Me atrevo a tomar un whisky más, no tan puro, no con mucha agua, lo suficientemente fuerte para desinhibirme, y sentirme poderosa, así dejar de llorar cada cinco minutos cuando recuerdo la expresión de burla de Xander al hablar de mí y de mi madre con Valentina en su despacho.
Aspiro aire y me tomo el contenido del vaso de una sola vez, no disfruto del sabor de lo que bebo, pero sé que es lo que necesito para no sentir más dolor, al menos por unas horas.
Evito a todos los que conozco, con ellos no podría fingir ser alguien más, no veré luego a muchos de los que están esta noche, pienso, y busco con la mirada a algún extraño que quiera conversar, necesito sentirme diferente esta noche, necesito ser eso que él dice que no puedo ser: una mujer de verdad llena de pasión capaz de tentar a cualquier hombre, aprieto los labios y contengo el llanto al recordar sus crueles palabras.
Hago un recorrido visual por la imponente sala y quedo decepcionada de lo que veo, nadie me atrae lo suficiente, quizás no he bebido lo necesario, pienso, y me sirvo otro vaso de whisky, está vez pongo mucha menos agua y me lo bebo de una vez, sacudo ligeramente la cabeza ante el sabor fuerte de la bebida.
Miro alrededor, nadie me ve, quizás él tenga razón, quizás soy nadie, tal vez no soy tan interesante y nadie me ve.
Me sirvo un vaso más de whisky, esta vez: puro. Necesito ser atrevida y sé que lo seré si bebo más.
Me empieza un ligero dolor de cabeza, así que salgo hasta la parte externa para tomar aire, no quiero desmayarme, tampoco vomitar o hacer el ridículo, así que camino despacio y con la mirada en el suelo para que nadie me detenga, una vez afuera aspiro aire llenando mis pulmones, y lo suelto lentamente.
Hay un ligero olor a cigarro, muevo mi cabeza y miro a mi derecha: un hombre alto de traje está casi fuera de los límites del jardín fumando.
Me quedo hipnotizada, viendo como expulsa el humo mientras mira hacia arriba, y se queda con la cabeza así inclinada como contemplando el cielo, la luna o las estrellas.
Hacia donde el extraño está la poca luz no me deja ver quien es, lo miro de arriba abajo, el traje le ajusta a su cuerpo a la perfección, es de cuerpo atlético, sin embargo, no puedo ver su rostro, voltea hacia donde estoy, y desvío la mirada sintiéndome atrapada, pero es lo que quería, ¿no?, sonrío y vuelvo a ver en su dirección, obligándome a ser esa mujer que Xander dice que no puedo ser.
Me atrevo a dar unos pasos en su dirección, él se acerca también, lanza la cola de cigarro en un pote de basura y avanza hacia mí con una mano en su bolsillo, sus cabellos son oscuros y abundantes, brillan así como sus ojos grises que no se apartan de mí.
—Buenas noches, ¿pasa algo? —pregunta, paso saliva con dificultad, niego con la cabeza.
—Buenas noches —respondo, lo miro de arriba abajo, intentando hacerlo con descaro. Se acerca más y mi pulso se dispara.
El alcohol ha hecho lo suyo, me siento poderosa.
—¿Busca a alguien?
Niego con la cabeza.
—¿Está solo? —pregunto intentando sonar sexi, sacudo mis cabellos, él levanta el mentón y me dedica una mirada de extrañeza, ese no era el efecto que buscaba.
—Sí, la verdad sí, ¿desea fumar?
Hago un gesto de asco, me arrepiento enseguida, pero no puedo controlar mis expresiones, el alcohol está haciendo de las suyas en mi cuerpo y eso era lo que quería.
El extraño es guapo y mi cuerpo de virgen santurrona, como me llamó Xander cuando no sabía que le oía, está deseoso de aventuras, y más aún de demostrarle a mi prometido que otro hombre me puede desear, cómo él desea a Valentina.
Al recordarlo siento un puntazo en el corazón que no puedo ignorar, cierro los ojos y bajo la cabeza afectada por el dolor, es lo malo del alcohol, hace los sentimientos y las emociones más intensas.
—¿Le pasa algo? —pregunta el hombre acercándose a mí peligrosamente, el olor de su perfume hace que vuelva a abrir los ojos, alza la cara y nuestra mirada se cruza, me relamo los labios y vuelvo a negar.
Intento decir algo, me mareo un poco y casi caigo sobre él, me sostiene por los brazos con fuerza, siento el calor de sus manos sobre mi piel, jadeó, su mirada angustiosa baila sobre mis ojos con preocupación.
—¿Está bien?
—Llévame a algún lugar lejos de aquí, dónde estemos solos los dos —digo llenándome de valor, animada por mi estado alcoholizado, y movida por un deseo de venganza contra mi infiel y cobarde prometido.
—¿Qué? —pregunta, lo veo pasar saliva, recorre mi rostro y se queda en silencio con la mirada fija sobre mis ojos.
—Llévame lejos, ¿no me deseas o tienes a alguien en casa? —pregunto dejando claro cuáles son mis intenciones.
Se relame los labios, no deja de mirarme como si buscara en mis facciones algo familiar, o quizás algo que le deje saber que no es una broma, que de verdad una extraña se le está ofreciendo en una fiesta.
Me suelta con delicadeza, me repasa de arriba abajo, pasa saliva de nuevo y acaricia su corbata con una mano mientras fija su mirada en mis labios, para luego subir hasta mis ojos.
—¿Quieres un aventón?
Sonrío.
—Quiero una noche de desahogo, ¿no te parezco linda lo suficiente?
Sonríe de medio lado, alza una ceja.
—Eres preciosa —. Sonrío con la moral un poco subida, aunque creo que es algo que podría decirle a cualquier borracha que se le ofrece en una fiesta—, pero creo que necesitas un taxi, e irte sola a casa.
Se hace un nudo en mi garganta, mis ojos se humedecen, vuelvo a negar moviendo la cabeza.
—No me dejes sola esta noche —susurro casi en tono de súplica.
Suspira mirándome a los ojos como si quisiera aprenderse su forma de memoria.
—Vamos, iremos a mi casa.
Sonrío y afirmo, no me iré sola a casa esta noche.
Es Clarissa, mi Clarissa.Su rostro no ha cambiado nada, sin embargo, es diferente, hay en su mirada la misma dulzura y candidez que siempre amé, pero ahora también hay algo de frialdad y tristeza en ellos, su forma de abrazarse, y la manera en la que sus labios tiemblan por el frío de la noche me hizo recordar las veces que la vi así y quise ser quien la abrazara para calmar el frío de su cuerpo y darle calor a su alma también.No me reconoce, no quiero aclararle quién soy, se ve decida a tener su noche de pasión con un desconocido, solo que no lo soy, y ella no lo sabe, o más bien no lo recuerda. La miro atento mientras camina abrazada a ella, está unos pocos pasos alejados de mí.Se ve hermosa enfundada en un vestido azul marino de mangas largas y de falda larga hasta las pantorrillas, le acentúa el trasero, calza zapatos azules de terciopelo como su vestido que le queda como un guante y abraza sus pechos llenos y su cadera pronunciada, su rostro angelical es adornado con labios ca
Días atrás.Tomo el almuerzo con mis compañeros de departamento porque mi novio que es el director financiero de la compañía, tiene una junta de trabajo, no quería comer con ellos porque hace unos días fue mi compromiso con Xander y sabía que no dejarían de molestarme y hacerme comentarios al respecto.Miro mi anillo de compromiso y dentro de mi pecho se forma una emoción inmensa. Me voy a casar, pienso y el orgullo que siento se nubla por la tranquilidad de saber que estaré junto a un hombre que se ocupará de mí, de mi familia y que no me abandonará.Temía que me rechazara por el terrible momento personal que estoy pasando: mi madre está enferma y apenas puedo cubrir sus tratamientos médicos, y mi padre está desaparecido desde hace meses, dejó atrás una deuda que nos cobran constantemente a mi madre y a mí, es una deuda importante y no tengo de dónde sacar el dinero, no le dije toda la verdad a Xander.Permití que me ayudara solo con una parte, me daba vergüenza que pagara todo, no t
Tiempo actual.Mientras me baño recuerdo la noche que pasé con ese extraño, fue una buena noche, probé que Xander se equivocaba conmigo, sin embargo, no me siento bien recordando la situación, yo no soy así, solo necesitaba vengarme, y sentirme viva, vaya que me hizo sentir viva.Me demostré a mí misma que puedo seducir a un hombre atractivo, e incluso poderoso, porque ese hombre lo era, al menos puedo deducir que es un millonario.Me digo que dejaré esos pensamientos atrás, no volveré a ver a ese hombre, era solo un invitado más a la fiesta de mercadeo de un pequeño proveedor, quizás era el dueño o un banquero.Tuve que asistir a esa fiesta con el corazón destrozado porque mi jefa no podía ir y no podía faltar también, aunque no estuviera de ánimos.Nadie podía sospechar que algo pasaba entre Xander y yo, ni él mismo, tenía que pensar bien como abordar mi relación con él, mi economía no era la mejor, estaba pasando por demasiadas cosas.Lo descubrí un viernes, y pasé todo el fin de s
Mis manos tiemblan, sus ojos se posan en los míos, se levanta y tiende su mano en mi dirección.—Encantado, Clarissa, mi nombre es Daniel. Ya sabemos nuestros nombres —dice con picardía mostrándome una sonrisa encantadora, asiento con la cabeza, con los ojos muy abiertos.—Un placer —digo con timidez.Puedo sentir la tensión.Siento que el corazón se me va a salir por la boca, miro a Ileana quien sonríe tensa.—Daniel, siéntete en libertad de pedir lo que necesites, Clarissa es nueva en nuestro departamento, pero ya tiene muchos años en la compañía y está familiarizada con todo, en un momento debe subir Benjamín.—Gracias, Ileana, me parece bien que me faciliten este recurso —dice señalándome —, si conoce la compañía, me será muy útil su presencia, además de agradable.Ileana alza una ceja y sonríe.—Para empezar te hará entrar en la red interna —dice, me hace señas, camino con pasos temblorosos hasta él, quien se sienta y me mira con la barbilla alzada.Coloco los datos en la computa
DanielMi cuerpo está alterado por la presencia de Clarissa, deseo besarla y abrazarla, debo controlar mis impulsos, pero, además, veo a este imbécil de Valverde irrumpir en la sala como si fuera el dueño de todo, lo reto con la mirada.—Buenos días, puedes pasar —digo con ironía.Alza la cara, hace un gesto de desagrado con la nariz.—Evans, vine a ver a mi novia, no a hablar contigo, no te lameré los huevos como hacen los demás, para mí no eres más que un bravucón —dice, y yo alzo las cejas ante la noticia de que es el novio de Clarissa, la volteo a ver, parece asustada, baja la cabeza, no me vuelve a mirar.—Está trabajando conmigo, por si no te diste cuenta —respondo molesto.Bufa y sacude la cabeza, siempre fue un malcriado, bueno para nada.—Clarissa, necesitamos hablar, pasa algo, lo sé, no me has respondido los mensajes ni las llamadas, sé que estás molesta por algo.Volteo a ver a Clarissa, ya que el imbécil de Valverde no me hará caso por su prepotencia suicida.—¿Primer día
Regreso a la sala de conferencia después de llorar un rato en el baño, me lavé la cara y me maquillé, debo verme digna, después del espectáculo bochornoso que pasé con Xander delante de ese hombre.Toco y abro la puerta, él alza la mirada y me escanea de arriba abajo, desvío la mirada porque me siento incómoda.—Lamento lo que vio —digo.—¿Así que él fue quien te fue infiel? ¿De él fue que hablaste aquella noche?Suspiro y niego con un movimiento rápido de cabeza, no quiero ni recordar lo que le dije, fue una imprudencia.—Sí, era de él que hablaba.—Es un imbécil, no sabe valorar a una mujer, y tú no deberías aceptar esos tratos.—Es mejor que no opine de mi vida personal, nos involucramos por error, le suplico que olvide lo que pasó entre los dos.Sonríe con malicia, se rasca la barbilla, me mira de nuevo de arriba abajo, examina mis, ojos, mis labios, se detiene en mis pechos y suspira.—No me pidas que lo olvide, no puedo, ojalá pudiera olvidar que vi lo que vi y, que sentí lo que