finalmente la clavó en su perfecto escote. Se pasó la mano por la barbilla y sonrió coquetamente.
—Relájate — dijo, volteando a ver sus ojos claros.
— ¡Solo haz tu trabajo! — le dijo rápidamente.
Él chico sonrió y se levantó del sillón para luego acercarse a ella, la jalo de la cintura y la obligó a verlo.
— ¡Suéltame!— dijo ella, susurrando a pesar de estar a solas con él en uno de los vestidores.
—Respira. — le dijo él, observando como ella parecía estar al borde de algún ataque de nerviosismo.
— ¡Suéltame!— dijo una vez más Victoria. Sintiendo el agarre de Danilo un poco más fuerte. Él únicamente guardo silencio, cruzando sus brazos en la espalda de ella, abrazándola. Victoria como consecuencia se pegó más a él y chilló.
— ¿No piensas respirar?—preguntó él, seriamente con su voz gruesa.
Victoria se alejó solo un poco para poder verlo a los ojos. Soltando un suspiro completamente lleno de estrés antes de tomar las manos de Danilo y alejarlas de su cuerpo con fuerza. Respirando agitadamente.
— ¡Solo nos acostamos una vez!— le dijo ella — ¡No intentes ser cercano a mí porque no funcionará! No lo conseguirás —dijo para terminar saliendo del lugar dónde se encontraban.
Danilo gruñó ligeramente molesto al verla salir, suspirando con fuerza antes de dejarse caer por completo en el sillón que había a sus espaldas. Revisó su celular y contestó cada uno de los mensajes que había recibido de su madre en esa semana, desvió la mirada hacia la tabla de quesos que había a su lado y acercó su mano hacia ella para poder tomar un poco del costoso queso.
Su expresión cambió totalmente cuando vio entrar a Felipe con un costoso traje mandado a ser probablemente con algún diseñador francés. Quejándose de una diminuta mancha de polvo que había encontrado en la tela. Danilo bajó la mirada y observó sus botas negras que había comprado hace unos años, hizo una pequeña mueca y se prometió a él mismo tener algún día todo el dinero que tenía ese hombre.
Y a su mujer.
Cuanta envidia le tenía.
— ¿Has visto a mi mujer?— preguntó Felipe viéndolo, sacudiéndose el saco del traje.
“¿A la que me devoré anoche? Claro que la he visto” pensó Danilo antes de sonreír.
—Salió hace unos momentos, está muy estresada.
Felipe volteó con ojos y suspiró al escuchar las palabras de Danilo. Estaba harto de la actitud de Victoria.
— ¡Siempre está estresada!— se quejó, tomando un poco de queso al igual que Danilo— no debería ser diseñadora si no puede con el trabajo. Cree que puede morder más de lo que puede masticar—susurró.
—Te casarás con ella ¿No deberías de apoyarla y ayudarla a superar el estrés?—preguntó antes de alzar una de sus gruesas cejas.
—Lo que debería de hacer es aprender a ser una buena ama de casa, aprender a cocinar, satisfacerme en la cama las veces que quiera... no ser una diseñadora sin talento.
Danilo se mordió la lengua al escucharlo hablar, sintiendo como el estómago se le revolvía con su comentario. Únicamente asintió y soltó una falsa sonrisa.
—Opinó lo mismo ¿Para qué necesita trabajar? si tú le pagas todo— soltó Danilo con arrogancia. Conociendo la respuesta que seguramente Felipe le terminaría por dar.
Felipe sonrió y negó rápidamente.
—Victoria no permite que le compre las cosas y está bien. Odio gastar en tonterías de mujeres. No pienso gastar mi dinero en cosas para Victoria, ella no merece mi dinero.
—Sabes —dijo Danilo. Aguantando las ganas de destrozarle la cara a Felipe. Si lo odiaba en general, al escucharlo terminaba por desear asesinarlo. — concuerdo contigo, las mujeres lo único que hacen es gastar, en tonterías.
— ¡Exacto!— dijo Felipe con una sonrisa. — Me agradas chico. —Soltó, señalando unas cuantas veces— creo que podríamos llevarnos muy bien. — ¿Cuántos años tienes?— preguntó Felipe observándolo.
—Veintiséis —contestó Danilo.
— ¿A qué te dedicas?
—Soy médico —contestó él.
— ¿Qué haces trabajando como modelo?— preguntó Felipe, completamente confundido.
—Diversión—contestó Danilo, levantándose del sofá— a veces solo necesitas buscar algo nuevo— añadió antes de salir por la puerta.
Caminó por el pasillo y miró el lugar totalmente solo. Silencioso. Sacó el celular y llamó por teléfono. Escuchando como Luis respondía inmediatamente su llamada.
En qué camerino este preguntó viendo las puertas de los camerinos, pasándose la lengua por los labios de manera ansiosa.
—En el seis —contestó él hombre de voz gruesa. — ¿Por qué no me dijiste que la diseñadora era la novia de ayer?—preguntó— ¡Sabes que no podemos mostrar nuestra identidad!
—Perfecto, voy para allá —dijo Danilo, ignorando por completo la pregunta de su amigo. Colgando la llamada antes de alejar de su rostro aquel celular negro. Caminó hacia la puerta del camerino número seis, tomó la manija de la puerta y escuchó el conocido sonido de las zapatillas de Victoria.
—Danilo —dijo ella a unos cuantos metros, jugando nerviosamente con sus manos. — ¿Estás ocupado con algo?
Él la observó con una sonrisa coqueta en el rostro y negó.
—Necesito que me acompañes para unas medidas, por favor —dijo ella.
— ¿Tengo que desnudarme para ti?— preguntó con una sonrisa en el rostro. — la verdad soy medio tímido para desnudarme frente a las mujeres.
— ¡Danilo!— dijo ella, ruborizándose antes de sonreír. — Que idiota—susurró, bajando el rostro.
Él chico se mordió el labio mientras sonreía, soltó la manija de la puerta y caminó hacia ella.
— ¿Qué necesitas exactamente?— preguntó viéndola.
Victoria caminó unos cuantos pasos esperando que él la siguiera, volteó con el fin de comprobar que Danilo la seguía, se pasó ambas manos por el suelto vestido y suspiró.
Estaba tan nerviosa, Danilo la ponía nerviosa con solo verla y se estaba volviendo loca. Sabía que estaba mal, sabía que había fallado en su relación y se sentía culpable pero cada vez que lo veía se sentía tan bien y no dudaba en volverlo a hacer.
En realidad estaba ansiosa, ansiosa por volver a hacerlo con él.
Danilo miró el nombre de Victoria en una de las puertas, caminó rápidamente y se adelantó únicamente para abrir la puerta para ella.
Ella se detuvo sorprendida, ruborizándose ligeramente al verlo hacer tal acción. Felipe nunca le había abierto la puerta y le sorprendía ver que un chico que había conocido una noche atrás lo hiciera para ella sin pensarlo. Estaba consiente que ella podía abrir la puerta por si misma pero el pequeño gesto de educación y caballerosidad le había sorprendido...
—Estoy esperando, cariño —dijo él, mientras sostenía la puerta para ella, observando como parecía estar paralizada en medio del pasillo.
— ¡Lo siento!— dijo rápidamente, entrando a su oficina con Danilo a sus espaldas.
Danilo pasó la mirada por el gran lugar y suspiró sorprendido.
— ¿Estás un poco ocupada no?— preguntó al ver el desastre de diseños que tenía sobre su escritorio.
—Necesito terminar algunos diseños, necesito empezar a coser unos cuantos vestidos y hablar con los proveedores, además, necesito asegurarme que cada prenda le quede a los modelos, necesito asegurarme que las invitaciones del evento lleguen a tiempo y...—respiro agitadamente, observando como sus manos comenzaban a temblar.
Danilo se acercó rápidamente a ella y la tomó de los hombros. Haciendo que volteara a verlo.
—Mírame a los ojos —le ordenó antes que ella le hiciera caso.
— ¿Sufres ataques de ansiedad?— preguntó, conociendo perfectamente los síntomas.
Victoria negó y suspiró. Danilo negó suavemente, creyéndole en lo absoluto.
—Yo los sufrí de niño, los sigo sufriendo de vez en cuando así que deja de mentir que conozco las alarmas.
—Necesito que te quites la camisa —dijo Victoria, alejándose de él rápidamente. Tratando de mantener la postura. Danilo asintió y se quitó la ligera camiseta negra de su pecho, Victoria observó el tatuaje en sus costillas y desvió la mirada. Sintiendo la ola de deseo entre sus piernas.
—Pareces preocupada—susurró él, sonriendo al verla sonrojarse— ¿Quieres un poco?—preguntó, ofreciéndole su cuerpo.
—Siempre he querido tatuarme —dijo ella, atreviéndose a acariciar la firme piel de Danilo.
— ¿Por qué no lo haces?— preguntó Danilo, disfrutando de la pequeña caricia.
Victoria soltó una pequeña risita antes de alejarse, tomando unas cuantas camisas que se encontraban colgadas en un armario.
—Las mujeres de mi estatus social no deben de estar tatuadas, debemos permanecer siendo unas completas damas, finas.
Danilo sonrió y miró las camisas que la chica traía para él.
—Yo te veo toda una dama —dijo él, alzando la ceja al mismo tiempo que sonreía ampliamente. — bastante sexy por cierto.
—En verdad eres un coqueto—susurró antes de tomar una camiseta con detalles en cuero.
Danilo levantó los brazos y espero que la hermosa mujer colocara la camisa sobre su cuerpo. Sintiéndose totalmente embriagado con la dulce aroma de su perfume. Imaginando una vez el tomarla.
—Soy toda una dama por qué he seguido las reglas —dijo ella, Victoria metió uno de los fuertes brazos de Danilo por la manga y se acercó a él para poder pasar la tela por su espalda. Quedando a unos cuantos centímetros de su rostro.
—Entonces... rompe las reglas conmigo—susurró. Tomando los labios de Victoria entre los suyos para terminar mordiéndola.
Victoria tragó saliva ante la situación, Danilo bajó la mirada y la clavó en aquellos gruesos labios rosados que había probado. Inmediatamente desvió la mirada, intentando controlar sus deseos, deseos que cada vez se volvían más difíciles de controlar.Las manos de Victoria viajaron por el pecho de Danilo cuando finalmente le colocó la camisa por completo, le acomodó el cuello y suspiró.—Me gusta —dijo ella. — Solo necesita unos cuantos arreglos—susurró. Tratando de fingir que lo que había sucedido hace unos segundos no había sucedido.—Me aprieta —confesó el apuesto hombre.Ella lo miró y suspiró.—Eres demasiado... tú sabes, para esta camisa. — Dijo Victoria para terminar alejándose de &eac
Él hombre de ojos oscuros finalmente abrió la puerta de la pequeña casa cuando la empujó, suspiró y observó a la anciana en el sofá negro que habían comprado hace poco con el dinero que había ganado en una fiesta.Danilo se dio la vuelta y cerró la puerta sin antes maldecir el estado de esta. Se aseguró de poner el seguro de la puerta y caminó hacia su abuela. La observó dormir pacíficamente y se negó a despertarla para llevarla a la cama.Tomó una pequeña manta del armario y la colocó sobre el pequeño cuerpo de la anciana, se acercó a ella y le dio un pequeño beso en el blanco cabello.Se alejó por completo de su abuela y caminó hacia su habitación. Tomó la manija de la puerta y entró a la habitación. Se quitó la camisa y la dejó en el cesto de ropa
Danilo pasó la mano por la suave sabana de la cama del hotel, se llevó ambas manos a la cabeza y movió sus piernas completamente ansioso, necesitaba dinero y no lo tenía. Estaba desesperado, no tenía dinero suficiente para pagar renta cada mes, mucho menos tenía dinero para dormir en un hotel cada noche. Tenía que hacer algo rápido, no podía salir a trabajar porque en esos momentos su abuela no se encontraba bien pero a su vez necesitaba urgentemente el dinero.Pensó una y otra vez en todas las maneras fáciles de conseguir dinero, se levantó de la cama y tomó su celular. Observó la hora en el pequeño celular y buscó entre los contactos el nombre de la rubia mujer. Había conseguido el número de Victoria gracias a Erika.Caminó por la pequeña habitación dando vueltas, abrió los mensajes y comenzó a redactar un pe
Felipe se llevó las manos hacia el rostro al ver la fotografía que había frente a él. Por un momento tensó el rostro y se pasó la lengua por los labios antes de asentir.—Buen trabajo—soltó.—Hemos confirmado que este hombre es su hermano— susurró uno de los hombres que había en aquella habitación— hemos intentado desaparecerlo pero el incendio no fue completamente exitoso.—Si mi padre...—susurró Felipe, recargándose en el asiento— si mi padre encuentra a este imbécil, me quitará toda mi maldita fortuna.—Su nombre es...—Danilo—soltó Felipe.— justamente me toco conocerlo esta tar
Victoria se llevó ambas manos hacia el rostro, totalmente sorprendida por lo que acababa de ver. Se levantó de la mesa rápidamente y negó antes de observar a Felipe.—¿Qué estás haciendo?— le preguntó —¿Porqué qué estás haciendo esto? Esto es una completa falta de respeto hacia Danilo.—Simplemente me equivoqué, no me gusta este vino, estoy completamente seguro que Danilo lo puede cambiar por mí sin problemas. ¿Cierto?— preguntó antes de voltear a verlo.Danilo únicamente asintió, mirando fijamente a Felipe mientras trataba de controlar las terribles ganas que tenía de partirle la cara en ese mismo lugar. Sabía lo que Felipe había hecho, estaba consciente de qué probablemente él ya se había dado cuenta que algo había sucedido entre su prometida y
Sus labios se deslizaron suavemente por la tersa piel de Victoria, saboreando cada uno de los pequeños jadeos y gemidos que salían de los gruesos labios de la mujer rubia. Danilo sonrió ligeramente al sentirla temblar bajo su cuerpo. Gimiendo con timidez cada vez que él embestía con fuerza su cuerpo.—Danilo—jadeó Victoria con fuerza, empujándolo con fuerza cuando la puerta de su departamento se escuchó abrirse.—Mierda—susurró— ¿La puerta tiene seguro?—preguntó al mismo tiempo que extendía su mano hacia la puerta de la habitación de Victoria. Ella simplemente asintió. Regalándole una mirada llena de temor. — entonces vamos a hacerte correrte.— ¡No!—respondió ella antes jadear, cerrando los ojos mientras Danilo le cubría la boca con la mano. Moviendo su cadera con fuerza.Victor
DÍAS DESPUÉSLa música estaba perfecta al igual que las luces. Victoria se llevó ambas manos al rostro. Sintiendo como en cualquier momento terminaría por explorar de estrés. Todos los modelos estaban vestidos con las prendas que deberían de usar, excepto ¡El modelo principal!— ¿Él aún no ha llegado?—preguntó Victoria, temblando de nervios. Observando como el tiempo parecía acabársele.Todo se estaba arruinando. Todo se estaba yendo al carajo por culpa de los modelos irresponsables que Felipe había contratado. Entre más se estresaba, más sentía que los minutos pasaban con más rapidez.—Juro que voy a llorar—susurró. Mirando a Erika mientras ella únicamente se llevaba las manos a la cintura.—La pasarela tiene que comenzar ahora—soltó Erika
—¿Qué acabas de decir?—preguntó Victoria, sintiendo los labios terriblemente secos.—Lo que acabas de escuchar.—¡Repítelo!—gritó.—Ese hombre, ese pobretón está encerrado en estos momentos. Siendo procesado por intento de homicidio.—¿Cuál maldito homicidio?—preguntó Victoria.—El tuyo. —respondió la madre de Victoria, cruzándose de brazos mientras negaba suavemente— por favor no me digas que te has encaprichado con ese hombre.—Quisiera decir que no es así...pero lo es, descubrí que Victoria ha estado manteniendo relaciones sexuales con ese hombre.—susurró Felipe, bajando ligeramente su rostro. Manteniendo una expresión de sufrimiento en su rostro— pero la perdono. La amo y siempre le perdonaré sus errores.—Victoria&mdas