Regreso a la sala de conferencia después de llorar un rato en el baño, me lavé la cara y me maquillé, debo verme digna, después del espectáculo bochornoso que pasé con Xander delante de ese hombre.
Las cosas con Xander serán más complicadas de lo que pensé.
Toco y abro la puerta, él alza la mirada y me escanea de arriba abajo, desvío la mirada porque me siento incómoda y avergonzada, ahora mismo quiero enterrar mi cabeza en la arena.
—Lamento lo que vio —digo.
—¿Así que él fue quien te fue infiel? ¿De él fue que hablaste aquella noche?
Suspiro y niego con un movimiento rápido de cabeza, no quiero ni recordar lo que le dije, fue una imprudencia.
—Sí, era de él que hablaba.
—Es un imbécil, no sabe valorar a una mujer, y tú no deberías aceptar esos tratos.
—Es mejor que no opine de mi vida personal, nos involucramos por error, le suplico que olvide lo que pasó entre los dos.
Sonríe con malicia, se rasca la barbilla, me mira de nuevo de arriba abajo, me examina los ojos, mis labios, se detiene en mis pechos y suspira. Su mirada me enciende el cuerpo, trago grueso para ocultar la turbación que causa en mí, ante los recuerdos de lo que hicimos. Debo recordarme quién es y anular esos pensamientos.
—No me pidas que lo olvide, no puedo, ojalá pudiera olvidar que vi lo que vi y, que sentí lo que sentí.
Alza la vista y cruzamos miradas, yo pongo los ojos en blanco.
—Tiene que olvidarlo, no pasará de nuevo, fue un error.
—Me advertiste que querías que fuera cosa de una noche.
—Exactamente —digo con un nudo en la garganta.
Se aleja, se asoma por la ventana.
—Ay, Clarissa, deberías dejar a ese imbécil que solo te manipula.
—¿Necesita algo más?
Se voltea, me mira con atención.
—Si necesitas ayuda puedes pedirla.
—Estoy bien.
—Me pareció que te amenazaba.
—Es mi novio, mi prometido, me pidió casarme con él, acepté, me ayuda con mi madre enferma y otros asuntos, es alguien en quien siempre me he podido apoyar, es la primera vez que me falla, y es algo que debo arreglar con él, solo con él.
Suspira.
—No me entrometo, solo me preocupas.
—No tiene por qué, solo soy una empleada más acá, señor.
Se muerde el labio y hace una mueca con la boca, mira de nuevo por la ventana.
—No me juzgues, lo que me contaste aquella noche, más la escena que he presenciado, me indican que no estás bien en esa relación.
—Preferiría no seguir hablando de mi vida personal con usted, por favor —digo suplicando. Asiente y chasquea la lengua como dándose por vencido.
—Ordena de forma cronológica los archivos digitales que me enviaron de presupuesto, desde el año más antiguo hasta el año pasado, solo cinco años.
—Entendido, señor, así lo haré.
Me siento frente a la portátil que me dejaron para trabajar con él, la enciendo y ubico los archivos, comienzo a ordenarlos sin levantar la vista, siento que al menos la necesidad de evadirlo me llevará a concentrarme mucho en el trabajo.
No presto atención a mi teléfono que no deja de sonar, solo lo reviso para ver si es de mi madre, como no lo es, ignoro todo lo demás.
Siento su mirada sobre mí de vez en cuando, es un hombre atractivo y mi cabeza me ha querido traicionar haciéndome recordar imágenes de nosotros esa noche, siento calor, y me abanico con una hoja de papel.
Paso saliva, recuerdo sus manos recorriendo mis pechos haciéndome retorcer de placer, sus dedos hurgando en mi intimidad con experticia como nadie nunca lo había hecho, lo cual me hizo sacudirme de placer debajo de él como una loca poseída.
Miro sus manos, sostiene un papel entre ellas, lo lee con mucha atención, sus ojos están posados allí de forma fija, trago saliva y me muerdo el labio inferior al recordar como esos dedos me hicieron temblar.
Sacudo la cabeza y me obligo a concentrarme en el trabajo, no puedo creer que esté pensando en eso, recordando nuestro encuentro cuando acabo de discutir con Xander delante de él.
Le dije la verdad a Xander, que lo oí.
Él tiene razón, no puedo dejarlo, es mi único apoyo, no solo económico, él incluso sabe detalles de los tratamientos médicos de mi madre.
Debo ocuparme por mí misma de ello.
No puedo perdonar a Xander, pero tampoco puedo dejarlo, no por ahora.
—¿Cuántos años tienes aquí trabajando?
Sacudo mi cabello, lo miro a los ojos y trato de olvidar las imágenes sensuales de él que tengo en mi cabeza.
—Cinco años, voy a cumplir cinco años.
—Vaya, es mucho tiempo, digo, para lo joven que eres.
—Supongo que sí.
—¿Desde cuándo estás con Xander?
Lo miro de reojo, hago una mueca de desagrado con la boca.
—Preferiría no hablar de nada personal.
Sonríe con malicia.
—Ya hemos hecho muchas cosas personales, Clarissa.
—¿Puede dejar de recordarlo? ¿O muere por contarle a todos de qué color son mis pezones? —pregunto mirándolo a los ojos, mis labios tiemblan de coraje.
Se pone serio, niega, desvía la mirada.
—Claro que no, soy un caballero, sería incapaz.
—Espero que lo sea y no solo que lo diga.
—Siento mucho si te incomodé, te prometo que no volveré a mencionar el asunto.
—Gracias —digo sin mirarlo.
Seguimos el resto de la mañana haciendo lo mismo, él revisando papeles, y yo ordenando su archivo.
—Es hora de comer, Clarissa, te invitaría, pero creo que tienes asuntos personales que resolver.
—Gracias por entender, vendré al terminar mi comida —digo.
Afirma, se queda mirándome de forma intensa, hace que mi sexo goteé y me avergüenzo por ello, me doy la vuelta y salgo de la oficina, no puedo encontrarlo atractivo, tengo novio, me fue infiel, sí, y técnicamente no hemos terminado, y yo también le fui infiel, pero después de saber lo que él hacía.
En ese estado de confusión llego hasta la oficina de Xander, llego sin avisar con la esperanza de encontrarlo de nuevo con las manos en la masa; Valentina me ve y amarra la cara en un gesto de desagrado que no se molesta en disimular.
—Buenos días, el señor está ocupado —dice con tono malhumorado.
—Me dijo que me iba a coger muy rico sobre su escritorio a esta hora, así que creo que eso es más importante que cualquier reunión —digo mirándola a los ojos, se pone roja, y bufa, aprieta los puños, pero no se mueve.
Paso a la oficina de Xander sin tocar, se levanta, se arregla el traje.
—¿Y?
—Iré a ese evento como tu novia, como siempre.
Sonríe, se acerca a mí, me abraza, evito su contacto, sin embargo, es más fuerte que yo y me aprieta contra él.
—Quiero todo, Clarissa, todo como antes, tu cuerpo, tu boca, tu devoción, tu trasero, tus tetas, eres mía, ¿lo entiendes?
Paso saliva, cierro los ojos, mi mandíbula está muy tensa y tengo la boca seca, aun así consigo responder.
—Sí, aunque no sé para qué, si la prefieres a ella —digo con dolor en mi voz.
—Porque puedo, porque prácticamente pago por ti, así que si quiero que seas mi puta, lo eres y ya, ¿entendiste?
Quiero llorar, evito hacerlo, por ello mis labios tiemblan.
—¿Qué si lo entendiste? —pregunta, me da con la palma abierta en la nalga con fuerza, me sobresalto.
—Sí —respondo.
Nunca me había sentido tan humillada, y nunca pensé que Xander me hiciera esto, estoy atrapada y con el corazón roto, totalmente destrozada y desesperada.
Daniel.Se abre la puerta, es ella, me dedica una tímida mirada por una milésima de segundo, baja la cabeza, tiene los ojos y la nariz roja, aunque se maquilló para disimularlo, y puedo darme cuenta.—¿Todo bien? —pregunto observándola con detenimiento.—Sí, todo bien. Continuaré con lo que hacía.La observó, se b**e el cabello y sigue en la misma posición que estaba más temprano, no aparta los ojos de la pantalla.Me relamo los labios observando su boca carnosa, paso saliva recordando mi boca sobre la suya, la lucha de nuestras lenguas, sus jadeos y gemidos debajo de mí.Me mira, desvía la mirada de nuevo.—Parece que lloraste —digo, menea la cabeza, y suspira.—No, todo está bien, señor Evans.—Mañana debo ir a la sucursal de Puerto nuevo, quiero que vengas conmigo.Me mira fijamente.—Está bien, usted manda —responde parca.—Trajeron café y galletas, ¿quieres?Cierra los ojos, suspira y me mira de nuevo, con reproche en su mirada.—Solo soy amable —le aclaro.—Lo sé, pero soy quien
Son las 5:00 a.m. y bebo una taza de café mientras espero el auto de la compañía Valverde que me llevará a Puerto nuevo junto con el señor Evans.Me pone nerviosa que estemos los dos solos por allá.Aún no puedo creer mi suerte, nunca antes me había atrevido a seducir a un hombre así, y justamente voy con él y nos acostamos, con lo feliz que estaba por la noche que pasé con él, a pesar de la resaca moral.Termino mi café y lavo la taza, la dejo en la alacena y me dirijo al cuarto de mi madre, que está vacío, ella está en esa clínica y no puedo tenerla en casa porque supondría pagar mucho más para adecuar los equipos, paso saliva y me retiro la única lágrima que me sale.Me siento inútil por no poder proveer a mi familia como debería, soy profesional y trabajo, y aun así los gastos y las circunstancias, me sobrepasan.Suena la bocina del auto de la compañía, me incorporo y tomo el bolso de la sala, abro la puerta, y salgo, compruebo que todo está oscuro aún, relamo mis labios al senti
Ignoro la situación que me tiene nerviosa o eso, intento, le pido un momento para ir al baño, me aseo y lloro un poco, nunca antes pensé en estar en una situación así, no puedo reconocer a Xander. Entra con brusquedad al baño, me sorprende llorando, ya se ha quitado la camisa y el pantalón, está en bóxer, besa mi mejilla y me abraza a él, hace que nos veamos los dos en el espejo. —¿Por qué lloras?, lo hemos hecho cientos de veces, ¿Qué es diferente? —pregunta. —Que ahora sé que te acuestas con otra —digo, aunque no es verdad, no es la verdadera razón, ya no lo deseo, ahora sé quién es, es un monstruo y lo odio. Se echa a reír. —Trámites necesarios, eres la oficial —dice, besa mi hombro, poco a poco comienza a desvestirme, dejo que lo haga, sus manos recorren mi piel con delicadeza mientras me deja desnuda, gruñe en mi cuello y lo mordisquea. —Desearía que no trabaje más contigo —digo para intentar lograr que se calme. —Quizás pueda complacerte, si tú me complaces, vas a ser mi e
Mi madre no quiere dejarme ir a la oficina hasta que no le diga quién es la mujer que salió de mi casa esa mañana, ruedo los ojos y bebo café mientras mi padre le dice que me deje en paz, que estoy ocupado y que debe dejar de meterse en mi vida.No debí venir a saludarlos esta mañana, pienso mientras intento levantarme, sin éxito, de la mesa del comedor de nuevo.Siento un enorme alivio al saber que el nombre de Clarissa no ha trascendido a la prensa, no saben que fue ella quien salió de mi casa esa mañana.Sonrío al recordar que pasamos esa noche juntos, relamo mis labios y sonrío como un bobo.—No tienes mucho tiempo en la ciudad y ya te relacionan con alguien, ¿quién es, Daniel? —pregunta mi madre sacándome de mis pensamientos.—Mamá, son chismes de la prensa, no creas en todo lo que dicen.Rueda los ojos.—Ya deberías conseguir una mujer seria con la que casarte de una vez, estás situaciones se prestan para malos entendidos, así es como la gente arruina su reputación.Mi padre se a
Repaso el vestido color verde agua sobre mi cuerpo, me ajusta bastante en las caderas, el discreto escote en el pecho me hace ver más elegante de lo que esperaba, así como la gargantilla de diamantes que Xander me ha mandado para que la use esta noche, la prestó una importante joyería, me advirtió.Me relamo los labios esperando a que pase por mí, me agito de vez en cuando pensando que quiera acostarse conmigo de nuevo, siento que no podría resistirlo más.Cierro los ojos aspirando el aire que siento que me falta, a ratos me atormenta un dolor de cabeza y una taquicardia que hace que mi cuerpo se sienta débil.Debo dinero, mi madre no se recupera, estoy sola.Tocan a la puerta, me llevo una mano al pecho, aprieto los labios en un gesto tenso mientras me acerco a abrir la puerta, al hacerlo me dedica una mirada de arriba abajo y me sonríe con picardía.—¡Qué buena que te ves!Paso saliva para deshacer la tensión de mi cuerpo.Entra y me rodea con sus manos por las caderas, me pega a él
Abro los ojos, decidida a no quebrarme, me exijo mantener la compostura y tomo un par de respiraciones para no echarme a llorar en medio de la fiesta. Me siento pequeña, con la necesidad de esconder la cabeza debajo de la tierra y no salir de allí nunca, pero debo trabajar, alzar el rostro y sonreír.Pienso que el alcohol me ayudará a soportar la noche hasta que pueda volver a mi habitación para echarme a llorar a solas de nuevo.Me atrevo a tomar un whisky más, no tan puro, no con mucha agua, lo suficientemente fuerte para desinhibirme, y sentirme poderosa, y así poder dejar de llorar cada cinco minutos cuando recuerdo la expresión de burla de mi prometido al hablar de mí y de mi madre con su asistente en su despacho.Aspiro aire y me tomo el contenido del vaso de una sola vez, arrugo el rostro al hacerlo, no disfruto del sabor de lo que bebo, pero sé que es lo que necesito para no sentir más dolor, al menos por unas horas.Evito a todos los que conozco, con ellos no podría fingir se
Es Clarissa, mi Clarissa. Su rostro no ha cambiado nada, sin embargo, es diferente, hay en su mirada la misma dulzura y candidez que siempre amé, pero ahora también hay algo de frialdad y tristeza en ellos, su forma de abrazarse, y la manera en la que sus labios tiemblan por el frío de la noche me hizo recordar las veces que la vi así y quise ser quien la abrazara para calmar el frío de su cuerpo y darle calor a su alma también, me acerco a ella de forma instintiva, quiero estar cerca de ella. No me reconoce, no quiero aclararle quién soy, se ve decida a tener su noche de pasión con un desconocido, solo que no soy un desconocido, y ella no lo sabe, o más bien no lo recuerda. La miro atento mientras camina abrazada a ella. Se ve hermosa enfundada en un vestido azul marino de mangas largas y de falda larga hasta las pantorrillas, le acentúa el trasero, calza zapatos azules de terciopelo como su vestido que le queda como un guante y abraza sus pechos llenos y su cadera pronunciada, su
Días atrás.Tomo el almuerzo con mis compañeros de departamento porque mi novio que es el director financiero de la compañía, tiene una junta de trabajo, no quería comer con ellos porque hace unos días fue mi compromiso con Xander y sabía que no dejarían de molestarme y hacerme comentarios al respecto.Miro mi anillo de compromiso y dentro de mi pecho se forma una emoción inmensa. Me voy a casar, pienso y el orgullo que siento se nubla por la tranquilidad de saber que estaré junto a un hombre que se ocupará de mí, de mi familia y que no me abandonará.Temía que me rechazara por el terrible momento personal que estoy pasando: mi madre está enferma y apenas puedo cubrir sus tratamientos médicos, y mi padre está desaparecido desde hace meses, dejó atrás una deuda que nos cobran constantemente a mi madre y a mí, es una deuda importante y no tengo de dónde sacar el dinero, no le dije toda la verdad a Xander.Permití que me ayudara solo con una parte, me daba vergüenza que pagara todo, no te