Memorias mezcladas

Luz María entró de un golpe con cara de angustia.

- ¿Estás bien hija? Esos malditos reporteros…

- Estoy bien mamá, no te preocupes.

- Tú padre ya le habló a la patrulla y los va a acompañar a la estación para levantar la denuncia.

- No creo que sea para tanto…

- En unas horas tu foto estará en todos los sitios de chismes y no quiero ni pensar en todas las cosas que dirán e inventarán…

Se santiguo repetidas veces y casi me empiezo a reír. Pero ahora tenía la excusa perfecta.

- Tienes razón mamá. ¿Me podrías traer mi computadora?

- ¿Tú computadora? ¿Para que la quieres?

- Sí publican cosas sobre mí, necesito estar a al tanto para poder contestarles.

- No quiero que nada te altere, ni te provoque un ataque de ansiedad…

- Eso no va a pasar, te aseguro que ahora soy más fuerte y se cómo defenderme.

Me miró de un modo muy extraño. A las madres es difícil engañarlas. Estaba segura que, en el fondo, sabía que su hija no era la misma que tenía enfrente, aunque se viera igual.

- No sé qué fue lo que te pasó realmente hija… Ni lo que te llevo a… Al accidente que tuviste. Pero en estas semanas que has estado en recuperación, te desconozco… Y no sé si eso es bueno o malo. Le voy a preguntar al doctor si es conveniente que tengas a mano tu computadora.

Se dio media vuelta para irse. Aún no lograba descifrar al cien por ciento a esa mujer, pero era una habilidad que siempre tuve en vida y me ayudó a llegar a donde llegué.

- De acuerdo, lo que diga el médico. Sólo quería tener también la oportunidad de no atrasarme en la escuela ya que es el último año, y pensé que, ahora que me veo un poco mejor, subir videos del proceso de curación, quizá sería un buen contenido para mis fans y si tuvieras oportunidad de platicar con el departamento de relaciones públicas del hospital, quizá ellos estarían interesados en…

Luz María volteó y los ojos le brillaban.

- Le diré a tu padre que te la traiga y tus luces y soporte del celular para grabar.

Esta mujer es increíble. Me extraña que lo que le dije me salió muy natural. No es que esté peleada con la tecnología, después de todo, la necesité siempre en el trabajo para estar al día con la casa de bolsa, con los accionistas, con las noticias sobre el mundo hospitalario, con mis hijos que estaban lejos… Pero eso de los que graban videos sobre cómo viven, que comen, etc., nunca fue lo mío. Recuerdo que más de una vez le dije a mis hijos que dejaran de ver esas tonterías sin sentido y mejor se enfocaran en cosas productivas. ¿Será que todavía queda algo de Michelle en este cuerpo? ¿O simplemente de algún modo tengo acceso a sus recuerdos?

 Pasan menos de un par de horas cuando Edgar, el padre de Michelle llega con la computadora. Tiene un rostro sombrío.

- Me dijo tu mamá que te trajera esto…

Me entrega el equipo portátil y un maletín donde supongo están las luces y soportes que decía Luz María. Realmente siento pena por este hombre.

- ¿Pasa algo papá?

- Me preocupa que veas los comentarios en las redes… Tú mejor que nadie sabes cómo es toda esa gente, que saca sus frustraciones atacando a la gente famosa y más cuándo esta vulnerable… Y el que grabes lo que estás pasando… ¿Sí alguien se burla? ¿Si empiezan a acosarte? No creo que sea buena idea que te sometas a ese stress…

Me conmueve que está realmente preocupado, se nota que ama a su hija y todo esto de su fama y demás, es más idea de la madre que de él. Discretamente lo analizo de pies a cabeza. Trae un par de zapatos de diseñador, un pantalón informal, camisa y sweater también de marca. Me río para mis adentros. Quizá le preocupa más Michelle que a la madre, pero al final también se da la gran vida a sus costillas. Espero que la información en la computadora me dé respuestas sobre la relación que tenía esta chica con sus padres y el estado mental en que se encontraba.

Veo pasar a Guzmán frente a mi puerta. Me recuerda que, además de lo que busque de Michelle, tengo que empezar a enterarme de que planean hacer con mi puesto y como están moviendo las fichas en el comité de accionistas. Con lo que vi en mi funeral, me quedó claro que había muchos intereses ocultos de los que yo no tenía idea…

Me enfrento al primer reto. ¿Cuál es la contraseña de esta niña? La computadora se enciende y entra automáticamente. Aparentemente la tiene configurada con reconocimiento facial. Agradezco la habilidad tecnológica de las nuevas generaciones.

Hay cientos de videos y fotos de ella visitando diferentes lugares, en restaurantes, plazas, hablando sobre maquillaje… Me concentro y maldigo haber dejado siempre todo lo referente a crear y buscar archivos a Abril. Un nombre parpadea en mi memoria y uso el buscador. La carpeta está enterrada entre miles más y dice patrocinadores rechazados. Hay una subcarpeta llamada “Historias de Terror”. Me rio. Supongo que a Luz María no le gusta lo referente a ese género y Michelle pensó que, con ese nombre, no había modo que su mamá la abriera aunque la encontrara. Hay varios videos titulados con fechas. Se remonta hasta diez años atrás. En todos, la imagen que se ve primero, es un monstruo, fantasma o criatura tanto de horror clásico como de mitología coreana, japonesa, china... Chica lista. Si el nombre no la espantaba, la primera imagen seguro lo haría. Miro la fecha del último video. Fue de dos días antes del accidente. Me aseguro que nadie esté cerca. Me pongo los audífonos y lo dejo correr…

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