Aiden
No tenía muchas ganas de levantarme, pero aun así lo hice. Tenía que hacerlo, tenía que salir de la cama y asistir al colegio. Ya me había dado el permitido de no venir el otro día por haberme tenido que ocupar de mi hermano ya que estaba enfermo. Le hubiese pedido a mamá que lo cuidara mientras yo no estaba, pero si no salía de ella misma... pedírselo hubiera sido una gran pérdida de tiempo. La conocía demasiado bien como para saber que no se iba a preocupar.
Con suerte había logrado que se sintiera mejor para la tarde, su estómago no estaba tan mal como en la mañana, así que pude irme al trabajo más relajado. Cuando llegué a casa en la noche todos estaban durmiendo, hasta incluso mi madre; había entrado a su cuarto para asegurarme de que no volvió a traer a ese tipejo del demonio con el que solía salir y me
EmmaEl día casi llegó a su fin y sentí por primera vez en mucho tiempo que me la había pasado bien en el colegio. James me había hecho reír un montón y legró que le tomara un poco de cariño; volví a notar que no era nada que ver a cómo se comportaba cuando estaba rodeado de todos esos amigos suyos, conmigo era muy amable, atento, caballeroso, pero un mal contador de chistes, todo hay que decirlo. Sin embargo, por lo malos que eran, me causaban risa.Toda la clase de filosofía me la pasé con su compañía después de que me volviera a preguntar si podíamos o no sentarnos juntos para conocernos mejor. He de admitir que el recelo aún seguía en mí, y esperaba que en el futuro, si llegábamos a convertirnos en amigos, él siguiese siendo bueno conmigo.Los vellos de mi nuca se erizaron cuando Aiden se c
AidenEl camino se acortaba y me iba poniendo más nervioso.Era la primera vez que iba a la casa de una chica, y aunque no era de esa forma, era la primera vez. Me preocupaba quedar en ridículo con ella, las matemáticas me costaban y me consideraba duro para entender ciertas cosas. Esperaba que Emma tuviera paciencia conmigo porque la iba a necesitar. Pero Emma no parecía ser de las chicas que se molestaban fácilmente por cosas simples, y su personalidad dulce me generaba confianza.Una de las razones por la cual escogí a Emma para que me ayudara era porque en una clase de mate había oído que la profesora la felicitaba por haber hecho todo bien. También porque era amable y porque si le pedía ayuda a Maddie—quien también iba bien en la materia— iba a quedar mal parado, como alguien que no sabía algo que al parecer a todos le resultaba
EmmaLas mariposas en mi panza amenazaban con explotarme. Estaba cansada de sentir tantas cosquillas, quería evitar eso que Aiden me provocaba con su simple presencia, pero por más que pusiera todo de mí para asesinar a aquellos insectos no podía hacerlo. No cuando me sonreía de esa forma.Sus sonrisas no tenían nada de otras intenciones, se notaba, pero me hacían dar unos calores en el cuerpo que él tranquilamente podía darse cuenta. Cada que me miraba cuando no entendía algo me daba una ternura bárbara, porque sus ojos detonaban esa preocupación con la que me miraba cuando me pedía ayuda para estudiar o cuando me pedía por favor que le volviera a explicar el tema con más calma.Creo que Aiden intentaba estar atento, pero que había algo que rondaba por su cabeza que no lo dejaba por completo para mí. Sus ojos estaban sobre los
EmmaLa cena no fue tan mala como esperaba, pero tampoco fue algo cómoda. Tener a Aiden en la misma mesa que mi padre era algo nuevo para mí. Como había dicho, nunca llevé a ningún muchacho a mi casa como para que se hiciera una cosa fuera de lo común. Me la pasé, literalmente, dura. En un principio, la conversación por parte de mi padre era escasa, no hacía mucha mención de nada, pero luego comenzaron a venir las preguntas hacia mi compañero y no pude evitar rodar los ojos en más de una ocasión.Miré varias veces a mi madre para que hiciera algo, pellizcarlo, quizá, pero no me hizo caso y el jefe siguió con las preguntas. Aiden estaba sentado a mi lado, parecía disfrutar de la comida y no reparar mucho en las interrogaciones. Quizá ya se esperaba algo como esto o quizá le daba igual o intentaba aparentar tranquilidad. &E
AidenHoy no había sido una de esas noches malas, una de esas noches estrelladas en la casa, sin nada interesante para hacer. Fue incómodo al principio, pero se tornó lindo cenar con la familia de Emma. Esas personas parecían ser unidas, amorosas y, a pesar de tener una enorme y hermosa casa y mucho dinero, daban la sensación de ser humildes, y era agradable estar en la misma mesa en la que una familia comía tranquilamente y no había discusiones, insultos, llantos o silencio.Nunca tuve la oportunidad de tener una familia como la de Emma, y aunque sabía que estaba mal envidiar, yo sí que la envidiaba... Su padre y su madre —mucho más el padre— parecían ser de los que preguntaban al invitado para que su hija no estuviera con mala junta, pero era más que entendible y me daba una linda sensación pensar que esa chica estaba en una familia que la quer&iacu
EmmaLa mañana siguiente me levanté pareciendo un zombi. Los mocos se me caían y parecía que mi garganta había sido rasgada con el rallador de queso. No me tomé la temperatura, pero al poner mi mano sobre mi frente supe que tenía fiebre. Mi cuerpo me dolía y no tenía ganas de levantarme de la cama, pero si no lo hacía mi vejiga iba a explotar. Me levanté a regañadientes y con mala cara y fui hasta el baño arrastrando mis pantuflas de Sullivan. Adoraba ese regalo de papá porque eran cómodas y los fines de semana, cuando me quedaba en casa todo el día, las usaba para no tener que andar con las zapatillas. Me gustaba estar suelta, relajada, pero lástima que hoy me sentía para el traste.Cuando toqué el agua me dio la sensación de que estaba helada, y eso que no hacía tanto frío. En realidad, estáb
EmmaEl lunes por la mañana me levanté apurada. Estaba mejor, lo que significaba que iría a la escuela y vería a Aiden para entregarle lo que le prometí, pero no era seguro si llegaría a la primera clase. En realidad, yo sabía que no por lo tarde que era. No faltaban más de diez de minutos para que la clase comenzara y recién estaba desayunando porque mamá se quedó dormida y yo olvidé poner la alarma.Bebí un poco de jugo y dejé el vaso en la mesa de luz. Metí en una bolsa el celular y el cargador y metí todo en mi bolso. Terminé de desayunar, me lavé los dientes y le pedí a mi padre que ya me llevara.El viaje fue silencioso, y eso que mi padre es de los que hablan mucho en este tipo de momentos, pero hoy se encontraba raro y temí que hubiera discutido con mi madre, porque ahora que lo mencionaba, mam&aacut
EmmaEra viernes. La semana se había pasado volando, pero lamentablemente aún tenía que soportar las clases de este día. Era la primera hora de la mañana y ya quería salir corriendo a mi casa para refugiarme en mi cama. Estaba cansada porque Kendall me llamó cerca de las dos de la madrugada para decirme que tuvo una discusión con Chad, y como buena prima que soy, me quedé consolándola para que su llanto no se multiplicara y sus padres no se enteraran de que se sentía triste por un chico.Chad en estos días estaba distinto, no era el mismo chico molesto de la semana pasada. Ahora estaba más calmado, más centrado en sus cosas y notoriamente triste. Se ve que el fallecimiento de su perro lo dejó bastante golpeado porque ahora su comportamiento había cambiado. Me caía mejor este Chad, para ser sincera. Pero no me agradaba su cara de ni&nti