El camino a la oficina tiene un tráfico terrible. Se enciende una luz en el tablero, pero no logro ubicar a que se refiere. Tendré que llamar al mecánico llegando a la oficina. El mapa me sugiere una ruta más despejada y la tomo sin dudar. Tenía razón. No siempre me agrada la tecnología, pero hoy definitivamente, tengo mucho que agradecerle. El camino está libre y dice que no tardo más de diez minutos en llegar.
Me distraje un segundo porque sonó mi teléfono y no conecté el manos libres por la prisas. Al levantar la vista, veo una barricada al frente cerrando el camino. Maldigo haber hablado tan pronto a favor de la tecnología, porque no es la primera vez que me lo hace. No se actualiza tan rápido y no toma en cuenta caminos cerrados, en reparación o bloqueados por alguna manifestación o evento. Trato de frenar para darme vuelta en U y regresar por donde vine, pero los frenos no responden. Entro en pánico y todo pasa en segundos. Me impacto contra lo que bloquea el camino y la camioneta da vueltas en el aire hasta caer pesadamente en una zanja, unos metros hacia abajo del camino.
No sé cuánto tiempo perdí la conciencia. Me duele todo el cuerpo e intento moverme, pero no puedo. Algo gotea sobre mí cara. Reconozco el olor, es gasolina. Se escuchan a lo lejos unas sirenas, debe ser la policía y los bomberos. Siento el sabor de la sangre en mis labios. No puedo ver bien, todo está nublado por el humo que llena la camioneta. En unos minutos que parecen horas, el ruido de las sierras eléctricas y las tenazas corta el aire; están tratando de sacarme de entre los fierros retorcidos. Siento como arrancan el cinturón de seguridad y el dolor en mi estómago y mi pecho es insoportable. Nuevamente pierdo la conciencia y al recuperarla, veo un techo blanco y metálico, debe ser la ambulancia. El ruido de la máquina de signos vitales, me taladra los oídos y la presión de las manos del paramédico tratando de reanimarme, me quiebra las costillas. Todo se vuelve obscuro.
Me incorporo violentamente al sentir que me ahogo. Reconozco el lugar. Es urgencias de mi hospital. Estaba casi por llegar, así que seguro era el más cercano. No entiendo porque estoy en el ala general, no es que me moleste, pero al reconocerme, mi equipo médico tendría que haberme llevado al área privada. Se acercan médicos y enfermeras a revisarme las pupilas, el corazón, el estómago…Quiero hablarles, pero no puedo, no me sale la voz. Me recuestan y me inyectan sedantes. Me siento pesada y una pareja como de mi edad, bañados en llanto, se acercan a la cama.
- ¡Michelle! ¡Michelle! ¡Hija!
No tengo idea de quienes son ni de que Michelle están hablando. Por eso no debía ser ingresada aquí, desgraciadamente son comunes las confusiones, porque entre las heridas y los vendajes, a veces los pacientes pueden estar irreconocibles. ¿Tan mal estoy?
Las enfermeras se los llevan hacia la sala de espera. A mi derecha, escucho la voz del Dr. Guzmán, director del hospital y estoy a punto de hablarle, cuando escucho también a mi marido y a mi asistente.
- Lo lamento mucho Doctor Estrada. Hicimos todo lo que pudimos, pero llegó en muy mal estado. Los paramédicos tuvieron que reanimarla al menos dos veces en el trayecto. Tuvo estallamiento de vísceras además de las múltiples fracturas y el trauma craneoencefálico.
- ¿Pero cómo? ¿Saben que pasó? Ella descansaba hoy, ¿Por qué...?
- ¡Es mi culpa Doctor! ¡Es mi culpa! Yo le dije que viniera, llegaron unos proveedores y exigían verla, me gritaron, no sabía qué hacer, y sólo ella…
- No Abril, no te culpes. Verónica no está aquí porque la llamaste. Fue un accidente, la policía…
- La policía llegó hace rato, están revisando el lugar del choque y el seguro se llevó la camioneta. Querían saber cómo estaba la Licenciada Luna y cuando podían interrogarla, pero…
- Creo que debe llamar al equipo legal Director. Será mejor que ellos se ocupen de todo. No quiero que perturben más a mi esposa, ni que hagan más dolorosa la herida con investigaciones innecesarias…
Quiero levantarme y decirles que esto es un error, pero el cuerpo no me responde. Apenas puedo girar la cabeza y alcanzo a ver el perfil de Mario. Me duele verlo encorvado y empequeñecido a pesar de su altura. Abril llora desconsoladamente y se cubre la cara con las manos. El Director se disculpa y pasa frente a mí, pero no puedo decirle que yo estoy en esta cama, no en esa y que se equivocaron, que debería estar en… Escucho la risa de Abril, como un murmullo.
- ¡Shhh! No te rías, nos puede escuchar alguien.
- No te preocupes, no hay nadie. Me dijiste que te ibas a hacer cargo, pero no me dijiste como.
Abril, se acerca seductoramente a él y le acaricia el trasero.
- ¡Espera! Ya te dije que aquí es muy peligroso…
- Y por eso es más excitante… Además, ahora que pronto serás viudo…
- Pero tengo que guardar luto, para evitar sospechas, y tú también.
- ¿Y exactamente cuánto tiempo?
Lo dice con un cinismo y una frialdad que no le había visto nunca.
- El necesario. Lo que vamos a tener, vale la pena eso y más…
Mario la toma por la cintura y desliza su mano bajo su falda. Ella gime. Esto es peor que la muerte.
- Lo importante ahora es evitar que la policía haga demasiadas indagaciones. Voy a presionar a Guzmán para que me entregue el dictamen lo antes posible. ¿Hablaste con tus contactos?- Sí. Les dije que sobornaran al asegurador para que cambie su informe, y que manden cuanto antes la camioneta al deshuesadero. ¿Hablaste con tus hijos?- Aún no. Esperaré un par de horas para que no intenten verla. Mientras tú ve a la oficina a avisarle a su equipo.- ¿Te veo donde siempre al rato?- No creo que sea conveniente…Ella baja el cierre de su pantalón y mete la mano.- ¿Seguro?- Ya, ya, deja. Está bien, te veo al rato.Le sonríe coqueta y cuando se da la vuelta para irse, él le da una nalgada mientras se sube de nuevo el cierre. Veo claramente su erección. Ella reprimió un grito y al cruzar la cortina, volvió a poner su cara de compungida. Pasó a mi lado y me miró burlona. Yo entre cerré los ojos para que no notara que estaba despierta. Ahogué el grito de dolor en la garganta. Mario mira con
Intento levantarme, una vez, otra y otra. No puedo más con esta locura. Todos me detienen. Apenas siento nuevamente el piquete de la aguja en el brazo y voy perdiendo la conciencia. Esta pesadilla parece interminable… Ya perdí la cuenta de los días, pero si no fuera por los calmantes, no podría descansar ni un minuto. No deja de darme vueltas en la cabeza todo, pienso en donde está Michelle mientras yo estoy aquí, en que Mario y Abril se están divirtiendo a mis espaldas. ¿Y mis hijos? ¿Qué les dijeron a mis hijos? Mi pequeña niña debe estar destrozada, mis pobres gemelos, teníamos un año sin vernos, aunque hablamos tres veces a la semana por video llamada… ¿Qué le habrán dicho a la directiva? ¿Quién se va a hacer cargo de la empresa?- Hora de tu comida Michelle.Me rehúso a comer y sólo puedo emitir unos ruidos como gruñidos. La enfermera es delicada pero implacable. Me obliga a ingerir algo para tener “fuerzas”. Si, fuerzas es lo que necesito para levantarme lo antes posible y arreg
En el último piso casi nunca hay nadie, aunque estoy consciente que las cámaras grabarán todo, así que tengo que ser lo más invisible posible para que no levanten después una denuncia contra Michelle por robo. Mi cochecito está intacto. Con mucho polvo por la falta de uso, pero disponible. Tecleo y saco las llaves. Espero que este cuerpo esté lo suficientemente recuperado para manejar. La luz del sol me da en la cara al salir del estacionamiento y es una sensación agradable, pero agridulce. No puedo llegar así a la funeraria, por lo que decido hacer una escala en ese departamento que ni Mario conoce. Se lo compré el año pasado a una de las chicas de administración, le urgía el dinero. Esta cerca del hospital y tenía pensado rentarlo a estudiantes o médicos foráneos, o simplemente usarlo cuando saliera muy tarde de alguna reunión de trabajo o para comer a solas y en calma durante los congresos de tres días que organizábamos en el hospital universitario. No se lo dije a mi marido porque
¿ElleT? Ahora recuerdo. Desde hace un año Lina se queja amargamente de una compañera de la carrera. Decía que era una malcriada, que entró a esa universidad sólo por haberse hecho famosa haciendo comerciales y videos desde pequeña y por eso le dieron una beca, pero que no tenía ni dinero ni talento. Cuando le dije que al final eso se notaría y si no daba el ancho terminaría siendo expulsada, me dijo que usaba sus encantos para convencer a los profesores de que le dieran buenas calificaciones y la eligieran primero para los eventos. La gota que derramó el vaso fue una pasantía en la semana de la moda en Nueva York y que era la puerta para sus iguales en Paris y Milán. Lina no durmió casi durante un mes para preparar su presentación y sus diseños, hasta Santiago me llamó preocupado porque la veía muy débil, pero no pudimos persuadirla, estaba decidida. Una noche antes del examen, un error en el sistema contra incendios del taller provocó que se activaran los aspersores y varios de los a
No es que esperara ver a todos desgarrándose las vestiduras, llorando como plañideras o tirados en el piso del dolor, pero tampoco estaba lista para lo que vi. Varios de los que se decían mis amigos, que juntos compartimos comidas, cenas, fiestas, reuniones y hasta vacaciones, que me hablaban a cualquier hora para contarme sus penas y que ayudé hasta prestándoles dinero, pasaban junto a mi ataúd con una sonrisa burlona y contaban chistes por lo bajo mientras se atascaban de bocadillos y se acaban el café.Estaban también los directores de los veinte hospitales que teníamos en todo el país, con sus asistentes. Tenían una pose muy solemne y respetuosa, pero me di cuenta que estaban al pendiente de sus teléfonos, viendo un partido de fútbol que se llevaba a cabo en ese momento.Ninguno de los accionistas al parecer había pasado por aquí. No figuraban en el libro de visitas. Tampoco Don Rigoberto, el dueño. Supongo que están demasiado ocupados para darle el último adiós a quien dedicó vei
Mentí. Quizá mi corazón de madre, me decía que a pesar de lo falsas que se veían sus lágrimas y sus aspavientos, no dejaba de ser la mamá de Michelle y que, por más que vivieran de ella y la vieran como negocio, ella la había dado a luz, cuidado cuando era bebé y ese lazo siempre es más fuerte que otras cosas… El padre parecía sinceramente afligido.No hagas caso a tu madre, está dolida, eso es todo. No es que nos debas nada, ni que importe lo que hemos hecho, porque lo hicimos porque así lo decidimos. Sólo estamos preocupados por ti. Ahorita olvídate de todo, del contenido, de las clases, de las grabaciones y sólo concéntrate en mejorarte, ¿Si?Está bien… Papá. Sólo quiero descansar un poco…No se preocupen por Michelle. Nosotros nos ocuparemos de que reciba la atención adecuada.Gracias Doctor, pero ¿Usted es?Leonardo Bianco, jefe de residentes. Mi equipo y yo normalmente hacemos los rondines de todas las áreas, pero por la rotación y cursos que tuvimos, no había podido pasar por ur
Luz María entró de un golpe con cara de angustia.- ¿Estás bien hija? Esos malditos reporteros…- Estoy bien mamá, no te preocupes.- Tú padre ya le habló a la patrulla y los va a acompañar a la estación para levantar la denuncia.- No creo que sea para tanto…- En unas horas tu foto estará en todos los sitios de chismes y no quiero ni pensar en todas las cosas que dirán e inventarán…Se santiguo repetidas veces y casi me empiezo a reír. Pero ahora tenía la excusa perfecta.- Tienes razón mamá. ¿Me podrías traer mi computadora?- ¿Tú computadora? ¿Para que la quieres?- Sí publican cosas sobre mí, necesito estar a al tanto para poder contestarles.- No quiero que nada te altere, ni te provoque un ataque de ansiedad…- Eso no va a pasar, te aseguro que ahora soy más fuerte y se cómo defenderme.Me miró de un modo muy extraño. A las madres es difícil engañarlas. Estaba segura que, en el fondo, sabía que su hija no era la misma que tenía enfrente, aunque se viera igual.- No sé qué fue l
* Pensé que haber ganado la pasantía para la semana de la moda, y más, habérsela ganado a Lina, me haría feliz. Sobre todo, pensando en que eso significaba que podría ir a Paris y Milán. No es que no los conozca, pero por fin iría yo sola, sin mis padres. Los primeros días saltaba de felicidad y hacía mil planes, pero entonces mi mamá empezó a bombardearme con pendientes y reclamos, diciendo que el trato para que yo pudiera estudiar diseño de modas, había sido, primero, que ella viviría conmigo, no permitiría que yo estuviera con todos en una residencia universitaria y segundo, que no dejaría los videos, ni las pasarelas, los comerciales… Si las fechas se empalmaban, siempre debía dar prioridad a mi trabajo, porque no podía decepcionar a mis fans…La diseñadora a la que asistí durante la semana de la Moda era insoportable. Casi parece que, en lugar de premio, recibí un castigo. De haber sabido, no habría saboteado el trabajo de Lina.Instintivamente, me doy una cachetada. El dolor me