La m... flota

- Lo importante ahora es evitar que la policía haga demasiadas indagaciones. Voy a presionar a Guzmán para que me entregue el dictamen lo antes posible. ¿Hablaste con tus contactos?

- Sí. Les dije que sobornaran al asegurador para que cambie su informe, y que manden cuanto antes la camioneta al deshuesadero. ¿Hablaste con tus hijos?

- Aún no. Esperaré un par de horas para que no intenten verla. Mientras tú ve a la oficina a avisarle a su equipo.

- ¿Te veo donde siempre al rato?

- No creo que sea conveniente…

Ella baja el cierre de su pantalón y mete la mano.

- ¿Seguro?

- Ya, ya, deja. Está bien, te veo al rato.

Le sonríe coqueta y cuando se da la vuelta para irse, él le da una nalgada mientras se sube de nuevo el cierre. Veo claramente su erección. Ella reprimió un grito y al cruzar la cortina, volvió a poner su cara de compungida. Pasó a mi lado y me miró burlona. Yo entre cerré los ojos para que no notara que estaba despierta. Ahogué el grito de dolor en la garganta. Mario mira con odio a quien está en la cama frente a él y se yergue en toda su altura.

- Por fin seré libre de tus humillaciones.

Salió intentando verse triste. Yo comencé a llorar. Se dispararon las alarmas de los monitores y el equipo de urgencias corrió a atenderme. Yo quería que esto sólo fuera una pesadilla o desaparecer. ¿Humillaciones? ¿En qué momento lo había humillado? Me había pasado toda la vida ayudándolo, apoyándolo para que terminara la escuela, para que creciera profesionalmente. Yo no lo forcé a cuidar a los gemelos; si me hubiera dicho que quería estudiar él primero mientras yo me encargaba de los niños, lo habría hecho. Siempre lo presenté a mis colegas y directivos con orgullo como mi marido. Un recuerdo me punzó la sien: El día que le dije que no podía nombrarlo Director General de los Hospitales. Que yo fuera la CEO de la empresa no significaba que pudiera recurrir al nepotismo e imponerlo sólo por que sí. Por más que le insistí durante años, no quiso forjar ni la experiencia ni el conocimiento para un puesto de esa magnitud. ¿Esa era la humillación? ¿Qué no pasé por encima de todos para darle lo que quería?

Me vencieron el dolor, la decepción y el cansancio, y me quedé dormida. En sueños le pedí perdón a Michelle porque al parecer estaba al borde de la muerte y seguramente la iban a cremar en mi lugar y sus padres no podrían tener ni siquiera sus cenizas para llevarla a donde descansara en paz.

Desperté no sé cuántas horas después, pero la paciente junto a mí ya no estaba. Los padres de la chica me miraban fijamente. Se acercó una enfermera.

- ¡Michelle! ¡Bienvenida de vuelta! Nos diste un buen susto, pero afortunadamente lograste reponerte.

De nuevo, quise decir algo, pero no me respondía la garganta.

- No intentes hablar, el tiempo que pasaste bajo el agua irritó tus cuerdas vocales. Estarás bien en un par de semanas.

- ¿Está segura señorita? Es que ella iba a ser parte de un concurso de canto…

- Si el concurso es dentro de un mes, no creemos que tenga mayor problema siempre y cuando haga caso de no intentar hablar ahorita.

- Y las vendas…

- Justo venía retirárselas.

Con una tijera quirúrgica, empezó a cortar el vendaje. Imaginé la cara de sorpresa, dolor y decepción que pondrían sus padres al darse cuenta que no soy su hija y la de mi equipo médico al darse cuenta de que soy yo y me tenían aquí, aunque, eso es lo que menos me importa ahora. No tengo idea de que voy hacer con mi vida a partir de este punto ni cómo voy a confrontar a Abril y Mario, a explicarle a mis hijos… Cayó el último vendaje.

La madre de Michelle se llevó las manos a la cara para reprimir un grito de horror. Su papá la abrazó y empezó a llorar apretando los labios. La enfermera desvió la mirada. Debe ser nueva porque no parece reconocerme. Yo sólo esperaba los gritos y reclamos de los padres por la terrible equivocación y que empezaran a exigir saber dónde está su hija… Pero la madre se fuerza a sonreír.

- Ahí está tú bello rostro… Son unas cuantas heridas leves, pronto se curarán…

- Como dice tú madre, todo estará bien. Si es necesario buscaremos al mejor cirujano plástico para que te veas como siempre en menor tiempo…

- Justo el hijo de la CEO de la empresa a la que pertenece este hospital, es cirujano plástico y es muy talentoso. Vive en Estados Unidos, pero en estos momentos está aquí de visita. Estoy segura que, si hablan con la Lic. Luna, ella podrá ayudarlos; se va a compadecer porque tiene una hija justo de la edad de Michelle…

El dolor volvió loca a esta gente y al parecer, no todo el hospital se ha enterado de mi accidente. No puedo estar tan deformada que ellos crean que soy su hija. Hago señas para que me pasen un espejo.

- No Michelle, no es lo más conveniente, lo que necesitas es descansar, seguir recuperándote. Ya después podrás verte y, como dice la señorita, podemos hablar con el cirujano de aquí o si no de otro hospital, no importa, buscaremos al mejor. Volverás a las pasarelas y a los escenarios, tú no te preocupes…

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